Definida como una proliferación astrocitaria, que acompaña a procesos inflamatorios, quistes, infartos, tumores no gliales,etc, y puede plantear problemas de diagnóstico diferencial con neoplasias astrocitarias de bajo grado (fig. 8). El criterio citológico más útil para diferenciarlas es el polimorfismo y heterogeneidad morfológica que se observa en las primeras (2,15), junto con una baja densidad de elementos celulares. El incremento del tamaño nuclear es moderado, con escasa atipia y pleomorfismo. La presencia de núcleos grandes e irregulares en sus contornos, hipercromáticos descarta el diagnóstico de gliosis.
Es frecuente observar, además, otras células acompañantes, como neutrófilos, linfocitos, histiocitos, e incluso pigmento hemosiderínico.
Los cambios tras un tratamiento con radiaciones ionizantes en el parénquima cerebral incluyen signos de gliosis reactiva, con presencia de gemistocitos e histiocitos espumosos, linfocitos, y un fondo eosinófilo granular como el descrito en el parénquima normal.
Debe interpretarse con cautela la presencia de necrosis (15), y no confundirla con un cambio neoplásico, que junto a la atipia acompañante, puede causar sobreinterpretaciones. Por ello, si se conoce el antecedente de radioterapia previa, deben buscarse cambios como hialinización de paredes vasculares, que no suelen acompañar a los procesos tumorales. Debe también tenerse en cuenta que la radioterapia no excluye una recidiva: una marcada anaplasia celular, proliferación vascular abigarrada y necrosis, serán indicadores de este último aspecto.