|
El diagnóstico de una ITU descansa fundamentalmente en dos pilares:
8.1) la anamnesis y examen clínico; 8.2) diagnóstico de laboratorio,
basado en el examen microscópico de una muestra de orina o del sedimento
obtenido por centrifugación de ésta y en la demostración
de infección por urocultivo.
Eventualmente se precisan evaluaciones radiológicas y urológicas,
de
formas especial en casos de ITU complicada.
8. 1. ANAMNESIS Y EXAMEN CLINICO
La mayoría de los pacientes con sospecha de ITU pueden ser evaluados
y tratados en el medio extrahospitalario. Sin embargo, una de las consideraciones
básicas a tener presente es determinar la gravedad potencial o actual
del cuadro, teniendo en cuenta aquellos signos y síntomas que puedan
predecir el desarrollo de sepsis. Estos enfermos precisarán
un manejo
hospitalario, con administración parenteral de antimicrobianos.
En la historia clínica se hará especial hincapié
en aspectos tales como
episodios previos de ITU, enfermedad renal preexistente, historia de
cirugía
o manipulación urológica reciente, presencia de catéter
urinario, embarazo,
enfermedades o condiciones que predispongan a un aumento de la frecuencia
o gravedad de una ITU (diabetes, inmunosupresión, enfermedad neurológica,
trasplante renal) y, en el caso de varones, patología prostática
conocida o sospechosa. Es importante recoger posible exposición
previa a antimicrobianos, dado que pueden alterar la flora endógena
e influenciar la selección empírica del antibiótico.
8. 2. DIAGNOSTICO DE LABORATORIO
8. 2. 1. Recogida de orina
La recogida de una muestra de orina válida (no contaminada) es
determinante
para efectuar un diagnóstico adecuado de ITU. La orina puede
obtenerse de tres formas: 1) por micción espontánea (porción
media del chorro); es la técnica habitual, si bien está sujeta
a un mayor riesgo de contaminación dada la presencia de bacterias
en la uretra distal y áreas periuretrales. 2) mediante punción
suprapúbica, técnica empleada fundamentalmente en la población
pediátrica. Obviamente está exenta de riesgo de contaminación.
3) mediante cateterización, que puede ser requerida en pacientes
que son incapaces de colaborar por alteración del estado mental
o control esfinteriano.
8. 2. 2. Detección de piuria
La piuria significativa denota la presencia de más de 10 leucocitos/mL
de orina en recuento de cámara cuentaglóbulos. En el
paciente sintomático la piuria se asocia a infección urinaria
y se correlaciona con la detección de más de 10 5 UFC/mL
de orina (bacteriuria significativa). En la actualidad se disponen de tiras
reactivas que detectan la presencia de leucocitos por métodos enzimáticos
(test de la esterasa leucocitaria) y que permiten determinar la presencia
de piuria en la cabecera del enfermo, con una sensibilidad del 75% y una
especificidad del 80% 46 . La piuria
no es específica de ITU; la nefropatía intersticial, la glomerulonefritis
aguda, la litiasis ureteral y la tuberculosis renal pueden cursar con leucocituria.
La presencia de cilindros leucocitarios en el sedimento de orina de
un
paciente con sospecha de ITU debe sugerir afectación del tracto
urinario
superior, pero su ausencia no descarta pielonefritis.
El examen directo o mediante tinción de Gram de una muestra
de orina sin centrifugar permite conocer si el paciente tiene bacteriuria
significativa y si el germen es gramnegativo o positivo. La presencia de
una bacteria por campo se relaciona, en el 90% de los casos, con un recuento
en el urocultivo superior a 10 5 colonias/mL 47
.
8. 2. 3. Detección de bacteriuria
Uno de los criterios mayores en determinar la validez del resultado
de un cultivo es cuantificar el número de colonias bacterianas por
mililitro de orina cultivada (UFC/mL). Una vez recogida una muestra de
orina válida en un recipiente estéril, se remitirá
al laboratorio antes de 1 hora desde su obtención para su procesamiento.
La muestra se siembra en agar sangre o CLED y se incuba durante 24 horas
a 37Ê °C. Realizando la siembra con asas calibradas que retienen
0,01 o 0,001 mL de orina podemos obtener el número de colonias/mL
de orina. Se requieren 24-48 horas más para identificar el germen
y conocer el antibiograma.
En la mujer asintomática un recuento superior a 10 5 UFC/mL
corresponde
en el 80% de los casos a una bacteriuria significativa. Un segundo
cultivo positivo para el mismo germen eleva a un 95% la probabilidad de
bacteriuria significativa. En el varón un recuento único
de 10 4 UFC/mL debe considerarse significativo. En pacientes con síndrome
cistítico y leucocituria se considera significativo el hallazgo
de un microorganismo en cultivo puro en recuentos superiores a 10 2 UFC/mL.
Si la muestra de orina se obtiene por punción suprapúbica
cualquier recuento es indicativo de infección. En pacientes sondados
debe considerarse positivo recuentos superiores a 10 3 UFC/mL de orina
obtenida por punción del catéter.
Se disponen de diversos métodos enzimáticos rápidos
y simples para
detectar la presencia de bacteriuria. El más usado es el test
de reducción de nitratos de Griess, disponible en tiras reactivas
comerciales. Las enterobacterias reducen los nitratos urinarios a nitritos.
No es útil pues en
detectar infecciones por microorganismos grampositivos y Pseudomonas.
Cuando se combina con el test de la esterasa leucocitaria representa
un
método sencillo para determinar la presencia de bacteriuria
significativa.
No obstante, es un test poco sensible, de modo que un resultado negativo
no excluye ITU.
En casos de prostatitis bacteriana crónica se aconseja la práctica
de cultivos
cuantitativos con métodos capaces de reconocer al menos 10 3
UFC/ mL. Se procesan muestras de orina obtenidas: a) al comienzo de la
micción (identifica microorganismos de la uretra y/o vejiga; b)
del chorro medio (identifica microorganismos de la vejiga); c) de la secreción
prostática obtenida
inmediatamente después del masaje de la glándula, que
identifica
microorganismos de la próstata, y c) de orina inmediatamente
después del
masaje (identifica microorganismos de la próstata y/o vejiga).
8. 2. 4. Otras pruebas de laboratorio
La identificación en orina de anticuerpos ligados a bacterias
mediante
inmunofluorescencia puede ser de utilidad en el diagnóstico
de pielonefritis 48 , si bien su aplicación
clínica rutinaria es controvertida debido al elevado porcentaje
de resultados falsos positivos y negativos.
El análisis microscópico de la orina permite también
la identificación de cristales, eritrocitos, cilindros y otros componentes
celulares. Las tiras
reactivas comerciales permiten detectar la presencia de hematíes,
glucosa,
cuerpos cetónicos o proteínas, así como el pH.
La detección de células epiteliales escamosas en la orina
indica que la muestra es inadecuada para su procesamiento en el diagnóstico
etiológico de una ITU. En el hemograma una marcada leucocitosis
con desviación izquierda deberá hacernos sospechar una infección
parenquimatosa. En la bioquímica se evaluará la función
renal. En la infección urinaria complicada la proteína C
reactiva sérica se encuentra elevada y su determinación periódica
puede ser de utilidad en la evaluación de la respuesta al tratamiento
49 .
8. 2. 5. Evaluaciones radiológicas
y urológicas
En general no están indicadas en el caso de ITU no complicada.
La radiografía simple de abdomen permite identificar el tamaño
de la siluetas
renales, cálculos (el 90% son radiopacos), borramiento del psoas
(abceso
renal o perinéfrico) y presencia de gas patológico (pielonefritis
enefisematosa).
La ecografía abdominal debe realizarse en pacientes que requieren
ingreso
hospitalario por pielonefritis y de un modo emergente en el enfermo
con shock séptico a fin de descartar complicación obstructiva.
La definición anatómica
del riñón y tejidos perirrenales es superior con la TAC
abdominal, permitiendo tras administración de contraste intravenoso
la diferenciación de nefritis bacteriana focal, abcesos renales
y perinéfricos y abcesos corticales 50
. Tanto la TAC abdominal como la ecografía permiten la realización
adicional de procedimientos diagnósticos y terapéuticos
(obtención de muestras, drenaje de colecciones purulentas).
La urografía intravenosa delinea la localización exacta
y la extensión de una obstrucción de la vía urinaria.
Tanto la urografía intravenosa como el
cistouretrograma miccional están indicados en la evaluación
del reflujo
vesicoureteral en el niño.
La gammagrafía con galio 67 o indio 111 pueden ocasionalmente
ser útil
en el diagnóstico de ITU complicada, pero son técnicas
que precisan tiempo
en realizarse por lo que tiene un valor limitado en situaciones agudas.
|