Sobre el transporte intrahospitalario de
pacientes críticos
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Me ha causado una gran satisfacción
comprobar que la muy imitada
SCCM ha elaborado unas recomendaciones sobre
transporte intra e interhospitalario de enfermos críticos (1), y aún mayor
el que REMI se haya hecho eco de esta publicación.
Todos tenemos manías, y los residentes del
SMI del Hospital General de Castelló afirman que además todos tenemos
jefes. Y debo reconocer que el transporte intrahospitalario de los
enfermos en situación crítica es una de mis manías.
En 1999, nuestro grupo publicó un artículo
sobre recomendaciones para el transporte intrahospitalario de enfermos
subsidiarios de UCI (2). Este artículo era consecuencia de la preocupación
que existe en nuestro equipo sobre la seguridad en la movilización de
enfermos críticos cuando deben abandonar el entorno “protector” de las
UCI, entendidas en sentido estricto, ya sea por causas de exigencias
diagnósticas o terapéuticas.
Esta necesidad es más frecuente de lo que
podríamos pensar. Desde el enfermo que afecto de una crisis coronaria debe
ser trasladado desde Urgencias a la UCI, hasta el enfermo que debe ser
transferido desde una planta de hospitalización en situación de parada
respiratoria, o al que debe ser sometido a una exploración diagnóstica mas
o menos prolongada (TAC, RNM,…)
Desde la publicación de nuestra visión
conceptual, hasta la fecha nuestra experiencia se ha incrementado de forma
importante. Durante el último congreso anual de la Sociedad Valenciana de
Medicina Intensiva (Alicante, 20-21 de Noviembre de 2003) comunicamos una
revisión de los transporte intrahospitalarios secundarios asistidos
realizados desde y hacia nuestra UCI durante un período de 5 años y en el
pudimos comprobar que más de 2.000 pacientes habían sido sometidos a este
tipo de procedimiento, con distintos requerimientos de equipamiento,
soporte terapéutico y personal de escolta.
La Medicina Intensiva y la atención al
paciente en situación de riesgo (paciente crítico) es una forma de hacer
que responde a una necesidad asistencial, un cuerpo de doctrina específico
y unas técnicas que le son propias. Y entre estas técnica se halla el
soporte y vigilancia de dichos pacientes donde quiera que se hallen y no
sólo en el entorno restringido de las UCI. El intensivista lo es donde el
paciente lo precise, y eso incluye un ascensor, un pasillo, y una
ambulancia si es necesario
La funesta forma de concebir la
especialidad como ligada a un sofisticado equipo de instalación concreta
no sólo coarta el desarrollo de la especialidad y la formación de los
especialistas, sino que además es una concepción equivocada de cual es
nuestro papel en la asistencia de los pacientes inestables.
Por desgracia, estas prédicas
(aparentemente en el desierto) llegan ya tarde y los intensivistas
perdimos (en su momento) la oportunidad de demostrar cual era una faceta
de nuestro verdadero papel. Sólo el nombre de UVIs o UCIs móviles conserva
el recuerdo de cómo y por qué se ha desarrollado un bien público innegable
que es la posibilidad de movilizar a un paciente en situación de riesgo de
la forma más adecuada y segura posible. Es responsabilidad de todos que lo
que, en su momento, sucedió con el transporte extrahospitalario, no se
repita con el transporte asistido intrahospitalario. Y todos lo veamos.
Bibliografía:
-
Guidelines for the inter- and
intrahospital transport of critically ill patients. Crit Care Med 2004;
32: 256-262. [PDF]
-
Reig R, Belenguer A, Bisbal E,
et al. Transporte intrahospitalario del paciente crítico. Med Intensiva
1999; 23: 120-126.
Ricardo Abizanda Campos
Servei de Medicina Intensiva
Hospital General Universitario Asociado de Castelló
©REMI,
http://remi.uninet.edu.
Enero 2004.
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