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Notas:
Estas consideraciones nos han llevado a una situación que podríamos llamar de “opinión aceptada” de forma general en medicina: los IECA/ARA II y los alfabloqueantes estarían muy bien posicionados y, desde luego, los diuréticos en dosis bajas y los calcioantagonistas no dihidropiridínicos tienen un perfil muy adecuado. Los calcioantogonistas dihidropiridínicos tienen un efecto intermedio, mientras que los betabloqueantes son fármacos nocivos desde el punto de vista metabólico (aunque deben emplearse cuando hay una indicación para ello (insuficiencia cardiaca, coronariopatía o taquiarritmias).