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La patogénesis de la ITU puede ser considerada teniendo en cuenta
dos aspectos: factores de virulencia dependientes del microorganismo y
factores dependientes del huésped.
4. 1. VIAS DE ACCESO
El mecanismo habitual de producción de una ITU es el ascenso
de gérmenes desde la uretra y tejidos periuretrales a la vejiga
(cistitis) y riñón (pielonefritis) 23,
24
. Menos de un 3% de los casos de ITU y pielonefritis obedecen a infección
hematógena 25 . En condiciones
normales la orina y las vías urinarias son estériles. El
primer paso en la patogénesis de una ITU es la colonización
de la uretra distal y vestíbulo vaginal por microorganismos patógenos.
El reservorio de estos gérmenes es el tracto gastrointestinal, debido
a la proximidad, en la mujer, del ano a la uretra.
En la mujer la uretra es corta y permite el paso de gérmenes
hacia la vejiga,
en especial durante el coito; en el varón la uretra tiene mayor
longitud y junto a las propiedades bactericidas de la secreción
prostática se evita el ascenso de microorganismos.
4. 2. FACTORES DE VIRULENCIA
Existen cepas específicas de E. Coli con capacidad potencial
para invadir el uroepitelio y causar ITU. Sólo ocho de los más
de 170 serotipos de antígeno lipopolisacárido O (O1, O2,
O4, O6, O7, O16, O18 y O75) son responsables del 80% de los episodios de
pielonefritis aguda comunitaria 26, 27
. Estos antígenos somáticos se asocian con los serotipos
capsulares K1, K2, K5, K12, K13. Las cepas patogénicas también
poseen otros factores de virulencia tales como producción de aerobactina
(secuestro de hierro) y hemolisina 28,
29
. Proteus sp, otros bacilos gramnegativos entéricos
y Staphylococcus saprophyticcus sintetizan la enzima ureasa,
favoreciendo la
generación de cálculos renales.
El mecanismo de colonización de E. coli más importante
está basado en la presencia en el uroepitelio de receptores específicos
para la fijación de serotipos del gérmen provistos de filamentos
de naturaleza proteica (pili o fimbrias). Proteus y Klebsiella
sp pueden fijarse también al uroepitelio al igual que Staphylococcus
saprophyticus. Se conocen diferentes tipos de fimbrias pero la mejor
estudiada es la fimbria P (denominada así por su similitud estructural
con componentes de los glucoesfingolípidos neutros, que constituyen
los antígenos del grupo sanguíneo P). Se sabe que la adherencia
de las fimbrias a las células del epitelio urinario puede bloquearse
en algunos casos mediante la adición de manosa. Las fimbrias P,
a diferencia de otras, son resistentes a la manosa y existe una fuerte
asociación entre este tipo de fimbrias y cepas de E. coli productoras
de pielonefritis, en especial en las formas bacteriémicas
30
.
Los antígenos del grupo sanguíneo ABO pueden estar relacionados
con la adherencia de las fimbrias al epitelio urinario, ya que se ha demostrado
que los individuos que tienen anticuerpos contra el antígeno B (grupo
A o O) tienen una mayor resistencia a la infección urinaria que
los que no tienen los mencionados anticuerpos (grupo B o AB) 31
.
4. 3. FACTORES DEPENDIENTES DEL HUESPED
El mecanismo de defensa de la vejiga de mayor eficacia es la dilución
de los gérmenes por el efecto del flujo de orina y su eliminación
periódica con la micción. La interacción entre el
vaciamiento de gérmenes durante la micción e integridad de
los mecanismos antirreflujo, la presencia de sustancias bacteriostáticas
en la orina y los mecanismos de defensa intrínsecos de la mucosa
vesical son determinantes en impedir el desarrollo de una ITU. Llegados
a este punto es fácil comprender como situaciones en las que el
vaciamiento vesical es incompleto (orina residual), el reflujo vesicoureteral,
la presencia de cuerpos extraños o litiasis y lesiones inflamatorias
preexistentes van a favorecer el establecimiento de una ITU.
El descenso del pH urinario, las variaciones amplias de la osmolaridad
y, en menor grado, el aumento en la concentración de urea o de ácidos
orgánicos, la presencia de proteínas con efecto antibacteriano
(lisozima, inmunoglobulina G y A) y los niveles bajos de glucosa afectan
negativamente la velocidad de crecimiento de los gérmenes
32
.
Es probable que la proteína de Tamm-Horsfall favorezca la eliminación
de bacterias adherentes en tracto urinario 33
.
En infecciones de las vías urinarias altas la medula renal es
más susceptible que la corteza, posiblemente en relación
con las elevadas concentraciones de amoníaco, el reducido flujo
sanguíneo en esta región, el retraso en la movilización
de leucocitos y la hipertonicidad 34,
35
.
Aunque las barreras mecánicas y físicas son determinantes
en impedir el desarrollo de una ITU, la producción local y sistémica
de anticuerpos contra las bacterias patógenas, en especial frente
al antígeno O, juega un papel protector frente a la infección
ascendente y hematógena 36, 37
. También es posible que la infección bacteriana estimule
una reacción autoinmune contra tejidos renales, favoreciendo la
progresión del daño tisular una vez que la infección
ha sido erradicada 38 .
Evidencias recientes han sugerido que las células epiteliales
del tracto urinario producen citokinas proinflamatorias en respuesta a
la infección por E. coli. Se ha demostrado una correlación
entre niveles de IL-8 y número de neutrófilos en orina, sugiriéndose
que IL-8 actúa en la quimiotaxis de neutrófilos durante la
ITU 39 . También existe una relación
entre niveles elevados de IL-6 e IL-8 en orina y disminución de
la capacidad de concentración renal 40
. En un futuro se aclarará la implicación de las citokinas
y su valor predictivo en identificar pacientes con riesgo de daño
renal.
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