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2. 1. INTRODUCCION
Desde un punto de vista clínico el priapismo se define como una
erección prolongada y dolorosa, sin tener relación con el
deseo sexual.
Fisiopatológicamente nos encontramos ante un balance desequilibrado
entre el aflujo arterial y el drenaje venoso peneano. El estado de erección
se limita a los cuerpos cavernosos, sin afectar al cuerpo esponjoso o el
glande como ocurre en la erección fisiológica.
Desde la introducción de las inyecciones intracavernosas de
fármacos vasoactivos en la práctica médica, la incidencia
del priapismo ha aumentado
enormemente, pasando a ser una entidad de aparición relativamente
frecuente. Se ha descrito en todos los grupos y edades.
El priapismo veno-oclusivo constituye una emergencia por lo que es
importante conocer su fisiopatología, el diagnóstico y el
tratamiento de esta entidad que si no es identificada adecuadamente puede
determinar la aparición de una impotencia definitiva para el paciente.
2. 2. FISIOPATOLOGIA
Para una respuesta eréctil normal debe existir un equilibrio
hemodinámico entre el aporte arterial y el drenaje venoso de los
cuerpos cavernosos. La rotura de este equilibrio provoca el priapismo.
Básicamente se han descrito dos mecanismos fisiopatológicos
responsables
(Hauri y cols. 1983). Como veremos, cada uno de ellos ofrece un mecanismo
etiológico, un pronóstico y un tratamiento diferentes.
2. 2. 1. Priapismo de alto flujo, pulsátil
o no isquémico
El mantenimiento de la erección no se debe a una miorrelajación
activa de los cuerpos cavernosos, sino a un flujo arterial aumentado de
manera permanente, siendo el drenaje venoso normal, pero insuficiente para
provocar la detumescencia. La ausencia de estasis sanguínea explica
su, en general, buena tolerancia. Suele ser provocado por una fístula
arteriocavernosa adquirida yatrogénica o accidentalmente asociados
a un traumatismo arterial o peneano con laceración de la arteria
cavernosa o una de sus ramas.
En este tipo de priapismo las lesiones cavernosas son menos graves
y precisan mucho más tiempo para instaurarse que las de bajo flujo.
Por ello la evolución es favorable para el mantenimiento posterior
de la función sexual (Cuadro
1).
2. 2. 2. Priapismo de bajo flujo, de estasis
o isquémico
Esta forma de priapismo es la más frecuente y la que entraña
mayor potencial de causar una alteración permanente en la función
eréctil del pene. En el priapismo venooclusivo hay una obstrucción,
parcial o completa, del drenaje de los cuerpos cavernosos. Una vez que
éstos han llegado a su máxima expansión, la
obstrucción impide que se produzca flujo de entrada de sangre arterial
y, por tanto, se establece un estado isquémico dentro de los cuerpos
cavernosos (Cuadro
2).
El impedimento inicial al drenaje venoso puede deberse a una oclusión
extravascular o intravascular de las venas de drenaje. El priapismo que
se inicia por compresión extravascular puede acabar teniendo un
componente intravascular debido a la formación de trombos sanguíneos
en las vénulas de drenaje como consecuencia del estasis sanguíneo.
De la misma forma, al priapismo iniciado por obstrucción intravascular
puede añadirse un componente extravascular debido al edema en el
tejido trabecular.
Tras la instauración de la isquemia, y con el paso de las horas,
la pO2 y el pH de la sangre atrapada en los cuerpos cavernosos disminuyen,
pudiendo alcanzar niveles próximos a la anoxia (pO2 de 0-10 mm Hg)
y una acidosis severa (pH de 6,6) alrededor de las 3-4 horas. Tanto la
acidosis como la anoxia causan depresión de la contractilidad del
músculo trabecular, lo cual impide la desactivación del mecanismo
venooclusivo necesario para que el drenaje de los cuerpos cavernosos tenga
lugar.
Entre los últimos los factores descubiertos que intervienen
en el mecanismo
productor están el déficit tanto de óxido nítrico
como de prostaglandina (PG I2), ambos potentes inhibidores de la agregación
plaquetaria así como de la activación de las células
inflamatorias. Su síntesis en el cuerpo cavernoso depende de la
concentración de oxígeno, y en la hipoxia (pO2 < 25 mm
Hg) está prácticamente bloqueada. La ausencia pues de óxido
nítrico y de Pg I2 favorece la agregación plaquetaria y la
formación de trombos en las vénulas así como la infiltración
del tejido trabecular por células inflamatorias. Estos hallazgos
son muy tardíos en la evolución del priapismo, coincidiendo
con la instauración de una hipoxia severa.
Finalmente, el estado isquémico prolongado puede llevar a la
muerte celular y posterior fibrosis en el proceso de reparación
del tejido lo que condiciona la aparición de una impotencia permanente.
Estructuralmente, la primera alteración es el edema del tejido
trabecular. Durante las primeras 12 horas dicho edema es escaso y el infiltrado
de linfocitos esporádico. Entre las 12 y 24 horas su persistencia
conducirá a daño celular, afectándose antes las células
de las fibras musculares lisas que las endoteliales, transformándose
en células semejantes a fibroblastos, no contráctiles y capaces
de sintetizar colágeno, lo que evoluciona a la formación
de tejido fibroso. A partir de las 24 horas aparece necrosis focal de las
células; de este modo la posibilidad de reversibilidad lesional
y conservación posterior de la erección desaparecen.
Si el priapismo se prolonga más de 48 horas surgen coágulos
en los espacios cavernosos, desapareciendo el endotelio, con masiva infiltración
inflamatoria, necrosis celular y fibrosis de las trabéculas.
2. 3. ETIOLOGIA
Dentro de los factores etiológicos del priapismo se diferencian
dos grandes grupos: primario o idiopático y el secundario a entidades
específicas
(tabla 1).
2. 3. 1. Priapismo idiopático
Constituye el grupo mayoritario, oscilando entre el 30 y el 50% de los
pacientes. Éstos suelen tener un patrón anormal de actividad
eréctil en el test de tumescencia nocturna.
La erecciones prolongadas, bien por excitación sexual o por
la propia erección nocturna, son un factor predisponente. El edema
trabecular consecutivo a erecciones prolongadas sería el punto de
partida de este priapismo. Suelen referir como antecedente una estimulación
sexual, potenciada a veces por diferentes fármacos.
Casi siempre este tipo de priapismo se presenta como de bajo flujo,
aunque se han descrito algunos casos de alto flujo. Este grupo de priapismo
idiopático, con el mejor conocimiento de la actividad de diferentes
fármacos, va disminuyendo su porcentaje, puesto que se pueden calificar
como priapismos farmacológicos algunos considerados antes como idiopáticos.
2. 3. 2. Priapismo secundario
Son actualmente el grupo mayoritario. Sus causas son variadas.
2.3.2.1. Alteraciones hematológicas
La anemia de células falciformes es una causa muy frecuente de
priapismo,
constituyendo del 10 al 30% de los casos. En la raza negra y sobre
todo en
niños puede alcanzar hasta un 63%. En éstos las lesiones
irreversibles son
mucho menos frecuentes que en los adultos. Suelen haber episodios previos
recurrentes. El enlentecimiento del flujo durante la erección
debido a la
acumulación de células deformes incrementa la acidosis
y la hipoxia, produciéndose secundariamente nuevas acumulaciones
de células y el
enlentecimiento adicional del flujo venoso de drenaje. Es decir, es
el típico
mecanismo de estasis, con las lesiones consiguientes.
La leucemia supone el 15% de los casos en niños y el 3-6% en
adultos. La leucemia crónica es la que con mayor frecuencia provoca
priapismo, aunque también se observa en la leucemia mieloblástica
aguda y en la linfoblástica. Como factores patogénicos se
describen: la acumulación celular en los cuerpos cavernosos y en
la vena dorsal del pene, la infiltración leucemica del nervio sacro,
la obstrucción mecánica de venas y nervios abdominales consecutiva
a la esplenomegalia y la estimulación directa del sistema nervioso
central.
La trombocitopenia es bastante rara y se manifiesta por hemorragias
espontáneas acompañadas de trombosis de las venas superficiales
y profundas.
Estas trombosis serían las que producirían el priapismo
de estasis.
El mieloma múltiple por aumento de la viscosidad plasmática,
la talasemia, la policitemia y la anemia hemolítica congénita
no esferocítica, son otras entidades que también pueden provocar
priapismo.
2.3.2.2. Disfunciones neurológicas
Excluyendo los producidos por fármacos, los priapismos por disfunción
neurológica constituyen el 3%.
Los procesos irritativos del sistema nervioso central pueden dar lugar
a una hiperestimulación de los centros de la erección cerebral
o medular. Igualmente hay una serie de enfermedades urológicas que
actuarían sobre el sistema nervioso central por irritación
local, produciendo secundariamente priapismo: condilomas acuminados intaruretrales
o meatales, fimosis, prostatitis, uretritis y litiasis intrauretrales y
vesicales.
También se han descrito múltiples enfermedades del sistema
nervioso central que causarían priapismo: esclerosis múltiple,
tabes dorsal, mielitis transversa, rotura de aneurisma intracraneal, compresiones
de la cola de caballo por hernia discal o por estenosis degenerativa del
canal lumbar por aracnoiditis y traumatismo cerebral o medular (es típico
el priapismo en el ahorcamiento).
2.3.2.3. Neoplasias
Suponen el 3-8% de las causas de priapismo. El flujo venoso se ve dificultado
por la obstrucción neoplásica local o metastásica.
El priapismo es muy frecuente en los carcinomas metastásicos de
pene o por invasión peneana de neoplasias cercanas (vesical, prostática
y rectal).
2.3.2.4. Trastornos metabólicos
Se ha descrito priapismo en la amiloidosis y en la enfermedad de Fabry.
Los depósitos lipídicos de esta última pueden estenosar
el sistema venoso dificultando su retorno y produciendo secundariamente
priapismo. La diabetes juvenil está implicada en el 5,7% de los
priapismos.
2.3.2.5. Enfermedades infecciosas
Se ha descrito en la tularemia y en la parotiditis con o sin orquitis,
en pacientes con hidrofobia y con rickettsiosis. En Egipto una de las causas
más frecuentes de priapismo en los niños es la picadura de
alacranes.
2.3.2.6. Fármacos y tóxicos
Según las diferentes estadísticas los fármacos
suponen el 20% de las causas de priapismo.
Inyección intracavernosa de fármacos vasoactivos. En
la actualidad es una de las causas más usuales de priapismo desde
que se ha generalizado el uso de estos agentes en el diagnóstico
y tratamiento de la disfunción eréctil.
En este grupo de fármacos se incluyen relajantes de la musculatura
lisa, antagonistas betaadrenérgicos, atropina y prostaglandinas.
En la práctica clínica las sustancias más utilizadas
son: relajantes de la musculatura lisa (papaverina) y los antagonistas
alfaadrenérgicas (fenoxibenzamina, fentolamina y nicergolina). Últimamente
se está generalizando más la utilización de prostaglandinas,
pues parece que implican menos riesgo de provocar priapismo.
Generalmente estos fármacos actúan incrementando el flujo
arterial, con disminución del retorno venoso.
Se ha descrito como causa de priapismo la administración de
andrógenos, tolbutamida, HCG, corticoides… El alcohol y la marihuana
han sido implicados en el priapismo por sí mismos o como potenciadores
de otros fármacos.
2.3.2.7. Anticoagulantes
Se ha descrito la hipercoagulabilidad y una agregación plaquetaria
como causa etiopatogénica. Se produciría una obstrucción
del drenaje venoso de los cuerpos cavernosos y priapismo secundario.
2. 4. CLINICA
2. 4. 1. Priapismo venooclusivo
El paciente acude a Urgencias en general, agitado, con una erección
dolorosa de varias horas de duración. Excepto en los casos asociados
a inyección intracavernosa, el paciente suele notar por primera
vez la erección prolongada al despertarse, en mitad de la noche,
o después de mantener relaciones sexuales. Esta relación
temporal con erecciones nocturnas o sexuales sugiere que muchos casos la
alteración primaria que lleva al priapismo es la interferencia con
los mecanismos fisiológicos que regulan la detumescencia de la erección.
El pene suele presentar una erección completa y resulta doloroso
al tacto. Sólo los cuerpos cavernosos participan de la erección
priapística: el glande es pequeño y la superficie ventral
del pene es plana ya que no está presente el abultamiento que produce
el cuerpo esponjoso en una erección normal.
Es importante conocer si el paciente está tomando algún
medicamento, si tiene alguna hemoglobinopatía, y cuál es
el patrón previo de la erección. En algunos casos los pacientes
refieren una historia de facilidad para obtener múltiples erecciones,
erecciones prolongadas (en general menos de 2-3 horas) que llegan a la
detumescencia espontánea, o de episodios en los que después
de la eyaculación el pene se ha mantenido erecto durante un tiempo
prolongado.
En los casos asociados a inyección intracavernosa el paciente
habitualmente
acude a Urgencias porque se le indicó en consultas que así
lo hiciera si la erección persistía más allá
de cuatro horas. Esto ocurre, generalmente, en las fases iniciales del
diagnóstico y tratamiento de la impotencia, cuando se está
hallando la dosis de fármaco más adecuada y en pacientes
jóvenes o que presentan una disfunción eréctil neurogénica.
Ocurre con una frecuencia mayor cuando el fármaco inyectado
es la papaverina (2-10%) y muy infrecuentemente con el uso de prostaglandina
E1 (< 1%).
2. 4. 2. Priapismo arterial
El paciente siempre refiere una historia de trauma que, cuando es una
contusión perineal o del pene, puede haber ocurrido desde unas horas
hasta unos días antes de la aparición del priapismo. Cuando
se trata de un trauma penetrante, en general por aguja, el priapismo se
suele instaurar de inmediato. Aunque algunos pacientes manifiestan ciertas
molestias asociadas con la erección, esta forma de priapismo suele
ser indolora y, desde luego, no presenta el dolor isquémico severo
que caracteriza el priapismo venooclusivo. El pene se suele hallar en un
estado de erección incompleta (60-75%), no es doloroso al tacto,
y presenta una consistencia elástica a la inspección.
2. 5. Diagnóstico
El priapismo es una emergencia médica y, por lo tanto, el paciente
debe ser atendido de inmediato.
Es preciso indagar sobre la posible existencia de episodios previos
de erecciones prolongadas y preguntar sobre la toma de medicamentos, alteraciones
hematológicas, presencia de tumores, retención urinaria,
etc.
Con vistas a perfilar el pronóstico y el tipo de tratamiento,
se requiere establecer claramente el diagnóstico diferencial entre
los tipos de priapismo mencionados.
La historia clínica y los síntomas que refiere el paciente
son, en general, suficientes para sospechar una u otra forma de priapismo.
El tratamiento con fármacos que se saben asociados con el priapismo
(antihipertensivos, antipsicóticos, nutrición parenteral)
debe ser interrumpido.
En la evaluación, el primer paso es determinar el flujo arterial
a los cuerpos cavernosos. Esto puede hacerse mediante la utilización
del doppler y mediante la medición de la gasometría cavernosa.
Clínicamente el priapismo de alto flujo (PAF) o arterial se
manifiesta como un cuadro menos dramático, con dolor menos intenso,
siendo la consistencia del pene más elástica. Por el contrario,
en el priapismo de bajo flujo (PBF) el paciente se encuentra en situación
más postrada, con marcado dolor peneano y en la palpación
se descubre una llamativa dureza peneana.
Tras la punción-aspiración de sangre de los cuerpos cavernosos
el resultado
de la gasometría (pH, pCO2, pO2, CO3H y BE) en el PAF revela
unas características normales del flujo arterial. En el PBF apreciaremos
una hipoxia, más o menos intensa, y una acumulación de productos
metabólicos ácidos en la sangre de los cuerpos cavernosos.
Debemos tener en cuenta que durante la erección normal la pO2 en
la sangre de los cuerpos cavernosos es de tipo arterial (pO2 100 mm Hg).
Por lo tanto, la gasometría del cuerpo cavernoso se debe de interpretar
mediante su comparación con la gasometría arterial. Si la
pO2 arterial es 100 mm Hg y la del cuerpo cavernoso es 60 mm Hg esto ya
es
indicativo de que existe un estado isquémico. Como ya se indicó
antes, la acumulación de CO2, junto con la reducción de pH,
son ya considerables a las 3-4 horas de la instauración de la isquemia,
y nos guía hacia el diagnóstico.
Si disponemos de Doppler comprobaremos un incremento del flujo arterial
en el PAF, mientras que será evidente en el PBF que no existe dicho
incremento.
La cavernosografía demuestra la aparición de un flujo
venoso normal tras la inyección de contraste en los cuerpos cavernosos
en el PAF. En el PBF el flujo de salida del contraste yodado desde los
cuerpos cavernosos es lento y disminuido.
En la arteriografía de arteria pudenda interna se aprecia la
opacificación de los cuerpos cavernosos por el contraste proveniente
del sistema arterial en el caso del PAF. En el PBF no se visualizarán
las arterias cavernosas, sólo las dorsales y bulbouretrales.
La realización de una gammagrafía demostrará en
la PAF como el 99 Tc intravenoso o intracavernoso se distribuye regularmente
por ambos cuerpos cavernosos. En la PBF la difusión del isótopo
se encuentra muy disminuido.
2. 6. PRONOSTICO
Independientemente de la etiología, el pronóstico depende
del tiempo de evolución y de ello derivan también las distintas
actuaciones terapéuticas.
A partir de las 24 horas aparece necrosis focal, y la posibilidad de
que las lesiones sean reversibles van disminuyendo. Si el priapismo persiste
durante más de 48 horas, se producirá pérdida de endotelio,
coágulos intracavernosos, necrosis de vasos y nervios, inflamación
y necrosis de la
musculatura lisa. La evolución natural, una vez producidas estas
lesiones, es hacia la flaccidez peneana, dejando como secuela impotencia.
El priapismo de alto flujo y el que se produce en los niños
tiene mejor pronóstico en relación con una buena erección
posterior.
Es básico explicar al paciente los objetivos que se persiguen
ante cualquier
tipo de tratamiento, médico o quirúrgico, del priapismo
y las escasas posibilidades de mantener una buena erección posteriormente;
en los casos más satisfactorios no más de un 50%.
2. 7. TRATAMIENTO
El tratamiento del priapismo debe ser considerado como una urgencia.
Urgencia diferida cuando se trata de un priapismo de alto flujo y urgencia
inmediata si se considera que se trata de un priapismo de estasis, especialmente
si se demuestra que está en la fase de isquemia cavernosa.
El priapismo puede resolverse espontáneamente, lo que ocurre
con más frecuencia en el niño, por lo que a veces no precisa
tratamiento. Sin embargo es recomendable establecer un tiempo prudencial
de espera (3-4 horas), superado el cual será necesario instaurar
tratamiento.
Los primeros pasos terapéuticos deben ir encaminados a solucionar
la alteración hemodinámica; junto a este tratamiento fisiopatológico,
no hay que olvidar los posibles factores desencadenantes (hematológico,
neurológico, medicamentoso, yatrogénico, etc.).
2. 7. 1. Tratamiento etiológico
Con él se pretende que cese la estimulación patológica
sobre la erección y evitar una posterior recidiva, lo que no resulta
excepcional. Siempre que sea posible se realizará una terapia etiológica,
siendo de más utilidad en los casos siguientes:
Anemia de células falciformes.—En esta enfermedad el priapismo
puede
producirse por el enlentecimiento del flujo sanguíneo en los
cuerpos
cavernosos, con la consiguiente acumulación de células
deformes, lo que
aumenta la hipoxia y la acidosis. Las primeras medidas terapéuticas
se dirigen
a la hidratación, alcalinización y analgesia. Si tras
estas medidas persiste el priapismo, se procede a realizar una transfusión
de concentrado de hematíes, manteniendo unos valores de hemoglobina
superiores al 12%.
Leucemia.—Esta enfermedad puede producir priapismo por la acumulación
celular en el interior de los cuerpos cavernosos y de la vena dorsal,
la obstrucción mecánica de venas y nervios abdominales por
la esplenomegalia, la infiltración del nervio sacro y por estimulación
directa del sistema nervioso central. Su tratamiento se realiza con quimioterapia
específica y radioterapia local. Debido al riesgo de complicaciones
que presenta la cirugía, no conviene realizar derivaciones cavernosoesponjosa
ni safenocavernosa.
Mieloma múltiple.—Conviene realizar quimioterapia específica
y eritrocitoforesis.
Trombocitopenia.—Está indicada la plaquetoforesis.
Neoplasias.—Las primeras medidas terapéuticas son la analgesia
junto con la quimio y/o radioterapia. También se ha utilizado tratamiento
trombolítico.
Medicamentoso.—La supresión del agente causal puede ir seguida
de la detumescencia peneana.
2. 7. 2. Tratamiento fisiopatológico
Toda actuación debe ir precedida de una anamnesis y exploración
física completas, que han de insistir en los siguientes aspectos (Figura
1):
1.—Presencia de patología de base.
2.—Toma de medicamentos.
3.—Antecedentes de inyección intracavernosa de fármacos
vasoactivos.
4.—Características de dolor y consistencia de la erección.
5.—Tiempo de evolución del proceso.
Sea cual fuere el tipo de priapismo, la sedación y la analgesia,
así como una adecuada hidratación del paciente, deben ser
la norma.
Si el priapismo se debe a inyección intracavernosa de fármacos
vasoactivos, se recomienda la realización de ejercicio físico
durante unos 30 minutos, medida que en cierto número de casos ha
conseguido hacer remitir el cuadro. Si con esta medida no conseguimos resultados
o bien el tiempo transcurrido de erección es ya preocupante, se
debe proceder a la punción-aspiración en la cara lateral
de los cuerpos cavernosos, cerca de la base del pene, con Butterfly 19G.
En muchas ocasiones el cuadro no remite, por lo que está indicada
la inyección intracavernosa de fármacos agonistas a1adrenérgicos.
De persistir el priapismo, se procede al ingreso del paciente y a practicar
punción-aspiración bilateral con toma de sangre para gasometría.
Si el priapismo se debe a otra causa, se actúa de forma paralela
estableciendo
un tratamiento etiológico específico y una terapéutica
fisiopatológica. La primera medida será la punción-aspiración
de los cuerpos cavernosos con toma de sangre para realizar gasometría,
observando las características sanguíneas y la presión
a la que fluye. Los resultados analíticos permiten establecer el
tipo de priapismo, adoptándose, según éste, las medidas
terapéuticas adecuadas.
2.7.2.1. Priapismo de bajo flujo
Cuando la gasometría revela unos valores de pH < 7,35, pO2
< 80 mm Hg y pCO2 > 45 mm Hg se catalogará como priapismo de
bajo flujo o de estasis. Según estos valores analíticos y
el tiempo de evolución se diferencian dos situaciones:
1.—Fase no isquémica, en la que los valores de la gasometría
están moderadamente elevados y el tiempo de evolución no
supera las 12 horas. En esta fase se procede a la aspiración-lavado
de los cuerpos cavernosos, junto con la inyección intracavernosa
de fármacos a1-adrenérgicos.
Si esto fracasa, está indicado el tratamiento quirúrgico.
El drenaje de la sangre de los cuerpos cavernosos en un priapismo de
corta duración (4-8 horas) no suele necesitar anestesia, ya que
suele ser poco doloroso y, en general, no requiere mucha manipulación.
No obstante, a veces se recurre a la anestesia del surco balano-prepucial
lo que permite introducir agujas de grueso calibre. Para los priapismos
más dolorosos, de más larga duración, se puede realizar
un bloqueo del nervio dorsal así como de ramas nerviosas cutáneas
alrededor de la base del pene (bloqueo sensorial del pene). En pacientes
agitados, con mucho dolor o con priapismo de larga duración es aconsejable
la anestesia espinal o epidural o incluso la anestesia general. Se deben
utilizar agujas de calibre grueso (de 19 a 14 G). La aspiración
se debe hacer lentamente a la vez que se ejerce una compresión o
masaje del pene. Si la aspiración causa detumescencia total del
pene, se cierra la aguja de drenaje y se espera aproximadamente 15-20 minutos
para ver si la erección se vuelve a restablecer o el pene permanece
fláccido. Si la erección reaparece, se debe proceder a la
inyección intracavernosa de agonistas a-adrenérgicos.
Durante este tratamiento es conveniente monitorizar la presión
arterial y la frecuencia cardiaca. Agonistas a1 selectivos como la fenilefrina
o la metoxamina son probablemente los de elección para este tratamiento.
La metoxamina (Metoxamina Welcome ® ) se prepara diluyendo una
ampolla (20 mg) en 5 ml de salino inyectándose 1-2 ml de esta
solución (4-8 mg de metoxamina) pudiéndose repetir la dosis
los 30 mg en total (1, 5 ampollas).
La fenilefrina se puede preparar de dos formas distintas, dependiendo
si es para inyección o para irrigación. Para inyección
se utiliza una solución de 1 mg de fenilefrina por cada ml de suero
salino, con dosis de 0,2-0,3 ml (de 200 a 300 mg de fenilefrina por inyección)
que pueden ser repetidas varias veces. No se debe exceder una dosis total
de 1-1,5 mg. Para irrigación, se mezclen 10 mg de fenilefrina en
1 litro de suero salino, lo que resulta en una concentración de
fenilefrina de 10 mg/ml.
La irrigación se hace con 20-30 ml de esta solución con
lo cual, al igual que para la inyección, con cada irrigación
se introducen entre 200-300 mg de fenilefrina en el cuerpo cavernoso. Ante
una crisis hipertensiva tras la administración de cualquiera de
estos agonistas adrenérgicos, se puede administrar nifedipino 10
mg por vía sublingual.
Cuando la sangre del cuerpo cavernoso ha aumentado considerablemente
su viscosidad debido al prolongado período isquémico, el
drenaje de los cuerpos cavernosos puede ser difícil. En este caso
se puede intentar la irrigación de los cuerpos cavernosos inicialmente
con 20-30 ml de suero salino para facilitar el drenaje. Una vez drenados
parcialmente los cuerpos cavernosos y se observa la aparición de
sangre roja (oxigenada), se puede completar el drenaje y la detumescencia
del pene mediante la irrigación con fenilefrina.
2.—Si el priapismo tiene una duración superior a las 12 horas
y los valores gasométricos están muy alterados consideramos
ya la presencia de la fase isquémica. En este caso, el edema trabecular,
la trombosis de las venas de drenaje, y la profunda depresión de
la contractilidad del músculo trabecular hacen, frecuentemente,
que la irrigación con agonistas a-adrenérgicos fracase. En
este caso, y dado el mal pronóstico en cuanto a mantener la función
eréctil, es aconsejable practicar directamente el tratamiento quirúrgico.
2.7.2.2. Priapismo de alto flujo
Cuando la gasometría muestra valores normales de sangre arterial:
pH 7,35, pO2Ê > 80 mm Hg y pCO2 < 45 mm Hg y buen flujo con
doppler. En este caso es importante mantener al paciente con una hidratación
adecuada. Posteriormente se procede a la inyección intracavernosa
con agonistas a-adrenérgicos. Debido a la falta de compromiso isquémico
de los cuerpos cavernosos, el tratamiento no tiene porque establecerse
de inmediato, pudiéndose diferir. Esto lleva, incluso, al planteamiento
por algunos autores de si es necesario o no tratar a estos pacientes.
La falta de urgencia en el tratamiento es importante ya que tratamientos
como la arteriografía supraselectiva pudenda con embolización
de la arteria lacerada, pueden no estar disponibles en algunos centros
médicos, requiriendo el traslado del paciente. La utilización
del eco-doppler color permite una excelente visualización y localización
de la fístula arterio-lacunar, lo cual permite la confirmación
del diagnóstico.
La arteriografía, que es una técnica invasiva, no se
debe utilizar con fines
diagnósticos, sino terapéuticos. La embolización
con 3 ml de coágulo autólogo es efectiva como tratamiento
definitivo en la mayoría de los pacientes. Tanto el coágulo
autólogo como la esponja de gelatina son reabsorbidos con el tiempo,
con recanalización de la arteria embolizada, puede seguirse mediante
sonografía con doppler color.
El fracaso con la embolización arterial supraselectiva obliga
a utilizar medios quirúrgicos más agresivos como son la ligadura
directa de la arteria lacerada.
2. 7. 3. Tratamiento quirúrgico
Todas las técnicas de derivación están indicadas
en la fase de isquemia
avanzada y acidosis, cuando los métodos terapéuticos
más conservadores
(punción-aspiración-lavado e inyección con agonistas
adrenérgicos) han
fracasado en la restauración del drenaje venoso de los cuerpos
cavernosos (Cuadro
3).
Todas las técnicas persiguen la creación de cortocircuitos
por donde se drene la sangre acumulada en los cuerpos cavernosos.
Derivación cavernosoesponjosa transbalánica. La técnica
más simple y más aconsejada inicialmente es la técnica
de Winter. Mediante una aguja de biopsia prostática tipo Tru-cut,
con anestesia local o regional, se atraviesa el glande y un cuerpo cavernoso.
Con la realización de varios disparos se consigue la formación
de varias fístulas en cada cuerpo cavernoso.
La misma técnica pero con incisión con bisturí
es la llamada técnica de
Ebbehoj. Menos usada, es la que realiza una derivación entre
el cuerpo
esponjoso y los cuerpos cavernosos o técnica de El-Ghorab. Con
una incisión
dorsal transversa en el glande, se libera y escinde un círculo
de tejido de ambos ápices cavernosos, cerrando posteriormente la
mucosa balánica.
Derivación cavernosoesponjosa a nivel de la base del pene, incidiendo
a nivel de periné se realiza una anastomosis entre dichas estructuras.
Puede ser uni o bilateral.
Si con las técnicas anteriores no se soluciona el cuadro, se
procede con la técnica de Gryhack a la derivación safenocavernosa.
Con vías de abordaje combinada crural y peneana se consigue el drenaje
cavernoso por la vena safena interna..
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