Posición prona, Oxido Nítrico o ambas: ¿Rutina o excepción en el Síndrome
de Distress Respiratorio Agudo (SDRA)?
Dr. José Santos Gracia, anestesiólogo-reanimador.
Instituto
de Cardiología y Cirugía Cardiovascular,
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La Habana,
CUBA. CP 10400
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Dra. Doris T Doberenz, FRCA, Diplomas Europeos en Anestesiología y Cuidados Intensivos.
Intensive
Care Unit Royal Children's Hospital Melbourne,
Flemington
Rd, Parkville, Victoria 3052,
Australia,
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INTRODUCCIÓN
En la década pasada han ocurrido avances importantes en el conocimiento y el manejo terapéutico del Síndrome de Distress Respiratorio Agudo (SDRA), que se han asociados con una reducción importante de su mortalidad del 30 al 40% de los pacientes (1-6) Algunos centros reportan cifras inferiores en series relativamente pequeñas, pero de SDRA muy severo ( tan bajas como del 11 al 20%) (7-9)
Entre los avances más relevantes en esta área, que sigue siendo un reto clínico y científico mayor para intensivistas en todo el mundo, se pueden mencionar:
·
Descripciones precisas y definiciones unificadas de consenso
internacional (‘estandarizadas’) de
Daño Pulmonar Agudo (DPA) y Síndrome de Distress Respiratorio Agudo (SDRA) que
sirven como términos de referencia en el trabajo cotidiano de intensivistas y
facilitan la investigación tanto epidemiológica como clínica. (10,11)
·
La aplicación de modos de ventilación ‘protectoras’ con volúmenes tidales
bajas y presiones pico limitadas y la comprobación de su efectividad en reducir
la mortalidad y morbilidad, incluso en el muy recientemente publicado estudio
del ARDSnetwork estado-unidense (1,2, 7- 9,12,13)
·
El descubrimiento de los efectos pulmonares del Oxido Nítrico inhalado
(ONi) y el re-descubrimiento de la posición prona (PP) -o “ventilación prona”-
como posibles métodos para aumentar la oxigenación en SDRA severo (aún sin probar el impacto significativo –o no- en la
mortalidad o la morbilidad) (4, 9, 14-31)
Para precisar otros aspectos fundamentales del manejo clínico de pacientes con SDRA nuevos estudios multicentricos (en progreso y en planificación) del ARDSnetwork enfocan 1) la presión al final de la espiración (PEEP) como otro aspecto clave de la ventilación protectiva, comparando combinaciones de PEEP y FiO2; 2) fluidoterapia restrictiva versus liberal y monitorización con catéter de arteria pulmonar versus solo monitorización de presión venosa central y 3) el uso de corticosteroides en SDRA tardío, en fase fibroproliferativa (1) pero no incluyen proyectos sobre ONi ni PP (1)
Se están esperando los resultados de estudios
multicentricos randomizados en Italia y España sobre el impacto de la PP sobre
la morbilidad y la mortalidad en SDRA. Pero, por el tamaño de los estudios,
pudieran no ser concluyentes. (32-34)
Con relación al ONi,
múltiples estudios controlados europeos y estado-unidenses han reportado
una mejoría transitoria en la oxigenación y ningún efecto probado en la
reducción de la mortalidad. Varias autoridades han expresado dudas sobre la
utilidad y seguridad de su uso y sus potenciales efectos adversos. (35-40)
Con estas interrogantes, y el hecho de que hasta ahora, lo único comprobado en reducir la mortalidad en el SDRA parece ser la ventilación con bajos volúmenes y presiones limitadas, discutiremos sí existe en verdad un lugar para la PP y el ONi como terapias adicionales en el SDRA; si se debiesen usar de rutina o excepción y sí sus potenciales beneficios para ciertos pacientes se deban medir solo en términos de mortalidad (41-43)
POSICIÓN PRONA
La relación del paciente con la gravedad –llámese "posición"-
es un antiguo tema. La era
preantibiótica fue testigo de los drenajes postulares para tratar los
síndromes cavitarios pulmonares que todavía se aplican en pacientes con
fibrosis quística. El "pulmón de
hierro", acompañado de muy
elevadas tasas de neumonías hipostáticas, centró la atención sobre estas áreas
tan vulnerables del pulmón. El posible beneficio de la PP para pacientes
ventilados con presión positiva se concibió por primera vez en los anos 70 (44)
En un sugerente editorial de 1974 Bryan
alertó por primera vez sobre las potenciales bondades de la PP en el paciente
ventilado (45) De sus investigaciones con Froese sobre los efectos de la
anestesia y la parálisis diafragmática dedujo que “... la única manera de ventilar esas áreas (dorsales) es
modificar el efecto de la masa abdominal por una manipulación postural, la
posición optima sería la prona sin soporte abdominal...”(46)
En los años siguientes algunos clínicos ensayaron este
procedimiento en pacientes con falla respiratoria aguda severa y se publicaron
estudios retrospectivos con los resultados de pequeñas series de pacientes
tratados en prono.
Piehl y Brown
observaron un aumento inicial de la PaO2 (promedio de 47+16 mmHg)
permitiendo reducir la FiO2 y las presiones de insuflación. Reportaron mejor drenaje de secreciones en todos los
pacientes (5) que pusieron pronos en
una cama especial ‘CircOelectric’. (47,48)
Douglas y colaboradores pusieron pronos a seis pacientes
con falla respiratoria por neumonía y edema pulmonar, uno de los cuales no
requirió intubación ni ventilación. Observaron un aumento inicial con la PP de
la PaO2 permitiendo reducir la FiO2 en cinco de esos seis pacientes. Además,
lograron ese efecto en 12 de las 14 veces en que volvieron a esa posición
después de períodos en supino, en los que cayó la oxigenación(47,49)
A pesar de esos pequeños éxitos iniciales, la PP se
olvidó por una década; tal vez porque aunque parezca un método simple de
mejorar la oxigenación, colocar a un paciente en prono conlleva ciertos riesgos
y contraindicaciones en el contexto de la atención al crítico con métodos de
monitorización y terapia cada vez mas invasivos y sofisticados. Esta misma
tendencia a mas “elementos tecnológicos” centraron la atención en diferentes
métodos de ventilación, como presión controlada con inversión I/E; ECMO y
ECCO2R y hasta la “ventilación líquida parcial o total”, con los cuáles se
esperaba reducir la mortalidad entonces todavía muy elevada (50-53) Es
desalentador que esas esperanzas hacia la alta tecnología se desvanecieran
(50,53)
No se logró un descenso en la mortalidad de SDRA en
grandes series de pacientes hasta los reveladores reportes de algunos
‘pioneros’ como Gattinoni y Lachmann en Europa (54,55), y de Hickling en Nueva
Zelanda (7,8,56,57), -basados en parte por la evidencia existente del daño
pulmonar inducido por la ventilación mecánica- (58-66) Estos grupos modificaron
aspectos ‘simples’ en el soporte ventilatorio: uso de volúmenes tidales ‘bajos’
(o diríamos ‘fisiológicos’ ya que el Vt de una persona en reposo es 6 - 7 ml/kg
y no 10 - 15 ml/kg sin pensar en el Vt aun mas reducido del ‘baby lung’ en el
SDRA); limitación de presiones pico (Pp) de insuflación y niveles “adecuados”
de PEEP (55)
Por ese tiempo resurgió el interés por la PP para
pacientes ventilados con SDRA. Una fuerte inspiración fueron los trabajos de
tomografía computarizada (TC) del grupo de Gattinoni –y corroborado por otros-
en los que evidenció la distribución anatómica vertical de los cambios
morfológicos característicos del SDRA, con las zonas de mayor densidad
-atelectasias y consolidación- en las zonas “dependientes” del pulmón. (67-75) También se demostró que
el cambio de supino a prono disminuye o desvanece por completo las áreas de
densidad dorsal y las reubica en las áreas ventrales que se tornan
“dependientes” en prono (76,77.
Por ende, no parece coincidencia que el mismo grupo de
Gattinoni en 1988 publicaran el primer trabajo clínico de los efectos de la PP
en el SDRA. Estudiaron prospectivamente 13 pacientes, con SDRA moderado o
severo, de los cuáles 8 respondieron a
la PP mantenida por dos horas con un aumento significativo de la PaO2 (promedio
30 mmHg), que aun se mantuvo, en menor grado al retornar a supino al paciente.
En los otros 5 o no se obtuvo mejoría o se redujo la oxigenación pero sin
niveles peligrosos de hipoxemia. No se observaron cambios hemodinámicos ni de
la fracción de cortocircuito pulmonar, ni reportes de incidentes durante las
maniobras de cambio de posición de los pacientes por el personal medico y de
enfermería (76)
Desde entonces se han publicado múltiples estudios
no-randomizados con números relativamente pequeños de pacientes de centros
principalmente europeos confirmando que la PP se asociaba con un aumento
sostenido de la oxigenación en la mayoría de los pacientes. (9, 21-32) Otros
grupos de investigadores como los de Albert (78-85) y Marini (86,87) en Estados
Unidos han propuesto en modelos animales los mecanismos por las cuales la PP
mejora la oxigenación (44, 47,95,97,99,103-105) y su potencial efecto protectivo contra el
daño pulmonar asociado a la ventilación (112,113) Hay dos trabajos europeos
(Italia y España) en curso, randomizados,
de grandes series de pacientes, de los cuales esperamos respuestas mas
concretas sobre el impacto de la PP en la morbilidad y mortalidad de SDRA
(32-34)
El siguiente trabajo publicado después del
‘redescubrimiento’ por el grupo de Gattinoni de la PP en el contexto de
estudiar el SDRA por tomografía computerizada (TC) fue el de Brussel y
colaboradores (21) Incluyeron 10
pacientes con falla respiratoria no cardiogénica que, al segundo día del postoperatorio en cardiocirugía, tenían
densidades en las regiones pulmonares dependientes. En ambas posiciones esos
pacientes se ventilaron con PEEP de 5 - 7.5 cmH2O y Vt de 10 - 15 ml/kg,
(manera ‘convencional’ y no ‘protectora’) La PP aumentó significativamente la
relación PaO2/FiO2 (promedio de 114+47 a 241+92 mmHg) permitiendo reducir la FiO2 y mejorando las
variables la hemodinámica pulmonar en todos los pacientes. En 9 la PP se
mantuvo de 10 a 42 horas, sin cambios de la hemodinámica sistémica y con los
valores de oxigenación alcanzados estables.
Como complicaciones se vieron edema facial en todos y compresiones en la cara y tórax anterior
en 5 pacientes, que quedaron pronos por mas de 24 horas. Los autores
consideraron importante el hecho de poder mejorar la oxigenación con la PP sin tener que emplear elevadas
presiones de insuflación o espiratorias en
pacientes cardioquirúrgicos que no toleran estos aumentos de las
presiones intratorácicas por sus efectos cardiovasculares.
En 1994, un trabajo del grupo de Pappert y Falke en
Berlín utilizando gases inertes (22), examinó de manera mas experimental el
intercambio gaseoso, la hemodinámica pulmonar, y las relaciones V/Q en 12 pacientes con SDRA severo antes,
durante y después de un período de dos horas de PP. 8 de los pacientes
respondieron con un aumento de la relación PaO2/FiO2 de 109+57 a 192+103
mmHg, mientras que los otro cuatro pacientes la oxigenación disminuyó, aunque
no significativamente. En los ‘respondedores’, la PP se asoció con una
reducción de la perfusión de áreas no ventiladas, (Qs/Qt de 44+9% a 34+
4%) y un aumento del flujo sanguíneo a regiones con una relación de V/P normal
de 54+7 a 66+7% lo que se atribuyó a la reversión de la
vasoconstricción pulmonar hipóxica (VPH) en las áreas dorsales, donde ocurre
re-expansión de extensas zonas atelectásicas. En los ‘no-respondedores’ la
falla de la PP se atribuye a la presencia de áreas consolidadas o
mas fibróticas que atelectásicas con VPH fija y/u obliteración de vasos
sanguíneos en estadios mas severos o avanzados de SDRA.
Por cuanto es difícil conocer, individualmente, cuánto
contribuye a la hipoxia áreas reversiblemente atelectásicas y otras
consolidadas, se insiste en establecer ese potencial componente reversible con
maniobras de ‘reclutamiento’ como proponen Lachmann (55) y Amato (12,13) La PP,
sinergícamente, permite ‘abrir y
mantener abierto’ las áreas atelectásicas con menor presión y menor riesgo de
daño por sobredistensión, como aseveran Pappert y Falke en su editorial ‘When is a patient prone for prone’ de 1996 (79)
Vollman y Bander, estudian 15 pacientes en 1996 (24) y
postulan que puede haber diferencias en la patología de pacientes que responden
a la PP y los que no. En PP 9 de 15 pacientes con falla respiratoria,
predominantemente por SDRA, aumentaron la PaO2 (promedio de 33 mmHg) En los
otros 6, que cursaron con una reducción de 10 mmHg (estadísticamente
significativa, pero no asociada con hipoxemia) también se notaron otras
tendencias asociadas: presiones
arteriales pulmonares y presiones inspiratorias mas altas; mayor tiempo
de ventilación y estadía en cuidados intensivos; mayor edad y co-existencia de
tumores pulmonares y/o patología focalizada. La publicación promueve también el
‘Vollmann Prone Positioner’ sofisticado marco metálico que, según sus
inventores, brindaría ventajas por confortable y seguro –vías, cánulas, etc.-
para el paciente en prono.
El estudio de Blanch y colaboradores de 23 pacientes con
SDRA severo, con 16 que respondieron a la PP con un aumento de la relación
PaO2/FiO2 por encima de 15%, aporta mas evidencias para lo que ya se había
delineado en los dos estudios previamente descritos:
1.) que la mejoría en
la oxigenación es probablemente consecuencia de re-expansión de áreas
atelectásicas. Estos pacientes que respondieron habían estado previamente mas
hipóxicos e hipercápnicos que los no-respondedores,
2.) que a mayor
estadía y ventilación mecánica en SDRA (33+42 días en los
“no-respondedores” vs. 12+16 en los “respondedores”) se asocia con menos
probabilidad de responder a la PP por mas consolidación y posible fibrosis ya
no ‘reclutable’.
Comentan que no hubo cambios o inestabilidad en la
hemodinámica sistémica, ninguna complicación significativa durante la maniobra
de cambio de posición ni durante la posición prona (de duración variable y no
especificada en la publicación) a pesar que incluyeron a pacientes con
laparotomías recientes, drenajes intercostales
y en hemofiltración veno-venosa continua. Se logró buena aceptación por
el personal de enfermería.
Servillo (79) y Pelosi (80) ambos con estudios de 12
pacientes con SDRA corroboraron los cambios favorables de la complianza en los
“respondedores” (10 y 8 pacientes respectivamente)
En 1997 Chatte y colaboradores de Lyon (27) publicaron
sus resultados de PP repetitiva por 4 horas comparadas con una hora antes y una
hora después en supino en 32 pacientes con SDRA severo. La Pao2 aumentó por 20
o más mmHg en 25 pacientes, 13 de los cuales mantuvieron una mejor oxigenación
hasta una hora después de volverlos supinos. Otros 5 pacientes no tuvieron
cambios pero 2 se deterioraron en tal magnitud, que hubo que retornarlos
tempranamente a supino. Para 294 períodos pronos de esos 32 pacientes las
complicaciones reportadas fueron muy aislados (solo atelectasia apical en 2
pacientes, 1 extubación accidental y algún edema y lesiones menores)
Este mismo grupo estudió la mecánica y los volúmenes respiratorios
en 12 pacientes de los cuáles 5 respondieron linealmente a la mejoría de la
oxigenación con el volumen alveolar ‘reclutado’ (81)
Jolliet y colaboradores en 1998 publicaron un estudio muy
elaborado de 19 pacientes con SDRA severo, la mayoría por neumonía severa (9 de
ellos con deficiencia inmunitaria multicausal y elevada mortalidad) Propusieron
12 horas en prono para los pacientes que respondieron dentro de las primeras
dos horas con un aumento de la PaO2 > 10 mmHg o de PaO2/FiO2 >
20 pero, todos los pacientes, “respondedores” o “no..” se colocaron en PP con
un plan diario. 11 de 19 respondieron de inicio con un aumento máximo de
oxigenación que ocurrió a los 30 minutos en PP y se mantuvo inalterado durante
las 12 horas siguientes y aún 30
minutos después de volverlos supinos. En otros 17 de 24 ensayos con esos
“respondedores iniciales” se logró mejoría similar.
Los ocho ‘no-respondedores’ no mejoraron ni empeoraron su
oxigenación en el primer ensayo pero uno de ellos se volvió en ‘respondedor’ después
de cuatro repeticiones en prono. A pesar de la severidad de las condiciones
causantes de SDRA y la alta mortalidad final de ese grupo no se observaron
complicaciones graves en los cambios de posición o las muchas horas en prono.
(28)
En un estudio griego publicado este año se estudiaron
diferentes de pacientes: 14 pacientes con edema pulmonar agudo cardiogénico
(EPC), 8 ventilados en PP y 6 en posición supina; 20 pacientes con SDRA y 5
pacientes con fibrosis pulmonar. Se constató un aumento marcado y sostenido en
la oxigenación y menor tiempo en el ventilador en los 8 pacientes con EPC y PP,
sin inestabilidad hemodinámica ni
complicaciones de la posición. En el grupo de SDRA 15 de 20 pacientes fueron
‘respondedores’. Ninguno de los pacientes fibróticos respondió. Observaron –y
esto es lo mas importante de sus conclusiones a pesar de tan pocos casos- que
la mortalidad observada en los pacientes con EPC y SDRA en PP tendió a ser
menor que la calculada por APACHE II (31)
Hay publicaciones anecdóticas y de pequeñas series de
pacientes con SDRA muy severo en que se reportan mejorías a veces
espectaculares en su oxigenación, incluso evitando el uso de ECMO (26,29,82)
Legrás y colaboradores describen un caso interesante en que la PP mejoró la
oxigenación de 60 a 260 mmHg y redujo el cortocircuito masivo de derecha a
izquierda y el embolismo cerebral por un foramen ovale permeable -comprobadas
por ecocardiografía y Doppler transcraneal- en un paciente con SDRA severo (83)
Los resultados clínicos mas consistentes y prometedores
han emergido de tres estudios no-controlados de distintos centros sobre la PP y
77 pacientes politraumatizados con SDRA (9,23,30) Se colocó al paciente en PP
repetidas y/o prolongadas veces pero siempre asociada con ventilación con
presiones pico limitadas. En los tres
artículos se encontró una respuesta positiva a la PP de la oxigenación y
algunas otras variables en todos los pacientes (P Ej. Densidades pulmonares por
TC) aunque no siempre inmediatas, sino después de un tiempo prolongado en PP o
después de varios periodos en prono, lo cual plantea el interrogante sobre un
potencial impacto del curso natural, de otras medidas paralelas o, simplemente el resultado de la mejoría espontánea del SDRA durante el
tiempo de estudio (30)
En dos de esos estudios (23,30) no se encontraron
complicaciones significativas en 20 y 22 pacientes incluidos respectivamente.
Tiene valor práctico el esquema propuesto: ciclos repetitivos de 4 horas en
supino por la mañana (coincidiendo con el pase de visita y la realización de
posibles procederes diagnósticos o terapéuticos necesarios) seguidos por 20
horas en PP en un estudio (23) y 8 horas en prono, preferiblemente por la noche, en el otro (30)
Uno de esos estudios de una UCI traumatológica en un
hospital universitario suizo entre 1992-94 sugiere que la PP, de duración
variable y repetitiva, en combinación con ventilación con Vt bajos y presiones
limitadas posiblemente pueda mejorar la supervivencia de pacientes con SDRA. En
esa serie de 25 pacientes consecutivos con SDRA severo, principalmente por
neumonía y sepsis, con promedios de PaO2/FiO2 de 74 mmHg, LIS de 3.29, otros tres o cuatro órganos fallando y
mortalidad calculada por APACHE II 35.4+15% murieron 3 de los 25 pacientes (12%)¡Ninguno de ellos por falla
respiratoria! Aunque solamente 17 pacientes se pudieron ventilar en PP, a todos
se les ventiló con volúmenes bajos y presiones limitadas con hipercapnia
permisiva (incluso en 11 pacientes con trauma cráneo-encefálico) En un grupo de
control histórico de 29 pacientes en el mismo centro entre 1988-1990, con la
misma severidad de SDRA sin aplicación de PP y ventilación de bajos volúmenes y
presiones limitadas murieron 11 pacientes para el 34% (p = 0.0016 Yates corregido c2) (9)
Si no se puede extrapolar de series tan por debajo de
cien –en términos estadísticos- valdría la pena –en términos clínicos-
reflexionar sobre el hecho de que la mortalidad del grupo histórico ya era
comparable con las cifras de otros centros y del propio ARDSnetwork años mas
tarde. Por si no fuera poco, la mortalidad reportada actual, por este
grupo, es la mas baja publicada en SDRA
de semejante severidad (9) Las cifras de mortalidad en ese estudio, asi como en
los estudios sobre ventilación con bajos volúmenes del grupo de Hickling (7,8),
publicadas a principios de los anos 90, están por debajo de las publicadas por
otros centros mayores de EEUU y Europa durante el mismo periodo (entre 44 y 80%
en casos de similar severidad) pero tratados con ventilación “tradicional” o
con ECMO(3,43,84-86) Por tratarse de un solo centro con pocos pacientes
traumatizados relativamente jóvenes, no sólo en PP, sino con un algoritmo
de ventilación ‘protectora’, ese
estudio no permite concluir que la PP reduzca la morbilidad o mortalidad del
SDRA. Disculpen, pues, la osadía
clínica de discutir, con pasión,
pequeñas series no-controladas o
solo con controles históricos en las
publicaciones referidas.
Dos estudios controlados pudieran ayudar a definir este
dato vital.
El estudio multicéntrico italiano, bajo la dirección de
Gattinoni, completado recientemente pero todavía no publicado, iba a incluir
aproximadamente 600 pacientes con SDRA randomizados a ventilación en posición
supina continua o períodos de 6 horas
en PP. Evaluarían como resultados primarios la duración del SDRA y otras fallas
orgánicas; mortalidad a uno y seis meses; asi como datos sobre cambios en
oxigenación y complicaciones asociadas (32)
El estudio multicéntrico español con períodos de PP mas
largos está en progreso (33) Desafortunadamente, a pesar de los centenares de
pacientes que se han intentado incluir en esos dos estudios multicentricos,
existe la posibilidad de que no se compruebe estadísticamente el impacto de la
terapéutica. Hay que tener en cuenta que el ARDSNetwork requirió mas de 800
pacientes y tres análisis parciales
para considerar significativa una reducción de la mortalidad de 40 a 31% (2)
Mecanismos y efectos fisiológicos de la posición prona
Contemplando esa amplia evidencia clínica, aunque hasta ahora no-controlada, de sus
beneficios en falla respiratoria por SDRA y algunas otras patologías, nos
disponemos a señalar los principales mecanismos propuestos por los cuales la PP
mejora la oxigenación. Ya hemos discutido estudios clínicos como el de Pappert
y colaboradores sobre la distribución de la V/Q en pacientes con SDRA supinos y
pronos (22,78) Sin embargo, el amplio trabajo en animales ha incrementado los
conocimientos básicos sobre V/Q y su dependencia postural, tanto en pulmones
sanos como enfermos, y demostrado
cierta evidencia de que la PP puede proteger del daño pulmonar inducido
por la ventilación.
·
Efectos de la PP
sobre las presiones y los volúmenes pulmonares
Para entender el impacto de la gravedad y las presiones en el pulmón es necesario volver a los trabajos de tomografía computarizada (67-77,94) unidos a algunos conceptos fisiopatológicos: La primera fase de SDRA se caracteriza por una alteración difusa y homogénea de la permeabilidad vascular con edema y aumento del peso pulmonar. El pulmón edematoso causa atelectasias por transmisión vertical de fuerzas gravitatorias (hidrostáticas) comprimiendo las regiones pulmonares mas dependientes. Al propio peso elevado del pulmón se añaden el peso del corazón y el efecto de la masa abdominal que, en posición supina, comprime en dirección cefálica las partes posteriores del diafragma (mas acentuado por la anestesia y la parálisis diafragmática como han demostrado los trabajos de Froese y Bryan (45,46), Nunn y otros investigadores en los años 60 y 70 (87-90) y Hedenstierna lo corroboró recientemente con TC) (91,92)
Es fácil entender
que, en posición supina, y mas aun en
pacientes sedados y paralizados y con masa abdominal aumentada por obesidad o
enfermedad, la presión pleural es mucho
mas alta en las zonas dependientes, dorsales (93) Esa elevada presión pleural
(más el pulmón edematoso por encima) es la resultante de que en posición
supina la diferencia entre las presiones intrapulmonar y pleural puede ser
muy baja,
incluso por debajo de la ‘presión de apertura’ (‘opening pressure’) y por
debajo de las presiones de ventilación, lo que provoca colapso continuo
alveolar y/o apertura y cierre bifásico con elevadas fuerzas de tensión y por
fricción entre alvéolos de diferentes tamaño y constantes de tiempo.
Si nos abstraemos
podemos imaginar lo que se ha comprobado en estudios experimentales e
indirectamente por TC (76,77,94): que al volver de la posición supina a la
prona, los gradientes verticales del peso pulmonar se revierten (95), y se
reduce la compresión ejercida por el corazón (96,97) y el contenido abdominal a
las regiones dorsales (en mayor proporción de tejido pulmonar que las
ventrales) Se infiere que, con menos compresión externa se requiere de menos
presión en las pequeñas vías aéreas y alvéolos para ‘abrir y mantener abiertos’
esas vastas áreas pulmonares (léase mejor intercambio gaseoso y menor daño por
atelectasia, colapso, re-apertura cíclica y fuerzas tensiles entre alvéolos no
homogéneos) (55)
Expresado
físicamente la PP permite eliminar casi por completo los gradientes
gravitatorios de presiones pleurales y transpulmonares (98,99), y garantiza una
distribución mas homogénea de la presión transpulmonar (citado por Albert en
uno de sus conocidos editoriales) (100)
Otro hecho
interesante por conocer es que por diferencias en geométricas y de la
complianza de la pared torácica el pulmón simplemente ‘cabe mejor’ en posición prona (101) con aumento y
distribución mas uniforme de la capacidad funcional residual (102)
·
Efectos sobre la
perfusión y la relación V/Q
Aunque parezca contradictorio acorde a las reglas de la
gravedad, hay amplia evidencia y explicación de que la PP mejora la perfusión
de las regiones dorsales del pulmón (103-105),
también mejor ventiladas por los mecanismos ya mencionados. Por ende,
hay mejor relación V/Q y menor cortocircuito pulmonar (recordar el artículo de
Pappert con gases inertes) (22) Bastan solo dos conceptos para que parezca mas
lógico, fisiológico y comprensible este fenómeno (106,107):
1. La distancia
antero-posterior en el promedio de los seres humanos es tres veces menor que la
transversal (de lado a lado) Por ende, un cambio supino-prono provoca cambios
hidrostáticos de una categoría inferior que la posición lateral.
2. La distribución de
la perfusión pulmonar no sigue estrictamente los gradientes gravitatorias e
hidrostáticos sino es modificada por la morfología regional (105,108) y la fisiología del sistema
vascular pulmonar, sobre todo la VPH Asi que con mejor ventilación de las zonas
dorsales, el oxígeno que ahora llega a esas zonas puede ejercer su función
reconocida ‘del mejor vasodilatador pulmonar existente’ y ‘vasodilatador
selectivo’ de las áreas mejor ventiladas. Actúa asi de una manera ventajosa análoga al ONi y
probablemente mediado por éste. ¡qué manera de aprovechar el ON endógeno en vez
de aplicarlo de manera exógena, con
todas las implicaciones tecnológicas, toxicológicas y económicas que contempla!
Sobre este tema y la conveniencia del ONi en un paciente muy hipóxico, solo o
con prono o con PEEP óptima volveremos mas adelante.
·
Efectos sobre el
drenaje de secreciones
Una de las indicaciones ‘clásicas’ de las maniobras
posturales es eliminar
secreciones, y sin mucha
necesidad experimental para comprobarlo, se puede considerar como uno de los
efectos beneficiosos de la PP en los pacientes con SDRA y elevado riesgo de
sobre-infección pulmonar. Anatómicamente esa posición favorece el drenaje de
partes posteriores como los segmentos apicales de los lóbulos inferiores
frecuentemente afectados por la frecuente y temible ‘neumonía hipostática’.
También ocurre drenaje abundante de secreciones naso- y orofaríngeas evitando,
parcialmente, la colonización
microbiana y la micro-aspiración culpables de uno de los mecanismos de la
neumonía nosocomial en pacientes ventilados (109,110)
Vale la pena releer a Pappert y Falkeen en su Editorial:
“When is a patient prone for prone” (78) donde listan las causas contribuyentes
en la llamada “neumonía asociada a la
ventilación” (Ventilator Associated Pneumonia VAP) y recomienda la PP
para un mejor drenaje de secreciones.
En el terreno especulativo estaría comprobar si la PP
reduce la incidencia de neumonía nosocomial analogía cercana a la posición
semisentada de un estudio español reciente donde encontraron 5 neumonías
(sospechadas o confirmadas) en 39 pacientes semisentados vs. 27 neumonías en 47
pacientes mantenidos en posición supina horizontal. (111)
Potencial efecto protectivo de la PP contra el daño pulmonar inducido por la ventilación
De estos tres grupos de efectos fisiológicos de la PP se
deducen, no solo efectos sobre la oxigenación, sino también efectos potenciales
protectivos –independientes de la causa primaria del SDRA- al evitar: altas presiones y volúmenes de
ventilación, vasoconstricción, mala relación V/Q, colapso alveolar y sobre-infección por éstasis de
secreciones.
Como ya se ha señalado anteriormente, la “homogenización”
de las presiones y volúmenes pulmonares regionales en la PP debería asociarse con
menos daño alveolar causado por apertura y cierre bifásico, fuerzas tensiles y
sobredistensión de regiones pulmonares no-homogéneas por la ventilación a
presión positiva.
Esta hipótesis fue evaluada por Broccard y colaboradores
del grupo de Marini en dos recientes
trabajos controlados en perros que se ventilaron en posición supina y
prona (112,113): un modelo de daño pulmonar inducido por aceite oleico
ventilado con una PEEP de 10 cmH2O y otro de daño puramente inducido por
ventilación con PEEP de solo 3 cmH2O y Vt que generó una presión transpulmonar
pico de 35 cmH2O. En este último modelo de perros sin daño pulmonar previo y
complianza normal, esa presión pico se
logró con Vt tan altos como 70 ml/kg. En ambos estudios encontraron mas daño
histopatológico, sobre todo en áreas dependientes, en los perros ventilados en posición supina. En el primer estudio
los perros pronos demostraron una
mejoría cualitativa en la histo-patología pulmonar, pero no se vio
ninguna diferencia en la cuantía del edema pulmonar entre los grupos. En el
segundo estudio, sin uso de una PEEP potencialmente protectora, los perros
ventilados en PP tuvieron menos daño histopatológico y edema pulmonar sin diferencias entre áreas pulmonares dependientes
y no dependientes.
Lógicamente, el modo de ventilar a estos últimos animales
difiere diametralmente de lo recomendado en pacientes con SDRA, sin embargo, su
importancia radica en independizar el posible efecto protector de la PP en
el daño pulmonar –causa única- inducido
por ventilación mecánica y por ende, que la ventilación prona produce menos
daño, independientemente de los niveles de PEEP, Vt y Pp usados, como enfatiza
Albert en su editorial al comentar sobre este último estudio experimental (34)
Aunque todavía faltan datos de mortalidad y morbilidad de
los grandes estudios multicentricos en curso hay amplia evidencia clínica y
experimental de los potenciales beneficios de la PP. Mejoría de la oxigenación,
efectos sobre las presiones y volúmenes pulmonares que ayudan a reducir la
FiO2, su sinergismo con las estrategias de ventilación protectora, mejor
drenaje de secreciones, son algunas de las acciones de la PP que recomiendan su
inclusión en cualquier paciente con SDRA o en riesgo. Tan precoz como sea
posible y por el mayor tiempo tolerado. En pacientes severamente hipoxémicos
debería ser parte integral y temprana en el
algoritmo de tratamiento. Centros que usan esos algoritmos
estrictos con ventilación protectora como
base, PP, ONi, y potencialmente ECMO como terapias adjuntas y de manera
‘escalonada’, han publicado buenos resultados en pacientes con SDRA severo con
poca necesidad de usar ECMO y mortalidades que fluctúan alrededor del 20 al 25
%. (4,5,114,115)
El factor económico de la PP la coloca en un plano
privilegiado frente a técnicas costosas o muy costosas como el ONi o la ECMO,
no disponibles para la gran mayoría de unidades de cuidados intensivos.
No obstante, la PP tiene complicaciones, algunas
potencialmente fatales, que hay que conocer. El simple hecho de movilizar a un
paciente crítico, con sonda endotraqueal, múltiples vías de administración y
monitoraje contemplan un reto. La mayoría de los estudios clínicos publicados
reportan un número sorprendentemente bajo de esas complicaciones severas. Pero
la estadística puede ser inexacta ya que un paciente que fallece por hipoxia
aguda o sufre daño cerebral por extubación accidental o aquél en que se retrasa
la resucitación sería un blasón para el grupo de trabajo. Las
contraindicaciones mas o menos absolutas de la PP son bastante claras y fáciles
de concebir: hipovolemia u otra inestabilidad hemodinámica, arritmias severas (aunque se puede aplicar
un electrodo de defibrilación/marcapasos externo anterior antes de volver al
paciente prono y usarse otro electrodo en la posición posterior), hipertensión
intracraneal no controlada, procesos agudos o heridas abiertas abdominales o
torácicos, ciertas fracturas inestables o fijadores externos en posiciones que
no permitan la PP, obesidad mórbida y embarazo avanzado.
Por otra parte, habrá que considerar no solo las
circunstancias de cada enfermo
individual sino las condiciones de su
unidad de cuidados intensivos. Con este análisis las ventajas
‘superficialmente’ atractivas de un método ‘fácil y barato’ pueden perderse. P
Ej. en los EEUU y otros países, no está
garantizada la cobertura de una enfermera por cada paciente critico
(obligatorio en Gran Bretaña y Australia) ni la presencia continua de un
médico. Y este es un factor decisivo, sobre todo si se contempla usar la PP de
manera sistemática en un número mayor de pacientes. Ni que pensar en volver a
supino a un enfermo inestable sin la logística del entorno, del personal médico
y de enfermería mínimos imprescindibles.
En las unidades que pretendan emplear esta modalidad se recomienda
educar al personal, visitar unidades con mas experiencia y desarrollar
protocolos y pautas prácticas asi como posibles modificaciones de equipamiento
y entorno, que ayuden a lograr la seguridad y el bienestar máximo de esos
pacientes para que puedan recibir las
indudables ventajas de la posición
prona.
OXIDO NÍTRICO, SDRA y más...
El Oxido Nítrico (ON), llamada en un momento la molécula del siglo, acumula a su haber: respuestas a otrora mecanismos desconocidos vasculares pulmonares y extrapulmonares, contradictorias interacciones a nivel sistémico, esperanzas, litigios por la paternidad de su descubrimiento y por qué no, también la codicia de los grandes de la industria farmacéutica. Para tener una idea del interés suscitado por esta “pequeña-gigante” molécula, valga señalar que el último quinquenio atesora mas de 300 reportes sobre ON y el tema que nos ocupa (ARDS)(MEDLINE hasta set 2000)
Breve reseña fisiológica
El ON es una molécula reactiva proveniente de la acción
de la sintetasa de óxido nítrico sobre la L-arginina. Se conocen
tres isoformas de sintetasa de ON presentes en varios tipos de células: pulmonares,
endoteliales sistémicas y otras, pero con actividad variable en la enfermedad (la isoforma inducible
aumenta mucho en la sepsis)
Produce vasodilatación por relajación del músculo liso
al activar la guanilato-ciclasa soluble e incrementar el 3,5 GMPc
(y
reducir la concentración de calcio intracelular)
Su extraordinaria afinidad por el grupo “hemo” explicaría su rápida inactivación y la llamada “vasodilatación selectiva pulmonar”. Por este efecto, el ON inhalado (ONi) reduce la resistencia vascular pulmonar (RVP), mejora la función ventricular derecha, desvía el flujo de las áreas no ventiladas y mejora la relación ventilación / perfusión. Sin embargo, inhibe por retroalimentación a la sintetasa de ON y pudiera ser la explicación, al menos parcialmente, de la hipoxemia e hipertensión pulmonar de “rebote” observada al descontinuar el agente inhalado.
En condiciones de hipoxia el ON puede reaccionar con las
especies ricas en oxígeno (ERO) y generar el
peroxinitrito (PON), potente oxidante que produce oxidación y nitración
de las proteínas, ADN y de las membranas lipídicas in vitro.
(116) Por su particular importancia este aspecto se
ampliará posteriormente.
El ON está involucrado, además, en muy diversos procesos que incluyen la inmunoregulación; la modulación de la función plaquetaria y de la adhesión
de los glóbulos blancos; la neurotransmisión y las señales intra y
transcelulares. (Los efectos en negrita
tienen importancia en CI: el potencial beneficio de inhibir adhesión
leucocitaria en el pulmón o de inhibir la agregación plaquetaria, por ejemplo,
en un paciente con SDRA, trauma cráneo-encefálico e hipercapnia permisiva
propenso a un elevado riesgo de hemorragia cerebral)
(117, 118)
Primeros estudios clínicos.
En 1993, los pioneros en el uso clínico del ONi generaron
un entusiasmo desmedido sin que fuera aportada la debida evidencia estadística
randomizada. Por lo reducido de la muestra (9
pacientes), ocurrieron superposiciones no siempre convincentes, aunque
obtuvieron reducciones de un 15% de la FIO2 empleada en aquellos pacientes en
que se continuó la terapia con ONi (14)
En estudios posteriores, el mismo grupo publicó datos
sobre la dosis terapéutica y la
secuencia temporal de los efectos del ONi en pacientes con SDRA. Encontraron
aumento en la oxigenación en 1 ó 2 minutos
después del comienzo de la terapia, con nivel estable en 8 ó 10 minutos,
retornando a los niveles previos a los 5 u 8 minutos de descontinuar el agente.
Las dosis reportadas como efectivas para mejorar la oxigenación fueron
entre 0.1 ppm, y 10 ppm (efecto máximo)
Estos niveles se aproximan a la
concentración ambiental atmosférica de NO (¡!) por lo que suscitaron
comentarios en los investigadores acerca de la conveniencia de utilizar aire
ambiental que ya incorpora el ON y no
“el embotellado para uso clínico” que no lo trae. (119)
Al ser empleadas dosis mas altas, ocurrió caída de la
oxigenación y atribuyeron estos cambios
a la redistribución del flujo sanguíneo regional mas que al aumento de la perfusión pulmonar total. (120,121)
Otros investigadores reportaron resultados muy similares
con dosis mas bajas aún (entre 0.1 y 5
ppm) Puybasset postuló que 2 ppm de ONi antagoniza el aumento de la resistencia
vascular pulmonar asociado con la hipercapnia permisiva que resulta de ventilar con frecuencias bajas y (volúmenes bajos),
técnicas recomendadas frecuente/fuertemente en el manejo actual del Síndrome,
como hemos enfatizado anteriormente. (15)
Sin embargo, tres estudios recientes, con resultados muy
similares independientemente de los efectos clínicos del ON, reportaron mejoría de la oxigenación en las
primeras 24 horas y nunca después (incluso
peores resultados en términos de mortalidad y morbilidad en los pacientes del
grupo de ONi)_. Atribuyen la pérdida del efecto a posible tolerancia o a la
aparición de toxicidad. La respuesta al
ON ocurrió en aproximadamente la mitad de los pacientes. Los factores decisivos
para una respuesta favorable (“respondedores” –término muy
discutido/discutible-) fueron: dosis
empleada, la PaO2 previa y el gasto cardíaco. Correlacionaron las dosis
pequeñas (hasta 10 ppm) con
vasodilatación pulmonar pero encontraron que, para disminuir la RVP,
necesitaron dosis mayores. Asociaron menores niveles de PaO2 con mejores respuestas al ON mientras que los
gastos cardíacos elevados contrarrestaron estos efectos beneficiosos. Solo un
comentario preliminar de alerta sobre una combinación no recomendable pero,
lamentablemente, frecuente en el SDRA: elevados niveles de ON, ambiente
hipóxico y alta FIO2. (generación de peroxinitrito vs. efecto
‘citoprotector’, (éste último parece ser mas evidente en la practica) (20, 122,19,16)
Se estima que aproximadamente en un tercio de los pacientes el ONi no logra elevar la oxigenación. Estos autores preconizan optimizar el nivel de PEEP para “abrir y dejar abierto el alveolo” y lograr una mejor respuesta al ONi en este tercio de pacientes que no responden inicialmente. El objetivo es, sin usar PP, mejorar la ventilación pulmonar. No aportan mucho nuevo. (123)
Si esta es la pregunta clave para evaluar la efectividad
del ONi, hasta el momento, no han sido encontradas diferencias estadísticamente
significativas no solo en supervivencia sino tampoco en estadía en la UCI o
tiempo de ventilación.
(35)
Los tres grandes estudios randomizados actuales ya
señalados no aportan datos nuevos referente a estas variables (20, 122,19,16)
No es sorprendente,
ya que estos pacientes tienden a morirse de la enfermedad asociada
causante de SDRA o de las complicaciones ‘gemelas’ de sepsis y falla
multiorgánica. Esta reflexión obliga a un replanteo en que la supervivencia
como meta se considere un objetivo muy
ambicioso. La evaluación de “morbilidad reducida” o “tiempo de
ventilación” pudiera ser mas apropiado para estudios controlados. Actualmente
hay un estudio en curso (fase III) a 5 ppm en los Estados Unidos. (43)
Estas metas mas cautelosas parecen haber sido alcanzadas
en neonatos donde se ha demostrado una disminución del uso de la oxigenación
extracorpórea por el uso de ONi y para tratar la hipertensión pulmonar
persistente del recién nacido, condición frecuente y temible en este grupo
etáreo. (124)
Incluso son muy prometedores los resultados del
estudio de Dobyns (de excelente diseño)
en que sugiere prolongar la terapéutica (más de 72 horas) en aquellos pacientes
inmunocomprometidos o de peor oxigenación que fueron los que mejor respuesta
alcanzaron al cursar con un incremento significativo y sostenido de la
PaO2. (la recomendación del uso prolongado contradice los resultados de los
estudios controlados en adultos, en los cuales se vio un efecto limitado a 24
horas, y solo a un porcentaje de ‘respondedores’. Consideramos que este tema
tiene aun mucho que discutir (125)
Con estas premisas una reducción del ECMO puede ser una
meta parcial codiciada (primary reported outcome effect) en neonatos y falla
respiratoria aguda. “El ONi puede ser
una intervención efectiva que reduce a la vez la incidencia de muerte o la
necesidad de ECMO y el costo por vida salvada...” sic (126)
Especial interés merece el grupo de neonatos e infantes
con enfermedades cardíacas congénitas,
circulación fetal persistente (muy
frecuente en el neonato con
patología respiratoria o sepsis) y
hernia diafragmática congénita. Frecuentemente sufren morbilidad y mortalidad
considerable por hipertensión pulmonar severa. De lograrse aliviar la
sobrecarga cardíaca derecha aumentarían sus probabilidades de vida por los efectos “selectivos”
descritos sobre el lecho vascular pulmonar. La literatura soporta esta
indicación del ONi aplicando ecuaciones riesgo/beneficio particulares.
(127,128)
Por apartarse del tema
sugerimos a los interesados profundizar en las reflexiones de Zapol en
respuesta al editorial de Matthay,
Pittet y Jayr llamado ‘Just say NO to inhaled nitric oxide for
the acute respiratory distress
syndrome’ ; ambos editoriales acompañan el estudio clínico prospectivo,
randomizado, doble-ciego, multicéntrico de Dellinger. (41,38,16)
¿Es el ONi un citoprotector o contribuye al daño producido por oxidantes?
Los primeros estudios toxicológicos con animales sanos
expuestos a ONi (en elevadas dosis y tiempos variables) no mostraron evidencia
histológica, ultraestructural o gravimétrica de toxicidad pulmonar.
(129,130,131)
Y no faltó quienes lo consideraron “citoprotector” por
una posible acción “barredora de ERO” al inhibir reversiblemente la xantino-oxidasa (generadora de anión
superóxido) (132, 133)
Pero la realidad pudiera ser diferente en pulmones
enfermos y la acción del ON se colocaría en el otro extremo de la balanza. En
condiciones hipóxicas el ON reacciona con el anión superóxido formando (PON)
potente citotóxico. Esa reacción ocurre tres veces más rápido que la reacción
opuesta (barredora de superóxido) mediada por la enzima antioxidante
superóxido-dismutasa (SOD) Anteriormente señalamos que SDRA, hipoxia severa y altas concentraciones
de ONi (hay quienes colocan el límite tóxico en las dosis superiores a 20 ppm)
pudieran ser las condiciones idóneas para el daño por ERO (134)
El PON ha sido acusado de dañar el surfactante y a
proteínas, dejando como residuo la nitrotirosina, detectada en modelos de
animales y en pacientes con SDRA. Además, el PON parece inhibir procesos
metabólicos en las células alveolares tipo II. (135-138,38,139-141)
Con estudios que colocan al ON en ambos extremos la
realidad puede tornarse mucho mas complicada. Han sido identificadas relaciones
interactivas de ON, superóxido y PON in vitro en el contexto de la peroxidación
lipídica. El ON puede estimular
simultáneamente la peroxidación lipídica inducida por los ERO y mediar
reacciones protectivas de oxidación produciendo mas ON. El resultado pro vs.
anti-oxidante depende de las concentraciones relativas de las especies
reactivas individuales. Por tanto, bajo ciertas condiciones, el ON podría
terminar reacciones en cadena de peroxidación en progreso al participar en una
reacción antagónica (el eterno dilema del tiempo y los mediadores: muy
estudiado, poco comprendido, aun menos tratado...) Se infiere que queda un
largo camino por recorrer. (142)
Las opiniones son también contradictorias. Han sido
descritos efectos “citoprotectores” atribuibles a la acción antimigratoria leucocitaria encontrada en modelos
experimentales (vía diferente de “protección” a la señalada de inhibición
enzimática) (143,144)
Por este mecanismo, las evidencias soportan la hipótesis
de que el ON reduce la producción de
ERO en el daño pulmonar agudo actuando sobre los neutrófilos en diferentes
situaciones experimentales (activación
del sistema de complemento o la administración de interleukina-1 o seudomonas)
(143-146)
Sin embargo, al intentar transpolar esta hipótesis al
humano, la inhibición de neutrófilos pudiera reducir el daño pulmonar
inflamatorio y constituir una ventaja
potencial en algunos pacientes con SDRA o impedir la defensa del huésped y
empeorar el pronóstico de la neumonía
bacteriana, causa/agravante frecuente del SDRA.
Estos efectos también han sido reportados en recién
nacidos y bebes tratados por
hipertensión pulmonar. (147)
Actividad extrapulmonar del ON y otros posibles efectos adversos.
La actividad extrapulmonar del ON se conoce cada vez mas.
Existe evidencia de sus efectos sobre el tono vascular y los neutrófilos en los
vasos sanguíneos sistémicos al ligarse
reversiblemente –sin inactivarse- con la albúmina y la porción menor de grupos
HEMOs vacíos. Este mecanismo contradice el postulado “clásico” de inactivación
casi inmediata en el lecho vascular pulmonar y de ahí su efecto fugaz. Se
conoce, entonces, que la hemoglobina y la
albúmina no solo regulan la bioactividad del ON, sino transportan la molécula activa a la circulación
sistémica. Esta vía explica efectos sistémicos como la vasodilatación de las
arterias coronarias epicárdicas y la
inhibición plaquetaria (148,149); la disminución de la adhesión y
migración de neutrófilos y del daño endotelial por endotoxinas en la
circulación mesentérica (150) y en modelos de isquemia/reperfusión de los
lechos vasculares distales. (151)
Otros autores alertan sobre los potenciales efectos
adversos del ON, aún no muy conocidos, ya mencionados y de gran interés en el
paciente crítico. Demuestran experimentalmente efectos varios en: tiempo de
sangramiento, presiones y resistencias sistémicas; el tejido aórtico y la agregación plaquetaria. (152-154,40)
Reflexiones...
La comprensión de la biología del ON es complicada y sus
acciones parecen depender de las condiciones preexistentes. En el SDRA el pulmón probablemente está
condicionado a producir a la vez ON endógeno y ERO. La concentración de
oxígeno requerida por estos pacientes
puede ser alta, lo cual es una agresión per se. El tiempo en que se logra una
correlación favorable “limpieza de ERO”
vs. “producción de PON” es impredecible.
Pero, en sentido práctico, el ON mejora el intercambio de gas y reduce
la resistencia vascular pulmonar en algunos pacientes con SDRA, alternativas
atractivas en tan grave enfermedad. Para algunos pacientes, esto puede significar la diferencia entre la
vida o la muerte. Si el “fin justifica
los medios” es comprensible el uso creciente de ON muchas veces sin
monitorización (aunque no sería desdeñable si se cuenta con los medios para
medir NO, NO2 y Methemoglobina)
pero, por favor, después de aplicación rigurosa de ventilación protectora
con PEEP adecuada; manipulaciones posturales (PP, de ser posible) tal vez con
algo de hipercapnia/hipoxia permisiva y optimización de la entrega de oxígeno.
Sin embargo, es razonable prestar atención a las
evidencias, cada vez mayores, de los
efectos extrapulmonares del ON, de la propia acción antiproteíca pulmonar.
(141) y en particular, aquellas relacionadas con la potencial pérdida de la
defensa del huésped.
Por lo tanto, aun en el terreno experimental, y como una
medida más de soporte en un complejo
algoritmo de trabajo, se espera del ON
que demuestre el impacto
esperado por su elección luego de
análisis razonables riesgo/beneficios. Esta información puede ser muy difícil de obtener/validar. Su
empleo acompañando a otras alternativas está siendo evaluado actualmente y de
esto nos ocuparemos a continuación. ¿Ayudará combinarlo con la ventilación
prona?
POSICIÓN PRONA más OXIDO NÍTRICO o... ¿viceversa?
Hemos intentado revisar la evidencia experimental y
clínica disponible, por separado y a nuestro alcance, para el uso de la PP y el
empleo de ONi en el SDRA. La mejoría de la oxigenación, a veces dramática, al
colocar en prono al paciente ventilado con SDRA adolece de estudios
randomizados con significación estadística que permitan una estimación precisa
del porcentaje de casos que responden a esta medida; con el empleo del ONi hay
varios estudios randomizados, de series y calidad variable, muy
comentados, pero que, como ya
expresamos con anterioridad tampoco logran definir el impacto esperado en la
mortalidad. (16,17,18,19,20,36,38,122)
La recomendación de un protocolo definido que incluya el
empleo de la PP y el uso del ONi –simultáneos, alternos y en orden indistinto-
se enfrenta a interrogantes varias y de difícil respuesta: a quiénes, cuándo,
cómo, por qué tiempo y cuándo interrumpirlas por ineficientes, peligrosas o
realmente dañinas.
Del uso combinado de ambos hay alrededor de media docena de 6 publicaciones (alguno con almitrina o ECMO)
Los resultados de Jolliet (158) y Papazian (159), éste
último con 14 pacientes, consideran que
la PP y el ONi tienen efectos aditivos sin interacciones demostrables. El
fundamento “sin interacción” es discutible por cuanto se ha sugerido un efecto
sinérgico entre la CPAP/PEEP y el ONI (155,156) Los mecanismos de acción que se
invocan en la mejoría de la oxigenación no son ni puros ni independientes de manera absoluta, al
ocurrir un círculo en que mas alvéolos ventilados permiten mayor superficie para
la acción vasodilatadora del ONi, mejor oxigenación disminuye la VHP, por
tanto, mas vasodilatación que se suma a la del ONi, y así hasta completar el
ciclo.
En un estudio
prospectivo austriaco-estadounidense por dos años y 47 pacientes con
SDRA con ALI promedio de 3.1+1; PaO2/FiO2 inicial 115 (97 - 137) y
APACHE II de 17+ 6 –no muy severos, si lo comparamos con los estudios
suizos sobre prono (PaO2/FiO2 de 74 (32 - 116) y APACHEII de 35+15) y el
de Hickling (PaO2/FiO2 < 100 y APACHE II de 25+8) La duración total
de los tratamientos fue de cinco horas (relativamente corta) la dosis empleada
fue de 10 ppm de ONi. El aumento absoluto de Pao2/FiO2 fue desde 115 mmHg (97 -
137) inicialmente a 148 mmHg(132-192)
con ONi en supino, a 165 mmHg (129-216) en prono sin ONi y hasta un total de
199 mmHg (178-316) en prono con ONi.
En resumen, la dosis de ONi mejoró significativamente la
oxigenación, la hemodinámica pulmonar y
alivio el trabajo del ventrículo derecho. La PP por si misma produjo un
incremento de la oxigenación muy similar pero sin efectos hemodinámicos. Al añadir ONi en la posición prona se logró
otro aumento significativo de la oxigenación y, además, los efectos
beneficiosos del ONi sobre la hemodinámica pulmonar. El análisis de varianza
(ANOVA) comprobó un efecto significativo del ONi sobre la oxigenación
independiente de la posición y un efecto adicional de ONi en la PP. Sin
embargo, no se confirmó interacción entre ambos.
Concluyen que la combinación de las dos terapias es
recomendable aun cuando se obtengan resultados favorables con alguna de ellas
por separado. El efecto del ONi sobre la hemodinámica pulmonar, oponiéndose a
la vasoconstricción pulmonar inducida por la hipercapnia permisiva mas los
beneficios del reclutamiento alveolar que permite el prono (por tanto, menor
dosis de ON) serían opciones a valorar en estos graves enfermos.
Lamentablemente, el reporte adolece de
su corta duración y tratamientos no randomizados, pero el control con el propio
sujeto lo hace mas creíble. (160)
Martínez reporta un grupo de 14 pacientes con SDRA en los
que denomina “respondedores” a aquellos pacientes que incrementaron un 20% la relación PaO2/FiO2. Con el ONi en la
posición supina ocurrió mejoría significativa de la oxigenación y ningún cambio
en las RVP, al añadir ONi en la PP ocurrió mejoría en la oxigenación (en mayor
grado que en supino) y reducción de la RVP. La combinación de ambas medidas
logró que 13 de 14 respondieran (93% de “respondedores” aunque tiene poco valor
el uso de porcentaje en tan pequeña muestra) Consideran útil esta combinación
como terapéutica adjunta para el SDRA pero no opinan sobre el impacto esperado
en la supervivencia, objetivo quizás muy distante (161)
Dupont analiza retrospectivamente los hallazgos de 298
pacientes con SDRA consecutivos en cinco centros con tratamiento similar de
SDRA, con volumen controlado, hipercapnea permisiva, uso de PEEP ajustada a
mejoría de oxigenación, de los cuales 98 recibieron solo ONi, 44 solo posición
prona, y 27 ONi seguido por posición
prona.
La dosis de ONi fue de 5 a 20 ppm. El efecto del ONi se evaluó a los 30 minutos, y
el de la posición prona 2 horas después de empezar su uso.
No hubo diferencias significativas entre el porcentaje de pacientes que respondieron a cada una de las medidas. Sin embargo, el aumento en la relación PaO2/FiO2 comparada con la previa a instituirse la medida respectiva era mayor para la posición prona (p< 0.0001) que para el ONi (p< 0.001)
A pesar de la tendencia a un mayor aumento en la
oxigenación con la ventilación prona también era evidente una variación mucho
mas marcada entre pacientes con la ventilación prona que con ONi. Con la
posición prona algunos pacientes empeoraron (con una disminución de la relación
PaO2/FiO2 entre -40 y –80) En ninguno de los casos de ONi se observó semejante
disminución.
Este estudio tiene considerables limitaciones
metodológicas por ser retrospectivo; utilizar un supuesto protocolo para subgrupo de pacientes que utilizarían primero el ONi, seguido por
discontinuación del ONi y colocación en prono; también hubo pacientes que solo
recibieron ONi o ventilación prona, sin que se dieran las razones para esa
selección de tratamientos. Por ende, puede existir “selección bias”. Además, no
hubo randomización entre que tratamiento se iba a usar primero. En los
pacientes que recibieron ambos, siempre se usó el ONi primero, seguido por la
ventilación prona, lo cual podía superponer efectos de los tratamientos
respectivos en el curso natural del síndrome. (162)
Borelli y cols estudiaron el efecto del ONi y la
ventilación prona en 14 pacientes con SDRA en un estudio factorial 2 x 2. De
ellos 9 fueron resultado de una neumonía bacteriana. Ventilados por un promedio
de 8 - 9 días, PaO2/FiO2 promedio 94 mmHg, (LIS: promedio 3.11) ventilados con
FiO2 de 1, con volumen controlado, (Vt: tidal promedio 8 + 1.6 ml/kg),
PEEP (promedio 11.4 + 3.9 cmH2O), se aplicaron las siguientes cuatro
modalidades de tratamiento por un tiempo de 45 minutos para cada una:
1. posición supina
(siempre primero) sin y con ONi
2. posición prona (siempre después de la supina) sin y
con ONi
La aplicación de ONi fue randomizada intentando compensar
el efecto del tiempo (progresión vs. mejoría de la enfermedad)
Se aplicó una dosis de NOi de < 20 ppm (promedio 13 + 5) con el objetivo de
lograr un aumento de la oxigenación de >
10%.
Con monitorización invasiva (incluyendo arteria pulmonar)
calcularon las saturaciones, presiones y resistencias vasculares. La PaO2
aumentó con la PP (32% + 47%) pero
con gran desviación ya que en 4 de los 14 pacientes la PaO2 ¡se redujo! (p <
0.1. 8 pacientes respondieron a la PP con aumento de la PaO2 con y sin ONi; uno mas respondió a la PP
solo con ONi simultáneo (p < 0.1) El aumento promedio de la PaO2 fue de 94 +
30 mmHg en posición supina sin ONi a 169 + 79 mmHg en PP con ONi.
Los efectos de los dos tratamientos fueron aditivos y no
se demostró ninguna interacción.
Un efecto esperado fue la acción del ONi reduciendo las
presiones y resistencias vasculares pulmonares al igual que la captación venosa
de oxígeno.
La PP fue asociada con un aumento mínimo (pero
significativo) de la PaCO2 (promedio 59-60 a 62-63 mmHg)
Con la PP todas las presiones intravasculares, con excepción de la presión arterial media
aumentaron, pero eso se interpretó como relacionado a un cambio de la línea de
referencia (siempre axilar media independientemente de la posición)
No lograron correlacionar la respuesta individual a cada
terapia pero si encontraron respuestas significativamente negativas en ambos
sentidos cuando se adicionó un tratamiento con el otro ya presente (P Ej. : si
un paciente respondió a PP o al ONi se pudo observar, ocasionalmente, una respuesta negativa al adicionar la otra
modalidad programada) De todas maneras, invitamos a los lectores a revisar en
detalle las estadísticas del trabajo en cuestión que nos parecen de difícil / ambigua interpretación.
Además citan: “El efecto de una de las dos terapias no
esta relacionado a la magnitud del efecto de la otra” sic (lo cual se
contradice con la correlación negativa señalada) No recomiendan un método de
preferencia.
En realidad, se parece mucho al trabajo de Germann solo
con la diferencia de ser randomizado.
(163)
Con el único objetivo de colectar las evidencias
disponibles para el uso único o conjunto de la PP y el ONi y sin ánimos de agobiar al lector, lo que parece estar bien establecido como
factores que han influido significativamente en la mortalidad por ARDS es la reducción
de volúmenes y presiones pico de ventilación. (Hickling: mortalidad de 26%
13/53 pacientes con SDRA mas severos que el promedio de ARDSnetwork) y
mortalidad pronosticada por APACHE II > 50%, ARDSnetwork 31% vs. 40%
mortalidad)
Estos factores se conocen por Hickling desde los años 80
y tempranos 90 y se acuñan en el ARDSnetwork en NEJM 2000, que al utilizar el
pedante término de “Vt tradicional” reconoce mas de una década de convivencia
con lo mal hecho.
Con esta premisa irrefutable, la PP y el ONi pueden
contribuir a la reducción de la
mortalidad si se usan con el fin de reducir volúmenes, presiones pico y
FiO2 lo mas temprano posible. No son “balas mágicas” sino eslabones en el
complejo algoritmo de tratamiento de tan temido síndrome. (8,2,42)
La selección de la primera intervención deberá basarse en
los recursos a mano, la experiencia y el conocimiento de los médicos y del
grupo en pleno que atienden a cada caso. En parte, estas condiciones
logísticas, de entrenamiento y de aceptación, le darán respuesta a lo
excepcional o rutinario del método.
Y no será de extrañar que el clínico, en su batallar
ingrato y cotidiano frente a pacientes
con ARDS, utilice estas modalidades terapéuticas sin tantas reflexiones.
(41-43,164)
Propuesta de un algoritmo...
De RUTINA:
1. CONDICIÓN “sine
qua non”, base del tratamiento: Ventilación protectora, rigurosamente aplicada,
con niveles de PEEP ‘adecuados’ (existe
por el estudio de ARDSnetwork,
evidencia limitada fisiológica y de estudios clínicos que colocan los valores
de PEEP mas altos (10 – 16cmH2O) que los ‘tradicionales’ de 5 – 10) y aun
discutible si es beneficiosa o no permitir la hipercapnia. En muchos casos la
elevación de PEEP y limitar la Pp a < 35 cmH2O garantiza suficiente y sostenido reclutamiento alveolar y mejoría
de la PaO2 suficiente.
2. A esa base se
añaden:
a) Búsqueda y tratamiento riguroso de causa o patologías asociadas a SDRA, sobre todo sepsis (pulmonar o sistémica)
b) reanimación
rápida, completa y precoz: mejorando el gasto cardiaco y optimizando los
niveles de hemoglobina, sobre todo en los pacientes mas hipoxémicos a pesar de
ventilación ‘optima’. Con una buena entrega de oxigeno (garantizada por alto
gasto y hemoglobina adecuada) y favorecido por la hipercapnia (que aumenta el
gasto, vasodilata la periferia y favorece la disociación de oxigeno de la
hemoglobina a los tejidos) el valor de la PaO2 ya no tiene tanta importancia
(colocarían en otro nivel las medidas ‘adicionales’ para aumentar PaO2) Pocos pacientes se mueren únicamente por
hipoxemia. Los fetos en el útero y muchos bebés con enfermedades cardíacas
cianóticas, viven con saturaciones de 60 – 80% sin evidencia de hipoxia
tisular.
c) otros factores
de ‘buena practica’ de cuidados intensivos: nutrición enteral, posición
semisentado en vez de horizontal, tratamiento/prevención de sobre-infección,
política adecuada de antibióticos y otras muchas.
Si pesar de todo esto, tenemos algunos pacientes con SDRA
severo, peligrosamente hipóxicos, podemos y tenemos que considerar medidas
adicionales como PP, ONi, ECMO... Según factibilidad / facilidad acorde a la evidencia la secuencia
recomendada sería la PP seguida de ONi, y si todo eso falla, considerar ECMO.
Sin embargo, esta secuencia puede
variar según las circunstancias del paciente y del centro y sus condiciones.
·
La posición prona se debe añadir a los
puntos 1 y 2c y debería formar parte de nuestra RUTINA para pacientes con DPA/SDRA por: facilitar la ventilación
protectora con reducción de FiO2 y Pp y por lo que respecta a drenaje de
secreciones y posible reducción de sobre-infección. Siempre y cuando no existan
contraindicaciones individuales o logísticas aunque no contemos con estudios
que aporten en términos de morbilidad y mortalidad.
De EXCEPCIÓN
·
La evidencia del ONi como agente protector / preventivo también existe pero
es menos categórica. Quizás reduzca el
daño pulmonar por invasión leucocitaria y por liberación de ERO pero no se ha
podido comprobar en términos de beneficio persistente (morbilidad y
mortalidad)También existe la evidencia contraria, a nivel experimental y clínico. En nuestra opinión el ONi debería ser la excepción para
pacientes adultos, para los muy hipoxémicos y/o con un fuerte componente de
hipertensión pulmonar comprobado,
con algún grado de cortocircuito de derecha a izquierda
extrapulmonar/cardíaco. Es una situación muy diferente a los recién nacidos
e infantes que mantienen el foramen oval permeable y redirigen el flujo sanguíneo pulmonar sin grandes cambios en la
dinámica respiratoria.
En las UCI de
adultos probablemente no tenga espacio para la introducción del ONi y la
logística imprescindible acompañante. Como medida ‘excepcional’ pudiera
emplearse en centros regionales, académicos, donde ocasionalmente pueda ser
útil para los neonatos y los cardiópatas con hipertensión pulmonar y falla del
ventrículo derecho (no en falla izquierda por contribuir al edema cardiogénico
por aumento de la precarga, ni en EPOC)
En resumen:
Siempre: Ventilación protectora y buenos cuidados
intensivos generales.
Prono: rutina si no existen contraindicaciones.
ONi: excepción.
Ambos: cuando no hay resultados con la secuencia
propuesta.
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