Comunicación Nº: 010 | English version |
Teresa Ribas Ariño, Elena García Lagarto, Nieves Alonso Orcajo, Santos Salas Valién, Asunción González Morán.
[Título] [Introducción] [Material y Métodos] [Resultados] [Iconografía] [Bibliografía] [Comentarios]
Los carcinoides son los tumores de estirpe neuroendocrina que se diagnostican con mayor frecuencia, y en los que se ha reconocido un comportamiento bioloógico agresivo.La localización broncopulmonar, se estima la segunda más frecuente (25,1%), tras la localización en tracto gastrointestinal.
Por otra parte, la génesis de los oncocitos pulmonares y de otros órganos, se ha relacionado con un cambio metaplásico en el citoplasma celular que lleva al incremento de mitocondrias, a la vez que se pierden otras organelas . Estos cambios se han relacionado con déficit de enzimas mitocondriales causados por la edad, que inducirían una hiperplasia compensatoria . Los escasos oncocitomas bronquiales publicados, se refieren a tumores poco agresivos y sin producción de metástasis. Sin embargo , este último trabajo citado (Nielssen, 1985), refiere separadamente como entidades el Oncocitoma y el Carcinoide Bronquial, tumor sobre el que algunos autores han demostrado la presencia de células oncocitarias.
Se ha referido también al Oncocitoma bronquial como una variante metaplásica del carcinoide, en el que las células tumorales derivadas de sus precursoras de Kulchistky adquirirían mitocondrias citoplasmáticas (1). Sin embargo, hay algunas publicaciones de Oncocitomas pulmonares en los que la ultraestructura no ha podido demostrar la presencia de gránulos de neurosecreción en células con gran riqueza mitocondrial (8).
Por ello, es importante calificar adecuadamente a estos procesos cuya diferencia en algunos casos reportados resulta confusa (1); un Oncocitoma tendrá un comportamiento biológico benigno, mientras que el Tumor Carcinoide de cualquier localización, sea o no oncocítico, es una neoplasia con potencial maligno metastatizante (2, 6, 7, 9 ).
La metástasis hepática del proceso que nos ocupa, era morfológicamente superponible al tumor pulmonar primario, si bien sobre aquél se realizó exclusivamente estudio histológico e histoquímico. Siendo el hígado un raro asiento de carcinoides primarios, es por otra parte el primer lugar de localización de sus metástasis.
Tanto desde el punto de vista citológico en el material obtenido mediante PAAF, como mediante la histología convencional, debe establecerse el diagnóstico diferencial con un Hepatocarcinoma bien diferenciado. En el Tumor Carcinoide se observa un mayor monomorfismo celular que en el Hepatoma, el nucleolo es de menor entidad, no se observa pigmento extra o intracitoplásmico y no hay adhesión a estructuras endoteliales ( 4, 5 ). Comparten el aspecto amplio y poligonal del citoplasma, la disposición trabecular y/o organoide y la presencia de células sueltas.
Tanto para el diagnóstico diferencial establecido como para confirmar la entidad, los estudios adicionales son definitivos. Como se comentó anteriormente, la ultraestructura demuestra en el carcinoide oncocítico la presencia de gránulos de neurosecreción (1, 7, 8), correlacionados con la positividad para gránulos argirófilos, además de numerosas mitocondrias con déficit de otras organelas citoplásmicas (1, 12) .
La immunohistoquimia es también definitiva para establecer la estirpe fenotípica neuroendocrina: La positividad para NSE, aunque sutenta el diagnóstico de carcinoide es considerada de baja especificidad; la cromogranina A y la synaptofisina (2, 15 ).
La positividad para otros inmunosueros en nuestro caso,
(CAM5.2, S-100, Vimentina), es compartida con otros procesos
tumorales, si bien no contradice el diagnóstico. La ausencia de
reactividad para alfa-fetoproteina, junto con la falta de datos
clínicos de apoyo, descarta definitivamente el diagnóstico de
Hepatocarcinoma.