| Comunicación Nº: 017 | English version |
Dr. Pascual Meseguer García, Dr. Francisco García Herreros, Dra. Mª José Roca Estellés, Dr. Álvaro Gómez Castro, Dr. Jorge Escandón Álvarez.
[Título] [Material y Métodos] [Resultados] [Discusión] [Iconografía] [Bibliografía]
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Los humanos estamos continuamente expuestos a multitud de hongos, de los cuales se conocen unas 100.000 especies, casi todas potencialmente patógenas. Sin embargo, sólo ocasionalmente desarrollamos una infección por estos microorganismos (1,2). Los mecanismos de defensa del huésped, inmunitarios y no inmunitarios, son excelentes barreras para este tipo de agentes infecciosos. A pesar de ello, la incidencia de las infecciones por hongos oportunistas se ha incrementado en los últimos años (3).
El diagnóstico de una infección micótica descansa, a menudo, en el reconocimiento morfológico de los hongos en secciones histológicas (4,5), bien porque otros métodos diagnósticos no siempre son concluyentes (6), bien porque se trata de un hallazgo casual y no se dispone de material en fresco para cultivo.
Artefactos y estructuras orgánicas semejantes a hongos pueden plantear problemas de interpretación en cortes histológicos, debido a su morfología tan estrechamente parecida a los verdaderos hongos y a su ocasional positividad con las tinciones de plata metenamina y de ácido periódico de Schiff (PAS). Algunos autores les han denominado "pseudohongos" y es importante reconocerlos para evitar errores diagnósticos con los consiguientes tratamientos innecesarios y no exentos de toxicidad, y al mismo tiempo retrasos en el correcto diagnóstico.
Los pseudohongos se han clasificado atendiendo a su
morfología en dos clases: levaduriformes e hififormes.
Presentamos un caso de pseudohongos hififormes en ganglio
linfático, de los que previamente solamente se han informado dos
casos (4,5).
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