Comunicación Nº: 075
L. Martín Fragueiro, V. Zazo(*), E. Álvarez, M. Lecona Echeverría.
Departamento de Anatomía Patológica y (*)
Servicio de Dermatología.
Hospital General Universitario Gregorio Marañón. Madrid.
[Título] [Material y Métodos] [Resultados] [Iconografía] [Discusión] [Bibliografía]
El escorbuto es una enfermedad conocida desde la antigüedad debida a un déficit de vitamina C, vitamina hidrosolube no sintetizable por el hombre, por lo que es necesario un aporte exógeno de la misma. Las necesidades mínimas diarias son de 60 mg/dia. Los niveles corporales de vitamina C son de 1200 mg. Se produce escorbuto clínico cuando estos niveles descienden por debajo de 300 mg, tras una deprivación durante 1-3 meses. A lo largo de la historia han variado las poblaciones afectadas por la enfermedad. Actualmente se restringe a unos grupos de riesgo entre los que se incluyen: alcohólicos, mendigos, individuos sometidos a dietas caprichosas, dispépticos o consumidores de antiácidos, enfermedad de Crohn, y hemodializados.
Las manifestaciones más precoces de la enfermedad se producen en la piel, y se caracterizan por lesiones purpúricas diseminadas, pápulas hiperqueratósicas foliculares y pelo rizado "en sacacorchos". Histológicamente se caracteriza por áreas de extravasación hemática en la dermis, rodeando a vasos sanguíneos dilatados, sin infiltrados inflamatorios ni trombosis vasculares. Los infundíbulos están dilatados, ocupados por un tapón de queratina ortoqueratósica, con varias secciones de un mismo tallo piloso fragmentado. Alrededor de los folículos puede existir un infiltrado inflamatorio linfohistiocitario y vasos sanguíneos dilatados con o sin extravasación hemática.
El diagnóstico de la enfermedad se hace en base a la historia y a las manifestaciones clínicas, más que a la determinación de los niveles de viramia C en sangre.