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En la mayoría de las situaciones, la identificación de los agentes patógenos se hará con mayor precisión en un Servicio de Microbiología, usando métodos de cultivo de mayor o menor complejidad; sin embargo, el patólogo, en muestras quirúrgicas o citológicas puede jugar un papel importante en el diagnóstico de las enfermedades causadas por estos agentes.
Las ventajas que puede ofrecer el hallazgo tisular es el de la rapidez, ya que que el resultado orientativo se puede obtener en menos de 24 horas; si el cultivo es negativo, puede ser la única fuente de información; además en el tejido, no existe la posible contaminación que sí puede ocurrir en los medios de cultivo, por hongos saprofitos por lo que permite la correlación entre el cultivo y el tejido; permite también la realización de estudios retrospectivos en material de archivo; puede detectar e identificar organismos patógenos no cultivables; o establecer un diagnóstico de Micosis, cuando los cultivos son negativos o no valorables. Además, el cultivo exclusivamente, no permite diferenciar entre colonización e invasión (14); se precisa un estudio combinado histológico y microbiológico.
Sin embargo, la presencia de gran variedad de patógenos miceliales emergentes, no tradicionales, pertenecientes al grupo de las Hialohifomicosis (Micosis producidas por hongos saprofitos hialinos), ha creado abundantes problemas en los últimos tiempos(3); muchos de estos patógenos emergentes que ya hemos citado (especies de Acremonium, Fusarium, Paelomyces, Trichoderma, etc.), produce hifas septadas, no pigmentadas, ramificadas de modo similar, casi idéntico, que el Aspergillus; algunas de sus formas son también similares a las de las Candidas. Algunas de las diferencias morfológicas están basadas en el tipo de ramificación de las hifas, en su diametro y septación y en sus organismos reproductores, tal como se expone en la Tabla 4. La distinción entre unos y otros tiene importantes implicaciones terapéuticas. La observación cuidadosa puede, en algunos casos, mostrar, en un estudio microscópico convencional, en secciones estudiadas con 100 aumentos y usando aceite de inmersión, características de los hongos y de sus formas reproductivas como si de un cultivo se tratara; en otros casos, esta identificación puede requerir un estudio ultraestructural, con microscopio electrónico de transmisión o barrido, lo cual puede dilatar en el tiempo el resultado.
Tabla 4.- Diagnóstico morfológico de las Hialohifomicosis
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A través de esporulación adventicia, que explicaría el comportamiento biológico, invaden y producen infartos y necrosis, con hemocultivos positivos y rápida diseminación. La Aspergillosis es una forma particular de Hialohifomicosis, pero cuando se usa este término suele ser para referirse a los hongos previamente citados (Acremonium, Fusarium, Paelomyces, fundamentalmente).
La dificultad que la orientación de las secciones histológicas puede presentar para la identificación de las verdaderas fiálides y distinguirlas de hifas oblicuamente seccionadas, o de verdaderas fialoconidias y distinguirlas de hifas hinchadas o degeneradas, pueden añadir elementos de duda o error.
Concluyendo, en cualquier caso, el patólogo puede informar, en breve espacio de tiempo, aportando un diagnóstico de presunción: ("Compatible con..." "Sugestivo de ...") que deberá confirmarse con un cultivo, siempre que ello sea posible. Por tanto, es aconsejable que el patólogo reciba siempre en fresco la muestra tisular o citológica, inmediatamente despues de su extracción y que conserve parte de ella, en condiciones estériles, también en fresco, en nevera (15); esto es imprescindible, si clínicamente existe la sospecha de una enfermedad infecciosa en el diagnóstico diferencial clínico de la muestra recibida.
La mayor parte de las veces, el patólogo solo contará con la muestra ya fijada e incluida en parafina y el diagnóstico deberá hacerlo por él, con los medios a su alcance; actualmente existe una gran limitación comercial para realizar estudios, con métodos inmunohistoquímicos o de hibridación "in situ".
Por tanto el diagnóstico se deberá apoyar en el meticuloso y exhaustivo estudio del material anatomopatológico, y en la correlación clinico-patológica si no se puede contar con la confirmación microbiológica y serológica; o hasta que dicha confirmación se lleve a cabo.
Agradecimientos: A los Drs. Manuel Gallego, José Mª Martinez Peñuela y Cristina Caballero, de los Servicios de Dermatología y Anatomía Patológica del Hospital Universitario de Navarra, por la cesión del caso de Cromoblastomicosis.
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