Presión intraabdominal en el paciente quemado
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Artículo original:
O´Mara M, Slater H, Goldfard IW, Caushaj P. Molina Prospective, Randomized
Evaluation of Intra-abdominal Pressures with Crystalloid and Colloid
Resuscitation in Burn patients. J Trauma 2005; 58: 1011-1018. [Resumen]
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Introducción: Hay estudios que han
demostrado que la resucitación del paciente quemado grave con plasma
disminuye la ganancia de peso y la presión intrabdominal (PIA), manteniendo
la diuresis y la hemodinámica con un menor volumen de líquido perfundido.
Los coloides no han mejorado los resultados en el paciente quemado, pero la
posibilidad de disminuir el volumen de resucitación puede proteger del
síndrome compartimental (SC) y mejorar la morbimortalidad.
Resumen: Los autores analizan 31
pacientes con un 25% o más de superficie corporal quemada (SCQ) y lesión por
inhalación y los pacientes con SCQ del 40% sin lesión por inhalación. Se
aleatorizó al ingreso en resucitación con cristaloides (CR) o coloides (CO).
Para los pacientes tratados con cristaloides, se empleó la fórmula de
Parkland para calcular el volumen de infusión. En los pacientes tratados con
coloides se utilizó una combinación de cristaloides y coloides. Para valorar
la PIA se midió la presión vesical. Se consideró hipertensión si había una
presión mayor de 25 mm Hg y se definió el SC si existía disfunción renal o
pulmonar. No hubo diferencias significativas entre los grupos en cuanto a
edad, superficie corporal quemada, grado de las lesiones, PIA inicial,
creatinina, BUN, presión pico en vía aérea y exceso de bases. Durante la
resucitación inicial los pacientes tratados con cristaloides requirieron
mayor volumen de líquidos (12,3 L frente a 22,1 L para los tratados con
coloides, p = 0,02), y durante el curso de la resucitación la PIA aumentó
desde 5,8 mm Hg al ingreso hasta un máximo de 32,5 mm Hg (p < 0,0001). En
los pacientes resucitados con coloides también hubo un aumento
significativo en la PIA de 5,9 a 16,4 mm Hg (p < 0,0001), siendo mayor el
aumento en la PIA en los tratados con cristaloides (26,5 frente a 10,6 mm Hg;
p < 0,0001). Hubo cuatro muertes en el grupo CR y 3 en el CO, y todos tenían
mayor superficie corporal quemada y mayor grado de lesiones. La diuresis
disminuyó en los pacientes resucitados con cristaloides, pero no en los
resucitados con coloides. El análisis de regresión lineal demostró
correlación en ambos grupos entre el volumen de fluidos administrados y la
PIA (cristaloides, r2 = 0,351; plasma, r2 = 0,657, todos los pacientes, r2 =
0,621).
Comentario: Este estudio confirma los
resultados de otros estudios que asocian el volumen de resucitación con la
presión intrabdominal, lo que sugiere que la disminución en el volumen de
resucitación podría disminuir la morbilidad del paciente quemado grave. En
general, como se tiende a perfundir mayores volúmenes de resucitación que
los predichos por las fórmulas utilizadas, los autores proponen la
alternativa de utilización de plasma a 2,7 ml/kg/% de SCQ a fin de disminuir
la incidencia de hipertensión intrabdominal y edema. Sin embargo, son
necesarios nuevos estudios que comparen y evalúen los resultados a largo
plazo y los beneficios a corto plazo de los volúmenes bajos de resucitación
con plasma y cristaloides en el paciente quemado.
Encarnación Molina Domínguez
Hospital San Jaime, Alicante
©REMI, http://remi.uninet.edu.
Septiembre
2005
Palabras clave:
Quemados, Resucitación, Presión intraabdominal.
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