Paneles de Discussión
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La aplicación de la prueba de bondad de ajuste de Kolmogorov Smirnov demostró que las variables no siguen una distribución normal y por tanto nos orientamos a la aplicación de pruebas no paramétricas para muestras independientes. La comparación entre semanas mediante la prueba de Mann Witney demostró la existencia de diferencias altamente significativas con valores de p< 0.01 (tabla 2) para la variable área transversal del riñón metanéfrico entre las semanas 7 y 8; así como para la variable área transversal del riñón mesonéfrico entre las semanas 5 - 6 y 6 - 7. No se encontraron diferencias entre las semanas 7 y 8. La comparación de variables homólogas entre lados izquierdo y derecho (tabla3) mediante la prueba de Mann Witney no encontró diferencias significativas con valores de p> 0.05. El análisis de correlación lineal de las variables área transversal del riñón metanéfrico y área transversal del riñón mesonéfrico en ambos lados con la variable longitud cráneo raquis del embrión demostró (tabla 4) la existencia de correlaciones positivas moderadas y fuertes entre las mismas. El análisis de regresión realizado permitió encontrar modelos lineales cuyas ecuaciones y representaciones cartesianas (tabla 4 y gráficos 1, 2, 3 y 4) reflejan las relaciones matemáticas existentes entre la longitud cráneo raquis y las áreas transversales de ambas estructuras.
GRAFICOS 1 Y 2 RIÑON METANÉFRICO
GRAFICOS 3 Y 4 RIÑON MESONÉFRICO
DISCUSION. La variabilidad encontrada en las variables estudiadas pudiera estar en relación con un conjunto de factores que se asocian al proceso de formación, crecimiento y desarrollo de estas estructuras y que están fuera de la acción de los investigadores. Entre ellos se encuentran la talla de los padres pues como se conoce la información genética es importante en las dimensiones corporales de la descendencia, el tipo constitucional del nuevo organismo por la relación existente entre el aspecto externo del individuo y determinadas características de sus órganos internos; el estado nutricional de la madre el cual tiene gran repercusión en el desarrollo embrionario ya que las reservas metabólicas con que la gestante inicia su embarazo son determinantes en el desarrollo del producto, lo que es también influido por estilos de alimentación y de vida, los hábitos tóxicos etc. Otro factor que ha sido señalado por varios autores es el sexo del embrión, el que tiene influencias determinantes en las dimensiones de los riñones metanéfricos y del mesonefros, según éste participe o no en la formación de algunos conductos genitales y de la propia gónada, por razones genéticas y endocrinas diferenciales relacionadas directamente con su desarrollo (10 - 14). Por otra parte, existen características anatómicas y espaciales como la situación bilateral de las estructuras con su eje longitudinal orientado en la misma dirección que el eje principal del cuerpo del embrión, de manera que el encorvamiento característico del embrión en sentido cráneo caudal tiene incidencia sobre la disposición espacial de dichas estructuras. Sobre el área transversal del riñón metanéfrico puede influir además la forma alargada del órgano con diferencias evidentes entre sus bordes y entre sus extremos como consecuencia del crecimiento diferenciado que experimenta el mismo y su superficie lobulada como expresión externa del proceso de ramificación de la yema ureteral durante la formación del riñón metanéfrico. Se añaden a estos elementos otros asociados al desplazamiento espacial del riñón desde la cavidad pélvica hacia la región lumbar, su alejamiento de la línea media según asciende, la rotación sobre su eje longitudinal y la convergencia hacia arriba de dichos ejes durante los primeros meses del período prenatal. Para el área transversal del riñón mesonéfrico la variabilidad puede estar asociada a la forma tan alargada de este órgano con una porción superior más o menos vertical y otra inferior oblicua, con un calibre no uniforme y una superficie irregular; pero principalmente su naturaleza de órgano temporal en el que al tiempo que crecen los túbulos caudales, los más craneales involucionan; así como las influencias determinantes en los mismos de la diferenciación sexual. El incremento sostenido de los valores promedio de las variables estudiadas de una semana a otra durante todo el período embrionario está en correspondencia con el crecimiento rápido que se produce en esta etapa del desarrollo, aún cuando éste se enmascara con los procesos de diferenciación celular. Es conocido que el crecimiento del organismo humano durante los primeros meses del período prenatal es notablemente superior en velocidad al del resto de las etapas de la vida (13) (16). El crecimiento del riñón metanéfrico desde su formación inicial al comienzo de la quinta semana, en la vecindad del sacro en la cavidad pélvica, está en estrecha relación con otros mecanismos embriogénicos que se manifiestan en la yema ureteral, el blastema metanéfrico y el mesénquima angiogénico, entre los cuales se destacan las interacciones recíprocas y la diferenciación celular seguidos de migraciones celulares y algunos procesos de apoptosis. El crecimiento del riñón metanéfrico no sigue como las generaciones renales anteriores un gradiente de crecimiento cefalocaudal, sino que tiene un patrón de crecimiento radial que rige las ramificaciones de la yema ureteral en 16 o más generaciones de conductos que darán origen a los elementos anatómicos definitivos del sistema pielocalicial y a varios millones de túbulos colectores así como a un incremento progresivo del número de nefronas que crecen y se desarrollan desde las partes más profundas hacia la superficie del órgano para llegar a cerca de un millón de unidades excretoras al término del embarazo. Este patrón explica la forma en que crece el órgano en todas direcciones, aunque con carácter diferencial. En este complicado proceso interviene la secreción del factor de crecimiento derivado de plaquetas (FCDP), la secreción de factor neurotrópico derivado de células gliales (GDNF) regulado por el gen Wt -1, la síntesis de condroitín sulfato, la producción de factor de crecimiento de fibroblasto (FGF-2) y de proteína morfogénica ósea (BMP-7) entre otros elementos que forman parte de las bases moleculares del crecimiento y desarrollo del riñón (10 - 16). El crecimiento del mesonefros a partir de la quinta semana del desarrollo también es intenso a pesar de tratarse de una estructura temporal, pues en esta etapa funciona como riñón interino hasta el inicio del período fetal cuando el riñón metanéfrico comienza a funcionar. Su proceso de involución se hace evidente a partir de la octava semana y parece comenzar por el lado derecho según nuestras observaciones (10 - 13). La presencia de diferencias significativas de las variables entre semanas puede ser una señal de que el crecimiento se produce a gran velocidad como es característico de esta etapa del período prenatal humano. Aún cuando los valores promedio de las variables tienden a ser predominantes hacia el lado derecho no podemos hablar de una asimetría cuantitativa de tipo quiral como existe para los órganos impares, pues las pruebas estadísticas aplicadas arrojan resultados que sugieren el cumplimiento del principio de simetría bilateral descrito cualitativamente para los órganos pares; y más aún la existencia de una relación muy estrecha en el proceso de crecimiento entre los órganos pares no sólo para los riñones metanéfricos, sino también para el riñón mesonéfrico. Los resultados del análisis de correlación y de regresión parecen indicar que la longitud cráneo raquis no sólo es un indicador del crecimiento global del cuerpo del embrión en sentido cráneo caudal, sino que además pudiera ofrecer información sobre el crecimiento de las generaciones renales. Los modelos lineales encontrados para cada variable expresan una relación matemática entre la longitud cráneo raquis como variable independiente y las áreas transversales de los riñones metanéfrico y mesonéfrico como variables dependientes que pudiera estar en relación con el comportamiento de los órganos del espacio retroperitoneal embrionario como un dominio de desarrollo con características propias como es común observar en esta etapa del desarrollo del embrión (10)
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