ISSN: 1578-7710

  Caso clínico nº 12
 

 

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Revista Electrónica de Medicina Intensiva
Caso nº 12. Vol 5 nº 11, noviembre 2005.

Autores: E. Molina Domínguez, P Fernández García, E Herrero Gutierrez, I Sebastián Muñoz, G Elosegui Arzer

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Síndrome de vena cava superior en el postoperatorio de cirugía oncológica
[Volver a la descripción del caso]


Pregunta nº 1: Respecto a la prevención primaria y profilaxis secundaria de episodios tromboembólicos en pacientes oncológicos, ¿cuál de las siguientes opciones es la más correcta?:

  1. Está indicada la profilaxis primaria sistemática con heparina de bajo peso molecular en pacientes oncológicos con catéter venoso central

  2. La anticoagulación oral durante seis meses ha demostrado ser efectiva en la prevención de la recurrencia de episodios tromboembólicos

  3. El tratamiento anticoagulante más efectivo para prevenir la recurrencia de episodios tromboembólicos es la heparina de bajo peso molecular

  4. El ximelagatran ha demostrado su eficacia y seguridad en la prevención de recurrencias de episodios tromboembólicos en estos pacientes

La respuesta correcta es la c): el tratamiento anticoagulante más efectivo para prevenir la recurrencia de episodios tromboembólicos es la heparina de bajo peso molecular.

Los pacientes con cáncer representan el 15-20% de nuevos casos de episodios tromboembólicos en la comunidad [1]. Desde hace muchos años se ha estudiado esta relación entre cáncer y episodios tromboembólicos y en la actualidad se puede concluir:

  • Los pacientes neoplásicos a los que se les diagnostica un episodio tromboembólico presentan una supervivencia inferior que los pacientes con cáncer sin esa complicación [2]

  • El cáncer es un factor de riesgo independiente de muerte en los 7 días siguientes al diagnóstico de episodio tromboembólico venoso [3]

  • El cáncer es un factor de riesgo conocido para la recurrencia de la trombosis tras un primer episodio tromboembólico (riesgo relativo 3 para pacientes con cáncer; riesgo relativo 3 para cáncer metastásico frente a no metastásico; riesgo relativo 2 para quimioterapia actual frente a no quimioterapia) [3]

Actualmente, no se recomienda la profilaxis sistemática de pacientes oncológicos portadores de catéteres venosos centrales [4] sobre la base de estudios que han concluido que:

  • La baja frecuencia de trombosis sintomática asociada al catéter no justifica dicha profilaxis sistemática

  • La profilaxis con heparina de bajo peso molecular no ha demostrado ser efectiva en esta indicación

Sin embargo, recientemente un estudio prospectivo y multicéntrico ha cuestionado que la frecuencia de la trombosis sintomática asociada a un catéter venoso central sea baja en pacientes hematológicos (con una alta frecuencia de trombopenia grave) [5]. Por ello, no se puede considerar en la actualidad un campo cerrado, y probablemente se diseñarán estudios en el futuro con la finalidad de evaluar la eficacia de fármacos antitrombóticos en la profilaxis en estos pacientes.

El tratamiento anticoagulante oral se asocia a frecuentes recurrencias en los pacientes con cáncer, incluso si se mantiene al paciente con un INR adecuado en rango terapéutico [6].

En pacientes con episodios tromboembólicos venosos (trombosis venosa profunda y tromboembolismo pulmonar) y enfermedad neoplásica activa, el tratamiento anticoagulante de elección, por su efectividad en la prevención de la recurrencia, es la heparina de bajo peso molecular [7].

Por último, el ximelagatran no ha sido evaluado hasta la actualidad en términos de eficacia y seguridad en la prevención de recurrencias de episodios tromboembólicos en estos pacientes [3].

Bibliografía pregunta 1:

  1. Lee AY, Levine MN. Venous thromboembolism and cancer: risks and outcomes. Circulation. 2003; 107 (23 Suppl 1): I17-I21. [Resumen] [Artículos relacionados] [Texto completo] [PDF 41 Kb]

  2. Sorensen HT, Mellemkjaer L, Olsen JH, Baron JA. Prognosis of cancers associated with venous thromboembolism. N Engl J Med 2000; 343: 1846-1850. [Resumen] [Artículos relacionados] [Texto completo] [PDF 77 Kb]

  3. Lopez JA, Kearon C, Lee AY. Deep venous thrombosis. Hematology (Am Soc Hematol Educ Program). 2004; 439-456. [Resumen] [Artículos relacionados] [Texto completo] [PDF 183 Kb]

  4. Geerts WH, Pineo GF, Heit JA, Bergqvist D, Lassen MR, Colwell CW, Ray JG. Prevention of Venous Thromboembolism: The Seventh ACCP Conference on Antithrombotic and Thrombolytic Therapy. Chest 2004; 126: 338S-400S. [Resumen] [Artículos relacionados] [Texto completo] [PDF 436 Kb]

  5. Cortelezzi A, Moia M, Falanga A, Pogliani EM, Agnelli G, Bonizzoni E, Gussoni G, Barbui T, Mannucci PM; CATHEM Study Group. Incidence of thrombotic complications in patients with haematological malignancies with central venous catheters: a prospective multicentre study. Br J Haematol 2005; 129: 811-817. [Resumen] [Artículos relacionados]

  6. Lee AY. Management of thrombosis in cancer: primary prevention and secondary prophylaxis.Br J Haematol 2005; 128: 291-302. [Resumen] [Artículos relacionados]

  7. Buller HR, Agnelli G, Hull RD, Hyers TM, Prins MH, Raskob GE. Antithrombotic therapy for venous thromboembolic disease: the Seventh ACCP Conference on Antithrombotic and Thrombolytic Therapy. Chest 2004; 126 (3 Suppl): 401S-428S. [Resumen] [Artículos relacionados] [Texto completo] [PDF 189 Kb]

Pregunta nº 2: En relación al diagnóstico de la trombosis venosa asociada a catéter venoso central, indique cuál es la respuesta correcta:

  1. Los signos clínicos de trombosis en las venas de las extremidades superiores (TVES) son el método más sensible de diagnóstico

  2. La tomografía computerizada (TAC) es el método preferido en la evaluación inicial de la TVES

  3. La radiología torácica es el método más utilizado en la evaluación inicial de la TVES

  4. Todos los métodos de radiodiagnóstico son igualmente sensibles

La respuesta correcta es la b): la tomografía computerizada (TAC) es el método preferido en la evaluación inicial de la TVES.

Los síntomas de trombosis de venas superiores asociados a catéter son infrecuentes y hay que tener alto índice de sospecha para realizar el diagnóstico.

La clínica es variable y con frecuencia los pacientes solo tienen síntomas leves y referida a los efectos locales del trombo o a la embolización distal. Como se asocia a pacientes con tumores suele estar enmascarada por la clínica local del tumor.

Cuando existe obstrucción de las grandes venas torácicas aumentan las ramas colaterales de drenaje, fundamentalmente la vena ácigos. Sin embargo, la presión venosa central permanece elevada dando la clínica típica del síndrome de vena cava superior. La disnea es el síntoma más frecuente encontrado en todas las series [14]. La tos, cianosis y edema facial son menos frecuentes.

La embolización distal produce en el 20% embolismo pulmonar incluso en pacientes anticoagulados. Hay que sospechar foramen oval persistente (que tiene alta prevalencia en la población general) ante la presencia de trombosis venosa de la vena subclavia y embolismo pulmonar o clínica neurológica. El desarrollo de flujo colateral y su visualización a través de las venas de la pared torácica puede hacer sospechar el diagnóstico de trombosis de la vena subclavia.

No existen series amplias que comparen las distintas técnicas de diagnóstico. Sin embargo podemos afirmar que:

  • La radiología torácica (RT) es anormal en  la mayoría de pacientes, ya que los tumores son la causa más frecuente [14]. En una serie de 86 pacientes estudiados, en el 84% la RT fue anormal, siendo los signos más frecuentes el ensanchamiento mediastínico y el derrame pleural, que ocurrieron en el 64 y 26% de los casos respectivamente. La radiología torácica no aporta información en el TEV.

  • La TAC torácica es la modalidad de imagen preferida cuando se sospecha el diagnóstico. El contraste define el nivel y extensión del bloqueo venoso, dibuja las vías colaterales de drenaje  y con frecuencia ofrece el diagnóstico de la patología de base. Es considerada por muchos el estudio de elección cuando existe sospecha de trombosis [15]. Son signos aportados por la TAC: trombo intraluminal de baja densidad, una marcada visualización de la pared del vaso (el contrate es absorbido por los vasa vasorum), edema de los tejidos blandos alrededor de la vena y distensión de la vena proximal al trombo. No existen suficiente trabajos actualmente que valoren la sensibilidad y especificidad de la TAC en el diagnóstico de trombosis de la vena subclavia.

  • La ultrasonografia es una técnica no invasiva, de fácil disponibilidad y que nos aporta información valiosa. En algunos estudios está considerada como de elección por ser de fácil disponibilidad. Proporciona pocos datos por debajo de la clavícula y mandíbula. Comparada con la venografia estándar, la ecografía doppler color es sensible y especifica: 100% y 93% respectivamente para el diagnóstico de trombosis de extremidades superiores, y es útil para detectar cambios en el flujo secundarios a trombosis durante la fase aguda de la formación del coágulo [17]. Los datos incluyen: vena dilatada que no se puede comprimir, coágulo intraluminal y  maniobra de Valsalva negativa (cambio esperado en el volumen intraluminal secundario al aumento del retorno venoso).

  • La venografia bilateral de extremidades superiores es superior a la TAC para definir la localización y la extensión de la obstrucción de la vena cava superior y para visualizar las vías colaterales. Sin embargo, no identifica la causa de la obstrucción a menos que la trombosis sea la única causa. Tiene riesgos derivados de la exposición al contraste y el potencial desplazamiento del trombo con el consiguiente embolismo pulmonar. La venografia Tec99 no añade información importante a la aportada por la TAC torácica y posee menor resolución de imagen que la venografía, pero nos informa de la permeabilidad del vaso y patrón de flujo [14]. El TAC helicoidal  y la flebografía de extremidades superiores combina los beneficios aportados por ambos métodos diagnósticos.

  • La RNM puede ser útil en pacientes con alergia al contrate o cuando no puede obtenerse una vía de administración de contraste. Las imágenes de RNM son muy específicas para los trombos de la vena subclavia, su sensibilidad es el 80% cuando el trombo ocluye totalmente la vena y de 0% cuando la oclusión es parcial. [16]. La venografía con contraste puede mejorar la sensibilidad, pero su uso es experimental [14]. Comparada con la TAC, la RNM proporciona mayor información de tejidos blandos, mayor sensibilidad para detectar el flujo de sangre y no requiere exposición al contraste.

  • El test de galio-67 no tiene aceptación por su elevada proporción de falsos positivos, especialmente en pacientes con patología maligna activa.

Pregunta nº 3: Teniendo en cuenta que el tromboembolismo venoso es más frecuente en la población oncológica, ¿cuál de las siguientes opciones es la incorrecta?:

  1. El riesgo de tromboembolismo venoso en el paciente oncológico es de 4 a 6 veces superior que en la población general.

  2. Una causa infrecuente de trombosis venosa de extremidades superiores es el síndrome de Paget-Schoretter.

  3. La causa más frecuente de trombosis venosa de extremidades superiores es debida al uso de catéteres venosos centrales en pacientes con cáncer y patología crónica.

  4. La causa más frecuente de síndrome de vena cava superior es la trombosis venosa de los grandes vasos de drenaje torácicos.

La pregunta correcta es la d). La causa más frecuente de síndrome de vena cava superior es la trombosis venosa de los grandes vasos de drenaje torácicos.

El 10% de los pacientes que presenta un episodio de tromboembolismo venoso (TEV) de etiología incierta son diagnosticados de cáncer en el primer año del diagnóstico. La asociación de cáncer y TEV empeora el pronóstico de los pacientes oncológicos en relación a los que no tienen esta complicación. EL TEV con frecuencia se presenta al final de la enfermedad o es la primera manifestación de un cáncer oculto.

En relación a la patología oncológica:

  • La actividad de la enfermedad incrementa el riesgo para TEV hasta  4 y 6 veces en relación con los pacientes en remisión.

  • El cáncer es factor de riesgo independiente de muerte y eleva hasta 8 veces la mortalidad en los pacientes que reciben quimioterapia cuando son diagnosticados de TEV.

  • El riesgo de TEV para cada tumor permanece incierto. Los tumores más frecuentemente diagnosticados en los pacientes con trombosis venosa son: pulmón, colon, mama y próstata, y reflejan la prevalencia de estos tumores en la población general.

  • Después de la cirugía, el riesgo de trombosis venosa  se duplica en relación a la población general y se triplica para el embolismo pulmonar fatal comparada con pacientes sin cáncer.

Múltiples factores son los responsables del estado del hipercoagulabilidad: actividad procoagulante de los tumores, respuesta inflamatoria del huésped y factores extrínsecos que con frecuencia son iatrogénicos (quimioterapia, tratamiento hormonal, catéteres venosos centrales, etc). Estudios recientes evidencian que en la activación de la coagulación inducida por el tumor están involucradas las células de crecimiento tumoral, angiogénesis y metástasis.

Respecto a la recurrencia de los episodios tromboembólicos:

  • El riesgo de recurrencia de TEV en el paciente oncológico se triplica durante y después del tratamiento anticoagulante.

  • El riesgo de recurrencia se triplica en quienes tienen enfermedad metastásica. La inmovilidad y la quimioterapia son factores de riesgo de recurrencia. El riesgo disminuye si el cáncer responde al tratamiento inicial o si los factores de riesgo revierten.

  • Los pacientes que debutan con tromboembolismo pulmonar (TEP) tienen el mismo riesgo de recurrencia que quienes debutan con TEV, y el 60% de  las recurrencias serán TEP [1].

La trombosis venosa de las extremidades superiores representan hasta un 10%  de todos los casos de TEV [3].

La trombosis espontánea de las vena axilar y subclavia o síndrome de Paget-Schoretter es infrecuente, se da en gente joven con alteraciones anátomicas osteomusculares que producen compresión venosa. Se ha descrito que existe un estado de hipercoagulabilidad  o trombofilia en pacientes con recurrencias [4].

La causa más frecuente de TEV está asociada a catéteres venosos centrales en pacientes con cáncer u otras patologías crónicas [3]. Aunque existen pocos estudios que incluyan una serie amplia de pacientes, la incidencia en la población oncológica se estima del 3-32% [5].

  • En un estudio donde se valoraron 145 pacientes con tumores orofaríngeos con catéteres centrales la incidencia fue del 12%, siendo sintomática en el 3%. El catéter malposicionado aumentó espectacularmente el riesgo de trombosis: 6% cuando la punta del catéter se localizaba en la VCS o AD, comparada con 46% cuando estaba localizada en la vena inmoninada o en la unión de la inmominada y la VCS [6].

  • Otro estudio prospectivo y multicéntrico realizado en 458 pacientes hematológicos de los cuales el  81% tenían trombopenia grave, se documentó 1,5% de TEV asociada a catéter. Hubo diferencias significativas respecto al tipo de catéter: no tunelizado frente a tunelizado  (OR 1,65; IC 95% 0,79-3,43),  y comparando con otros catéteres frente a tunelizados (OR 0,45; IC 95% 0,05-4,43). Valorando los pacientes con y sin infección relacionada con catéter la OR fue 0.80 (IC 95% 0,18-3,69). La mayoría de los eventos ocurrieron en los 20 primeros días desde la inserción [7].

  • En una revisión sistemática realizada en tres poblaciones distintas de pacientes, se observó que la incidencia de trombosis relacionada con catéter venoso central varía considerablemente: 0-33% en pacientes que reciben nutrición parenteral, 0-90% en pacientes con cáncer y 0-44% en pacientes críticos [8].

Las neoplasias causan síndrome de vena cava superior por compresión extrínseca, por invasión del vaso por el tumor o por aumento de los ganglios mediastínicos que comprimen los vasos de drenaje torácicos.

Los tumores malignos son responsables del 78-85% de los casos de síndrome de vena cava superior; el resto se asocia a infección  y trombosis de catéteres venosos centrales o marcapasos. De los tumores malignos, la causa más frecuente es el carcinoma de pulmón broncogénico y en segundo lugar el linfoma. Ambos tumores representan el 94% del total de todos los tumores [9].

Pregunta nº 4: En relación al tratamiento de la trombosis asociada a catéter venoso central, ¿cuál es la opción más correcta?:

  1. El tratamiento de elección de la trombosis sintomática asociada a catéter es la retirada del catéter y la anticoagulación.

  2. El catéter nunca debe ser retirado por el riesgo embolígeno asociado.

  3. El catéter se debe mantener realizando vigilancia periódica y manteniendo al paciente anticoagulado.

  4. La trombolisis es el tratamiento más utilizado en la trombosis asociada a catéter venoso central.

La respuesta correcta es la a) El tratamiento de elección en la trombosis sintomática asociada a catéter es la retirada del catéter y la anticoagulación.

El tratamiento óptimo de la trombosis venosa asociada a catéter se desconoce. En general, la clínica de trombosis sintomáticas remite con la observación, retirada del catéter y la anticoagulación. Solo una minoría de pacientes permanecen sintomáticos [10]. Cuando persisten los síntomas la terapia endovascular y la cirugía están descritas en casos clínicos y series pequeñas.

La recanalización puede producir fibrosis y estenosis, habiendo sido utilizada la angioplastia y las endoprótesis vasculares con buenos resultados con rápido alivio de los síntomas, alta permeabilidad a medio plazo y baja mortalidad. Existen series pequeñas que describen buenos resultados con resolución parcial o total de los síntomas en el 68-100% de los pacientes y permeabilidad del 90% a los 17 meses, fracasando cuando  existe invasión completa de la VCS por tumores malignos.

El tratamiento quirúrgico mediante la construcción de un puente entre la vena innominada izquierda o yugular y la aurícula derecha es otra opción que puede conseguir permeabilidad de hasta el 80% a los 15 años. Sin embargo, puede ser desproporcionado para un paciente con patología neoplásica de pronóstico incierto someterle a un alto riesgo quirúrgico [11].

El tratamiento de la trombosis venosa asintomática asociada a catéter es controvertido. El riesgo de embolización en las extremidades superiores se desconoce, por lo que el análisis riesgo beneficio del tratamiento no se puede establecer. Sin embargo, se recomienda que los pacientes con trombosis axilo-subclavia deberán ser manejados de la misma forma que el paciente sintomático, ya que es lógico pensar que el riesgo sea similar  y que el trombo puede organizarse y causar obstrucción permanente de la vena subclavia, con la consiguiente pérdida de acceso vascular para sucesivas colocaciones de catéter.

Cuando los potenciales sitios de colocación de catéter son limitados se tiende a conservar el catéter, manteniendo siempre la anticoagulación y con vigilancia estrecha, ya que puede existir riesgo de infección y embolismo sépticos.

Respecto al tratamiento trombolítico, se utiliza en el tratamiento de la trombosis espontánea de extremidades superiores (síndrome de Schortter). Sin embargo, se desconoce el beneficio en la trombosis asociada a catéter. En series referidas a pacientes crónicos es donde existe mayor evidencia: en un estudio retrospectivo de 95 pacientes con trombosis venosa axilo-subclavia se administró urokinasa a través del catéter y anticoagulación (n = 33) o solo anticoagulación (n = 62). La fibrinolisis y anticoagulación mejoró la recanalización comparada con la anticoagulación sola. Sin embargo, hubo un alto porcentaje de complicaciones durante la trombolisis, motivo por el que los autores desaconsejan el tratamiento fibrinolítico [12].

Como el catéter tunelizado está en constante movimiento, puede dañar la pared del vaso o de la aurícula formándose un trombo mural, produciendo obstrucción en la punta y malfunción del catéter. Los trombos grandes intrauriculares de más de 2 cm. pueden ser diagnosticados por ecografía transesofagica, y no existen estudios controlados que aclaren el manejo óptimo, siendo la clínica del paciente la que orienta al tratamiento. Si el paciente presenta tromboemblismo pulmonar, infección del trombo o compromete la mecánica cardiaca deberá extraerse quirúrgicamente [13].

Bibliografía preguntas 2 a 4:

  1. Agnes Y, Lee Y. Management of thrombosis in cancer. Primary prevention and secondary prophilaxis. British Journal Haematology, 128: 291-302.

  2. Lopez Ja, KearonC, Lee AY. Deep venous thrombosis. Hematology 2004, 439-56.

  3. Joffe, HV, Kucher N, Tapson VF, Goldhaber SZ. Upper-extremity deep vein thrombosis. a prospective registry of 592 patients. Circulation 2004; 110: 1605.

  4. Inoue K, Saito J, Miyazaki M, et al. a Kendo player with haemoptysis. Lancet 2004; 364: 814.

  5. Tesselaar ME, ouwerkerk J, Nooy MA, et al. Risk factor for catheter-related thrombosis in cancer patients. Eur J Cancer 2004; 40: 2253.

  6. Luciani A, Clement O, Halimi P, et al. Catheter-related upper extremity deep venous thrombosis in cancer patients: a prospective study based on Doppler US. Radiology 2001; 220: 655.

  7. Cortelezzi A, Moia M, Falanga A, et al. Incidence of thrombotic complications in patients with haematological malignancies with central venous catheters. a propective multicentre study. British Journal Haematology 2005; 129: 811-817.

  8. Klerk C, Smorenburg S, Büller H. Thrombosis prophilaxis in Patients populations With a Central Venous Catheter. Arch intern Med 2003; 163: 1913-1921.

  9. Abner A. Approach to the patient who presents with superior vena cava obstruction. Chest 1993, 103: 394S.

  10. Becker, DM, Philbrick JT, Walker FB. Axillary an subclavian vein thrombosis: prognosis and treatment. Arch intern Med 1991; 151: 1934.

  11. Bouza Herrero, Mertems R, Valdés F, Kramer A, Mariné L, Vergara J. Rev Med Chile 2001; 129: 421-426.

  12. Sabeti S, Schilinger M, Mlekusch W, et al. Treatment of subclavian-axillary vein thrombosis. long-term outcome of anticoagulation versus systemic thrombolysis. Thromb Res 2002; 108: 279.

  13. Ghani, MK, Boccalandro F, Denktas AE, Barasch E. Righ atrial thrombus formation associated whith central venous catheters utilization in hemodialysis patients. Intensive Care Med 2003; 29: 1829.

  14. Dominguez MA, Manterola P, Romero Esp/Alm, Martinez E, et al.  Obstrucción maligna de la vena cava superior.

  15. Abner A: Approach to the patient who presents whith superior vena cava obstruccion. Chest 1993: 103 (4, Suppl): 394s-397s.

  16. Haire WD, lynch TG, lund GB, et al. limitations of magnetic resonance imaging and ultrasound-directed (duplex) scanning in the diagnosis of subclavian vein thrombosis. J vas Surg 1991; 13: 391.

  17. Koksoy Herrero, kuzu A, kutlay J, et al. The diagnostic value of colour dopplar ultrasound in central venous catheter related thrombosis. Clin Radiol 1995; 50: 687.

E. Molina Domínguez, P Fernández García, E Herrero Gutierrez, I Sebastián Muñoz, G Elosegui Arzer.
Hospital San Jaime, Alicante
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Noviembre 2005.

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última modificación: 01/07/2007