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Capítulo 9.1. Lesiones por Radiaciones ionizantes
5. SINDROME AGUDO POR IRRADIACION:
Se denomina así a la secuencia de acontecimientos que siguen
a una dosis de radiación ionizante de una cuantía muy superior
a la radiación de fondo, y que ha afectado a todo, o al menos, a
una parte considerable del organismo. La dosis más baja a la que
puede aparecer alguna manifestación aguda es la de 1 Gy (100 rem).
Por supuesto, dosis inferiores pueden dar lugar a manifestaciones orgánicas,
genéticas o neoplásicas tardías, pero no forman parte
del cuadro del síndrome agudo. |
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Al tratarse de un efecto no estocástico, sino determinístico,
el porcentaje de enfermos que presentan este síndrome, la precocidad
de su aparición, y su gravedad, dependen casi exclusivamente de
la dosis recibida, y en definitiva, del número de células
afectadas. |
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No todas las personas desarrollan el síndrome completo, que
aparece solamente con dosis elevadas de irradiación. Según
las manifestaciones clínicas, se acostumbra a dividir el síndrome
en varios cuadros, cuya aparición, a grosso modo, permite
intuir la posible dosis de radiación recibida por el sujeto. Una
consideración básica es que no todos los tejidos tienen la
misma sensibilidad hacia las radiaciones ionizantes, siendo las células
más sensibles, en general, aquellas que tienen un índice
de recambio más elevado. |
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El síndrome comienza siempre por un cuadro prodrómico,
caracterizado por la aparición de anorexia intensa, naúseas,
vómitos, diarrea, apatía, postración, fiebre, sialorrea,
dolores abdominales de tipo cólico e hiperexcitabilidad. Este cuadro
puede aparecer desde pocos minutos a horas después de la irradiación,
y se resuelve incluso espontaneamente en uno o dos días, tras los
cuales puede no haber más problemas, o comenzar los otros cuadros,
siempre en dependencia de la dosis recibida. Los vómitos, naúseas
y anorexia, parecen ser de origen central, mientras el resto de los síntomas
se debería a los efectos de los detritus celulares y a la liberación
de histamina, bradikinina y otras aminas vasoactivas procedentes de la
destrucción celular. Por debajo de 50 rem (0.5 Gy) es rara su aparición,
y es raro que falten los pródromos con irradiaciones de más
de 4 Gy. El umbral para aparición de mortalidad es de 1.5 Gy. |
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Por encima de 2 Gy, y hasta los 10 Gy, el síndrome está
dominado manifiestamente por un cuadro de afectación de los órganos
hematopoyéticos. Los linfocitos circulantes sufren picnosis nuclear
y apoptosis, y desaparecen, proveyendo un valioso indicador de la dosis
recibida. Los linfocitos comienzan su descenso entre las doce horas y los
dos días subsiguientes a la exposición. La velocidad y magnitud
de este descenso está relacionada de forma lineal con la dosis de
radiación hasta los 5-6 Gy. Más allá de estas dosis,
la linfopenia es tan completa que no es posible establecer una relación.
Los leucocitos polimorfonucleares descienden de forma más lenta,
alcanzando su punto más bajo aproximadamente tres semanas después
de la irradiación. Las plaquetas descienden más lentamente,
y su recuperación, si ello es posible, puede tardar 6 a 8 semanas
o más. Clinicamente, el cuadro hematopoyético se manifiesta
como una pancitopenia, con úlceras bucales y faríngeas, petequias,
púrpuras o hemorragias francas, infecciones localizadas o sistémicas
bacterianas, virales o fúngicas, que se acompañan de malestar,
cefalea, disnea, escalofríos, y por supuesto, fiebre. El cuadro
hematopoyético suele aparecer tras el cuadro prodrómico,
y con un periodo de latencia de una a tres semanas, y puede ir, desde una
supresión temporal de la actividad de la médula ósea,
a dosis de 2 Gy, a una atrofia permanente de esta, del bazo y de los ganglios
linfáticos a dosis mayores. Los polimorfonucleares ascienden durante
los cuatro primeros días tras la exposición, y descienden
luego progresivamente durante los 25-30 días siguientes. Un recuento
absoluto de neutrófilos de cero en los cuatro o cinco primeros días
tras la exposición es un signo de mal pronóstico, mientras
que una tendencia, aún ligera, al ascenso a partir de las 2-3 semanas
de la exposición es un signo favorable, pues significa una gradual
normalización del número de granulocitos. La recuperación
de las plaquetas es más lenta todavía. La recuperación
completa puede tardar varios meses, y a veces persiste siempre una cierta
aplasia medular. Por encima de los 5-6 Gy, la lesión de la médula
ósea suele ser irreversible. |
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El pelo comienza a caerse en la primera o segunda semana tras la exposición,
hasta un máximo a las 5-7 semanas. Luego puede comenzar a crecer
de nuevo a los 4-6 meses. |
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A dosis de 1.5 a 4 Gy suele aparecer oligospermia o azoospermia que
pueden precisar varios meses para su recuperación. Dosis mayores
pueden dar lugar a esterilidad permanente. La dosis para producir esterilidad
permanente en las mujeres es algo mayor, por encima de los 6.5 Gy, aunque
como en los varones, cifras más bajas pueden representar esterilidad
durante varios meses. En mujeres cercanas a los 40 años, puede aparecer
la menopausia de forma definitiva. |
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Las exposiciones mayores de 10 Gy ocasionan un cuadro prodrómico
similar, pero algo más precoz que en el grupo anterior, y tras un
periodo casi libre de síntomas de varios días, se instaura
el cuadro gastrointestinal en que reaparecen los vómitos, la diarrea
y una enteritis muy grave, debida a la denudación total de las células
epiteliales de la mucosa intestinal, con la aparición de úlceras,
hemorragias, a las que también contribuye la creciente trombocitopenia,
pérdidas masivas de líquido, electrolitos y proteínas
del plasma, e infecciones, a las que contribuye la depresión de
la médula ósea. Aunque la supervivencia es teóricamente
posible con los máximos cuidados de soporte, la muerte suele ser
la regla, en el término de una a dos semanas. A dosis entre 10 y13
Gy, la regeneración del epitelio intestinal puede comenzar a partir
de algunas células de las criptas de la mucosa supervivientes al
final de la primera semana, y en ese caso, las medidas extremas de soporte
pudieran ser eficaces. |
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Cuando la exposición excede de los 20-30 Gy (200-300 rem), el
enfermo fallece invariablemente en uno o dos días con un cuadro
neurovascular que incluye apatía. letargia, obnubilación,
astenia intensa, a las que rápidamente se añaden crisis convulsivas
tipo gran mal, ataxia cerebelosa, opistótonos y coma. Este cuadro
aparece inseparablemente unido a arritmias cardiacas, hipotensión
que no responde al tratamiento con fármacos vasoactivos, aumento
de la permeabilidad vascular, y de la frecuencia cardiaca, y acusada disminución
de las resistencias sistémicas y del gasto cardiaco, que finaliza
en la rápida instauración de un shock irreversible y de la
muerte del individuo. |
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La Tabla XI indica los umbrales para algunos
de los efectos tras la irradiación, y la influencia del tratamiento
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