Capítulo 12.3. Analgesia Epidural 
 
 
14. ANALGESIA INTRARAQUIDEA: 

La analgesia intraraquídea o intradural consiste en la inyección de un agente con acción analgésica en el espacio intradural. Se trata de una técnica de analgesia regional muy utilizada en actos quirúrgicos, pero que rara vez deberá emplearse en el ámbito de una Unidad de Medicina Intensiva y probablemente tampoco en las Unidades de Urgencias. Por ello daremos aquí solo unas breves referencias, ya que una información más amplia aparece en el capítulo de Sedación y Analgesia en M. Intensiva. 

La técnica de punción es similar a la de una punción lumbar, y como en esta, los espacios elegidos son en general entre L2-L3 y entre L3-L4. Ya que el propósito es diferente, la aguja elegida será mucho más fina, de un 25-26G, en lugar de la 20G utilizada habitualmente en la punción lumbar con propósitos diagnósticos. De esta forma se minimiza la aparición de cefaleas, cuya incidencia es proporcional al grosor de la aguja empleada. 

La punción no permite habitualmente sino la inyección de analgésico como acto único, aunque se están empleando recientemente técnicas con un fino catéter por el cual puede inyectarse el analgésico de forma continua. Esta limitación resta una gran parte del interés de esta técnica en las áreas de Cuidados Críticos. 

El hecho de que la punción deba efectuarse a nivel lumbar, limita también la extensión de la zona a analgesiar a abdomen bajo y extremidades inferiores. 

Los fármacos utilizables son los mismos que para la analgesia epidural, aunque lo más frecuente es emplear anestésicos locales o mórficos. 

La cantidad, sin embargo, debe ser muy inferior. En general 3 mL de bupivacaína 0.5% o 3-7 mcg/ Kg. de morfina proporcionan una analgesia adecuada durante dos o tres horas. 

Las principales complicaciones provienen de la extensión cefálica del analgésico, que puede llegar a bloquear el simpático torácico, con aparición de hipotensión intensa que precisará de infusión de líquidos y/o fármacos vasoactivos como la efedrina.