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A medida que el shock evoluciona se producen una serie de alteraciones
fisiopatológicas que son similares en los distintos tipos de shock,
con la excepción de aquellos que cursan con descenso de las RVS.
3.1. FASE DE SHOCK COMPENSADO.
En una etapa precoz estos cambios actúan como mecanismos compensadores
que intentan preservar la función de órganos vitales, de
tal forma que al corregirse la causa desencadenante se produce una recuperación
total con escasa morbilidad. La primera respuesta es consecuencia de la
activación del sistema simpático, del sistema renina-angiotensina-aldosterona
y de la liberación de vasopresina y otras hormonas. La acción
de las catecolaminas ocasiona una vasoconstricción venosa y arterial,
un aumento de la FC, del inotropismo cardiaco y por lo tanto de la presión
arterial media (PAM) y del GC (19).
La venoconstricción tiene lugar fundamentalmente en el territorio
esplácnico y provoca un aumento del retorno venoso y del llenado
ventricular (este es uno de los mecanismos de compensación más
importante en el paciente con shock asociado a bajo GC). Clínicamente
se pone de manifiesto por una desaparición progresiva de las venas
del dorso de la mano, pies y extremidades.
La vasoconstricción arterial en órganos no vitales (piel,
tejido muscular y vísceras abdominales) desvía el flujo de
sangre, preservando la circulación cerebral y coronaria, y al aumentar
las RVS mejora también la presión sanguínea. Clínicamente
se traduce en frialdad y palidez cutánea, debilidad muscular, oliguria
y disfunción gastrointestinal.
Como consecuencia directa del cierre arteriolar (precapilar) la presión
hidrostática en el lecho capilar disminuye y se favorece la entrada
de líquido intersticial en el espacio intravascular, aumentando
de esta forma el retorno venoso y la precarga, y por tanto el GC. La salida
de líquido del espacio intersticial se manifiesta por sequedad de
piel y mucosas y contribuye a conformar la llamada facies hipocrática.
La renina actúa enzimaticamente sobre su substrato y se genera
una decapéptido, la angiotensina I (A I), que es convertida por
acción de la enzima convertidora de la angiotensina en angiotensina
II (A II). Esta incrementa el tono vasomotor arteriolar (20,
21, 22) y también,
aunque de forma menos importante, estimula la liberación adrenal
de catecolaminas y aumenta la contractilidad miocárdica (20).
La A II induce la liberación de aldosterona por la corteza suprarrenal
que ocasiona retención tubular de Na y agua, aunque ésta
acción es un mecanismo compensador poco relevante en el shock.
La vasopresina se une a los llamados receptores V1 y aumenta las RVS
en el territorio esplácnico y otros lechos vasculares (22).
En esta fase precoz del shock la presión sanguínea puede
estar en un rango normal, pero la presencia de acidosis metabólica
inducida por el metabolismo anaerobio de zonas no vitales hipoperfundidas
y la detección de los signos clínicos antes mencionados nos
alertará sobre la existencia de shock. La corrección de la
causa y el empleo de una terapéutica de soporte adecuada se asocia
habitualmente a un buen pronóstico.
3.2. FASE DE SHOCK DESCOMPENSADO.
Cuando los mecanismos de compensación se ven sobrepasados, se
entra en una segunda fase en la que ya se aprecia disminución del
flujo a órganos vitales e hipotensión, que clínicamente
se traduce en deterioro del estado neurológico, pulsos periféricos
débiles o ausentes y ocasionalmente pueden aparecer arritmias y
cambios isquémicos en el ECG. En esta fase los signos de hipoperfusión
periférica se hacen más evidentes, la diurésis disminuye
aún más y la acidosis metabólica progresa. De no corregirse
rápidamente, el shock se acompaña de una elevada morbilidad
y mortalidad.
En modelos experimentales de shock hemorrágico se ha relacionado
el inicio de la irreversibilidad con la relajación de los esfínteres
precapilares. Como el tono del esfínter postcapilar se mantiene
inicialmente, la presión hidrostática aumenta en el capilar
y se extravasa líquido al espacio intersticial, lo que agrava el
déficit de volumen circulante. Esta perdida del tono precapilar
se ha relacionado con la liberación de prostaglandinas (23)
y de endorfinas (24, 25,
26, 27), mayor
producción de óxido nítrico (28)
y alteración en el metabolismo de las catecolaminas entre otros
(29, 30). A medida
que progresa el shock se liberan además mediadores que aumentan
la permeabilidad capilar, como histamina (31,
32), bradiquinina (33),
factor activador plaquetario (34) y citokinas
produciéndose también daño capilar directo por radicales
libres generados por leucocitos polimorfonucleares, que favorecen la extravasación
de líquido al espacio intersticial (35,
36, 37, 38,
39).
Otros mecanismos que contribuyen al fallo de la microcirculación
son la formación de agregados intravasculares de neutrófilos,
mediada por las selectinas e integrinas, el desarrollo de coagulación
intravascular diseminada con formación de trombos intravasculares
y la pérdida de la deformabilidad eritrocitaria (40,
41, 42, 43,
44) .
3.3. FASE DE SHOCK IRREVERSIBLE
Si el shock no se corrige, las posibilidades de que sobreviva el paciente
se reducen drásticamente y finalmente se entra en una fase irreversible,
donde la resucitación es difícil y aunque inicialmente se
consiga, el paciente desarrollará un fallo multisistémico
y fallecerá.
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