Papel de la amiodarona en la RCP
Pregunta nº 4: ¿Cuándo hubiera estado indicado el tratamiento con
amiodarona en este paciente?
-
Tras la tercera
desfibrilación
-
Si el paciente sigue en
fibrilación después de los tres primeros choques
-
Si se hubieran administrado
tres tandas de tres choques
-
En ninguna de las
circunstancias anteriores
La respuesta correcta es
(b): si el paciente sigue en fibrilación después de los tres primeros
choques.
La amiodarona es el antiarrítmico de elección en la FV que persiste
tras la tercera desfibrilación. Este paciente recuperó el pulso tras el
tercer choque, por lo que no se llegó a producir tal circunstancia.
Apoyándose en el estudio ARREST (amiodarona superior a
placebo en FV refractaria) (1), las
recomendaciones 2000 del European Resuscitation Council (2)
expresan que “debe considerarse el uso de amiodarona (después de la
adrenalina) para el tratamiento de FV/TV sin pulso refractaria a las
descargas, después de la tercera descarga, siempre que no demore la
aplicación de más descargas”. Posteriormente a estas recomendaciones se ha
publicado el estudio ALIVE (3,
4) en
el que la amiodarona consigue mayor supervivencia hasta el ingreso en el
hospital que la lidocaina.
Enlaces:
- Kudenchuk PJ, Cobb LA, Copass MK, Cummins RO,
Doherty AM, Fahrenbruch CE, Hallstrom AP, Murray WA, Olsufka M, Walsh T.
Amiodarone for resuscitation after out-of-hospital cardiac arrest due to
ventricular fibrillation. N Engl J Med 1999; 341: 871-878. [Texto
completo]
- Latorre F, Nolan J, Robertson C, Chamberlain D, Baskett P.
Recomendaciones 2000 del European Resuscitation Council para un soporte
vital avanzado en adultos. Med Intensiva 2001; 25: 354-364.
[Texto
completo] [PDF]
- Dorian P, Cass D, Schwartz B, Cooper R,
Gelaznikas R, Barr A. Amiodarone as compared with lidocaine for
shock-resistant ventricular fibrillation. N Engl J Med 2002; 346:
884-890. [Texto
completo]
- Palencia E. Amiodarona, superior a la lidocaína en la fibrilación
ventricular refractaria.
REMI 2002; 2 (4): 344.
Nieves de Lucas García
SAMUR-Protección Civil, Madrid
©REMI, http://remi.uninet.edu.
Marzo 2003.
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Comentario
Autor: Eduardo Palencia Herrejón
Quisiera añadir alguna reflexión sobre el uso de la
amiodarona en la fibrilación ventricular refractaria. Creo que,
efectivamente, como dice Nieves y como recogen las recomendaciones
europeas sobre RCP, la amiodarona es superior a placebo (estudio "ARREST") y a lidocaína (estudio
"ALIVE"), y consigue un aumento en la tasa de recuperación de la
circulación espontánea en los paros cardiacos por FV o TV sin pulso que
persiste tras los tres primeros choques.
El principal reproche que se ha hecho a los estudios
ARREST y ALIVE es que en ninguno de los dos ensayos se demuestra un
aumento en la supervivencia hospitalaria con buena recuperación
neurológica y global; sin embargo, éste, que sin duda es el objetivo
deseable, es un objetivo bien lejano cuando lo que estamos intentando es
salvar una vida en la calle, o en la puerta del hospital: no habrá forma
de lograr que se vaya a casa andando y con la cabeza en su sitio si no lo
sacamos antes del paro; para llegar a la meta debemos atravesar y superar
cada uno de los obstáculos intermedios. Y, con amiodarona, tenemos más
probabilidades de salvar el primero.
Se podría argüir que si recuperamos paros cardiacos
pero no mejoramos la supervivencia hospitalaria libre de secuelas graves,
lo que estamos haciendo en realidad es consumir recursos para aumentar la
población de enfermos con deterioro neurológico grave (estados
vegetativos, estados de mínima consciencia), y podría ser así, de no ser
porque, junto al resto de los cuidados intensivos, ahora disponemos de un
tratamiento que ha resultado eficaz para aumentar la supervivencia y
evitar el daño neurológico postparo: la hipotermia.
Así es como avanza la medicina contemporánea, paso a
paso, con fatiga, con esfuerzo, sumando pequeñas victorias parciales. El
caso que hemos presentado, un caso afortunado entre otros muchos que no lo
son tanto, lo ejemplifica: asistencia rápida, desfibrilación precoz;
amiodarona si hubiese sido necesaria; angioplastia primaria e hipotermia:
no debemos prescindir de ninguna de estas medidas si queremos conseguir
que, como dijo Beck en 1960, no muera un "corazón demasiado bueno para
morir".
Enlaces:
Eduardo Palencia Herrejón
Servicio de Medicina Intensiva
Hospital Gregorio Marañón, Madrid
palenciah@terra.es
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