Capítulo 9.6. Ahogamiento y cuasi-ahogamiento
4.- MONITORIZACION DEL PACIENTE SEMI-AHOGADO 


4.1.- SISTEMA RESPIRATORIO. 


En los pacientes que respiran espontáneamente hay que realizar exámenes seriados del sistema respiratorio para detectar disnea, taquipnea, disminución de sonidos respiratorios, estertores o cianosis, síntomas estos que pueden indicar una inminente insuficiencia respiratoria. 

Determinaciones seriadas de gases en sangre arterial para detectar la hipoxemia, controlar la PaCO2 y mantener el equilibrio acidobásico dentro de límites deseados. La monitorización de los gases sanguíneos es facilitada por la presencia de un catéter arterial permanente. 

Las radiografías de tórax pueden revelar edema pulmonar e imagen de atectasias. Nuevos infiltrados o persistencia de la imagen inicial indicarán infección pulmonar. 

Las secreciones de las vías respiratorias inferiores deben mandarse al laboratorio para tinción de Gram y cultivo si se sospecha infección pulmonar. 
 

4.2.- SISTEMA CARDIOVASCULAR. 

La frecuencia cardíaca y el ECG deben monitorizarse en todos los pacientes graves que requieran ingreso en la Unidad de Cuidados Intensivos. 

La estimación de la adecuación del gasto cardíaco debe hacerse en todos los pacientes que necesitaron reanimación cardiopulmonar o que se están recuperando de hipotermia. La colocación de un catéter en arteria pulmonar para realizar mediciones continuas de la saturación de oxígeno de sangre venosa mixta o las determinaciones seriadas de gasto cardíaco por termodilución están indicadas en los pacientes con lesiones graves en quienes hay que realizar una terapéutica enérgica. La colocación de catéteres en arteria pulmonar debe retrasarse hasta que se corrija la hipotermia, a fin de evitar el desencadenamiento de arritmias ventriculares. 

En los pacientes con menor gravedad es suficiente el examen atento y sistemático del color de la piel, de la temperatura cutánea, de los pulsos periféricos y llenado capilar. 
 

4.3.- SISTEMA NEUROLÓGICO. 

Debe realizarse un examen neurológico completo y exacto lo antes posible, a su llegada al hospital. Se realizará antes de la administración de relajantes, barbitúricos o sedantes y, después, a intervalos regulares frecuentes. 

Debe incluir el nivel de conciencia, reflejos oculares y respuesta motora a estímulos nocivos. Se usará para este fin la escala de coma de Glasgow. 

El estado neurológico es un factor tan predictivo del pronóstico como cualquier otro factor o prueba.41 

Virtualmente todos los pacientes no comatosos, (categoría A y B) sobrevivirán neurologicamente intactos. Los pacientes comatosos con respuestas motrices flexoras a estímulos dolorosos (C1 y C2), tienen un 50% de probabilidades de supervivencia intacta; el resto sobrevive con secuelas moderadas a graves. La gran mayoría de pacientes que están en la categoría C3 (coma fláccido), morirán o sobrevivirán en estado vegetativo. 

La temperatura corporal inferior a 34ºC puede causar cambios en el examen neurológico, por lo tanto no puede predecirse el resultado hasta que la temperatura del paciente este próxima a la normal. 

La monitorización de la presión intracraneal es discutible. En numerosos estudios clínicos se ha demostrado que la hipertensión intracraneal (HIC) está asociada a un mal desenlace: muerte o secuelas neurológicas41-42. Aunque se observa presión intracraneal (PIC) normal en casi todos los supervivientes intactos, la ausencia de HIC no predice un buen desenlace. En series publicadas19-42-43, muchas de las muertes y la mayoría de los supervivientes vegetativos eran pacientes con PIC normal y presión de perfusión cerebral normal, por eso no se recomienda la monitorización sistemática de la PIC. 
 

4.4.- OTRAS MONITORIZACIONES. 

Se trata de cuadros clínicos asociados al ahogamiento y semiahogamiento, como las convulsiones, la ingestión de alcohol o drogas y los TCE y lesiones de columna cervical. Los pacientes con antecedentes de esta clase deben ser explorados teniendo en cuenta intoxicaciones tratables y lesiones significativas de cabeza y médula espinal. 

La sumersión en medios insólitos, como soluciones de limpieza contenidas en cubos o aljibes, origina toxicidad sistémica por los hidrocarburos o disolventes usados. 

La temperatura corporal se debe controlar de forma eficaz, porque tanto la hipotermia como la hipertermia pueden ser perjudiciales. 

Debe monitorizarse la adecuación de la función renal por medición de la diuresis y de la densidad, la proteinuria y la hematuria, la urea y la creatinina en sangre. 

Así mismo se monitorizará la función cardíaca, mediante las enzimas hepáticas y la coagulación.