R. M.
García, M. T. Antuña, M.
Argüelles*, J. A. Lapuerta, S. Herrero, M. Lacort, J.Guerra.
Sº de
Medicina Intensiva. (*) Sº de Anatomía Patológica.
Hospital
de Cabueñes, Gijón. Asturias. España
RESUMEN: La linfomatosis intravascular es un tipo de linfoma no Hodgkin,
generalmente de células B, extraordinariamente infrecuente. Se caracteriza por
la proliferación de las células neoplásicas dentro de vasos de pequeño calibre
(capilares, vénulas y arteriolas) con mínima o nula afectación del parénquima
adyacente; puede verse afectado virtualmente cualquier órgano, pero respeta
generalmente los primariamente linfoides, sin expresión en sangre periférica. Clinicamente,
aunque puede manifestarse de forma muy variable, lo más habitual es la
afectación del sistema nervioso central y la piel.
Presentamos
un paciente, varón, de 57 años, con cuadro de cuatro meses de evolución de
fiebre, sudoración profusa, astenia marcada y discretos cambios de carácter. Dos
días antes del ingreso en nuestra unidad se asocia deterioro del estado general
y desorientación temporoespacial sin focalidad neurológica, con una progresiva
disminución del nivel de conciencia, precisando intubación orotraqueal y
ventilación mecánica. La exploración a su ingreso era anodina y en la analítica
destacaba discreta alteración de la función hepática, hipoalbuminemia, anemia
de 8 grs de Hb y elevación importante de LDH (1.783 U.I.), L c r normal,
radiografía de tórax dudosos nódulos en LSD y
TC craneal sin y con contraste normal. Se inicia estudio sistematizado
de FOD (cultivos, serologías, ecocardiograma, etc.), comenzándose tratamiento
antibiótico empírico.
El
paciente evoluciona rapidamente a disfunción multiorgánica con fallos
respiratorio, digestivo, circulatorio, renal y hematológico. Al sexto día del
ingreso se realiza biopsia de médula ósea objetivándose un síndrome
hemofagocítico, ante la posibilidad de que fuera secundario a un proceso
infeccioso, se inicia tratamiento tuberculostático (aunque sin evidencia de BK
positivo), con inicial mejoría clínica, que no se mantiene en el tiempo,
presentando nuevamente en la tercera semana de evolución un síndrome febril
severo con rápida evolución a FOMS, siendo exitus.
Se realiza
necropsia con diagnóstico anatomopatológico de Linfomatosis intravascular
(Linfoma angiotrópico de células B), que afecta practicamente a todos los
órganos y de forma más severa a pulmón, cerebro, piel, testículo y próstata,
respetando bazo, ganglios y médula ósea.
En resumen
presentamos un tipo de linfoma no hodgkin, poco frecuente, que ocasionalmente,
dada la variabilidad de su expresión clínica, puede plantear la necesidad
de ingreso en UCI. Aunque el
diagnóstico es fundamentalmente postmortem, dado que la enfermedad es susceptible
de tratamiento, debería ser considerada en pacientes adultos con patología
neurológica no explicada, acompañada de enfermedad sistémica y en enfermos con
síndrome hemofagocítico reactivo, cuya causa subyacente no se encuentra después
de una investigación extensa.
LINFOMATOSIS INTRAVASCULAR: LINFOMA ANGIOTROFICO
DE CELULAS GRANDES: ANGIOENDOTELIOMATOSIS PROLIFERANTE SISTEMICA
Descrita en
1.959 por Pfleger y Tappeiner, como una angioendoteliosis proliferante
sistémica, se le suponia un origen endotelial, aunque algunos autores mencionan
la posibilidad de diseminación intravascular de una neoplasia primaria no
identificada. Se trata entonces con quimioterapia con malos resultados.
Publicaciones
más recientes (década de los 80) ya establecen su naturaleza linfoide, derivándose de esto el nuevo termino de
linfoma angiotrófico de células grandes, es pues un tipo de linfoma no hodgkin
extranodal de alto grado de malignidad. Lo más frecuente es que sea de células
B, no obstante tambien existen de células T.
Afecta a vasos pequeños (capilares, venulas y
arteriolas) o de mediano tamaño, en una
gran variedad de órganos, resultando
los síntomas clínicos de la oclusión vascular, aunque no todos los
territorios afectados tienen traducción
clinica, en algunos casos puede afectar también a grandes arterias musculares y
ocasionalmente a arterias coronarias. Esta
entidad es la única en la que las celulas tumorales aparecen predominante o
enteramente dentro de la luz vascular, la razón para esta peculiar localización
de las células linfomatosas permanece sin explicación. Aunque infrecuente es
posible la extensión extravascular, que se encuentra comunmente en la autopsia,
pero generalmente poco manifiesta clinicamente, en muy raras ocasiones puede
presentarse como masa tumoral linfomatosa.
Es una
enfermedad sistémica, que puede afectar a cualquier organo de la economia,
propia de edades medias o avanzadas de la vida.
La forma
habitual de presentación (mas del 50% y hay quien refiere hasta el 83%) es con
clínica neurologica (se considera el cuarto tipo de afectacion linfomatosa del
SNC, tras el linfoma cerebral primario,
la linfomatosis meningea y la compresion de medula espinal por metastasis
extradurales de un linfoma). La clínica es abigarrada debida a la afectación
especialmente de la sustancia blanca de hemisferios cerebrales y medula (sobre
todo a nivel lumbosacro), manifestandose como: infartos cerebrales multifocales
recurrentes con deficits focales o convulsiones, o encefalopatia rapidamente
progresiva con demencia subaguda, sindrome de cauda equina, síndrome
meningoencefalitico, etc. En lcr puede encontrarse pleocitosis linfocitaria y
beta 2 microglobulina elevada (marcadores de neurolinfomatosis), pero no
aparecen las celulas tumorales.Los hallazgos de neuroimagen son muy variables,
desde normales a afectación difusa de
sustancia blanca o lesiones isquemicas, no hay nada especifico, algunos autores
establecen la utilidad de la RNM con gadolinio, que muestra aumento de
captacion de este, en forma lineal punteada o a parches, angiograficamente
puede mimetizar una vasculitis cerebral.
Las
manifestaciones cutaneas son menos frecuentes (28%) en forma de placas
y nodulos, puede dar edema cutaneo de aspecto inflamatorio, lesiones
parecidas al sarcoma de Kaposi e incluso simular un carcinoma escamoso.
Puede tener
variadas expresiones clinicas con presentaciones atípicas según los organos
afectados: gangrena, afectación
prostática, hepatica, suprarrenales, pansinusitis, tubo digestivo,etc.
Es excepcional
la presentación como enfermedad pulmonar primaria (patrón intersticial), no
obstante los casos publicados ilustran la necesidad de incluir esta entidad en
el diagnostico diferencial de la enfermedad pulmonar intersticial.
Raramente
afecta medula osea y no tiene expresion sanguinea.
En necropsias
se encuentran afectados en mas del 80 % de los casos: riñones y suprarrenales,
pulmones e higado.
La fiebre es un
sintoma comun. No existen adenopatias. .
Es frecuente la
existencia de sindrome hemofagocitico intramedular, sin infiltrado linfomatoso
acompañante.
Analiticamente
aparecen con frecuencia niveles elevados de LDH y del receptor soluble de
interleukina 2 (marcadores de linfoma), de reactantes de fase aguda y anemia
(lo mas frecuente), trombopenia o pancitopenia.
Una respuesta
al tratamiento empirico con corticoides es típica pero transitoria.
La mayoria de
los casos son de diagnostico postmorten (examen inmunohistoquimico) debido a su
variable presentación clinica y a los hallazgos de laboratorio no especificos. Muchos
diagnosticos premorten son hallazgos de biopsias (cutanea profunda, muscular,
pulmonar, prostatica, hepatica, renal) indicadas por otras diferentes sospechas
diagnosticas. Las biopsias son poco
sensibles y solo son utiles cuando se realizan en organos sintomaticos, ademas
esta descrito que su realizacion, cuando estan asociadas con anestesia pùede
ser seguido de un dramatico empeoramiento de la situacion del enfermo.
El diagnostico
diferencial incluye: vasculitis, demencia multiinfarto, neoplasia oculta e
infecciones. La posibilidad de esta entidad deberia ser considerada en el
diagnostico diferencial de pacientes adultos con patologia neurologica no
explicadas con signos de enfermedad sistemica,
asi como en pacientes con sindrome hemofagocitico reactivo cuya causa
subyacente no se encuentra despues de una investigacion extensa.
El pronóstico
es malo, los únicos pacientes que han sobrevivido a largo plazo son aquellos
tratados con quimioterapia combinada
sistémica, de forma precoz (protocolos
empleados en linfomas), antes de que haya una afectacion masiva del sistema
nervioso central, de ahí la necesidad de un diagnostico exacto (que siempre
será anatomopatológico), dado que la entidad es potencialmente curable con el
tratamiento quimioterápico. Existe algun caso referido de tratamiento con
trasplante de medula osea autologa y plasmaferesis.