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Capítulo 9.1. Lesiones por Radiaciones ionizantes
8. CONSIDERACIONES EN EL CASO DE UNA EXPLOSION NUCLEAR:
A diferencia de otras catástrofes, es de esperar que una explosión
nuclear destruya de forma inmediata la infraestructura sanitaria de la
zona y dañe de forma parcial o irreversible a muchos de los miembros
del personal sanitario. Las carreteras, comunicaciones, suministros de
agua y electricidad, etc, probablemente estarán inutilizados, y
el pánico conllevará todavía una infrautilizaciónde
los escasos recursos existentes. |
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Tras la explosión, además de los daños causados
por la radiación, daños similares o incluso más intensos
serán debidos a quemaduras térmicas, y a la acción
de la onda explosiva, por lo que los problemas serán mucho más
complejos que en el caso de la irradiación simple. |
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La fisión nuclear da lugar a un aumento súbito e intenso
de la temperatura, de hasta 1 millón de grados C, y presiones de
hasta 100.000 atmósferas en el núcleo de la explosión.
Estos cambios, junto con la emisión de radiación tienen lugar
en un microsegundo (10-6 s). La radiación X es absorbida
por la atmósfera y nuevamente radiada. El aumento de la temperatura
da lugar literalmente a una bola de fuego que expande con enorme rapidez
el aire que la rodea, formando una onda de choque que viaja a velocidades
supersónicas. Cuando la explosión tiene lugar en el aire,
la parte inferior de la onda choca contra el suelo, y es reflejada, dando
lugar a una segunda onda de presión. Una vez pasada esta onda de
presión, se establecen violentas corrientes de aire, que siguen
a los cambios de presión. El cuerpo humano puede resistir picos
de presión de hasta 30 psi (libras por pulgada cuadrada), mientras
que muchos edificios sufren cuantiosos daños a solo unos pocos psi.
La destrucción de los edificios, los cascotes, los cristales y materiales
proyectados, pueden ser causantes de considerables daños. Se describe
el área que experimenta una presión de más de 5 psi
como área letal. La energía térmica por cada unidad
de superficie decrece con la distancia desde el punto de la explosión,
en virtud de la absorción de las moléculas de la atmósfera.
La opacidad del medio influye grandemente en la transmisión de la
radiación. En la piel, el calor absorbido no se disipa hacia el
interior con facilidad, debido a sus propiedades aislantes, por lo que
en la capa externa se alcanza una elevada temperatura que causa intensas
quemaduras. Los materiales transparentes o que por el contrario, reflejan
bien la radiación infrarroja son poco afectados. La intensa luz
procedente del foco de la explosión ocasiona quemaduras instantáneas,
daños oculares, y ceguera temporal por efecto flash. Un escudo ligero
formado por cualquier material reflectante es suficiente para proteger
de estos efectos de flash. Las destrucciones de los edificios, incendios,
roturas de conducciones de gas, etc, pueden aumentar los daños por
quemaduras, asfixias o intoxicaciones causadas por humo o combustión
en lugares cerrados. La radiación se divide en inicial, toda aquella
que se emite en el primer minuto desde la explosión, y residual,
el resto, debido a cenizas radiactivas y polvo que caen sobre la zona,o
a polvo y cenizas transportados desde lejanos lugares, en dependencia del
régimen de vientos. |
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El radio del área descrita como "letal" suele ser entre 2 y
2.5 veces la distancia a la cual la dosis de radiación es entre
2 y 4.5 Gy. Por ello, en principio, todas las personas expuestas a una
dosis que puede dar lugar en los días subsiguientes a la enfermedad
aguda por radiación estarán también en la zona de
daño mecánico intenso. Por ello, realmente se podrán
encontrar escasos supervivientes de esta zona que puedan desarrollar enfermedad
por radiación después, porque habitualmente fallecerán
a causa de los daños mecánicos o térmicos. La radiación
residual puede cambiar bastante este cuadro, y dentro del área pueden
darse circunstancias que protejan a algunos individuos de las ondas expansiva
y térmica, por lo que posiblemente desarrollen posteriormente la
enfermedad por radiación. |
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Es poco probable que los hospitales de la zona afectada queden en condiciones
de recibir víctimas, por lo que la mayoría de ellas deberán
ser evacuadas hacia los hospitales más cercanos que hayan evitado
la destrucción. Los problemas de triage se acentuarán, pero
las decisiones deberán ir guiadas más fundamentalmente por
el estado de las quemaduras y traumatismos que por el problema de la radiación,
que en todo caso será de presentación más tardía.
Los problemas psicológicos serán sin duda enormes, ya que
familias enteras habrán sido destruídas junto con todas sus
pertenencias, y las condiciones de los supervivientes serán dramáticas.
Aunque se han hecho intentos de clasificar a los pacientes de una forma
racional para el triage según la extensión de la superficie
de piel quemada o desaparecida, y la dosis de radiación recibida48,
todas adolecen precisamente de la escasa precisión con que habitualmente
puede apreciarse esta. Por ello, insistimos, el triage debe efectuarse
en virtud de las amenazas vitales o traumas o quemaduras asociados, más
que en las sospechas de la dosis recibida de radiación. |