Revista Electrónica de Medicina Intensiva
Artículo nº 843. Vol 5 nº 3, marzo 2005

Autor: Vicente Gómez Tello

http://remi.uninet.edu/2005/03/REMI0843.htm

BIS-XP: no para todos los pacientes

Artículo Original: Tonner PH, Wei C, Bein B, Weiler N, Paris A, Scholz J. Comparison of two bispectral index algorithms in monitoring sedation in postoperative intensive care patients. Crit Care Med 2005; 33: 580-584. [Resumen] [Artículos relacionados]

Introducción: El objetivo de este  estudio observacional prospectivo fue evaluar si la nueva versión del monitor de sedación del sistema BIS (Bispectral Index),  BIS-XP, que corrige artefactos musculares, es superior a la versión antigua del sistema BIS en pacientes posquirúrgicos ventilados mecánicamente.

Resumen: Se insertaron dos sensores (BIS y BIS-XP) en la frente de cada paciente (n= 46; ingresados en UCI tras cirugía abdominal), y se realizaron 440 pares de mediciones, tomadas cada dos horas. Estos valores fueron comparados entre sí y con la escala de Ramsay aplicada por un observador. Los pacientes fueron sedados con propofol y sufentanilo. Los resultados mostraron una buena correlación  entre ambos sensores (r= 0,79; p< 0,01), siendo la medición afectada por la actividad encefalográfica.

Comentario: La conclusión de los autores es que la nueva versión BIS-XP no mejora los resultados de la versión BIS previa al interferirse demasiado por la actividad muscular frontal, principal crítica a este sistema de monitorización y que afecta su fiabilidad. Sin embargo, es conveniente realizar varias matizaciones: 1) Se trata de pacientes posquirúrgicos de cirugía abdominal programada monitorizados con BIS en las primeras 24 horas. Estos enfermos son más proclives a mostrar alteraciones y artefactos debido a problemas relacionados con el temblor (11 pacientes tuvieron escalofríos) y a conseguir una sedación estable. En enfermos impregnados de sedación (no necesariamente relajados) la situación hubiese sido probablemente distinta. 2) En estos enfermos la utilidad teórica del monitor disminuye, ya que si no se complican (el artículo no indica nada al respecto), la retirada de la sedación puede hacerse de manera precoz. 3) La comparación con la escala de Ramsay tiene los problemas derivados de la subjetividad de la misma y de la ausencia de cegamiento en la comparación con la puntuación del BIS. Podría ser preocupante los errores claros del BIS (>80) con tramos altos de la escala de Ramsay referidos por los autores. En mi opinión, aun con escasa experiencia, puede diferenciarse un artefacto tan grosero y buscar una explicación adecuada (dolor, interferencia eléctrica); únicamente hay que atenerse a la máxima habitual de “manda el paciente y no el monitor”. 4) Finalmente, la posición de los sensores, como reconocen los autores, no fue la indicada por los fabricantes y pudo haber artefactado las mediciones. A pesar de todo, el valor del artículo es advertirnos que el BIS todavía debe perfeccionarse para ser una técnica fiable para todos los pacientes en UCI. Es imprescindible ser consciente de sus limitaciones y sus indicaciones, y aprovechando sus potencialidades en determinados enfermos (neurológicos, sedaciones prolongadas) mediante un cuidadoso juicio clínico. Lo que parece claro es que la sedación habrá de monitorizarse por éste u otro sistema con fiabilidad y reproducibilidad probadas. Un aspecto tan importante de nuestros cuidados no puede seguir realizándose a ciegas.

Vicente Gómez Tello
Clínica Moncloa, Madrid
©REMI, http://remi.uninet.edu. Marzo 2005

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Palabras clave: Sedación, BIS, Monitorización EEG.