Insuficiencia suprarrenal en el paciente
crítico: papel del etomidato
Artículo Original:
Malerba G, Romano-Girard F, Cravoisy A, Dousset B, Nace L, Levy B,
Bollaert PE. Risk factors of relative adrenocortical deficiency in
intensive care patients needing mechanical ventilation.
Intensive Care Med 2005; 31: 388-392. [Resumen]
[Artículos
relacionados]
Artículo REMI: Palencia
E. Insuficiencia suprarrenal en el paciente crítico: papel del etomidato.
[REMI 2005; 5 (3): 838].
Comentarios: [V Gómez Tello] [E Palencia Herrejón]
Comentario Vicente Gómez Tello:
En primer lugar, y en consonancia con el comentario
del Dr. Palencia [1] del artículo de Malerba y col. [2], es evidente que
el etomidato ocasiona trastornos de la esteroidogénesis, y que ésta puede
agravar la potencial insuficiencia suprarrenal relativa (ISR) del enfermo
séptico. Sin embargo, y como afirman Murray y Marik en una editorial
reciente de Chest [3], no debemos perder de vista sus claras ventajas
frente a sus teóricos efectos adversos.
Mientras que fármacos como el propofol y el
midazolam pueden perjudicar hemodinámicamente al enfermo séptico inestable
durante la intubación, alternativas como la ketamina no siempre son
seguras (Ej.: pacientes hipertensos y cardiópatas). El etomidato es un
fármaco con una acción cardiovascular predecible y muy adecuada en
pacientes con cardiopatía previa. Probablemente es una alternativa única
en determinados enfermos, donde la mortalidad en la intubación se
relaciona en un 75% con eventos adversos de naturaleza vascular.
Su probable papel en la aparición de ISR parece
claro, a la luz del artículo referido [2], y de la excelente revisión de
Jackson y col. en Chest [4]. Sin embargo, no está claro que el etomidato
per se ocasione la mortalidad referida. Más bien, estaría en
consonancia con no advertir la presencia de ISR, y no administrar
corticoides a enfermos con shock refractario. Es más, no hay pruebas de
que el probable efecto del etomidato no pudiera ser revertido mediante la
adecuada corticoterapia. La administración de etomidato nos obliga a ser
más persistentes en la sospecha diagnóstica y tratamiento de la ISR.
Colocar a este fármaco en el banquillo de los acusados sin probar una
relación causa-efecto con la mortalidad, máxime si no se es diligente en
el adecuado manejo del enfermo, parece prematuro y puede restar opciones
de tratamiento en situaciones críticas.
Vicente Gómez Tello
Clínica Moncloa, Madrid
©REMI, http://remi.uninet.edu.
Marzo 2005
Enlaces:
-
Palencia E. Insuficiencia suprarrenal en
el paciente crítico: papel del etomidato. [REMI 2005; 5 (3): 838]
-
Malerba G, Romano-Girard F, Cravoisy A, Dousset B, Nace L, Levy B,
Bollaert PE. Risk factors of relative adrenocortical deficiency in
intensive care patients needing mechanical ventilation.
Intensive Care Med 2005; 31: 388-392. [Resumen]
[Artículos
relacionados]
-
Murray H, Marik
PE. Etomidate for endotracheal intubation in sepsis: acknowledging the
good while accepting the bad.
Chest
2005; 127: 707-709.
-
Jackson WL Jr.
Should we use etomidate as an induction agent for endotracheal intubation
in patients with septic shock?: a critical appraisal.
Chest
2005; 127: 1031-1038. [Resumen]
[Artículos
relacionados]
Respuesta Eduardo Palencia Herrejón
En su comentario sobre el uso de etomidato para la
intubación de los pacientes con shock séptico, el Dr. Gómez Tello destaca
las ventajas de este agente inductor en cuanto a la hemodinámica del
paciente se refiere, frente a los inconvenientes de otros fármacos, y argumenta que no se ha demostrado una relación
causa-efecto entre el uso de etomidato y la mortalidad del shock séptico,
motivos por los que se muestra partidario de continuar con su uso. En mi opinión, hay sin embargo argumentos
suficientes como para relegarlo a una segunda línea: el etomidato produce
disfunción suprarrenal aguda, situación que en el paciente con shock séptico está
asociada claramente a un aumento de la mortalidad. Aunque no está
adecuadamente documentado, es probable incluso que muchos de los casos de
insuficiencia suprarrenal relativa descritos en la literatura en pacientes
con shock séptico pueden ser, lisa y llanamente, casos de yatrogenia producida por el etomidato;
de hecho, este fue el caso en el estudio de Annane [1], que encontró que los
corticoides reducían la mortalidad en pacientes con shock séptico e
insuficiencia suprarrenal relativa, cuando la mayoría de los casos que la
presentaban habían sido intubados con etomidato [2]. El reciente artículo de
Malerba en el Intensive Care Med [3] comentado en REMI [4], aunque tampoco
prueba una relación causa-efecto entre etomidato y mortalidad, apunta en el mismo sentido, de que el
etomidato puede ser el principal culpable de la insuficiencia suprarrenal
relativa de los enfermos críticos.
De manera que no sería de extrañar que mucha de la
literatura sobre la insuficiencia suprarrenal en el shock séptico esté
contaminada por este factor de confusión: podría ser el etomidato usado en
la intubación de los pacientes con shock séptico, y no la sepsis en sí, la
causa de insuficiencia suprarrenal, y ser éste un factor que puede
contribuir a su elevada mortalidad. Esta posibilidad no es en
absoluto descabellada, y de hecho así ocurrió hace 25 años, cuando se
descubrió que los enfermos críticos que recibían sedación con infusión
continua de etomidato tenían una mortalidad mucho más alta que los que
eran sedados con otros fármacos. ¿es posible que, tanto tiempo después,
volvamos a encontrar culpable al etomidato?. No tenemos la respuesta
todavía, y es urgente buscarla, pero mientras tanto debemos proteger a
nuestros pacientes al máximo con los datos de que disponemos en la
actualidad. Y en esta cuestión, con los datos actuales, creo que solo
existe una praxis correcta: si utilizamos etomidato para la intubación en
el paciente con sepsis grave o shock séptico, es obligado el empleo de
dosis sustitutivas de hidrocortisona durante 24 horas.
Si no existiesen fármacos alternativos al etomidato
para la intubación, tendríamos posiblemente que asumir su uso como mal
menor, como han sugerido otros autores, provocando la insuficiencia
suprarrenal transitoria con este fármaco, y corrigiéndola después con la
administración sistemática de corticoides durante 24 horas; pero,
afortunadamente, no es el caso. El intensivista dispone de una variedad de medicamentos
sedantes, analgésicos y bloqueantes neuromusculares, y debe utilizarlos en beneficio del enfermo, seleccionando los fármacos y las dosis
más adecuados para cada circunstancia. No se puede pretender emplear
siempre el mismo fármaco para la intubación de todos los pacientes,
tenga la enfermedad que tenga o independientemente de cuáles sean las
circunstancias que rodean la intubación; primero porque no existe un fármaco que sea el mejor en todas las circunstancias, y segundo
porque los especialistas del enfermo
crítico debemos conocer los fármacos disponibles y dominar una variedad de
técnicas, empleando en cada momento la más adecuada. En el caso concreto
del shock séptico, con las reservas existentes sobre el uso de etomidato, el fármaco de elección es la ketamina, en
ausencia de contraindicaciones (hipertensión intracraneal, enfermedad
coronaria aguda). Este fármaco tiene un inicio de acción tan rápido como
el etomidato, y desde el punto de vista hemodinámico se comporta de la misma
manera, sin producir depresión hemodinámica. Si la ketamina está contraindicada, el
fármaco de segunda elección sería el etomidato, pero teniendo en cuenta
que en ese caso: 1) no se debe realizar prueba de ACTH al menos en las 24
horas siguientes, pues el resultado sería ininterpretable; 2) se debe
iniciar siempre tratamiento con dosis sustitutivas de hidrocortisona (200
a 300 mg iv cada 24 horas, en cuatro dosis o en infusión continua), y 3)
sin poder emplear la prueba de ACTH para detectar la existencia de
insuficiencia suprarrenal asociada a la sepsis, el único criterio válido
para decidir la continuación o la suspensión del tratamiento con
hidrocortisona es la respuesta hemodinámica del paciente en las 24 o 48 horas
siguientes. En los pacientes con sepsis grave pero sin shock, otra
alternativa para la inducción durante la secuencia rápida de intubación
traqueal podría ser el uso de propofol, a dosis ajustadas quizá en el
rango de 1 a 1,5 mg/kg. A este respecto, es necesario señalar que
el etomidato, a las dosis estándar de 0,3 mg/kg también puede producir
hipotensión y colapso en pacientes sin reserva hemodinámica, por lo que en
estos casos se recomiendan dosis más bajas, de 0,1 a 0,2 mg/kg; estas
dosis de etomidato tienen un efecto hipnótico poco predecible y no garantizan
en absoluto una
buena calidad de la sedación.
Según las guías de práctica clínica recientemente
publicadas [5], en los pacientes con shock séptico que requieren
tratamiento con fármacos vasopresores debe iniciarse tratamiento con dosis sustitutivas de
hidrocortisona en las primeras 24 horas de evolución del shock séptico. A la hora de
decidir la
continuación o no de dicho tratamiento se deben valorar dos criterios: la
respuesta hemodinámica obtenida y la respuesta a la prueba de ACTH. Los
pacientes que reciben etomidado presentan respuestas alteradas a la prueba de
ACTH, por lo que en estos casos el valor diagnóstico de la prueba
desaparece, y la única guía para continuar el tratamiento es la respuesta
hemodinámica, teniendo en cuenta que en los enfermos sin mejoría
hemodinámica en las primeras 24 horas el pronóstico es malo y que en este
subgrupo los corticoides no pueden considerarse un tratamiento seguro; las
recomendaciones de la campaña sobrevivir a la sepsis sobre el uso de
corticoides tienen que ser revisadas en el futuro, cuando se conozcan los
resultados de los estudios CORTICUS y NAIF, y una vez controlado el efecto
confusor del etomidato.
Las anteriores razones han hecho considerar en el grupo de
trabajo de sedación y analgesia de la SEMICYUC que el etomidato no se debe
utilizar en los pacientes en que se prevea realizar una prueba de ACTH en las
horas siguientes, lo que es lo mismo que decir que no se debe utilizar en
el shock séptico, y recomiendan como alternativa el uso de ketamina como
agente inductor para la secuencia rápida de intubación traqueal en el
shock séptico [6]. Annane [7], en el editorial acompañante al artículo de
Malerba, utiliza argumentos parecidos para pedir el abandono del etomidato
en las UCI. En mi opinión, el etomidato debe seguir en las estanterías de
nuestras unidades, pero no debemos utilizarlo en la sepsis grave y el
shock séptico.
Enlaces:
-
Annane D, Sebille V, Charpentier C, Bollaert PE, Francois B, Korac JM,
et al. Effect of treatment with low doses of hydrocortisone and
fludrocortisone on mortality in patients with septic shock. JAMA 2002;
288: 862-871. [Resumen]
-
Bloomfield R, MacMillan M, Noble DW. Corticosteroid insufficiency in
acutely ill patients. N Engl J Med 2003; 348: 2157-2159.
-
Malerba G, Romano-Girard F, Cravoisy A, Dousset B, Nace L, Levy B,
Bollaert PE. Risk factors of relative adrenocortical deficiency in
intensive care patients needing mechanical ventilation.
Intensive Care Med 2005; 31: 388-392. [Resumen]
[Artículos
relacionados]
-
Palencia E. Insuficiencia suprarrenal en
el paciente crítico: papel del etomidato. [REMI 2005; 5 (3): 838]
-
Surviving Sepsis Campaign Guidelines for Management
of Severe Sepsis and Septic Shock. Crit Care Med 2004; 32:
858-873. [PDF
643 K, 16 páginas]
-
Chamorro C, Borrallo JM, Pardo C, Palencia
E. Grupo de trabajo de Sedación y Analgesia de la SEMICYUC. Insuficiencia
suprarrenal relativa en los pacientes con shock séptico. Med Intensiva
2005; 28: 480-481. [Texto
completo] [PDF
35 Kb]
-
Annane D. ICU Physicians should abandon the use of etomidate.
Intensive Care Med 2005; 31: 325-326.
Palabras clave:
Insuficiencia suprarrenal aguda, Enfermos críticos, Etomidato.
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