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Revista Electrónica de Medicina Intensiva
Especial nº 8. Vol 3 nº 11, noviembre 2003.
Autor: Teresa Hermosilla Gago

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REMI y Enfermería Basada en la Evidencia: reducir la variabilidad de los cuidados enfermeros
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DiCenso et al. definen Enfermería Basada en la Evidencia (EBE) como el  ”proceso  por el cual las enfermeras toman las decisiones clínicas, usando las mejores pruebas disponibles sustentadas en la investigación, su experiencia clínica, y las preferencias del paciente, en el contexto de los recursos disponibles". En nuestro país, Teresa Icart define EBE como la “atención en la cual las actuaciones clínicas, de gestión y docentes se basan en el análisis de los resultados provenientes de la investigación (evidencia externa) combinados con la experiencia profesional (evidencia interna), a las que se suman las opiniones y preferencias del cliente/usuario".

Partiendo de las dos definiciones anteriores podemos definir los Cuidados Enfermeros Basados en la Evidencia (CEBE) como aquellos que los enfermeros realizan sobre la base de la mejor información científica disponible en el momento, su experiencia  profesional y el deseo expresado por el paciente (o su responsable, en caso de que el paciente no pueda decidir), en el contexto de los recursos disponibles.

¿Por qué realizar cuidados enfermeros basados en la evidencia? Para contestar a esta pregunta, debemos reflexionar sobre cuestiones como: ¿Por qué protegemos las conexiones y la zona de punción de un catéter venoso periférico con apósitos transparentes o con apósitos de gasa? ¿Por qué realizamos los cambios de apósito cada 72 horas o según necesidad? ¿Cómo realizamos la cura de una ulcera venosa periférica? Probablemente la respuesta a estas preguntas variará de unos a otros profesionales y puede ilustrarnos acerca de la diferencia existente entre los cuidados que prestan por ejemplo dos enfermeros de un mismo hospital, servicio y turno.

En numerosas ocasiones y dependiendo de qué enfermero atienda al paciente, éste  recibirá unos cuidados u otros, y generará lo que denominamos variabilidad de la práctica enfermera. Como consecuencia, algunos pacientes recibirán unos cuidados subóptimos o incluso perjudiciales. Esto no significa que la ausencia de variabilidad implique una atención óptima del paciente, pues que todos hagamos lo mismo puede deberse a que todos estamos haciendo lo que no es correcto.

¿Por qué hablamos de variabilidad de la práctica enfermera en relación con los cuidados enfermeros basados en la evidencia? Porque, desde mi perspectiva, el objetivo debe ser “realizar correctamente los cuidados correctos”, es decir,  proporcionar cuidados efectivos, entendiendo por efectividad de una intervención enfermera el grado en que dicha intervención logra lo que se espera de ella - mantener o mejorar la salud y conseguir la mayor ganancia de salud posible con los recursos disponibles- cuando se aplica a un paciente concreto, en las condiciones habituales de la atención a la salud.

Para conocer si una intervención es o no efectiva, debemos recurrir a los resultados de la investigación científica, esto es, la evidencia científica.

Los cuidados enfermeros - al igual que otras actividades profesionales del sistema sanitario – están sujetos a numerosas prácticas inefectivas, porque: o no se realizan dichos cuidados aún estando probado que son efectivos, o se realizan sin estar probada su efectividad, o se realizan a pesar de estar probada su inefectividad.

¿Es posible en nuestro contexto disminuir la variabilidad de la práctica enfermera mediante el ejercicio de la enfermería basada en la evidencia? En mi opinión sí, aunque para ello es necesario un cambio en la orientación de la práctica enfermera que requiere:

  1. Conocimientos. Que el enfermero sepa qué hacer.

  2. Actitudes. Que el enfermero quiera hacerlo.

  3. Habilidades. Que el enfermero sepa cómo hacerlo.

  4. Que no haya condicionantes externos “insalvables” que lo “impidan” (factores sociales, organizativos, etc.)

Por ultimo, no podemos olvidar las Guías de Practica Clínica Enfermera GPCE (o Guías de Cuidados). Las GPCE recogen “un conjunto de  recomendaciones basadas en la mejor evidencia disponible para ayudar a los enfermeros a tomar decisiones acerca de la cuidados adecuados, en circunstancias clínicas concretas, contando con la opinión de los pacientes y dentro del contexto”. Son, por tanto, una herramienta que permite pasar de una práctica basada en la opinión de expertos, en estándares locales (en este hospital o centro de salud se hace así) y en la experiencia (o intuición) clínica personal, a otra, basada en la investigación científica, la experiencia clínica y la opinión de los pacientes, considerando además el contexto donde se desarrolla la actividad. Trabajar con GPCE nos permiten incorporar a la práctica profesional la evidencia científica, lo que a su vez contribuye a disminuir la variabilidad de la práctica enfermera.

Felicidades a REMI por este primer millón de páginas visitadas.

Bibliografía

  • Blomfield R, Hardy S. Evidence–Based Nursing Practice. En L Trinder y S. Reynolds Evidence–based Practice. A critical appraisal Oxford: Blackwell; 2000

  • Bonfill X, editor. Asistencia Sanitaria Basada en la Evidencia: algunas propuestas para los partidarios de impulsar su formación. Madrid: SANED, 2000. [Libro a texto completo]

  • DiCenso A, Cullum N,  Ciliska D. Evidence-Based Nursing: past, present, and future. Evidence–Based Medicine, 2000 [texto completo]

  • Icart T. Enfermería. Enfermería Basada en la Evidencia [en línea]. II Congreso de Enfermería Comunitaria, 2000 Junio; Mollina (Málaga). Asociación Andaluza de Enfermería Comunitaria (ASANEC) [texto completo]

  • Thorsen T, Mäkelä M (editores). Cambiar la Práctica de los Profesionales: Sevilla: Agencia de Evaluación de Tecnologías Sanitarias de Andalucía; 2002.

Teresa Hermosilla Gago
Agencia de Evaluación de Tecnologías Sanitarias de Andalucía
©REMI, http://remi.uninet.edu. Noviembre 2003.

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última modificación: 01/07/2007