Protección respiratoria del personal:
dispositivos faciales
Las máscaras o “respiradores”
de partículas son la
forma de protección respiratoria más simple disponible para las alertas
biológicas. Sólo protegen contra partículas, no contra gases o vapores.
Las mascarillas con filtro o respiradores simples sólo se
consideran aptos para alertas de bajo nivel, ofreciendo una protección
menor comparada con los PAPR (Powered Air-Purifiying Respirators)
y los respiradores de presión positiva.
-
Mascarillas con filtro o respiradores
simples
-
PAPR o respiradores purificadores
-
Respiradores de presión positiva
Respiradores simples
Los respiradores son máscaras especiales que se ajustan sobre la cara,
evitando fugas en torno a los bordes. Existen
numerosos modelos de distintos fabricantes, que, en Estados Unidos, deben
contar con la aprobación NIOSH (National Institute for Occupational
Safety and Health). Pueden cubrir medio rostro (máscaras) o el rostro
completo (caretas) y la cabeza (capuchones), protegiendo así la mucosa
ocular, y tener o no válvula de exhalación (también llamada de alta
ventilación), que permite una menor resistencia a la respiración y permite
disipar mejor el calor. Suelen fabricarse en tres tamaños distintos. Hay
respiradores desechables y respiradores que precisan mantenimiento con un
recambio periódico de los filtros y los retenedores.
Los
respiradores de partículas simples desechables, según la clasificación
NIOSH americana pueden pertenecer a las series N, R o P, y pueden
además llevar filtros HEPA (High Eficciency Particulate Air). La
letra define la eficiencia en la resistencia a la degradación del filtro:
- N: No
resistente a la grasa.
- R:
Resistente a la grasa.
- P: A Prueba
de grasa.
En
ambientes de trabajo donde puedan existir partículas oleosas, procedentes
de lubricantes, glicerina, etc., deben usarse los R o los P, excepto si la
exposición es prolongada, en cuyo caso se emplearán los P. En el resto de
los casos los N son adecuados.
El
número añadido a la letra corresponde al porcentaje de eficiencia en el
filtrado para partículas de 0,3 micras de diámetro:
- 95: 95%
- 99: 99%
- 100: 99,97%
Los
N95 son los más básicos; deben proporcionar una eficacia de al
menos 95% en el filtrado de las partículas aerosolizadas libres de aceite.
Estos son los empleados comúnmente para protegerse en ambientes
potencialmente contaminados con Mycobacterium tuberculosis.
En la Comunidad
Europea, la norma reguladora de los respiradores para partículas se
detalla en la Directiva 89/686/CEE,
que establece las exigencias mínimas esenciales que deberán cumplir los
equipos de protección individual. La
Directiva 89/656/CEE fija las
condiciones mínimas de seguridad y salud que garanticen una protección
adecuada del trabajador en la utilización de dichos equipos en el trabajo.
Estas normas han sufrido diferentes modificaciones en
varias ocasiones. Los respiradores de partículas
y sus componentes deben cumplir con los requerimientos de las
disposiciones del CEN (Comité
Europeo de Normalización). La letra
P hace referencia a que son filtros de partículas (en el caso de los
respiradores autofiltrables, la nomenclatura es FFP). El número
indica el nivel de protección:
-
FFP1 o
P1: filtran el 80% de las partículas aerosolizadas. Protegen
en ambientes contaminados con hasta cuatro veces el valor límite umbral
de partículas (TLV).
-
FFP2 o P2: filtran el 94% de las partículas aerosolizadas.
Protegen en ambientes contaminados con hasta 10 veces el TLV.
-
FFP3 o P3: filtran el
99,95% de las partículas aerosolizadas. Corresponde al P100 americano.
Protegen en ambientes contaminados con hasta 50 veces el TLV.
En España, el
Real
Decreto 1407/1992, de 20 de noviembre (modificado por el Real Decreto
159/1995, de 3 de febrero) regula las condiciones para la comercialización
y libre circulación intracomunitaria de los equipos de protección
individual.
El
Real Decreto
773/1997, de 30 de mayo, ordena las disposiciones mínimas de seguridad y
salud relativas a la utilización de los equipos. Básicamente, establecen
la obligatoriedad de cumplimiento de las directrices y de los controles de
calidad fijados en la norma europea. El equivalente al CEN
europeo es la Asociación Española de
Normalización y Certificación (AENOR),
cuyos documentos normativos no están libremente disponibles, sino previo
pago en su página Web.
Imágenes de respiradores tipo máscara facial N95 y N100
N95
|
N100 |
Estos respiradores son ligeros, permiten la movilidad y tienen un bajo
coste, por lo que son los utilizados en el medio sanitario. Pero también
tienen desventajas: son dispositivos de presión negativa, en los que la
succión producida en la inhalación hace pasar el aire a través del filtro,
lo que siempre llevará implícita la fuga de un determinado número de
partículas contaminadas (inferior al 10%), por lo que la protección no es
total; dificultan la conversación; y los modelos faciales completos pueden
empañarse, entorpeciendo la visión.
PARP (Powered Air-Purifiying Respirators)
Estos respiradores, en teoría, ofrecen mayor protección frente a las
partículas que los anteriores. Llevan incorporado un ventilador que mueve
el aire contaminado hacia un filtro HEPA y proporciona el aire purificado
hacia la mascarilla, la careta o el capuchón. A pesar de su aparatosidad,
son más cómodos de usar que los respiradores simples, porque la
respiración se hace más confortable. Sin embargo, son voluminosos,
generalmente también ruidosos, hacen difícil la comunicación y precisan
una batería que debe estar completamente recargada. Además, no son
realmente respiradores de presión positiva, por lo que es posible que
algunas partículas se fuguen. Todo ello, unido a su precio, hace poco
factible su uso.
Respiradores de presión positiva con suministro de aire:
Estos respiradores
están conectados mediante un tubo a una fuente de aire comprimido que es
suministrado a presión. Dado que utiliza presión positiva, el nivel de
protección es superior al de los dispositivos de presión negativa y al de
los PARP, evitando por completo, si se usa correctamente, la fuga de
partículas contaminadas. Dificultan notablemente la movilidad y la
comunicación es difícil. Además, tienen un coste muy elevado y el
mantenimiento requiere disponer de personal especialista.
Prueba
de ajuste (Negative and Positive Pressure Fit Checking):
Una
vez elegido el respirador, es necesario probar si se ha colocado
correctamente, si el ajuste es correcto tanto con presión negativa (en
inhalación), como con presión positiva (exhalación). Primeramente, se
cubre el filtro (en las máscaras simples autofiltrables, la totalidad de
la mascarilla, ya que toda la superficie actúa como filtro), con las manos
o con un plástico adherente (como el utilizado habitualmente para la
conservación de alimentos). Se procede a espirar el aire suavemente, si
éste escapa alrededor de la cara en lugar de salir a través del filtro,
debe recolocarse la mascarilla y realizarse una nueva prueba.
Posteriormente, se efectúa una inspiración, con la que el respirador
(mascarilla) debe deprimirse ligeramente hacia la cara, para superar
correctamente la prueba. Es fundamental seguir estos pasos o el uso del
respirador será completamente inútil.
Medidas de protección respiratoria
personal en el SRAG:
En
principio, para la protección personal frente al SRAG serían válidos los
respiradores de presión negativa de las series N, R, P o los HEPA, que son
los recomendados en el ambiente sanitario para prevenir la adquisición de
la tuberculosis. En las áreas afectadas, se están usando fundamentalmente
los N95 o su equivalente, el estándar europeo CEN P2/FFP2. Sin embargo, la
OMS ha advertido que, según algunas comunicaciones, los respiradores
con filtros N95 podrían NO PROTEGER en procedimientos en los que se
vayan a generar aerosoles, como la aplicación de aerosolterapia, la
inducción de esputo, la broncoscopia, la aspiración de secreciones
traqueales o la intubación traqueal, es decir, pueden no ofrecer la
suficiente protección para el personal sanitario de las Unidades de
Cuidados Intensivos que atiendan estos pacientes.
En
aras de garantizar la seguridad del personal sanitario y de los pacientes,
las consideraciones sobre seguridad personal deben tenerse en cuenta
estrictamente a la hora de establecer los protocolos de actuación frente a
un caso sospechoso de SRAG. Al menos deben proporcionarse las condiciones
de seguridad “mínimas”. Evidentemente, hoy por hoy, no podemos clasificar
al SARS-CoV en el nivel de bioseguridad correspondiente a otros
Coronaviridae, es decir, el 2 (“aquel
agente biológico que puede causar enfermedad humana y podría ser peligroso
para los trabajadores; es improbable que se disemine en la comunidad;
generalmente existe una profilaxis eficaz o un tratamiento disponible”).
A mi modo de ver, en estos momentos y mientras no existan datos en contra,
la definición que mejor define al SARS-CoV es ésta: “agente
biológico que causa enfermedad humana grave o letal y supone un grave
riesgo para los trabajadores; puede tener un alto riesgo de diseminación a
la comunidad y usualmente no existe profilaxis eficaz ni tratamiento
disponible (alto riesgo individual y alto riesgo para la comunidad)”,
es decir, el nivel 4 de la Comunidad Europea, establecida en la Directiva
90/679/CEE
y que se aplica, por ejemplo, a los virus Ébola, Marburg y de la fiebre de
Crimea-Congo o al virus de la viruela. Esto,
sumado a las recomendaciones de la OMS y a las experiencias de las zonas
afectadas hace que, por ahora, deban recomendarse los respiradores
P100/FP3 o P99/FP2 o N95/99/100 o, si existiera, un equivalente
debidamente certificado, como medida mínima rutinaria ante una sospecha de SARS y
que para procedimientos en que se produzcan aerosoles se considere
seriamente el uso de una protección superior. Tan importante como la
dotación de material sería asegurar el aprendizaje del uso correcto del
mismo: el ajuste, la integridad del filtro, la forma de deshacerse del
respirador desechable tras su uso o como reutilizarlos de la forma más
segura posible en caso de que no se pudieran reponer con facilidad por
motivos económicos, etc., algo imprescindible si no se pretende que todo
sea únicamente una apariencia. Las normas y el entrenamiento deben hacerse
extensibles a todo el personal y haciendo un mayor esfuerzo, si cabe, en
aquellos que tengan una exposición más intensa (como intensivistas) y más
prolongada (como enfermeros).
Enlaces:
-
CDC. Interim Domestic Guidance on the Use of
Respirators to Prevent Transmission of SARS. [PDF]
[HTM]
-
TB Respiratory
Protection Program In Health Care Facilities. Administrator's Guide [PDF]
-
REAL DECRETO 1407/1992
de 20 de noviembre del
Ministerio de Relaciones con las Cortes y de Secretaria del Gobierno (BOE
28-12-1992), y modificación realizada por el REAL DECRETO 159/1995, de 3
de febrero del Ministerio Presidencia (BOE 8-3-1995), que regulan las
condiciones para la comercialización y libre circulación
intracomunitaria de los equipos de protección individual. [PDF]
-
REAL DECRETO 773/1997, de 30 de mayo, por el que se
establecen disposiciones mínimas de seguridad y salud relativas a la
utilización por los trabajadores de equipos de protección individual. [PDF]
-
Portal de Legislación Europea. [HTM]
-
European Union legislation - Protection of Workers exposed to Biological
Agents at work. [HTML]
en el "Belgian Biosafety Server"
-
Biological agents and their classification on the basis of hazard [HTML]
Beatriz Sánchez Artola
©REMI,
http://remi.uninet.edu. Abril 2003.
Ir a la cabecera de la página Palabras clave:
Neumonía, Síndrome respiratorio agudo grave, Epidemiología.
Busque en REMI con Google:
Envía tu comentario para su
publicación |