A
finales del siglo diecinueve un grupo de jóvenes artistas muy
heterogéneos, que comparten su admiración por la audacia
antiacademicista de Gauguin y optan por transmitir sensaciones en
lugar de representar una “mentira naturalista”; se desmarcan así de
los impresionistas ansiando el triunfo de la imaginación y la
emoción sobre el arte imitativo. En propias palabras (Manifeste
du Mouvement Nabis, Art et Critique, 1890) de Maurice Denis, uno
de los teóricos, la pintura debía ser “el equivalente apasionado de
una sensación recibida". Más allá de este punto de vista emotivo,
estos “profetas” o Nabis del modernismo ensalzan el valor puramente
decorativo del arte pictórico como esencial y suficiente en sí
mismo, abandonando la secesión clásica entre arte representativo y
ornamental: “un cuadro antes de ser un caballo de batalla, una mujer
desnuda o cualquier otra anécdota, es una superficie plana cubierta
de colores distribuidos en un cierto orden”.
Los
Nabis se recrean en el sintetismo estilístico; huyen de las mezclas
cromáticas y el claro-oscuro, para usar los colores en estado
primitivo y aplican un notable reduccionismo en el tratamiento del
espacio rechazando la perspectiva lineal y otras técnicas que juzgan
ya superadas. La profundidad y el volumen se distorsionan o se
desvanecen por completo y la línea negra funciona como eficiente
delimitidor entre objetos. Es en definitiva un avance más en la
línea que Puvis de Chavannes y Bernard habían intuido y Gauguin
perfeccionado magistralmente y que el Fauvismo culminará sin
complejos ni concesiones.
Vallotton comparte inicialmente gran parte del ideal estético de
estos postimpresionistas, pero se distancia pronto tanto en el fondo
como en la forma de sus colegas. Artista polifacético y prolífico,
ilustrador, escultor, pintor, excelente grabador, escritor y crítico
de arte, poseía un fino y satírico humor que esgrimía con agudeza en
sus escenas sociales y de la vida doméstica, algo que unido a la
temática sensualista de algunos de sus lienzos le ganaron más de un
detractor.
La
malade es la principal de
una serie de imágenes de interior marcadas por el gusto por la
observación, sobrias pero detallistas. El lienzo se transforma en un
pequeño escenario teatral con profusión de pequeños elementos de
disposición muy meditada. Cromáticamente destacan a primera vista el
rojo del edredón sobre la cama y las tonalidades rojizas de la
alfombra; el resto de la habitación viste colores tenues con
predominio de grises y pajizos. Es destacable la factura
extraordinariamente minuciosa del mobiliario y de los textiles,
recurso técnico alejado de la corriente Nabi.
Son
tres los personajes situados prácticamente en el mismo plano: dos
mujeres y en el centro una naturaleza muerta cual obstáculo entre
ambas. Sobre una mesilla de noche el pintor deposita una cristalería
que nos descubre magistralmente, en forma de reflejos, el resto de
la estancia apreciándose una puerta de cristal y una ventana.
Mientras, el pequeño frasco y el vaso con la cucharilla indican que
la joven acostada está verdaderamente indispuesta. Por encima de la
barrera física que supone este bodegón inteligentemente situado,
entre ambas mujeres se interpone la distancia emocional. La enferma
es Hélène Châtenay, modelo del pintor durante diez años de la que
hay abundantes referencias (con los alias de "Tonton" o "la petite")
en su correspondencia. Pero en la tela es una mujer sin rostro que
depende de las atenciones de su cuidadora a quien recibe semi-incorporada
sobre las almohadas. La asistenta pizpireta hábilmente distinguida
por el juego de negros y blancos de su uniforme que aparece en la
habitación, histriónica con una taza (seguramente una tisana)
mirando al espectador, en vez de a la enferma, con cierta impostura,
desafiante o quizá sólo cómicamente.
Vallotton mantuvo una actividad imparable, no en vano el catálogo
razonado de su obra recoge 1.704 creaciones, sin contar su
extensísima obra artística no pictórica, hasta que enfermó
gravemente. Fue diagnosticado de cáncer de colon e intervenido en el
Ville Chirugicale del Bosque de Bolonia, falleciendo el 29 de
diciembre de 1925.
Bibliografía recomendada:
-
Marina Ducrey.
Felix Vallotton
(1865-1925).
L’oeuvre peint.
L’Institut suisse pour l’étude de l’art. Volúmenes I, II, III.
Zurich/Lausana 2005.
-
Gilbert Guisan, Doris
Jakubec (ed.) Documents pour une biographie et pour l’histoire
d’une oeuvre. Volúmenes I, II, III. La bibliothèque des arts.
Lausana/París 1973-1975.
Enlaces:
Beatriz Sánchez Artola
Hospital Gómez Ulla, Madrid
©REMI, http://remi.uninet.edu.
Septiembre 2006.
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