DISCUSION

El estudio morfométrico del tejido hepático a través del análisis de imágenes,se ha utilizado para comparar diferentes enfermedades hepáticas, así como en la clasificación de hepatocarcinomas (2, 8, 9).

Se ha demostrado que el Área de las células hepáticas y la relación Núcleo/Citoplasma son las variables más usadas para diferenciar entre hepatocarcinoma y cirrosis hepática. Estos parámetros están estrechamente relacionados con la densidad nuclear, variable que parece ser un indicador conveniente para diferenciar estas entidades (9). La posibilidad de estar en presencia de un hepatocarcinoma puede considerarse cuando la densidad nuclear de los nódulos excede 1.3 veces la densidad nuclear del tejido extranodular (10). En un estudio hecho con material de biopsias guiadas por ultrasonido, se demostró que estas variables fueron las discriminantes para la diferenciación de hepatocarcinomas microtrabeculares con respecto al tejido hepático benigno (10).

Como resultado del presente trabajo se observaron diferencias significativas en las variables AC y AN, con valores menores en los hepatocarcinomas con respecto a los cirróticos ( Tabla 1 ). Dicha reducción es lógica, pues se trata de un proceso proliferativo tumoral en marcha. Estos hallazgos coinciden con los de Kondo y colaboradores (9) y Giannini y cols, (11) en los cuales se reporta que en los hepatocarcinomas bien diferenciados ocurre una reducción de tamaño de los hepatocitos.

Los valores mayores de la relación Núcleo/Citoplasma ( Tabla 1 ) y de la Densidad Nuclear ( Tabla 2 )en los hepatocarcinomas dan histológicamente una apariencia de amontonamiento de los núcleos (9 y 11) que se corresponde con lo observado en esta serie de casos.

Se ha demostrado que en casos de hepatocarcinomas con valores de la relación Núcleo/Citoplasma mayores que 0.28, el tiempo de sobrevida fue mucho menor que en pacientes con valores menores que 0.28, de modo que esta variable se puede tomar como factor pronóstico de la enfermedad (12).

La media de la relación Núcleo/Citoplasma ( Tabla 1 ) en los hepatocarcinomas de esta serie fue de 0.37: 7 de los 10 casos alcanzaron valores por encima de 0.28, correspondientes a pronósticos desfavorables.

En esta serie se encuentran valores de la fracción de área ocupada por parénquima hepático mayores en los casos de hepatocarcinoma que en los cirróticos ( Tabla 2 ). Este hallazgo está de acuerdo con lo reportado por Kyuichi y cols (5), que miden la variable inversa, o sea, el área ocupada por los sinusoides, y encuentran que en los hepatocarcinomas los sinusoides están practicamente obliterados por el parénquima hepático.

CONCLUSIONES

Los resultados de este trabajo apoyan la incorporación del estudio morfométrico en los casos en que resulte difícil el diagnóstico diferencial entre hepatocarcinoma y cirrosis hepática. La cuantificación de variables morfométricas como el área ocupada por parénquima hepático y la densidad nuclear permiten comparar objetivamente unos casos con otros. Además, es posible aportar un elemento tan sencillo como es el valor de la relación Núcleo/Citoplasma, que se sabe que tiene un valor pronóstico importante.

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