REMI y Enfermería Basada en la Evidencia: reducir la variabilidad de los
cuidados enfermeros
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DiCenso et al.
definen Enfermería Basada en la Evidencia (EBE) como el ”proceso por el
cual las enfermeras toman las decisiones clínicas, usando las mejores
pruebas disponibles sustentadas en la investigación, su experiencia
clínica, y las preferencias del paciente, en el contexto de los recursos
disponibles". En nuestro país, Teresa Icart define EBE como la “atención en
la cual las actuaciones clínicas, de gestión y docentes se basan en el
análisis de los resultados provenientes de la investigación (evidencia
externa) combinados con la experiencia profesional (evidencia interna), a
las que se suman las opiniones y preferencias del cliente/usuario".
Partiendo de las
dos definiciones anteriores podemos definir los Cuidados Enfermeros
Basados en la Evidencia (CEBE) como aquellos que los enfermeros realizan
sobre la base de la mejor información científica disponible en el momento,
su experiencia profesional y el deseo expresado por el paciente (o su
responsable, en caso de que el paciente no pueda decidir), en el contexto
de los recursos disponibles.
¿Por qué
realizar cuidados enfermeros basados en la evidencia? Para contestar a
esta pregunta, debemos reflexionar sobre cuestiones como: ¿Por qué
protegemos las conexiones y la zona de punción de un catéter venoso
periférico con apósitos transparentes o con apósitos de gasa? ¿Por qué
realizamos los cambios de apósito cada 72 horas o según necesidad? ¿Cómo
realizamos la cura de una ulcera venosa periférica? Probablemente la
respuesta a estas preguntas variará de unos a otros profesionales y puede
ilustrarnos acerca de la diferencia existente entre los cuidados que
prestan por ejemplo dos enfermeros de un mismo hospital, servicio y turno.
En numerosas
ocasiones y dependiendo de qué enfermero atienda al paciente, éste
recibirá unos cuidados u otros, y generará lo que denominamos
variabilidad de la práctica enfermera. Como consecuencia, algunos
pacientes recibirán unos cuidados subóptimos o incluso perjudiciales. Esto
no significa que la ausencia de variabilidad implique una atención óptima
del paciente, pues que todos hagamos lo mismo puede deberse a que
todos estamos haciendo lo que no es correcto.
¿Por qué
hablamos de variabilidad de la práctica enfermera en relación con los
cuidados enfermeros basados en la evidencia? Porque, desde mi perspectiva,
el objetivo debe ser “realizar correctamente los cuidados correctos”, es
decir, proporcionar cuidados efectivos, entendiendo por efectividad
de una intervención enfermera el grado en que dicha intervención
logra lo que se espera de ella - mantener o mejorar la salud y conseguir
la mayor ganancia de salud posible con los recursos disponibles- cuando se
aplica a un paciente concreto, en las condiciones habituales de la
atención a la salud.
Para conocer si
una intervención es o no efectiva, debemos recurrir a los resultados de la
investigación científica, esto es, la evidencia científica.
Los cuidados
enfermeros - al igual que otras actividades profesionales del sistema
sanitario – están sujetos a numerosas prácticas inefectivas, porque: o no
se realizan dichos cuidados aún estando probado que son efectivos, o se
realizan sin estar probada su efectividad, o se realizan a pesar de estar
probada su inefectividad.
¿Es posible en
nuestro contexto disminuir la variabilidad de la práctica enfermera
mediante el ejercicio de la enfermería basada en la evidencia? En mi
opinión sí, aunque para ello es necesario un cambio en la orientación de
la práctica enfermera que requiere:
-
Conocimientos. Que el enfermero sepa
qué hacer.
-
Actitudes. Que el enfermero quiera
hacerlo.
-
Habilidades. Que el enfermero sepa cómo
hacerlo.
-
Que no haya condicionantes externos
“insalvables” que lo “impidan” (factores sociales, organizativos, etc.)
Por ultimo, no
podemos olvidar las Guías de Practica Clínica Enfermera GPCE (o Guías de
Cuidados). Las GPCE recogen “un conjunto de recomendaciones basadas en la
mejor evidencia disponible para ayudar a los enfermeros a tomar decisiones
acerca de la cuidados adecuados, en circunstancias clínicas concretas,
contando con la opinión de los pacientes y dentro del contexto”. Son, por
tanto, una herramienta que permite pasar de una práctica basada en la
opinión de expertos, en estándares locales (en este hospital o centro de
salud se hace así) y en la experiencia (o intuición) clínica personal, a
otra, basada en la investigación científica, la experiencia clínica y la
opinión de los pacientes, considerando además el contexto donde se
desarrolla la actividad. Trabajar con GPCE nos permiten incorporar a
la práctica profesional la evidencia científica, lo que a su vez
contribuye a disminuir la variabilidad de la
práctica enfermera.
Felicidades a
REMI por este primer millón de páginas visitadas.
Bibliografía
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Blomfield R,
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a texto completo]
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completo]
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Thorsen T,
Mäkelä M (editores).
Cambiar la
Práctica de los Profesionales: Sevilla: Agencia de Evaluación de
Tecnologías Sanitarias de Andalucía; 2002.
Teresa
Hermosilla Gago
Agencia de Evaluación de Tecnologías Sanitarias de Andalucía
©REMI, http://remi.uninet.edu.
Noviembre 2003.
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