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Capítulo 7. 6. Técnicas de depuración
extrarenal
2. TERAPIAS LENTAS CONTINUAS
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El fallo renal agudo (7), (8)
tiene generalmente un buen pronóstico cuando se trata con hemodiálisis,
ya sea intermitente o diaria; pero en los pacientes críticos, la
insuficiencia renal aguda se complica con otras patologías o forma
parte de un cuadro de disfunción orgánica múltiple,
presentando serios problemas, cuando no contraindicaciones, para la hemodiálisis
o para la diálisis peritoneal, siendo el pronóstico peor.
Kramer et al.(9) en 1977 fueron los primeros en describir la hemofiltración arteriovenosa continua (HAVC), que es un tratamiento extracorpóreo en el que mediante convección, y durante un largo periodo de tiempo, se eliminan agua, electrolitos y otras moléculas de bajo peso molecular. Las diferencias entre la hemodiálisis y la ultrafiltración las podemos observar en la figura 3. La ultrafiltración (10) se realiza en un pequeño filtro, gracias a un gradiente de presión a través de una membrana semipermeable, mientras se repone el volumen sanguíneo mediante líquidos con una composición similar al plasma. La fuerza que mueve la sangre a través del circuito extracorpóreo es el gradiente de presión arteriovenoso. El objetivo es conseguir ultrafiltrar de 12 a 18 litros diarios, lo que equivale aproximadamente a una tasa de filtración glomerular de 8 a 14 ml/min. El líquido del ultrafiltrado se puede reponer totalmente (para disminuir las concentraciones de solutos en el plasma), parcialmente (para mantener el volumen y las concentraciones de solutos) o no reponerse, si lo que necesitamos es disminuir el volumen de líquido corporal. La HAVC se ha usado para tratar a pacientes con sobrecarga de líquidos refractaria al tratamiento convencional, insuficiencia renal aguda complicada, alteraciones hidroelectrolíticas o en aquellos en los que no se pueden usar otros tratamientos por problemas clínicos o técnicos. Tiene una buena tolerancia, es fácil de hacer y de monitorizar, pero tiene una baja eficacia y los filtros se coagulan fácilmente, problemas que se han intentado solucionar parcialmente con nuevos materiales y nuevas técnicas, como la hemofiltración venovenosa continua (HVVC) (11). La hemofiltración o la hemodiálisis continua puede realizarse
mediante un circuito (figura
4):
Los catéteres deben de ser de un diámetro adecuado (> ó = 2 mm) y de una longitud reducida (80 - 100 mm) para que tengan una resistencia baja. También se debe reducir la resistencia del circuito de circulación extracorpórea usando conexiones cortas y adecuadas. Cuando se usa la hemofiltración o hemodiálisis venovenosa continua, se deben canular dos venas periféricas, o bien, una sola vena con un catéter de doble luz. También se puede usar un catéter venoso de luz única en una vena periférica si se usa una bomba extracorpórea de dos cabezas. El uso de la bomba extracorpórea podría reducir parcialmente las ventajas del tratamiento arteriovenoso en cuanto a la estabilidad vascular, riesgo de embolismo aéreo y ultrafiltración autolimitada; por otro lado, permite el tratamiento de pacientes con gradientes de presión arteriovenosos bajos o con riesgos potenciales para la canulación arterial. En la HAVC se ven flujos sanguíneos de 50 a 120 ml/min para unas presiones arteriales medias de 60-90 mmHg. El flujo sanguíneo en la HVVC se puede ajustar a valores mayores sin ningún problema técnico. Ningún sistema es en general mejor que el otro, y la elección debería basarse en las condiciones clínicas del paciente, las facilidades técnicas, el grado de entrenamiento del personal y la experiencia del personal médico. 2. 2. CIRCUITO EXTRACORPÓREO Y MÁQUINA DE ULTRAFILTRACIÓN La máquina de ultrafiltración ideal debería tener un volumen pequeño, con unos mandos fáciles de utilizar y una alta flexibilidad (debería ser capaz de realizar todas las modalidades de tratamiento). Las máquinas de ultrafiltración se han diseñado con 4-5 bombas. Generalmente dos bombas se utilizan para la sangre (catéteres de luz simple o doble) y otras dos bombas se utilizan para el ultrafiltrado y el líquido de reposición en la modalidad de hemofiltración venovenosa continua, o para la entrada y salida del líquido dializador en la hemodiafiltración (14) venovenosa continua. La quinta bomba se usa para la infusión de heparina o drogas. Diferentes factores pueden afectar a la tasa de flujo sanguíneo y consecuentemente a la ultrafiltración en la HAVC. En el circuito se pueden definir cinco posibles fuentes de resistencias: el acceso arterial, la línea arterial, el hemofiltro, la línea venosa y el acceso venoso. Las líneas arteriales y venosas deben ser todo lo cortas posibles para evitar pérdidas de presión innecesarias en la tubuladura. La baja resistencia del circuito permite incrementar el flujo sanguíneo y la tasa de ultrafiltración para un gradiente arteriovenoso determinado. Si se utiliza una bomba extracorpórea, estos aspectos pierden importancia ya que se garantiza mecánicamente un flujo sanguíneo. 2. 3. MEMBRANAS, ULTRAFILTRACIÓN Y ACLARAMIENTO Las membranas de alto flujo (15) se usan generalmente en la HAVC para obtener unas tasas de ultrafiltración adecuadas y un aclaramiento convectivo de solutos. En estas membranas los solutos se eliminan por convección mediante un efecto solvente-arrastre. La permeabilidad de la membrana dirige el paso de partículas. El coeficiente de filtración de Staverman es una propiedad intrínseca de la membrana que lleva a un coeficiente de filtrado observado. Si el soluto no es retenido por la membrana, la relación entre las concentraciones del ultrafiltrado (UF) y del plasma (P) es 1 y el aclaramiento está representado por el valor de la tasa de ultrafiltración (Qf). (K=Qf x [UF] / [P] = Qf x 1 = Qf) Qf es proporcional al producto del coeficiente de permeabilidad de la membrana y la presión transmembrana (Kf x TMP): TMP se calcula por la fórmula TMP= Pb + Puf - Pi
Las membranas de celulosa más finas, como el cuprofan, tienen una permeabilidad hidráulica insuficiente para proporcionar una eliminación adecuada de fluidos a las presiones que permite la HAVC. Estas membranas proporcionan una buena eliminación de pequeñas moléculas mediante difusión. Así pues, generalmente se utilizan en la HDAVC para eliminar grandes cantidades de urea. En este caso la difusión se facilita por el escaso grosor de la membrana, por el alto cociente de difusión de la urea (molécula pequeña), y por el gradiente de concentración creado entre la sangre y el dializado (el flujo del dializado se mantiene entre 10 y 40 ml/min). En la HDAVC, cuando los solutos se equilibran completamente dentro del dializador, los aclaramientos relevantes son iguales a la tasa del flujo de salida del dializado (siguiente ecuación). K = Qd x [D] / [P] = Qd x 1 = Qd Si el soluto no se equilibra completamente, los valores de aclaramiento calculados desde el sitio del dializado corresponden a la razón entre la extracción soluto por minuto y su concentración en la sangre que entra en el filtro (siguiente ecuación). K = Qd x [D] / [P] Las grandes moléculas tienen coeficientes de difusión menores y son retenidas en gran parte por las membranas de diálisis. Para retirar estas moléculas es importante el mecanismo de convección así como el uso de membranas más abiertas con mayor capacidad de filtración. En el caso de técnicas que combinen la difusión y la convección, se requieren polímeros con propiedades intermedias y se usan el poliacrilonitrilo o las membranas finas de polisulfona. En este caso se alcanza un compromiso entre la porosidad y el grosor, pudiéndose eliminar varios solutos con un amplio rango de pesos moleculares. 2. 4. HEMOFILTROS Y HEMODIAFILTROS La HAVC (16), (17) es un sistema que funciona en condiciones de bajo flujo sanguíneo, bajas presiones y equilibrio de presión de filtración. Así pues, el tamaño y la geometría de los hemofiltros se deben de adaptar a estas condiciones de funcionamiento. En los hemofiltros de fibra hueca, como el agua se elimina por ultrafiltración, hay un incremento de las proteínas plasmáticas, del hematocrito y de la viscosidad. El progresivo descenso de la presión hidrostática de la sangre se acompaña de un incremento en la presión oncótica generada por las proteínas ; hay un punto dentro del filtro donde cesa la ultrafiltración porque se igualan las fuerzas hidrostáticas y oncóticas que actúan en direcciones opuestas. Desde este punto aumenta la resistencia al flujo, así como el riesgo de coagulación. Basándose en estas observaciones se ha modificado la geometría del recorrido sanguíneo, así como el diseño de los hemofiltros. De acuerdo con la ley de Hagen-Poiseuille, un filtro corto con una superficie de intercambio mayor permite evitar el equilibrio en la presión de filtración gracias a un mayor flujo sanguíneo para un gradiente de presión arteriovenoso dado. Los resultados conseguidos con los nuevos filtros han confirmado esta hipótesis y han permitido la disminución de los requerimientos de heparina, así como una vida útil de los filtros mayor. También se han desarrollado nuevas fibras con un mayor diámetro interno (250 micras) que garantizan una menor resistencia del mecanismo, reduciéndose así el riesgo de coagulación en los segmentos distales del filtro. Como alternativa se han desarrollado sistemas laminares para HAVC; a pesar de las grandes superficies de estos hemofiltros, la geometría de láminas planas puede reducir los requerimientos de heparina. De nuevo, todos estos aspectos son menos críticos cuando se añade una bomba extracorpórea al circuito y se mantiene el flujo sanguíneo extracorpóreo independiente de la presión arterial del paciente. Además, como cada vez se realizan con más frecuencia la HDAVC y la HDVVC, actualmente todos los filtros están equipados con puertos dobles para el dializado para permitir la circulación del dializado. Actualmente hay diferentes equipos comerciales para realizar estos tratamientos. Mientras los sistemas relativamente grandes (0,6 m2) se pueden usar en pacientes con una presión arterial estable o con una bomba extracorpórea, los filtros más pequeños y más cortos (0,2 m2), con menor resistencia pueden ser muy útiles en pacientes con hipotensión severa y flujo sanguíneo extracorpóreo presumiblemente bajo. Tal posibilidad de elección permite una mayor vida útil del filtro con unos menores requerimientos de heparina y reducen la frecuencia de fallo del tratamiento debido a razones técnicas. 2. 5. EFICIENCIA Y CALIDAD DEL TRATAMIENTO El control metabólico del fallo renal agudo con HAVC requiere generalmente al menos 12-16 litros de ultrafiltrado por día. Con la técnica clásica no se puede conseguir este objetivo, siendo necesario usar diferentes técnicas, como la predilucción, succión, circulación asistida por bomba, adición de difusión, etc..., para mantener las cifras de urea del paciente controladas. La HAVC, tal como se concibió originalmente, sólo proporciona un máximo de 17 litros / 24 horas de ultrafiltrado con un transporte puramente convectivo. La convección pura también se usa con los nuevos filtros para HAVC de mejores prestaciones, pero incluso un aclaramiento diario de 20-22 litros puede ser insuficiente en algunas ocasiones. Cuando se utiliza una bomba extracorpórea, el flujo puede aumentarse fácilmente y se pueden conseguir aclaramientos de hasta 30 litros diarios. En este caso, sin embargo se deben reinfundir al paciente grandes cantidades de fluidos de sustitución y el balance de líquidos puede ser complicado. Algunos autores han descrito la posibilidad de usar la difusión además de la convección, o bien sólo la difusión en el tratamiento de pacientes críticos con fallo renal agudo. En este caso, sin embargo, se consigue un buen aclaramiento de pequeñas moléculas, pero el aclaramiento de moléculas medianas puede reducirse de manera significativa. Ya que los pacientes críticos con fallo renal agudo, sepsis, disfunción multiorgánica y catabolismo severo pueden tener niveles aumentados de sustancias que están en el rango medio de peso molecular (500-5000 daltons) (mediadores químicos, sustancias vasoactivas, citokinas como el factor de necrosis tumoral, interleucina-1, factor activador de plaquetas, etc...) un tratamiento adecuado debería orientarse no sólo hacia el control de los niveles de nitrógeno uréico, sino también de todas esas sustancias. En este caso, la cantidad necesaria de convección sólo se podría obtener mediante membranas sintéticas de alto flujo por su mayor capacidad de filtración. Para alcanzar un compromiso entre los requerimientos de cantidades adecuadas de convección y difusión, cantidades reducidas de soluciones de sustitución y fácil monitorización, algunos autores han usado un sistema denominado diálisis continua de alto flujo (DCAF). El sistema consta de un circuito para hemodiálisis continua modificado para conseguir un control continuo del volumen de dializado. Se utiliza un hemodiafiltro de 0,6 m2 con una membrana de alta permeabilidad (D-30 Amicon, Danvers, Mass., USA ; FH66 Gambro, Lund, Suecia ; Multiflow 60 Hospal, Lyon, Francia), aplicándose dos bombas de rodillos al circuito del dializado. El flujo de entrada del dializado se consigue mediante la primera bomba (P1). La segunda bomba (P2), aplicada a la salida del dializado, regula la ultrafiltración neta en respuesta a un módulo de programación específica. El sistema puede funcionar en condiciones de paso único o de recirculación del dializado. En el modo de recirculación, la misma cantidad de dializado se puede usar mejor con un menor costo de tratamiento. En este sistema, cuando se ha conseguido el peso seco del paciente deseado, el circuito puede funcionar con una ultrafiltración neta de cero usando dializado estéril a flujos de 20-100 ml/min. El equilibrio dializado/plasma para la urea y la creatinina se alcanza después de 4 horas de tratamiento usando la recirculación de un pool de 10 litros de dializado, resaltando que, al mismo tiempo, la relación dializado/plasma para grandes moléculas como la inulina es de 0,6. Asumiendo que se realiza un tratamiento continuo y que las bolsas de dializado se cambian cada 4 horas, se puede esperar conseguir un aclaramiento de urea máximo de 60 litros y uno de inulina de 36 litros. Esto representa una purificación sanguínea muy eficiente con un aclaramiento diario cercano o incluso mayor que el espacio de distribución completo de la urea del paciente. En este caso el aclaramiento fraccional sobre el agua total corporal (K/V) se aproxima o supera el valor de 1 cada 24 horas (t). Si la DCAF se realiza continuamente, el índice semanal Kt/V puede estar en el rango de 7 a 10, lo cual supone una eficiencia del tratamiento mucho mayor que la que se consigue con otros tratamientos de diálisis intermitente. Cuando basta con menos eficiencia, las bolsas se pueden cambiar cada 6 horas y, mientras se mantiene el equilibrio de la urea, el equilibrio para grandes moléculas sería en este caso incluso mayor. No se utiliza líquido de reposición ya que el sistema funciona con una filtración neta de 0. El alto aclaramiento para la inulina se alcanza generalmente gracias al transporte convectivo que tiene lugar en el lado proximal del filtro. La filtración neta 0 se alcanza de hecho gracias a mecanismos de filtración proximal y contrafiltración distal. La DCAF es así un sistema parecido a la hemodiafiltración, donde el ultrafiltrado se produce en la primera mitad de la longitud de las fibras y la reinfusión se produce en la segunda mitad por la contrafiltración del dializado estéril. Para resumir, mientras la HAVC o la HVVC son técnicas puramente convectivas, y la HDAVC y la HDVVC son puramente difusivas, la HDFAVC y la HDFVVC (hemodiafiltración continua) y la DCAFAV y la DCAFVV (diálisis continua de alto flujo) son formas de tratamiento realmente mixtas. Sin embargo, mientras que en la hemodiafiltración se requieren grandes cantidades líquidos de reposición, en la diálisis de alto flujo el dializado es tanto la solución de diálisis como el líquido de reposición. Ha habido debate sobre si se debe usar dializado con bicarbonato en vez de dializado con lactato o acetato. Las soluciones con bicarbonato se deben preparar en fresco y el calcio se debe añadir en el momento de usarla, creando algunos problemas de pureza y de almacenamiento. Ya que el lactato puede ser usado con seguridad en la mayoría de los pacientes con una corrección adecuada de la acidosis metabólica, se sugiere utilizar soluciones con bicarbonato sólo en aquellos pacientes en los que el lactato no pueda ser fácilmente metabolizado (se debe monitorizar el anion gap) debido a condiciones clínicas especiales. Se puede conseguir una anticoagulación efectiva mediante una infusión continua de heparina durante el tratamiento. El objetivo es conseguir el máximo efecto anticoagulante dentro del filtro con las mínimas repercusiones sistémicas. Los pacientes con alto riesgo hemorrágico se podrían beneficiar de una reducción de la administración de heparina. En la HAVC, esto está estrictamente asociado con procedimientos específicos :
Si aparece trombocitopenia en relación con el tratamiento con heparina, o si hay un sangrado excesivo por cualquier otro motivo y no podemos realizar el tratamiento sin anticoagulación, podemos sustituir la heparina por epoprostenol (prostaciclina) (18), (19), (20), siempre teniendo cuidados con sus efectos sistémicos y teniendo en cuenta su mayor coste. 2. 7. REINFUSIÓN DE LÍQUIDOS DE REPOSICIÓN La hemofiltración elimina prácticamente todos los iones del plasma, incluyendo el calcio, el magnesio y el bicarbonato, los cuales deben reemplazarse. Dado que es imposible fabricar una solución estable que contenga las concentraciones adecuadas de estos iones, varios de ellos han sido sustituidos por bicarbonato en los fluidos de reposición. El anión que se usa con más frecuencia en los líquidos de reposición es el lactato, ya que se asume que el lactato se convierte en bicarbonato, lo cual sucede en la mayoría de los pacientes, excepto en aquellos que presentan acidosis láctica (21), en los cuales el lactato empeora su acidosis. En estos pacientes el bicarbonato se debe administrar directamente, lo que se puede realizar infundiendo una mezcla de cloruro sódico isotónico y bicarbonato sódico isotónico en una proporción que dependerá de la severidad de la acidosis. Dada la incompatibilidad de estos líquidos de reposición con las sales de calcio, estas deben infundirse junto con las sales de magnesio en otra parte diferente del circuito. Las características del líquido de reposición se basan en los requerimientos clínicos del paciente. La instauración precoz de una nutrición parenteral equilibrada puede ayudar a conseguir un mejor control del catabolismo del paciente. La corrección de la acidosis metabólica y de las pérdidas de electrolitos es otra aplicación importante del tratamiento con HAVC. El balance de electrolitos y tampones sólo se pueden regular con precisión mediante los métodos de hemofiltración que reproducen la lógica del riñón humano. En las terapias difusivas el balance de las diferentes sustancias se controla con más dificultad. En el caso de la diálisis continua de alto flujo, el líquido de reposición está representado por el dializado y se pueden añadir diferentes sustancias al dializado para alcanzar los requerimientos clínicos del paciente. Las indicaciones clínicas de las técnicas de reemplazamiento renal continuo todavía no han sido definidas completamente. Las terapias continuas, sin embargo, no se pueden considerar como una alternativa a la hemodiálisis clásica en ninguna circunstancia. Los pacientes críticos que son candidatos a tratamientos de sustitución renal continua son diferentes generalmente de los que se tratan en los departamentos de nefrología. Estos pacientes están críticamente enfermos, tienen una serie de complicaciones médicas y quirúrgicas, están severamente inestables y necesitan un tratamiento sustitutivo renal generoso y progresivo. 2. 8. 1. Fallo renal agudo asociado o no con
disfunción orgánica múltiple, sepsis u otras condiciones
patológicas.
2. 8. 2. Sobrecarga de fluidos
La HAVC permite una retirada continua y progresiva de fluidos del paciente en ausencia de episodios de hipotensión significativos que empeoren la hipoperfusión orgánica. Se han propuesto diferentes factores para explicar la estabilidad hemodinámica durante la HAVC : la ultrafiltración continua lenta, el relleno de plasma debido a la ultrafiltración isosmótica, la estabilidad del sistema renina-angiotensina y la estabilidad de la osmolaridad extracelular. En particular, la HAVC puede eliminar sodio y agua independientemente mediante el cambio de la composición del líquido de reposición. Por ejemplo, nosotros podemos eliminar, sin reemplazar, 2 litros de ultrafiltrado con sodio de 140 mEq/l. En este caso el paciente tiene una pérdida de peso neta de 2 kg y una pérdida de sodio de 280 mEq. En otro paciente podemos quitar 10 litros de ultrafiltrado con sodio de 140 mEq/l y reinfundir 8 l de líquido de reposición con sodio de 130 mEq/l. En este caso, la pérdida de peso del paciente es también de 2 kg, pero la pérdida de sodio sería de 360 mEq. 2. 8. 3. Disfunción miocárdica
y fallo cardiaco congestivo
2. 8. 4. Cirugía cardiaca
2. 8. 5. Shock séptico
En los pacientes con Síndrome de Distrés Respiratorio del Adulto (29) la mayor ventaja de estas técnicas parece ser la retirada continua de líquidos del intersticio debida al relleno vascular progresivo. 2. 8. 6. Fallo renal agudo que no puede ser tratado con otras
técnicas
Aunque la nueva generación de hemofiltros permite tasas de ultrafiltración entre 10 y 25 ml/min, algunas veces la hipotensión del paciente no permite un adecuado flujo sanguíneo y el nivel de nitrógeno uréico no se puede mantener bajo control. La HVVC (31) mediante bomba es independiente de la presión arterial, y así, es generalmente más eficiente. La tasa de ultrafiltración puede incrementarse fácilmente, de tal manera que el BUN se mantenga siempre bajo control, incluso en estados altamente catabólicos. La eficacia de la HAVC también se puede incrementar añadiendo difusión y realizando hemodiálisis continua (HDAVC) o hemodiafiltración continua (HDFAVC). Sin embargo, algunas de las ventajas típicas del transporte convectivo podrían perderse parcialmente en la hemodiálisis continua. Probablemente la diálisis continua de alto flujo (DCAF) represente el compromiso óptimo entre la difusión y la convección y probablemente llegue a ser el tratamiento de sustitución renal más efectivo en los cuidados intensivos. El rebote de la concentración de solutos que se ve en los tratamientos intermitentes al final de la sesión de diálisis, no se observa en las terapias continuas (32) y esto representa una gran ventaja a la hora de controlar la concentración media del BUN a lo largo del tiempo y en eliminar la cantidad adecuada de urea. De hecho, mientras en la hemodiálisis intermitente la concentración de BUN cae bruscamente después de una hora de tratamiento y la extracción de solutos disminuye, en las terapias continuas la concentración de BUN es bastante constante, resultando así en una mayor cantidad de nitrógeno uréico excretada en el ultrafiltrado. La DCAF proporciona la mejor depuración sanguínea a causa del óptimo producto aclaramiento x tiempo (Kt). La eficacia global de un tratamiento de hecho depende del aclaramiento obtenido, pero también de la cantidad de tiempo en la que se ha aplicado este aclaramiento. El producto Kt nos indica la cantidad de litros de plasma aclarados. Cuando t es pequeño, como sucede en los tratamientos intermitentes, K debe ser mayor para alcanzar el mismo resultado que el que se obtiene en un tratamiento con un bajo K llevado a cabo durante 24 horas/día. A pesar del mismo valor Kt, la cantidad de soluto eliminado será siempre mayor en las terapias continuas a causa del relleno plasmático continuo de solutos procedentes del espacio intracelular e intersticial y el perfil constante de la concentración plasmática. Por estas razones, los pacientes tratados con diálisis intermitente pueden pasar la mayor parte del día con un nivel más alto de intoxicación urémica en comparación con los pacientes tratados con terapias continuas. 2. 8. 7. Corrección de las alteraciones
hidroelectrolíticas y ácido-básicas
La hiperkaliemia también se puede corregir ; sin embargo, la eficacia para eliminar potasio está directamente relacionada con la cantidad de ultrafiltrado y su reemplazamiento con soluciones sin potasio. La eficacia de la HAVC para eliminar potasio es bastante baja y depende de la concentración plasmática de potasio. Por ejemplo, si la concentración plasmática de potasio es de 6 mEq/l, una ultrafiltración de 10 litros elimina sólo 60 mEq de potasio. Por otra parte, el mantenimiento de una homeostasis aceptable del equilibrio ácido-base permite por un mecanismo más fisiológico el control de la relación de la concentración de potasio intra/extracelular. El adecuado soporte nutricional dado parenteralmente puede también contribuir a una captación continua de glucosa y potasio por la célula con una consecuente reducción del catabolismo. La HDAVC es mucho más eficiente en el caso de hiperkaliemias agudas. Las pérdidas de bicarbonato durante la HAVC pueden fácilmente medirse directamente en el ultrafiltrado o predecirse usando la fórmula : CO3H- (f) = UF x CO3H- (s) x 1.124 donde CO3H- (f) y CO3H- (s) son las concentraciones de bicarbonato en el ultrafiltrado y en el suero, UF es la cantidad total de ultrafiltrado y 1.124 es el coeficiente medio de filtrado del bicarbonato. Cuando se aplica la HAVC sin reposición de líquidos para reducir la sobrecarga hídrica del paciente, las pérdidas de bicarbonato se compensan con la reducción del volumen de distribución corporal y la concentración sérica no cambia significativamente. Por el contrario, cuando se utilizan líquidos de reposición para mantener el balance hídrico corporal, se debe administrar la misma cantidad de bicarbonato perdida en el ultrafiltrado para mantener niveles estables en plasma. Finalmente, cuando la HAVC se utiliza para corregir la acidosis metabólica (33), la cantidad de bicarbonato en la solución de reemplazamiento debe ser mayor que la cantidad perdida en el ultrafiltrado, realizándose un balance positivo de bicarbonato. En la mayoría de los casos se puede administrar lactato como buffer sin mayores problemas, pero debe monitorizarse para evitar el riesgo de acidosis láctica. En la diálisis continua de alto flujo (DCAF) el bicarbonato dializado proporciona un balance de buffer adecuado, observándose menores fluctuaciones en el equilibrio ácido-base con una reseñable estabilidad clínica. El dializado de acetato puede usarse también, pero los posibles efectos secundarios hemodinámicos o el metabolismo enlentecido del acetato pueden incrementar el riesgo de intolerancia al tratamiento. 2. 8. 8. Edema cerebral
2. 8. 9. Intoxicaciones
La hemofiltración, en cualquiera de sus modalidades, puede extraer tóxicos que poseen las características farmacocinéticas antes reseñadas. Estos tóxicos son: litio, procainamida, N-acetilprocainamida, disopiramida, digoxina, metotrexato, teofilina, fenitoína y fenobarbital. 2. 8. 10. Otras indicaciones
2. 9. COMPLICACIONES DE LAS TERAPIAS CONTINUAS Las terapias de reemplazamiento continuo generalmente son bien toleradas, con una tasa baja de complicaciones. 2. 9. 1. Complicaciones relacionadas con el
acceso vascular
La trombosis local de la cánula arterial sucede con bastante frecuencia. Ocasionalmente esto puede disminuir críticamente la perfusión de la pierna siendo necesario intervenir quirúrgicamente sin demoras. Se recomienda controlar la perfusión de la pierna de forma frecuente. Se han descrito complicaciones similares, aunque menos frecuentes, para el acceso venoso. En el caso de tratamientos venovenosos, la presión positiva en la línea venosa aumenta y la bomba extracorpórea automáticamente se detiene. Sin embargo, no es infrecuente observar la coagulación completa del filtro y de las líneas vasculares sin ninguna complicación ni trombosis de los catéteres ni de los vasos canulados. 2. 9. 2. Infección
2. 9. 3. Desconexión del circuito
2. 9. 4. Embolismo aéreo
2. 9. 5. Sobrecarga hídrica
2. 9. 6. Hipotermia
2. 9 .7. Hipofosfatemia
2. 10. PRONÓSTICO DE LOS PACIENTES SOMETIDOS A TERAPIAS LENTAS CONTINUAS La mortalidad por fallo renal agudo (35), (36) sigue siendo alta a pesar de los recientes avances en el tratamiento. Se puede cuestionar si la hemofiltración continua ofrece algún beneficio real, pero no hay ningún estudio randomizado a gran escala que compare la hemofiltración continua con la hemodiálisis intermitente, aunque los datos de pequeñas series sugieren que la hemofiltración tiene algunas ventajas (37). El pronóstico de estos pacientes se relaciona con diferentes aspectos, incluyendo la gravedad de la enfermedad y la presencia de factores concomitantes, tales como la ventilación mecánica o el soporte cardiovascular artificial. El número de órganos involucrados en el fallo multiorgánico parece ser crítico para el pronóstico final y la tasa de mortalidad. De hecho, la mortalidad no disminuye en estos pacientes, lo que probablemente se correlaciona con el gran número de pacientes de mal pronóstico tratados en los últimos años. La HAVC y las terapias derivadas son un tratamiento efectivo y realizable en pacientes críticos con fallo renal agudo. La simplicidad, la fácil monitorización y la fácil realización, hacen de estas técnicas el tratamiento de primera elección en diferentes situaciones clínicas. En pacientes con inestabilidad cardiovascular severa, fallo multiorgánico o politraumatizados, esta es la única forma de tratamiento en términos de tolerancia y efectos clínicos (38). Algunas técnicas que están actualmente disponibles combinan la difusión y la convección, bomba extracorpórea o circulación espontánea, etc... La elección final de la técnica y del material a emplear dependerá de los requerimientos clínicos del paciente, las características del hospital, y el conocimiento y entrenamiento e las enfermeras y de los médicos. Las limitaciones clásicas de baja eficacia depurativa o frecuente trombosis de los filtros se están superando. Se han propuesto nuevas ventajas específicas y posibles indicaciones en diferentes situaciones clínicas. Por todas estas razones, es de esperar que la HAVC y las terapias derivadas se usarán cada vez más en el tratamiento de pacientes críticos en el futuro. |
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