Desfibrilación externa automática en niños
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En el número
de junio de la revista Resuscitation, el
International
Liaison Committee on Resuscitation
(ILCOR)
ha publicado sus nuevas recomendaciones sobre desfibrilación automática
externa (DEA) en niños. La desfibrilación es una medida terapéutica de
alta eficacia en la fibrilación ventricular (FV) y la taquicardia
ventricular (TV) sin pulso, pero se considera que sus resultados decaen en
un 7-10% cada minuto que pasa desde la parada cardiorrespiratoria (PCR).
La DEA puede ser aplicada con éxito por personal no experto, lo que permite acortar
el tiempo hasta la desfibrilación, y por tanto aumentar la posibilidad de
recuperación de la PCR. En las recomendaciones del
ILCOR del año
2000, la desfibrilación automática externa en adultos era una medida clase IIa cuando
la emplean primeros respondientes más cualificados (mientras que aplicada
por el resto de primeros respondientes era clase indeterminada), IIb en
niños mayores de 8 años, y de clase indeterminada en niños menores
de 8 años.
En las actuales
recomendaciones:
-
Se
considera clase IIb (posiblemente eficaz) a la DEA en niños de 1 a 8 años
sin signos de circulación. Sería deseable que el dispositivo pudiera
administrar una dosis pediátrica de energía. El algoritmo de detección de
arritmias del dispositivo de DEA debería demostrar alta especificidad para
los ritmos pediátricos desfibrilables (no deberían desfibrilar ritmos
rápidos distintos a la taquicardia ventricular, etc).
-
Se
considera que actualmente no hay suficiente evidencia para el uso de la
DEA en niños menores de 1 año.
-
Para
un solo reanimador, ante un niño sin signos de circulación se sigue
recomendando un minuto de reanimación cardiopulmonar antes de poner en
marcha otras medidas.
-
Se
considera medida de clase I (eficacia probada) a la desfibrilación en caso
de fibrilación ventricular o taquicardia ventricular sin pulso.
Persisten grandes incógnitas acerca de la desfibrilación externa:
- ¿Cómo conseguir la mayor eficacia sin daño? No
son equiparables los resultados de dispositivos de DEA con diversos
tipos de onda (mono/bifásica), con distintas morfologías, energías y
tiempos de transferencia de energía incluso cuando coinciden en la
fase.
-
¿Se ajustan la
propuesta actual de escala de energía a lo que resultaría adecuado para
dispositivos de DEA tan dispares?
-
Y si realmente, como se
propone desde hace unos años, la eficacia de los choques tiene más que ver
con el flujo de intensidad (amperios) en el tiempo que con la energía,
¿por qué se siguen programando las descargas en julios?
Desde
el punto de vista pediátrico, puesto que los dispositivos de DEA empleados
son en realidad los de adultos (no hay aparatos pediátricos en el mercado)
las reservas se centran en dos aspectos:
-
¿Son adecuadas la sensibilidad y
especificidad de los algoritmos empleados
para reconocer los ritmos desfibrilables cuando se utilizan en niños? La
literatura al respecto es escasa, y el hecho de que un estudio con un
dispositivo DEA de determinada marca obtenga buenos porcentajes de
sensibilidad y especificidad en el reconocimiento de las FV, no garantiza
que el resto de las marcas lo vaya a conseguir. Para la taquicardia
ventricular la sensibilidad reflejada en los dos estudios realizados en
niños es del 71% y 60% (no se desfibrilarían todas las TV sin pulso), con
excelentes especificidades (cuando se desfibrila es porque se trata
realmente de una TV). Afortunadamente este ritmo es poco frecuente en
niños.
-
En los riesgos de la desfibrilación,
estando indicada, si se emplean las descargas programadas para los
adultos. Existen un estudio de un niño de tres años con desfibrilación
exitosa de 9J/kg, sin aparentes secuelas. Pero la prudencia invita a
plantear que determinadas dosis de energía puedan producir daño en niños
pequeños. Por ejemplo, en un niño de 1 año, en el tercer choque de un
aparato que descargase 200-200-360J se transferirían 36J/kg. Existe en el
mercado un conjunto de cables y palas pediátricos que permiten que la
descarga efectuada por los dispositivos DEA de adultos se reduzca a 50-75
J, pero apenas hay experiencia al respecto. Parece que su uso sería
razonable.
En la
actualidad la desfibrilación externa automática es una medida que podría
resultar beneficiosa para algunos niños en parada cardiorrespiratoria. Sin
embargo los dispositivos actuales no ofrecen suficientes garantías para su
empleo en los niños más pequeños. Otorgar una clase IIb a la
desfibrilación externa automática en niños de 1 a 8 años sin signos de
circulación parece más un ejercicio de adivinación, un intento de eximir
de responsabilidad en caso de uso y daño, o, en el mejor de los casos, un
poderoso estímulo para que se avance en este campo.
Nieves de Lucas García
SAMUR-Protección Civil, Madrid
©REMI, http://remi.uninet.edu. Julio
2003.
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[Resumen]
Enlaces:
Palabras clave:
Paro cardiaco, Fibrilación ventricular, Resucitación cardiopulmonar,
Desfibrilación externa automática, Pediatría.
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