Capítulo 1. 7. Endocarditis infecciosa

6. MANIFESTACIONES CLÍNICAS


La endocarditis infecciosa puede tener un curso agudo o subagudo y manifestarse por una amplia gama de síntomas y signos, referidos a cualquier aparato o sistema del organismo. Las características clínicas son el resultado: del proceso infeccioso intracardiaco, las embolias sépticas, la bacteriemia constante con aparicion de focos a distancia y el desarrollo de enfermedad por complejos inmunológicos 85, 86, 87, 88, 89, 90, 91.

El comienzo suele ser gradual, con febrícula y malestar general si se trata de microorganismos de baja virulencia (por ej. estretococo viridans) 3. Si los microorganismos son muy virulentos ( por ej. S. aureus) el comienzo suele ser agudo y con mucha fiebre 15. La fiebre existe en casi todos los enfermos (95%), acompañada frecuentemente de dolores musculoesqueléticos, escalofríos, sudoración nocturna y cefaleas 92.

Los datos que hacen pensar en una lesión intravascular son los síntomas de insuficiencia cardíaca izquierda o derecha y las manifestaciones de embolismo, tales como una lesión neurológica focal, el dolor torácico, el dolor en un costado, el dolor en el cuadrante superior izquierdo, la hematuria o la isquemia de una extremidad.

La insuficiencia cardíaca ocurre en más del 50% de los pacientes, como consecuencia de varias lesiones anatómicas 20: perforación de una valva, rotura de cuerdas tendinosas , el desarrollo de una estenosis funcional secundaria a la obstrucción al flujo sanguíneo por la presencia de grandes vegetaciones (por ejemplo, en la endocarditis fúngicas), miocarditis, embólia coronaria con infarto agudo de miocardio y abscesos miocárdicos. En pacientes con EVN la causa de insuficiencia cardiaca más frecuente es la insuficiencia aórtica, por destrucción valvular 20. La insuficiencia cardiaca representa la complicación más frecuente de la endocarditis infecciosa 93, 94. Los soplos se auscultan casi siempre (85%), salvo al comienzo de la endocarditis aguda o en ADVP con infección de la válvula tricúspide. Puede desarrollarse de forma insidiosa o representar el agravamiento de una insuficiencia previa. Dependiendo de la válvula afectada, las consecuencias fisiopatológicas serán distintas, cuando hay afectación de la válvula aórtica el pronóstico de la endocarditis es peor, por varios factores: el corazón tolera mal la insuficiencia aórtica aguda, puede ocurrir un derrame/taponamiento pericárdico o un shunt masivo izquierda-derecha, por rotura de un seno de Vasalva hacia el pericardio o hacia la aurícula derecha respectivamente, un bloqueo cardiaco puede ocurrir si un absceso miocárdico invade el sistema de conducción y son más frecuentes las embolias hacia las arterias coronarias 11, 12, 70, 90, 94.

En la infección de más de 6 semanas generalmente existe esplenomegalia en el 25-60%, infartos esplénicos en el 44%, petequias en el 20- 40% y dedos en palillo de tambor en el 10-20%10,73,85. Las petequias son las lesiones mucocutáneas más frecuentes 70; se observan, a menudo, en conjuntiva, paladar, mucosa bucal y en la punta y yema de los dedos, su causa puede ser embólica o vasculítica, y no son específicas de endocarditis. Las hemorragias en astilla, también inespecíficas, son rayas lineales rojo oscuras, subungueales que generalmente se deben a traumatismos. Las Manchas de Roth (hemorragias retinianas ovaladas pálidas con centro pálido que se localizan cerca del disco óptico) se observan en el 5% de los enfermos, pueden ser observadas en otras enfermedades (enfermedades del tejido conjuntivo y hematológicas).

Los Nódulos de Osler son pequeños nódulos dolorosos, generalmente situados en los dedos de manos o pies, aunque también en la planta del pié, antebrazos y orejas; aparecen en un 10-25% de los enfermos, persisten varias horas o días, en ocasiones se necrosan y pueden aparecer en otras enfermedades 95, 96. Las Lesiones de Janeway son pequeñas hemorragias ligeramente nodulares, no dolorosas, que aparecen en palmas y plantas, son producidas por embólias sépticas 97.

Los episodios embólicos periféricos se observan hasta en el 33% de los casos, representando, después de la insuficiencia cardiaca, la complicación más frecuente. Las embolias más habituales son las cerebrales, seguidas de las esplénicas, renales y en las extremidades inferiores. El embolismo de la arteria esplénica produce dolor en el cuadrante superior izquierdo del abdomen, con irradiacción al hombro y derrame pleural. La embolia de la arteria retiniana se acompaña de pérdida súbita de visión, pero es infrecuente (menos del 2%) 10. La endocarditis derecha produce embolias sépticas en el pulmón, provocando infiltrados, a menudo nodulares y en ocasiones cavitados 56, 70.

Un tercio de pacientes diagnosticados de endocarditis infecciosa sufre alteraciones neurológicas 98, debidas a embolias cerebrales en el territorio de la arteria cerebral media (25%), aneurismas micóticos (1.3-6.2%), abscesos cerebrales y meningitis purulenta (más frecuentes en la endocarditis por S. aureus), arteritis cerebral, parálisis de pares craneales y hemorragía cerebral 19, 99. Aunque hay que sospechar la presencia de un aneurisma micótico cuando un paciente diagnosticado de endocarditis presente cefalea localizada, intensa y contínua 99, su diagnóstico suele hacerse después de un hemorragia cerebral repentina y catastrófica 82.

En la mayoría existe afectación renal, que se debe a glomerulonefritis (80% de los casos), infarto (50%) o absceso 100; el infarto renal se asocia a hematuria franca o microscópica, pero el fallo renal y la hipertensión arterial, son raras 10.

Las embolias muy grandes, especialmente en extremidades (arteria femoral, braquial, poplítea o radial), deben hacer sospechar endocarditis micótica 19.

La infección metastásica se da con más frecuencia en la endocarditis por S. aureus 64, 101.