FACTORES DE RIESGO PARA LA MORTALIDAD DE LOS PACIENTES QUIRURGICOS GRAVES
(Este trabajo ha sido publicado en la sección originales de la Revista
Española de Anestesiologia y Reanimación 2000;47(7):281-286)
SERAFIN C. LOPEZ AGUILA1, MARCOS DIOSDADO IRAOLA FERRER2,
FRANK CARLOS ALVAREZ LI2, EVANGELINA DAVILA CABO DE VILLA3,
MAGALYS DE LA CARIDAD
ALVAREZ BARZAGA4
HOSPITAL
UNIVERSITARIO “DR. GUSTAVO ALDEREGUIA LIMA”. CIENFUEGOS. CUBA
DIRECCION PARA LA CORRESPONDENCIA:
DR. MARCOS DIOSDADO IRAOLA FERRER.
Avenida 52 No. 6501 B.
Entre 65 y 67.
Cienfuegos 2. CUBA.
E-mail: iraola.marcos@asmn.re.it
Fax: 053-432-7387.
Teléfono:
053-432-9202
Objetivo: Se realizó un estudio de corte transversal, ambispectivo para
determinar los factores de riesgo para la mortalidad de los pacientes
quirúrgicos graves.
Material y
Métodos: Se incluyeron
los 211 pacientes operados, que
ingresaron durante el período de tiempo de un año en la UCI. Se
analizaron variables correspondientes a las etapas pre, intra y postoperatoria
por las que atravesaron los pacientes quirúrgicos. Se realizó un análisis
univariado y multivariado calculándose el odds ratio ajustado. El punto final de la medición fue la
mortalidad en la UCI.
Resultados: Las variables que constituyeron factores de riesgo independientes
fueron: edad igual o mayor de 60 años, estado físico 5, cirugía intracraneal
para tratamiento del trauma craneoencefálico grave, shock hemorrágico y
hipotensión arterial intraoperatoria, índice APACHE III en el momento del
ingreso en UCI, síndrome de disfunción orgánica múltiple, y paro
cardiorrespiratorio en la UCI.
Conclusiones: Las variables consideradas en el estudio fueron
suficientes para explicar el descenlace final de los pacientes, por lo que se
pudo determinar los factores de riesgo para la mortalidad de los pacientes
quirúrgicos admitidos en la UCI
Palabras claves: Unidad de Cuidados Intensivos, Morbilidad,
Mortalidad, Pacientes quirúrgicos graves, Factores de riesgo.
ABSTRACT
Objetive: To determine mortality risk factors for critically
ill postoperative patients.
Patients: Two hundred eleven patients undergoing any type of
surgery admitted to the intensive care unit (ICU) over a period of one year
were enrolled.
Method: We performed a cross-sectional study that was
retorspective for pre and intraoperative obeservations and prospective for ICU
observations. A univariate analysis was performed and relative risk (95% CI).
The end point of measurement was death in the ICU.
Results: The independent risk factors for mortality were age
60 years, physical status ASA V, intracraneal surgery, APACHE III score upon
admission to the ICU, multiple organ dysfunction syndrome, and cardiopulmonary
arrest in the ICU. The APACHE III score demostrated high sensitivity and
positive predictive value.
Conclusions: Surgical patients in critical condition
continue to account for a large number of admissions to and death in the ICU.
The variables analyzed were sufficient to explain patient outcome, such that
risk factors for mortality in surgical patients admitted to the ICU could be
determined.
Key words: Intensive care unit. Morbidity. Mortality. Critical
surgical patients. Risk factors.
INTRODUCCION
La supervivencia o la muerte de los pacientes en una Unidad de Cuidados
Intensivos (UCI) depende del equilibrio dinámico entre la magnitud de la enfermedad
y la suficiencia de las respuestas fisiológicas protectoras esenciales para
conservar el aporte de sustratos y el medio interno, necesarios para el
metabolismo y la función celular de todo el cuerpo.1
Los criterios clínicos de admisión en las UCI han variado a la par del
desarrollo alcanzado en las mismas, resultado del progreso en el conocimiento
fisiopatológico y terapéutico del enfermo crítico.2 Sin embargo, los
pacientes operados graves han sido motivo indiscutible para recibir asistencia
intensiva, pues ellos constituyen un sistema complejo que puede ser evaluado
por un determinado número de variables fisiológicas en una UCI.3 En
la última década se reporta un aumento creciente de las cifras de pacientes
operados que requieren ingreso en una UCI, a la vez que éstos influyen
notablemente en los patrones de mortalidad de los enfermos en estado crítico.4
Así, por ejemplo, en 1995, en un estudio realizado por Barie se encontró que
los pacientes operados ocupaban la tercera causa de ingreso en la UCI, con una
mortalidad de un 19.0%.5 En nuestro hospital en 1991 los operados
representaron el 16,4% del total de pacientes ingresados en la UCI, con una
mortalidad de un 18,7%, mientras que en 1995 fueron el 21,4%, con una
mortalidad de un 16,9%.
La evolución postoperatoria de los pacientes operados graves, aunque
estrechamente relacionada con el grado de deterioro de sus funciones vitales y
la prontitud del restablecimiento del equilibrio de las mismas, está
fuertemente influenciada por las características del proceder anestésico al que
son sometidos.5 En la actualidad, a pesar del notable desarrollo
alcanzado por la Anestesiología en cuanto a novedosos procederes y agentes
anestésicos, así como técnicas de reanimación, la anestesia continúa siendo un
elemento decisivo en la evolución de los pacientes intervenidos
quirúrgicamente.6
Valorar el riesgo en anestesia supone más que simplemente evaluar un
paciente previamente a la cirugía y definir un plan anestésico, que se presume,
disminuirá la morbilidad y la mortalidad relacionadas con el proceder
anestésico.7 El papel del anestesiólogo se extiende a todo el
perioperatorio y la disminución del riesgo depende de sus acciones durante este
período y de la interrelación que se tenga con los demás componentes del universo
operatorio.
Por todas las razones antes expuestas hemos decidido realizar este
estudio con el objetivo de determinar los factores de riesgo para la mortalidad
de los pacientes quirúrgicos graves admitidos en la UCI
MATERIAL Y METODOS
Se incluyeron en el estudio los 211 pacientes de 15 años ó más de edad
operados, independientemente del tipo de intervención quirúrgica practicada,
procedentes de la unidad quirúrgica que ingresaron en la UCI entre septiembre
de 1996 y agosto de 1997.
Se realizó un estudio de corte transversal, ambispectivo (retrospectivo
en cuanto a las observaciones pre e intraoperatorias y, prospectivo en cuanto a
las observaciones en la UCI).
Se incluyeron diferentes variables clínicas y anestésicas que fueron
agrupadas teniendo en cuenta las tres etapas -pre, intra y postoperatoria- por
las que transcurre el manejo de estos pacientes.
Etapa preoperatoria: Esta
etapa comprendió la evaluación que se le realizó a los pacientes en la consulta
preanestésica para la cirugía electiva. En los pacientes operados de urgencia
se tuvo en cuenta la evaluación realizada por el anestesiólogo en el quirófano,
momentos antes de la intervención quirúrgica. Entre las variables seleccionadas
estuvieron: edad, sexo, estado físico (según la clasificación de la American
Society of Anestesiologist (A.S.A)8 y tipo de cirugía (electiva o de
urgencia).
Etapa intraoperatoria: Comprendió
desde el comienzo del acto anestésico hasta el traslado a la UCI. Las
variables analizadas fueron las siguientes: localización anatómica de la
cirugía, método anestésico empleado (anestesia general, anestesia regional, o
anestesia combinada -anestesia general endotraqueal más anestesia peridural
continua-), tiempo quirúrgico, complicaciones (aquellas que tuvieron lugar durante la permanencia del paciente en
el quirófano y que fueron diagnosticadas por el anestesiólogo), transfusión de
hemoderivados (se refiere al uso de concentrado de glóbulos rojos y/o plasma).
Etapa postoperatoria: Comprendió
desde que el paciente fue ingresado en la UCI hasta el momento del alta
de la misma. Se consideraron las siguientes variables: índice APACHE III (se
aplicó para evaluar objetivamente la gravedad de los enfermos en el momento del
ingreso, complicaciones, estadía, alta (vivo o fallecido). Específicamente para
la definición de la presencia o ausencia de las complicaciones se tuvieron en
cuenta los criterios diagnósticos del colectivo médico de la UCI que fueron
recogidos en el expediente clínico de cada enfermo. Los criterios diagnósticos
de sepsis y síndrome de disfunción orgánica múltiple (SDOM) utilizados fueron
los propuestos y publicados por Bone y Knaus, et al., respectivamente.9,10
Se consideró como punto final de la medición la mortalidad en la UCI.
Los datos referentes a las etapas pre e intraoperatoria se obtuvieron
de forma retrospectiva a través del protocolo de anestesia. La información de
la etapa postoperatoria se obtuvo de forma prospectiva en la UCI, utilizando el
expediente clínico y según la evolución de los enfermos.
Los datos fueron tratados estadísticamente mediante el software Epi
Info 6.0. Los resultados de la mortalidad fueron expresados en números
absolutos y porcentajes, también en medias y desviación estándar cuando fue
posible.
Para medir el grado de asociación entre las variables escogidas con el
punto final de la medición (la muerte) se realizó un análisis univariado de
cada una de ellas, determinando el riesgo relativo (RR), con un intervalo de
confianza del 95% (IC 95%). Este análisis abarcó la selección de una categoría
referencial para cada variable, que reflejara la mejor situación clínica, de
modo que el factor menos invasivo o el de menor mortalidad tuviera RR=1. En el
caso de las enfermedades asociadas, la localización de la cirugía, y las
complicaciones intra y postoperatorias, para calcular el RR se consideró como
categoría referencial la no presencia de enfermedades asociadas, la
localización de la cirugía diferente a la analizada, y la no presencia de las
complicaciones, respectivamente.
En relación con el Indice APACHE III, se calculó el valor del índice y
se determinó la sensibilidad, especificidad, valor predictivo positivo (VPP) y
valor predictivo negativo (VPN), para lo que se tomó como punto de corte, por
convención de los autores, los 50 puntos, a partir del conocimiento previo de
que la media del índice en nuestra serie fue de 47,31 puntos.
Para determinar los factores de riesgo independientes, se realizó,
además, un análisis multivariado en el programa estadístico SPSS (Statistical
Package for Social Sciences) versión 6.01, a través de un modelo de regresión
logística múltiple y se calculó el odds ratio (OR) ajustado, así como los
intervalos de confianza del 95%. Tanto en el análisis univariado como en el multivariado,
el resultado fue considerado significativo cuando el valor de p fue menor de
0,05 y muy significativo cuando fue menor de 0,01.
RESULTADOS
En el período de tiempo que comprendió el estudio ingresaron en la UCI
639 enfermos, de los que el 33,0% (211 pacientes) fueron pacientes operados,
procedentes de la unidad quirúrgica. La mortalidad de la serie fue de un 14,7%
(31 pacientes) y la media de la edad fue de 38,4±16,9 años en los fallecidos y de 37,7±13,6 en los vivos sin encontrarse diferencias
estadísticamente significativas entre ambos valores.
ANALISIS UNIVARIADO
(Tabla 1)
Tabla 1
Factores de riesgo para la mortalidad de los pacientes
quirúrgicos en la Unidad de Cuidados Intensivos. Análisis univariado.
Factores de riesgo |
n |
Fallecidos (%) |
RR |
IC 95% |
Valor de p |
ETAPA PREOPERATORIA |
|||||
Edad ³ 60 años |
63 |
12 (19) |
2.92 |
1.41-6.07 |
0.03 |
Estado Físico ASA 5 |
10 |
7 (70) |
8.63 |
2.71-27.49 |
0.00 |
ETAPA TRANSOPERATORIA |
|||||
Cirugía intracraneal* |
14 |
8 (57.1) |
4.89 |
2.70-8.87 |
0.00 |
Tiempo quirúrgico > 4 horas |
46 |
15 (32.6) |
3.36 |
1.80-6.28 |
0.00 |
Presencia de complicaciones |
140 |
27 (19.3) |
3.42 |
1.25-9.40 |
0.00 |
Shock Hemorrágico |
24 |
15 (62.5) |
7.30 |
4.16-12.81 |
0.00 |
Hipotensión Arterial |
26 |
8 (30.8) |
2.47 |
1.23-4.94 |
0.01 |
Transfusión de Hemoderivados |
115 |
24 (20.9) |
2.86 |
1.29-6.35 |
0.00 |
ETAPA POSTOPERATORIA |
|||||
Indice APACHE III ³ 50 puntos |
85 |
27 (31.8) |
10.01 |
3.63-27.57 |
0.00 |
Presencia de complicaciones |
76 |
31 (40.8) |
8.06 |
4.09-15.88 |
0.00 |
SDOM** |
11 |
11 (100) |
10.00 |
6.60-15.16 |
0.00 |
PCR*** |
11 |
10 (90.9) |
8.66 |
5.54-13.52 |
0.00 |
Sepsis |
41 |
17 (41.5) |
5.03 |
2.71-9.36 |
0.00 |
Shock Séptico |
5 |
3 (60) |
4.41 |
1.99-9.77 |
0.00 |
Coma |
5 |
3 (60) |
4.41 |
1.99-9.77 |
0.00 |
Reintervención Quirúrgica |
28 |
10 (37.5) |
3.11 |
1.64-5.90 |
0.00 |
Insuficiencia Renal Aguda |
10 |
4 (40) |
2.98 |
1.29-6.87 |
0.02 |
Insuficiencia Respiratoria Aguda |
11 |
4 (36.4) |
2.69 |
1.14-6.35 |
0.03 |
Shock Hipovolémico |
53 |
13 (24.5) |
2.15 |
1.13-4.09 |
0.01 |
Nota:
El resto de las variables seleccionadas alcanzaron valores de RR
estadísticamente no significativos
* Cirugía intracraneal para tratameinto del trauma craneoencefálico
grave.
** SDOM: Síndrome de disfunción orgánica múltiple.
*** PCR: Paro cardiorrespiratorio.
Cada una de las variables, pre, intra y postoperatorias escogidas en
nuestro estudio, fue correlacionada individualmente con el estado de los
pacientes al egreso de la UCI (vivo o fallecido). En la tabla 1 sólo se
presentan aquellas variables que resultaron significativas desde el punto de
vista estadístico.
Variables
preoperatorias:
La mortalidad fue mayor en los pacientes de 60 años ó más de edad
(RR=2,92). De los pacientes fallecidos hubo un 16,8% de mortalidad en el sexo
masculino, y un 12% en el sexo femenino, diferencia que no fue estadísticamente
significativa. Predominaron los pacientes operados de urgencia (57,8%) con
relación a los operados en cirugía electiva. La mortalidad también fue mayor en
este grupo de enfermos (18%), pero no hubo diferencias estadísticamente
siginificativas (p=0,10). Hubo predominio de los pacientes con estado físico
ASA 1, 2, 3, pero la mortalidad fue francamente mayor en los pacientes con
estado físico ASA 5 (70%), los que tuvieron un RR de muerte mayor que el resto
de los enfermos, resultado que fue muy significativo desde el punto de vista
estadístico (RR= 8,63).
Variables intraoperatorias:
El mayor número de procederes quirúrgicos tuvo localización abdominal, pero la mortalidad
fue mayor en los pacientes sometidos a intervenciones intracraneales para
tratamiento de traumatismos craneoencefálicos graves (57,1%), constituyendo un
factor de riesgo individual muy significativo para la mortalidad (RR=4,89). El método anestésico más empleado en
nuestros pacientes fue la anestesia general aplicada a 187 pacientes, seguido
en orden de frecuencia por los métodos anestésicos regional y combinado. La
mayor mortalidad se observó cuando las operaciones se prolongaron más de 4
horas (32,6%), resultado que supuso que esta situación constituyera un factor
de riesgo individual muy significativo para la muerte de los enfermos (RR=3,36). La aparición de complicaciones durante
el período intraoperatorio se asoció a una mayor mortalidad (19,3%), con un RR
elevado (RR=3,42). Dentro de estas complicaciones, la mayor mortalidad se
presentó en los pacientes que desarrollaron shock hemorrágico (62,5%). También
la hipotensión arterial constituyó un factor de riesgo individual significativo
para la mortalidad postoperatoria de nuestros pacientes (RR=2,47). Las restantes complicaciones que se
presentaron en nuestros enfermos (hipertensión arterial, desequilibrio acido
básico, arritmias cardíacas y broncoespasmo) no se asociaron de forma
estadística con una mayor mortalidad. La transfusión de hemoderivados en el
período intraoperatorio también se asoció con una mayor mortalidad (20,9%) y se
correlacionó de forma muy significativa con la muerte de los pacientes
estudiados (RR=2,86).
Variables
postoperatorias:
Los fallecidos presentaban, en el momento del ingreso en la sala, un
índice APACHE III muy significativamente mayor que el que presentaban los
pacientes que egresaron vivos (71,67±21,66 puntos en fallecidos frente a 43,11±16,02 puntos en vivos). Los pacientes que al
ingresar en la UCI tenían un índice APACHE III ³50 puntos, tuvieron una mortalidad mucho mayor
(31,8%) y, un RR de muerte más elevado, situación que fue estadísticamente muy
significativa (RR=10,01). Además, es de destacar que al punto de corte escogido
(50 puntos) el índice mostró una elevada sensibilidad y VPN (87% y 96%,
respectivamente), mientras que la especificidad y el VPP fueron de 76% y 31%.
Los pacientes que desarrollaron complicaciones durante su estancia en
la UCI presentaron una mortalidad de un 40,8%, siendo muy importante destacar
que todos los fallecidos pertenecían al grupo de los pacientes complicados en
esta unidad, por lo que la presencia de complicaciones constituyó un factor de
riesgo individual muy significativo para la muerte de estos enfermos (RR=8,06). Dentro de éstas la más frecuente fue el
shock hipovolémico (25,1%), seguida en orden de frecuencia por la sepsis y la
reintervención quirúrgica. Sin embargo, la mayor mortalidad se produjo en los
pacientes que desarrollaron SDOM y paro cardiorrespiratorio (PCR) (100% y 90,9%
de mortalidad, respectivamente), complicaciones que además comportaron los
mayores RR de muerte en la UCI. Es importante destacar que todas las
complicaciones desarrolladas por los pacientes en la UCI constituyeron factores
de riesgo individuales significativos para la muerte de los mismos.
La estadía de los pacientes en la UCI fue prácticamente similar, tanto
para los fallecidos, como para los vivos.
ANALISIS MULTIVARIADO
DISCRIMINANTE (Tabla 2)
Tabla 2
Factores de riesgo para la mortalidad de los pacientes
quirúrgicos en la Unidad de Cuidados Intensivos. Análisis multivariado.
Factores de riesgo |
n |
Fallecidos (%) |
RR (OR ajustado) |
IC 95% |
Valor de p |
Edad |
211 |
31 (14.7) |
2.8* |
1.36-5.09 |
0.00 |
Estado físico ASA 5 |
10 |
7 (70) |
9.66 |
5.62-14.31 |
0.00 |
Cirugía
intracraneal† |
14 |
8 (57.1) |
5.33 |
3.08-9.47 |
0.02 |
Shock hemorrágico
transoperatorio |
24 |
15 (62.5) |
5.20 |
4.16-8.29 |
0.02 |
Hipotensión
arterial transoperatoria |
26 |
8 (30.8) |
4.0 |
2.78-11.65 |
0.04 |
Indice APACHE III |
85 |
27 (31.8) |
9.29** |
3.62-21.38 |
0.00 |
SDOM ††
en la UCI |
11 |
11 (100) |
7.96 |
3.73-13.92 |
0.00 |
PCR †††
en la UCI |
11 |
10 (90.9) |
5.85 |
2.21-10.43 |
0.01 |
* OR por año **
OR por cada 10 puntos
Nota:
El resto de las variables seleccionadas alcanzaron valores de RR
estadísticamente no significativos
†
Cirugía intracraneal para tratameinto del trauma craneoencefálico grave.
††
SDOM: Síndrome de disfunción orgánica múltiple.
†††
PCR: Paro cardiorrespiratorio.
En la Tabla 2 aparecen las variables que constituyeron factores de
riesgo independientes para la mortalidad quirúrgica en la UCI. En la etapa
preoperatoria, resultaron significativos la edad, que por cada año más se
asoció a un RR de 2,8, y el estado físico ASA 5 que presentó un RR de 9,66.
En la etapa intraoperatoria las variables asociadas significativamente
con un mayor riesgo de mortalidad en la UCI fueron: la cirugía intracraneal para
tratamiento del trauma craneoencefálico grave que comportó un RR de 5,33, la
ocurrencia de shock hemorrágico con un RR de 5,20 y la hipotensión arterial con
RR de 4.
Durante la etapa postoperatoria en la UCI las variables que
constituyeron factores de riesgo independientes fueron: el índice APACHE III,
que por cada 10 puntos más el riesgo se incrementaba 9,29 veces, el desarrollo de SDOM con un RR de 7,96, y el PCR que
supuso un RR de 5,85.
El resto de las variables no se asociaron significativamente con la
mortalidad al realizarse este tipo de análisis estadístico.
DISCUSION
Los pacientes operados graves continúan siendo motivo indiscutible de
ingreso en las UCI, para recibir tanto vigilancia como tratamiento intensivo.
Los resultados de nuestro estudio corroboran la situación antes mencionada y
coinciden con los resultados informados en otros estudios. Así por ejemplo, un
estudio multicéntrico realizado en 15 UCI de la región norte del Reino Unido,
que comprendió 12 760 pacientes quirúrgicos, mostró una mortalidad del 32,5%.11
En cuanto a las variables preoperatorias, la cirugía de urgencia (que
en nuestro estudio no se asoció de forma estadísticamente significativa con la
mortalidad) supone un mayor riesgo de muerte perioperatoria que la cirugía electiva.
La hipovolemia, el estómago lleno, los trastornos hidroelectrolíticos y del
equilibrio ácido básico, los traumatismos de áreas vitales, entre otros
factores, determinan su mayor riesgo perioperatorio.12
Varios estudios sobre pacientes quirúrgicos han reportado un aumento de
la mortalidad en función de la clasificación ASA, siendo considerada por
algunos autores como un factor de riesgo independiente en la predicción de la
muerte, variando la mortalidad de una clase a otra de la siguiente forma: 17,1%
en la clase 1; 17,6% en la clase 2; 21,1% en la clase 3; 34,6% en la clase 4, y
100% en la clase 5.13
En relación a las variables intraoperatorias, encontramos que la
localización intracraneal de la cirugía, absolutamente relacionada en nuestro
estudio con trauma craneoencefálico (TCE), se asoció individualmente de manera
significativa con la mortalidad de los pacientes. Otros autores plantean que es
probable que en cerca de la mitad de los fallecidos por traumatismos en
general, la causa de muerte sea un TCE. grave.14
El tiempo quirúrgico mayor de 4 horas comportó también una mayor
mortalidad y existe prácticamente consenso universal en que al prolongarse el
tiempo operatorio se hace más favorable la aparición de complicaciones
intraoperatorias que dificultan el manejo y que ensombrecen la evolución y el
pronóstico de estos pacientes, sobre todo en el período postoperatorio. Por
otra parte, una intervención quirúrgica prolongada supone la realización de una
cirugía de gran envergadura o la complicación de una intervención inicialmente
sencilla, lo cual también aumenta el riesgo operatorio.
La hemorragia durante el período intraoperatorio ha sido identificada,
por varios autores, como un factor de riesgo independiente para la mortalidad
intra y postoperatoria. La mayoría de los investigadores afirman que la
hemorragia aguda intraoperatoria, que muchas veces ha comenzado antes del
inicio de la intervención quirúrgica, conlleva a un estado de hipoperfusión tisular e inadecuada oxigenación de los tejidos, que
empeora el pronóstico de estos enfermos y se relaciona con una mayor
mortalidad. Esta situación de hipoperfusión hística, junto con la sepsis,
constituye, además, uno de los principales factores predisponentes para el
fracaso multiorgánico en el paciente quirúrgico. El shock hemorrágico supone,
en la mayoría de los casos, el uso de transfusiones sanguíneas masivas que
predisponen a la sepsis y al SDOM.15
Estudios recientes han encontrado que las transfusiones de
hemoderivados perioperatorias, constituyen un factor de riesgo independiente
tanto de las complicaciones postoperatorias como del fracaso multiorgánico, ya
que parecen tener inequívocamente un efecto inmunosupresor prolongado. Argawal
et al. analizaron 5366 pacientes ingresados, en 8 hospitales de Nueva York, por
heridas penetrantes, traumas cerrados y caídas, y encontraron que la tasa de
infecciones aumentaba con el número de unidades transfundidas, a la vez que
concluyeron que el incremento del riesgo de complicaciones infecciosas viene
determinado por la cantidad de sangre transfundida y no por factores como la
edad, el sexo, y el mecanismo o gravedad del trauma.16
El índice pronóstico APACHE III ha sido ampliamente utilizado para
evaluar el pronóstico de pacientes críticamente enfermos. Nuestros resultados
coinciden con los encontrados por otros autores que lo han señalado como un
índice que, con una elevada sensibilidad y especificidad, puede predecir el
pronóstico y el riesgo de muerte en pacientes críticamente enfermos, tanto
clínicos como quirúrgicos.5 La elevada sensibilidad encontrada en
nuestro estudio al punto de corte escogido, confirma su capacidad para predecir
correctamente los pacientes que van a fallecer, mientras que su elevado VPN nos
habla a favor de su poder para identificar los pacientes que no deben morir,
siendo este el verdadero resultado final, todo lo cual resulta verdaderamente
importante desde el punto de vista clínico sobre todo en lo referente al
pronóstico.
El hecho de presentar complicaciones durante la estancia en la UCI se
asoció de forma significativa con la mortalidad en dicha unidad. El SDOM es muy
común en los pacientes admitidos en estas unidades y con mucha frecuencia
acompaña la muerte. Los estimados de prevalencia varían dependiendo de la
población estudiada y de los criterios usados para definir el síndrome. En los
Estados Unidos, el SDOM se desarrolla en el 15% de todas las admisiones, es el responsable del 80% de todas las
muertes en las UCI, y resulta en términos de costos en más de 100 000 dólares
por paciente o 500 000 por sobreviviente.17
En el estudio realizado por Pittet et al. en una UCI quirúrgica, se
identificaron 173 pacientes que desarrollaron SDOM, entre 5457 ingresos; en el
análisis univariado la disfunción orgánica al inicio (uno o más órganos)
representó un RR de 3,7 veces más de fallecer en relación con los que no
desarrollaron disfunción, mientras que en el análisis multivariado esta
variable no tuvo significación independiente en la predicción de la muerte.18
El PCR continúa siendo una emergencia médica relacionada con altas
tasas de mortalidad a pesar de los numerosos avances conseguidos en el campo de
la reanimación cardiopulmonar y cerebral. Los estudios actuales continúan
reportando cifras de supervivencia muy bajas (alrededor del 3%). Situaciones
como la hipovolemia, las arritmias cardíacas graves, los trastornos del
equilibrio ácido-base y la sepsis, constituyen situaciones que frecuentemente
conllevan al PCR en el paciente quirúrgico grave.19
En nuestro estudio la sepsis, como complicación en la UCI, estuvo
asociada muy significativamente con la mortalidad, situación de la cual existen
múltiples evidencias en la literatura. Varios autores plantean que la sepsis en
la UCI tiene una elevada mortalidad y
aumenta la morbilidad de los pacientes ingresados en estas unidades por
procesos infecciosos, con el consiguiente incremento en la estancia, consumo de
recursos y costos sanitarios.20
El Shock Séptico también estuvo significativamente asociado con la
muerte de nuestros pacientes, aunque no constituyó un factor de riesgo
independiente para la mortalidad. Esta complicación es una causa de muerte muy
común en la mayoría de las UCI. Desde la descripción hecha por Waisbren, en 1951,
del fallecimiento en shock de pacientes con bacteriemia, éste ha ido en aumento
progresivo, y la mortalidad está en el rango de 50-80% a pesar del uso de los
antimicrobianos de última generación.21 Consideramos que el papel
del anestesiólogo no se circunscribe sólo a tratar el mismo apropiadamente una
vez establecido, sino también a instaurar responsablemente las medidas
indicadas para su prevención, ya que el acto anestésico-quirúrgico constituye
la segunda agresión a la fisiología, responsable de la respuesta inflamatoria
ampliada al estrés.
El coma, aunque no constituyó un factor de riesgo independiente se
asoció de forma estadísticamente muy significativa con la mortalidad. En otro
estudio realizado en nuestra UCI se encontró una prevalencia del 16,7%,
correspondiéndose las escalas de Glasgow de menor valor con la mortalidad más
elevada.22 Un estudio que evaluó la importancia relativa de cada
disfunción para la génesis del SDOM, por métodos de regresión logística, en el
que se consideró como la unidad la
disfunción de menor magnitud y a las demás como múltiplo de ésta, encontró que
la disfunción neurológica constituyó la de mayor magnitud con una probabilidad
6,5 veces mayor que el resto de las disfunciones.23
La reintervención quirúrgica fue una complicación que se asoció de
manera muy significativa a la mortalidad de nuestros pacientes. En otras series
estudiadas se han encontrado resultados similares y se reportan cifras de
mortalidad entre el 35-45%. Pensamos que la reintervención quirúrgica “per se”
no determina la mortalidad de los pacientes sino el hecho de que ella supone un
fallo en la terapéutica de estos enfermos, que unido al efecto cada vez más
delétereo de la agresión anestésico-quirúrgica de cada nueva intervención,
conduce a un estado de inmunodepresión que, generalmente evoluciona a la sepsis
y/o al SDOM, todo lo cual empeora el pronóstico y aumenta considerablemente el
riesgo de muerte en estos pacientes.24
La aparición de fracaso renal agudo, continua siendo, hoy en día, una
complicación muy seria asociada a una alta mortalidad (mayor del 50%), en gran
parte debido a su asociación con sepsis y fracaso multiorgánico y se ha
reportado en varias series que las causas médicas de IRA tienen mejor
pronóstico que las quirúrgicas.25
El fallo pulmonar (insuficiencia respiratoria aguda) está en estrecha
relación con el incremento de la mortalidad en este tipo de pacientes. En otras
investigaciones se reporta que en los pacientes que precisaron ventilación
mecánica, la mortalidad llegaba al 25% en la serie de Crawford 26 y
al 42% para la de Hollier 27; sin embargo, cuando no necesitaban de este apoyo, la mortalidad se situaba
alrededor del 4-6%. En el estudio de Money y Hollier se encontró que el factor
predictivo más significativo para la aparición del fracaso respiratorio fue el antecedente de enfermedad pulmonar
obstructiva crónica, de ahí la importancia de realizar una buena valoración del
estado respiratorio antes de la cirugía.28 Además existen otros
factores operatorios que influyen negativamente en la función pulmonar; unos
son de difícil control y guardan relación con la propia técnica quirúrgica,
como son las incisiones torácicas y abdominales; otros están asociados a las
complicaciones de la cirugía como son los pacientes politransfundidos; de
hecho, en un estudio de Hollier, los fracasos respiratorios aparecían con más
frecuencia en los pacientes que recibían múltiples unidades de concentrados de
hematíes. Situaciones como las atelectasias, anomalías metabólicas y
bioquímicas, reintubaciones, hemorragias dentro de los pulmones y el desarrollo
de neumotórax, favorecen también el fallo respiratorio.27
En conclusión, el conocimiento de los factores de riesgo para la
mortalidad de los pacientes quirúrgicos graves nos permite prevenir, de ser posible,
su ocurrencia y/o estratificar el riesgo de cada paciente para intensificar o
diferenciar nuestra acción terapéutica, y así lograr el control o la
modificación de estos factores, todo lo cual contribuiría a la reducción de la
mortalidad en estos enfermos.
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