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  Artículo nº 241
 

 

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Revista Electrónica de Medicina Intensiva
Artículo nº 241. Vol 1 nº 10, octubre 2001.
Autor: Eduardo Palencia Herrejón

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Importancia de la hemorragia intraventricular en el déficit isquémico secundario a hemorragia subaracnoidea: revisión de la escala de Fisher

Artículo original: Claassen J, Bernardini GL, Kreiter K, Bates J, Du YE, Copeland D, Connolly ES, Mayer SA. Effect of cisternal and ventricular blood on risk of delayed cerebral ischemia after subarachnoid hemorrhage. Stroke 2001; 32: 2012-2020.

Introducción: Una de las principales complicaciones de la hemorragia subaracnoidea aneurismática (HSA) es el deterioro neurológico que se produce días después del sangrado inicial, fenómeno que se asocia a vasoespasmo y es de naturaleza isquémica (déficit isquémico retrasado, DIR). Dicho fenómeno se piensa que se debe al acúmulo de sangre en las cisternas subaracnoideas, y hace más de 20 años Fisher desarrolló un sistema de gradación del acúmulo de sangre subaracnoidea que se correlaciona con el riesgo de desarrollar vasoespasmo y déficits neurológicos asociados. La escala de Fisher es de uso clínico habitual, sin ambargo fue diseñada en una época en que el tratamiento de la HSA era muy distinto al actual y no tiene en cuenta adecuadamente la presencia de sangre intraventricular (HIV).

Resumen: Se estudiaron 276 pacientes consecutivos con HSA ingresados en un periodo de tres años en un solo centro con TAC realizada en las primeras 72 horas, y se estudió mediante regresión logística la relación de distintas variables clínicas y radiológicas con la aparición de DIR e infarto cerebral. En la TAC se analizó la localización y cantidad de sangre existente en 10 cisternas y fisuras, en los cuatro ventrículos e intraparenquimatosa. El 20% de los pacientes desarrolló DIR, y el 12% infarto. Las mejores variables predictivas de dichos desenlaces fueron, para la HSA, la presencia de al menos una cisura o cisterna llena de sangre, y para la HIV, la existencia de sangre en ambos ventrículos laterales. Ambas variables resultaron aditivas, y con ellas se construyó una escala con el máximo poder predictor (tabla). El modelo de regresión logística final incluyó ambas variables, así como dos variables clínicas: HTA al ingreso (PA media > 112 mmHg) y velocidad media en doppler transcraneal > 140 cm/seg en los cinco primeros días de evolución. 

NUEVA ESCALA Proporción DIR Infarto
Grado 0: No HSA ni HIV 5% 0% 0%
Grado 1: HSA fina, no HIVL bilateral 30% 12% 6%
Grado 2: HSA fina, HIVL bilateral 5% 21% 14%
Grado 3: HSA gruesa; no HIVL bilateral 43% 19% 12%
Grado 4: HSA gruesa; HIVL bilateral 17% 40% 28%
Total en los 276 pacientes: 100% 20% 12%
HSA gruesa: llenado completo de al menos una cisterna o cisura
HIVL: hemorragia en ventrículos laterales
DIR: Déficit isquémico retrasado

Comentario: El hallazgo principal del estudio es la importancia del sangrado intraventricular en el desarrollo de DIR. La construcción de esta escala parece lo suficientemente sólida, y su formato sencillo para poder ser utilizada en la práctica. Sin embargo falta su validación en una nueva serie de casos. La utilidad de cualquier escala de este tipo estriba en la valoración inicial del riesgo, para asignar recursos diagnósticos y terapéuticos en los pacientes que lo requieran. En este sentido, su poder discriminante sin la ayuda de otros datos clínicos no parece suficiente (poca distancia entre los grados 1, 2 y 3), y sería útil conocer la relación existente entre el grado asignado tras la lectura de la TAC y los datos obtenidos mediante doppler transcraneal y arteriografía, cuestión que no se ha analizado en este estudio.

Eduardo Palencia Herrejón
©REMI, http://remi.uninet.edu. Octubre
2001.

Enlaces:

Palabras clave: Hemorragia subaracnoidea, Hemorragia intraventricular, Déficit isquémico retrasado, TAC craneal, Pronóstico.

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última modificación: 01/07/2007