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La fiebre es uno de los síntomas
más frecuentes y difíciles de evaluar en los pacientes de
Urgencias y en la UCI.La fiebre y la hipertermia son fisiopatológicamente
dos procesos distintos.
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La fiebre puede estar ausente o atenuada
en personas con infecciones amenazantes para la vida.
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En la evaluación de un paciente
con fiebre en el área de Urgencias, es necesario tener en cuenta
la presencia de signos de alarma, la duración de la fiebre, la focalidad,
la tolerancia a la fiebre y la coexistencia de enfermedades graves o inmunodepresoras.
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Existen situaciones en las que la disminución
de la temperatura corporal puede tener una importancia vital, como en la
hiperpirexia o la hipertermia, las enfermedades cardiopulmonares, la encefalopatía,
las convulsiones febriles, pacientes desnutridos, deshidratados y embarazadas.
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La gráfica de enfermería
es una de las herramientas más útiles del médico intensivista
ante un enfermo crítico con fiebre.
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El planteamiento diagnóstico
en forma de "barrido" no es recomendable, puesto que resulta caro, poco
rentable, suele ocultar un deficiente planteamiento clínico del
enfermo y puede ser peligroso para el paciente.
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La actuación quirúrgica
sobre el foco, la retirada del dispositivo invasivo implicado, la supresión
de productos (fármacos, hemoderivados) relacionados, o el tratamiento
etiológico de una enfermedad no infecciosa que sea causante de la
fiebre son medidas necesarias, y siempre más importantes que la
simple instauración de un tratamiento antibiótico.
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La antibioterapia empírica no
es antibioterapia profiláctica ni viceversa, y el tratamiento empírico
debe ir siempre dirigido al presunto foco infeccioso, debiendo poseer un
espectro suficiente pero no absoluto.
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En el tratamiento antimicrobiano empírico,
debe elegirse el antibiótico más activo, con menos efectos
secundarios y menos caro, reevaluando clínica y microbiológicamente
a las 24 - 48 horas.
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