Capítulo 1. 14. Isquemia arterial periférica aguda

La oclusión aguda de una arteria periférica induce generalmente una isquemia súbita e intensa, constituyendo uno de los problemas más frecuentes y graves dentro de la patología vascular periférica. Investigaciones recientes 1, 2, 3 manifiestan que el pronóstico clínico de los pacientes con isquemia aguda de una extremidad, continua manteniendo una morbilidad elevada, con riesgo de pérdida de dicha extremidad o incluso de la propia vida.

Por tanto, a pesar de los diversos avances en el diagnóstico, así como en las técnicas de tratamiento conseguido en las últimas décadas, el control adecuado de estos pacientes sigue siendo problemático.

1. ETIOLOGÍA

Desde un punto de vista conceptual las causas que originan oclusión arterial aguda se pueden clasificar en intrínsecas y extrínsecas.(Tabla 1).

1.1. CAUSAS INTRINSECAS

1.1.1. Embolismo arterial

Con frecuencia, el embolismo arterial, origina isquemia aguda. Recientemente parece haberse incrementado el número de casos. Este incremento se debe en gran medida a las mejoras en las técnicas diagnosticas existentes hoy día. Otros factores que contribuyen a esta mayor incidencia son: el incremento de la vida media en la población, la mayor supervivencia de los pacientes con alteraciones cardiacas avanzadas, el uso cada vez más frecuente de prótesis cardiacas y vasculares así como la utilización de técnicas invasivas para el diagnóstico.

El embolismo arterial es, en la mayoría de las ocasiones, la expresión de una alteración cardiaca.

El corazón es el origen principal de embolias arteriales constituyendo el 80-90% de todas las series publicadas 4. Estas cifras han permanecido constantes en las últimas cinco décadas, si bien lo que ha variado notablemente es la edad y el tipo de patología cardiaca responsable. En los años 50, los pacientes con embolias arteriales solían encontrarse entre los 40 y 50 años de edad y la cardiopatía más frecuente era la reumática; en la actualidad, la edad media es de 70 años y la cardiopatía causal es la forma arterioesclerótica con sus complicaciones 5, 6.

Los pacientes que ha sufrido infarto agudo de miocardio (IAM), portadores de fibrilación auricular (FA) o que presentan estenosis mitral, tienen mayor riesgo de desarrollar trombos intracardiacos, que son potencialmente embolígenos. Así el 50% de pacientes portadores de estenosis mitral de origen reumático no tratados quirúrgicamente experimentan embolismos arteriales 7 ; esto es debido a la frecuente asociación de FA y valvulopatía mitral. En valvulopatías aórtica aislada es poco frecuente la aparición de embolismos arteriales, en gran parte por la infrecuente asociación con FA. Por tanto, esta arritmia cardiaca suele ser un indicador bastante fiable de que la isquemia arterial aguda es consecuencia de un fenómeno embólico. Estos émbolos generalmente tienden a enclavarse en lugares donde los vasos disminuyen progresivamente de calibre o en sus bifurcaciones, porlo que los embolismos arteriales son más frecuentes en las extremidades inferiores, particularmente a nivel iliaco, femoral y popliteo.

En las extremidades superiores, el sitio más probable de que un émbolo enclave es en la arteria braquial, aunque también puede ocluir los vasos subclavio o axilar. En algunas ocasiones, émbolos de origen cardiaco, penetran en la circulación cerebral originando déficit neurológicos severos. Estos episodios embólicos tienden a ser recurrentes y si el factor desencadenante no se corrige el pronóstico empeora considerablemente. 

En el 65-75% de los pacientes con tromboembolismo periférico existe FA como factor desencadenante. La ausencia de contracción auricular, produce estasis sanguíneo, favoreciendo la formación de coágulos en el apéndice auricular izquierdo. En este lugar son difíciles de localizar por ecocardiografía transtorácica por lo que es un método diagnóstico poco fiable 8. Por tanto la ausencia de un trombo intracardiaco en el estudio ecocardiográfico, no descarta la posibilidad de que el corazón sea el origen de la embolia arterial en un paciente portador de FA. 

El infarto agudo de miocardio (IAM) es la segunda causa más frecuente de embolismo arterial periférico. En una revisión, con un número de 400 pacientes, Panetta y colaboradores observaron que el IAM reciente era la causa del embolismo arterial periférico en cerca del 20% de los casos 9.Uno de los factores que contribuye a esta elevada frecuencia es la gran magnitud e incidencia que representa la enfermedad coronaria en todo el mundo. El trombo ventricular es más frecuente en el IAM anterior, quedando situado generalmente en apex de ventrículo izquierdo. Por el contrario la formación de trombos, en IAM inferiores o subendocárdicos es menos común. Aunque el trombo ventricular está presente aproximadamente en el 30% de pacientes que sufren IAM anterior, la incidencia de tromboembolismo arterial es de menos del 5% 10, 11.

El intervalo de tiempo entre el IAM y el episodio embólico oscila entre 3 y 28 días con una media de 14 días 12, 13. Por tanto un embolismo arterial puede ser la manifestación inicial de un IAM "silente", por lo que será necesario una evaluación cuidadosa, con determinaciones enzimáticas seriadas y ECG, ante pacientes con embolismo agudo, especialmente si no presentan FA. 

El IAM, también puede ser el origen de émbolos tras intervalos más prolongados de tiempo, por encima de 6 semanas, debido a la formación de zonas aneurismáticas. El trombo está presente dentro del aneurisma en un 50% de casos, aunque las tasas de embolización periférica son inferiores al 5% 14.

Otra causa embolígena mucho más infrecuente de origen cardiaco, lo constituyen las prótesis valvulares; el trombo puede formarse alrededor del anillo en las válvulas de bola. Las válvulas de disco predisponen a la formación de trombos en los puntos de las bisagras, que corresponden a los sitios donde fluye más lentamente la sangre. Por tanto es necesario la anticoagulación cuando se instalan válvulas mecánicas, siendo los fenómenos embólicos más frecuentes cuando la anticoagulación postoperatoria es insuficiente o se interrumpe. Respecto a las válvulas biológicas y su anticoagulación, se aceptan las siguientes recomendaciones:

1º. Todos los pacientes portadores de válvulas biológicas en posición mitral, deben ser anticoagulados con anticoagulantes orales durante los tres primeros meses de su inserción, manteniendo un INR entre 2 y 3. La anticoagulación para válvulas biológicas en posición aórtica, en pacientes que se encuentran en ritmo sinusal durante los 3 primeros meses es opcional.

2º. Todos los portadores de válvulas biológicas que se encuentren en fibrilación auricular, deben ser anticoagulados a largo plazo, independientemente de la posición en que se encuentre la válvula. Mantener un INR entre 2 y 3.

3º. Si existe evidencia durante la cirugía de la presencia de un trombo en aurícula izquierda, se debe tratar con anticoagulantes orales a largo plazo, aunque la duración de dicha anticoagulación es incierta. Los portadores de marcapasos definitivo, tienen también un elevado riesgo de tromboembolismo, pero no existe evidencia de que la anticoagulación oral sea protectora, por lo que la anticoagulación en estos pacientes es opcional.

4º. Se recomienda que los pacientes con historia de embolismo sistémico y válvulas biológicas sean anticoagulados durante al menos de tres doce meses, manteniendo un INR de 2 a 3.

5º. Los pacientes con válvulas biológicas que se encuentran en ritmo sinusal, pueden ser tratados con antiagregantes (aas; 325 mg /24h ) a largo plazo, ofreciendo protección contra el tromboembolismo, por lo que debe ser considerado como una alternativa terapéutica válida. 

Los tumores intracardiacos como el mixoma auricular puede originar émbolos gigantes que obstruyan los grandes vasos 15. Las vegetaciones en el contexto de endocarditis bacterianas o micóticas también son causa de embolismos periféricos. La incidencia de endocarditis bacterianas se ha incrementado en los últimos años debido al incremento en el consumo de drogas intravenosas, constituyendo una causa potencialmente elevada de embolismos periféricos en pacientes jóvenes sin otros factores de riesgo 16.Por tanto, es importante un cuidadoso análisis macroscópico, anatomopatológico y microbiológico, del material embólico extraído tras embolectomia, puesto que en ocasiones puede aportar datos diagnósticos no sospechados inicialmente.

En el 5-10% de los casos se identifica un origen no cardiaco responsable del embolismo arterial. En la mayor parte de los casos, los grandes vasos proximales enfermos, constituyen el sitio de formación del trombo. El trombo mural formado en los aneurismas de la arteria aortoiliaca, femoral o poplitea suele desplazarse en el sentido de la corriente sanguínea. En las extremidades superiores, un aneurisma subclavio pequeño producido por compresión torácica puede ser la causa de fenómenos embólicos en brazos, manos o dedos. Las placas arterioescleróticas ulceradas también pueden ser el origen de un trombo que luego emboliza. Estas placas suelen afectar a las arterias digitales terminales, en la forma de microembolias, aunque pueden existir embolias sorprendentemente grandes, que obstruyen los vasos mayores y son idénticas desde el punto de vista clínico a las de origen cardiaco. 

Otro tipo de embolismo es la denominada embolia paradójica, la cual ocurre cuando un trombo originado en el sistema venoso o en el lado derecho del corazón, atraviesa por una comunicación intracardiaca, generalmente el foramen oval llegando al sistema arterial con la consiguiente embolización. El embolismo paradójico es raro, debiendo sospecharse siempre en cualquier paciente con tromboembolismo arterial sistémico y trombosis venosa profunda o embolismo pulmonar, sobre todo si no existe otra causa manifiesta de la formación del émbolo. El diagnóstico debe incluir ganmagrafía pulmonar, para comprobar la presencia de embolismo pulmonar, flebografía y cateterismo cardiaco con angiografía, para establecer la presencia de una comunicación intracardiaca derecha-izquierda secundaria a una mayor presión en el lado derecho, que permite que los émbolos pasen hacia el lado izquierdo del corazón 17.

Raramente tumores de origen no cardiaco pueden acceder a la circulación arterial originando embolismos periféricos. La mayoría de estas embolizaciones tumorales arteriales están asociadas con neoplasias malignas primarias o metastásicas pulmonares, que invaden la vasculatura pulmonar o el corazón, si bien, de forma ocasional puede existir invasión arterial directa 18. Otros tipos de carcinomas han sido descritos recientemente, destacando los tumores de células germinales malignas, los cuales diseminan a retroperitoneo y pulmón inicialmente, habiéndose publicado casos de embolización al sistema arterial ileo-femoral, por lo que el desarrollo súbito de isquemia arterial en miembros inferiores en un portador de carcinoma de células germinales, debe alertar sobre la posibilidad de embolismo tumoral 19.

En el 5-10 % restante de casos, no es posible determinar el origen de la embolia por métodos clínicos o en la autopsia 20, 21.

La incidencia de este tipo de embolias criptogénicas ha disminuido, debido a que los nuevos métodos diagnósticos, permiten una mejor detección de orígenes no cardiacos, los cuales se han incrementado en los últimos años. Así la utilización de la ecocardiografía transesofágica, permite una evaluación más segura de posibles orígenes cardiacos y la identificación de importantes lesiones en la aorta torácica proximal 22.

En la mayoría de los informes publicados sobre embolismo arterial, entre el 70-80% de dichos fenómenos, se localizan en los grandes vasos de las extremidades 20. Aproximadamente un 20% afectan a los vasos carotídeos y sus ramas intracraneales mientras que en torno al 10% ocurren en arterias viscerales. La frecuencia de embolias en las extremidades inferiores se mantiene cinco veces mayor que en las superiores. Debido a que los diámetros de los vasos cambian de forma más brusca donde las arterias se ramifican, la localización de la oclusión embólica suele ser la bifurcación arterial. No obstante, al aumentar la edad media de los pacientes con embolias y la frecuencia de procesos oclusivos concomitantes, está aumentando el número de oclusiones embólicas agudas en porciones estenosadas, lejanas a los puntos de bifurcación. La localización más frecuente es la bifurcación femoral común, alcanzando el 35-50% de todos los casos 4(fig. 1) Si consideramos en conjunto, la arteria femoral y la poplitea constituyen el sitio de embolia, con una frecuencia doble que la de la aorta y las arterias ilíacas, lo que probablemente refleje el hecho mecánico de que solo un trombo de tamaño considerable, tiene efectos en la bifurcación aórtica e ilíaca, a menos que su diámetro se encuentre reducido por una oclusión preexistente. 

1.1.2. Trombosis Arterial

La causa más frecuente de trombosis arterial aguda es la secundaria a arteriosclerosis.

En pacientes con arteriosclerosis preexistente y estrechamiento significativo de las arterias mayores, la trombosis es un hecho frecuente que origina insuficiencia arterial intrínseca aguda. Ocurre generalmente en áreas donde los vasos presentan una estenosis severa, asociándose frecuentemente con otros factores de riesgo como insuficiencia cardiaca congestiva, hipovolemia, policitemia o traumatismo. El avance progresivo y crónico de la oclusión, en estos casos, no suele provocar isquemia grave y las manifestaciones clínicas son leves o incluso indetectables debido a que la oclusión estenótica ha estimulado el desarrollo de una circulación colateral suficiente. En otras ocasiones, puede haber trombosis arterial, por la formación de un trombo en una placa ateroesclerótica que no provoca oclusión completa especialmente cuando se ulcera la superficie de la misma. Por otro lado, una oclusión repentina puede atribuirse a hemorragia dentro de una placa que no provocaba oclusión completa. Este es el mecanismo aceptado como causa de síntomas agudos en las lesiones oclusivas de carótida. Cuando cualquiera de estos dos mecanismos es la causa, las manifestaciones de la isquemia aguda suelen ser más intensas, ya que no ha habido tiempo para la formación de circulación colateral.

Los pacientes con lesiones aneurismáticas de la circulación arterial, suelen presentar síntomas agudos como consecuencia de rotura; sin embargo, a veces, las manifestaciones iniciales del aneurisma arterial ocurren en forma de trombosis aguda. Cuanto más periférico es el aneurisma, más frecuente es la trombosis. Por tanto la trombosis aguda es frecuente en los aneurismas poplíteos y muchas veces complica los aneurismas femorales 23. De hecho, la frecuencia de la trombosis aguda constituye una de las principales indicaciones para la reparación electiva de aneurismas periféricos incluso pequeños 24. La trombosis aguda de los aneurismas aórticos es un fenómeno raro pero catastrófico, que exige una reparación quirúrgica inmediata.

Las reconstrucciones arteriales previas, incluyendo injertos y endarterectomía, predisponen al paciente a presentar trombosis aguda, no solo debido a los cambios postoperatorios, sino también porque la cirugía previa es indicativa de arteriosclerosis difusa.

Dentro de las lesiones arteriales no arterioescleróticas que pueden originar trombosis arterial destaca la displasia fibromuscular, que origina trombosis in situ o disección local localizándose en carótidas y arterias renales fundamentalmente. La tromboangeitis obliterante suele afectar a las arterias musculares de mediano calibre. Otras arteritis, como la aortitis de Takayasu y la arteritis de células gigantes, también pueden causar trombosis arterial. Los quistes de la adventicia pueden provocar trombosis de la arteria poplitea y en raras ocasiones de la arteria femoral ; su diagnóstico debe sospecharse en pacientes jóvenes sin otros factores de riesgo.

Por último una lesión que puede producir trombosis arterial es la disección aórtica. Suele localizarse en la aorta torácica, pero sus falsos conductos pueden afectar a los vasos de las extremidades superior e inferior, así como a las ramas viscerales de la aorta25. En algunos casos, la manifestación inicial de una disección aórtica es la isquemia aguda en una extremidad.

1.2. CAUSAS EXTRINSECAS

La causa extrínseca más frecuente de trombosis arterial aguda es la lesión arterial producida por traumatismos arteriales directos, contusos o penetrantes y por causas yatrogénicas. En pacientes de edad avanzada, predominan las causas yatrogénicas, secundarias al uso más frecuente de técnicas diagnósticas y/o terapeúticas penetrantes. 

Las lesiones arteriales penetrantes se producen por diferentes mecanismos, siendo una causa obvia de insuficiencia vascular aguda. La laceración y la transección son las más habitualmente implicadas, pero en algunos casos se produce por contusión mural y espasmo severo. La trombosis secundaria es frecuente tras lesiones arteriales, sobre todo si se acompaña de periodos de hipotensión prolongados. Sin embargo, en un número importante de casos, estas lesiones arteriales directas no se asocian con isquemia distal severa. De hecho, pacientes con probadas lesiones arteriales, presentan pocos o ningún 
signo clínico de daño arterial significativo. Entre un 10-15 % de pacientes tienen pulso distal normal a su ingreso.

La lesión u obstrucción arterial secundaria a fractura de huesos largos o luxaciones de articulaciones mayores, pueden ser difíciles de diagnosticar, debido a la lesión de partes blandas y a la deformidad ósea asociada. La compresión externa de la arteria suelde ser la lesión inicial, pero a veces esta lesión puede complicarse con trombosis distal al sitio oclusión inicial. Las arterias son más vulnerables en los sitios donde están relativamente fijadas por los músculos o las fascias, por tanto las fracturas de húmero y fémur con frecuencia lesionan las arterias axilar, braquial y poplitea respectivamente. Menos frecuentemente, las fracturas de clavícula producen lesiones de la arteria subclavia y las de meseta tibial, lesiones de la arteria tibial. En determinadas ocasiones, la lesión difusa y masiva de partes blandas asociada a traumatismo extenso puede comprometer el flujo sanguíneo arterial. Este hecho es observado con más frecuencia en el compartimento anterior de la extremidad inferior, debido a la relativa rigidez de su fascia.

Los estados de hipercoagulabilidad pueden originar trombosis venosa o arterial aguda: déficit de antitrombina III, anomalías del sistema fibrinolítico, trastornos de la agregación plaquetaria y trombosis inducida por heparina son ejemplos de dichos estados 26. El diagnóstico se realiza generalmente por exclusión de otras causas.

Otra causa de insuficiencia vascular aguda de origen extrínseco, aunque infrecuente es la flegmasia cerulea dolens, constituyendo la forma más masiva de trombosis venosa ileofemoral, en la que la obstrucción del retorno venoso de las extremidades va a interferir el flujo arterial, pudiendo poner en peligro la viabilidad de la extremidad e incluso de la propia vida.

Algunos fármacos como la digital, corticoides y fenotiacinas se asocian a un mayor riesgo de producir oclusión arterial no obstructiva en determinadas circunstancias. El mecanismo final causante es desconocido, aunque se ha implicado la vasoconstricción esplácnica que estas drogas originan, como factor desencadenante de la isquemia mesentérica no oclusiva que se observa en los pacientes tratados con dichos fármacos.

Por último destacar las disproteinemias como la policitemia vera y la trobocitosis esencial como causas poco frecuentes de trombosis arterial. Estas trombosis suelen afectar a arterias sanas, localizándose en pequeños vasos como las arterias digitales.