Capítulo 9.1. Lesiones por Radiaciones ionizantes 
 

CONCEPTO: 

La radiación puede definirse como energía en tránsito de un lugar a otro. La vida en la Tierra se ha desarrollado en un entorno cruzado incesantemente por radiaciones, y aún posiblemente, su misma aparición no haya sido ajena a los efectos de esta radiación. De forma continua, todos los seres vivos, incluído el hombre, reciben radiaciones, que pueden ser inocuas, o por el contrario, francamente nocivas.La forma de radiación más ubicua es la procedente del sol, sin la cual la vida no sería posible. Sin embargo, un exceso de ella puede causar lesiones importantes. Aunque se sospecha que prácticamente todas las formas de radiación pueden ser nocivas en una situación concreta, la mayor parte de la atención acerca de los efectos nocivos de la radiación ha sido atraída por un tipo especial de radiación de elevada energía que es capaz de originar partículas cargadas -iones- a partir de los átomos en que incide, y que recibe por ello el nombre de radiación ionizante. 
 

Nuestro conocimiento sobre los efectos de este tipo de radiaciones sobre los seres vivos tiene aún importantes lagunas, sobre todo en lo que respecta a sus efectos a largo plazo tras la exposición a dosis muy bajas, pero continuas. No obstante, probablemente sea la radiación el agente físico nocivo más estudiado y conocido. 
 
Uno de los problemas fundamentales es que la mayor parte de los estudios en humanos proceden de accidentes laborales sufridos por trabajadores de las centrales nucleares, que son relativamente poco comunes, de la exposición inadvertida a aceleradores de partículas o a instrumentos de diagnóstico por imagen mal calibrados, de accidentes sufridos por las propias centrales nucleares -caso de la central nuclear de la Isla de las Tres Millas, o de la de Chernobyl, o de extrapolación de los efectos causados en la población japonesa de Hiroshima y Nagasaki, tras la explosiónde las dos bombas atómicas que señalaron el final de la SegundaGuerra Mundial. En todos estos casos, la incertidumbre sobre las verdaderas dosis de irradiación ha sido considerable, y por tanto, la valoración de los efectos adolece de un cierto margen de error.