Edema
cerebral difuso en la hemorragia subaracnoidea
Artículo
original: Claassen
J, Carhuapoma JR, Kreiter KT, Du EY, Connolly ES, Mayer SA. Global
cerebral edema after subarachnoid hemorrhage: frequency, predictors, and
impact on outcome. Stroke 2002; 33: 1225-1232.
Introducción:
La
hemorragia subaracnoidea (HSA) tiene una elevada morbimortalidad, y se han
identificado diversos factores predictores de mal pronóstico, como la
edad avanzada, el mayor deterioro neurológico en las primeras 24 horas,
el mayor tamaño del aneurisma, la cantidad de sangre subaracnoidea o la
presencia de sangre intraventricular o de hematoma intracraneal. Sin
embargo, la existencia de edema cerebral difuso y su importancia pronóstica
no han sido bien caracterizados, probablemente por la dificultad en su
diagnóstico mediante TC.
Resumen:
Los autores analizan un registro de casos que a lo largo de cinco años
reunió 374 pacientes con HSA (no traumática y no secundaria a malformación
AV, vasculitis u otras lesiones estructurales no aneurismáticas),
a fin de estudiar la incidencia, factores determinantes y relevancia pronóstica
del edema cerebral difuso. Éste se diagnosticó mediante TC cuando había
borramiento de surcos hemisféricos y cisternas basales y además se
apreciaba disrupción bilateral y extensa de la unión entre sustancia
gris y sustancia blanca a nivel del centro semioval, visible habitualmente
como "extensiones digitiformes". Con dichos criterios
diagnósticos se encontró una excelente
fiabilidad interobservador (kappa). Se diferenció entre edema
cerebral difuso precoz (EP) y tardío (ET). Se detectó EP en el 8% de los
casos, y ET en el 12%. Se asociaron a EP la pérdida de conciencia
inicial y el grado de Hunt y Hess, y a ET el tamaño del aneurisma, la pérdida
de conciencia inicial, el uso de vasopresores y la cantidad de sangre
subaracnoidea. La existencia de edema cerebral difuso fue un predictor
independiente de mal pronóstico a los tres meses (muerte o discapacidad
grave: OR 2,5; IC 95% 1,2-5,4), junto con el tamaño del aneurisma mayor de 10 mm, la pérdida de
conciencia inicial, la mayor puntuación en la escala NIHSS y la edad
avanzada. No se asociaron a mal pronóstico de forma independiente ninguna
de las variables radiológicas analizadas (cantidad de sangre
subaracnoidea, presencia de hematoma intracraneal, hemorragia
intraventricular o hidrocefalia), ni la presencia de vasoespasmo o hiponatremia.
Comentario:
El
estudio tiene las limitaciones inherentes a su diseño, que es el análisis
de series o registros de casos, cuyas conclusiones no pasan de ser hipótesis
a confirmar en estudios independientes. Los hallazgos sugieren que el
edema cerebral no es un epifenómeno, sino una alteración con importancia
fisiopatológica, probablemente en relación con hipertensión
intracraneal, e invitan a desarrollar técnicas diagnósticas que permitan
cuantificar el edema cerebral, y estrategias terapéuticas dirigidas a su
control.
Eduardo
Palencia Herrejón
©REMI, http://remi.uninet.edu.
Junio 2002.
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Palabras clave:
Hemorragia subaracnoidea, Edema cerebral, Pronóstico.
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