Capítulo 5. 8. Soporte nutricional enteral

5. VIAS Y TÉCNICAS DE ACCESO PARA EL SOPORTE NUTRICIONAL ENTERAL


La NE por sonda es el método de elección para nutrir a un paciente, siempre que éste no ingiera los nutrientes por vía oral de forma adecuada y que su función gastrointestinal esté presente y sea satisfactoria para la asimilación de nutrientes. Las ventajas del uso de la vía digestiva respecto al reposo intestinal, con el consiguiente SN parenteral, en cuanto a complicaciones y costes, la hacen, siempre que sea factible, la vía de elección. A esto se debe añadir, aunque existen escasos estudios comparativos con aportes isocalóricos e isonitrogenados, su mayor eficacia en la consecución de los objetivos nutricionales, por su composición balanceada y completa y por su capacidad para el mantenimiento de la función gastrointestinal, especialmente a nivel inmunológico.4, 37

Una vez que se ha tomado la decisión del empleo de NE (Figura 2) se debe elegir el acceso idóneo para la misma (estómago, duodeno o yeyuno) y la técnica óptima para realizarlo. Las indicaciones para el acceso a los distintos tramos del tracto gastrointestinal se exponen en la Tabla 9.19

La vía intragástrica es de elección, siempre que no existan contraindicaciones y el vaciamiento gástrico sea adecuado. La dificultad para el vaciamiento gástrico se asocia a riesgo de broncoaspiración en pacientes sometidos a ventilación mecánica y con alteración del nivel de conciencia, quizás por el compromiso del esfínter esofágico inferior por la presencia de la sonda, aunque también influye la utilización de fármacos sedantes y relajantes. La ventaja de esta vía es que los nutrientes interaccionan de una manera fisiológica con las enzimas digestivas y permite, alcontrario que la duodenal o yeyunal, la administración segura de diversas medicaciones. Además, en el caso de instilación de dietas hipertónicas se pueden administrar en bolos al diluirse rápidamente por las secreciones gástricas.

La vía intrayeyunal es de elección cuando el intestino delgado es funcionante, pero existe riesgo de complicaciones con la nutrición gástrica, como consecuencia de alteraciones en su anatomía o funcionalismo. Esta vía se encontraría contraindicada ante la presencia de íleo u obstrucción del intestino delgado. Las principales indicaciones de la nutrición intrayeyunal serían : a) riesgo de aspiración pulmonar en patologías que cursen con alteraciones en el nivel de consciencia, intolerancia o contraindicaciones para la elevación de la cabecera de la cama a 45º y reflujo gastroesofágico conocido o hernia de hiato sin reflujo comprobado previamente.1, 2 ; b) íleo o retraso en el vaciamiento gástrico, los cuales parecen asociarse a un aumento en el riesgo de broncoaspiración. Las principales patologías asociadas a retraso en el vaciamiento gástrico incluyen la enfermedad ulcerosa péptica, la reparación quirúrgica de una obstrucción al vaciamiento gástrico con distensión gástrica preoperatoria, la gastroparesia debida a diabetes mellitus, diversos trastornos metabólicos, la malnutrición severa y las alteraciones en la motilidad gástrica por infiltración neoplásica de la pared gástrica. Este grupo de pacientes pueden identificarse por la presencia de resíduos gástricos en cantidad significativa durante los intentos de nutrición gástrica ; c) fístulas gastroesofágicas, en las cuales se producen pérdidas importantes de nutrientes. ; d) en pancreatitis, algunos autores han demostrado que la adminsitración de nutrientes intrayeyunales, utilizando soluciones hipertónicas que contengan poca grasa, no agrava la inflamación pancreática, como sucede con la administración intragástrica.3 Algunos estudios sugieren que la nutrición yeyunal podría mantener el páncreas en reposo.4 ; e) náuseas y vómitos incohercibles, bien secundarios a quimioterpaia o fármacos. Simultáneamente a la nutrición yeyunal debe realizarse descompresión gástrica.38

5. 1. TÉCNICAS NO INVASIVAS 39, 40, 41, 42, 43, 44, 45 

5. 1. 1.- De acceso al estómago: Sonda naso-oro-gástrica 

Es el método de acceso más utilizado en la UCI para la NE, sobre todo para el soporte nutricional a medio y corto plazo. La sonda de Levin, antaño, llegó a ser la sonda más frecuentemente empleada para la nutrición nasogástrica. Sin embargo, su gran tamaño (entre 16-18 French) y rigidez (debido a su composición de cloropolivinilo o goma roja) la hizo poco tolerable, lo que favoreció el desarrollo de nuevas sondas más blandas y maleables, de calibre más reducido (6-10 French), y de materiales menos reactivos, como el poliuretano o los elastómeros de silicona (silastic). Algunas de ellas se encuentran lastradas en su extremo distal con mercurio o tungsteno, lo cual facilita su transito, obviando, en algún momento, el empleo de técnicas de inserción fluoroscópicas o endoscópicas para su colocación desde el estómago hacia el duodeno o yeyuno. Otras ventajas parecen ser la reducción del riesgo de broncoaspiración al comprometer en menor grado el esfínter esofágico inferior y al permitir el administrar la nutrición más allá del píloro. También permiten la deglución alrededor de la sonda, lo que favorece, si se desea, el mantenenimiento de una cierta ingestión oral.

La técnica de inserción se realiza colocando al paciente sentado o en una posición semirreclinada, con la cabeza elevada, si es posible, a 45º (también puede colocarse al paciente en decúbito supino, si bien, en esta posición, el riesgo de regurgitación y de aspiración es mayor). Cuando se prevea la colocación de catéteres para alimentación enteral durante días o semanas, y no exista contraindicación (p.e. trauma craneoencefálico con sospecha de fístula de líquido cefalorraquídeo, deformidades nasales, etc.), su inserción debe realizarse a través de la vía nasal, puesto que resulta más cómodo para el paciente. Se procede a la medición, con la propia sonda, de la longitud a insertar mediante la suma de las distancias entre narina-trago (o en su defecto boca-trago) y trago-epigastrio. Los orificios nasales se examinan para descartar obstrucción, no existiendo preferencia entre narinas, en ausencia de la misma. Se anestesia adecuadamente la narina elegida y se lubrican la nariz y la sonda, explicando el procedimiento de inserción al paciente. La sonda se pasa, suavemente, a través de la narina hasta alcanzar la nasofaringe, tras lo cual se indica al paciente que trague en el instante que perciba la sonda en la faringe o bien sienta náuseas. El paso de la sonda al esófago suele asociarse, normalmente, a una reducción en el rechazo a la misma; posteriormente se hace avanzar la sonda hasta alcanzar la longitud estimada. La posición correcta de la sonda se confirma por aspiración de jugo gástrico y por la auscultación en el hipocondrio izquierdo de un gorgoteo característico, mientras se insufla aire a través de la sonda.

Cuando se inserta cualquier tipo de sonda nasoentérica para nutrición enteral, es obligatoria la verificación de la localización de la misma. El método de insuflacción de aire, no debe considerarse suficiente para dicha verificación, ya que la auscultación sobre el estómago puede captar el sonido transmitido a través de una sonda que, por ejemplo, se ha insertado, inadvertidamente, en el árbol traqueobronquial (hay que tener en cuenta que muchas de estas sondas son lo suficientemente pequeñas para pasar la glotis y la tráquea sin interferir significativamente con la fonación o la respiración). El paso de una sonda de nutrición al árbol traqueobronquial suele producir tos y una voz ronca al hablar en el paciente consciente. En un paciente letárgico, o pobremente reactivo, podría no haber respuesta tusígena ni signos de rechazo. En estos casos, se debería tener cuidado ya que se han descrito complicaciones graves, como perforación pulmonar con neumotórax y neumonitis, o pleuritis química e infecciosa, por la infusión de las soluciones nutritivas en el parénquima pulmonar o el espacio pleural. Debe tenerse en cuenta, también, que la presencia de un tubo orotraqueal o de traqueotomía con el neumotaponamiento hinchado, no impide la intubación traqueal y la lesión pulmonar. En manos experimentadas, debería ser evidente la resistencia al pasar la sonda junto al neumotaponamiento y, sobre todo, cuando ésta alcanza el final del bronquio y amenaza con penetrar en el parénquima pulmonar, si bien, ocasionalmente, puede confundirse con la resistencia al paso de la sonda por la unión gastroesofágica. Como regla general, debería abandonarse el procedimiento de inserción a ciegas si se observa resistencia al paso de la sonda; en estos casos deberían emplearse técnicas de inserción con control fluoroscópico o endoscópico.

Por último, si bien el método más sencillo, para la confirmación de la correcta colocación de una sonda en el tracto gastrointestinal, es la aspiración de contenido gastrointestinal a través de la misma, tampoco presenta una fiabilidad absoluta, haciéndose necesario, antes de iniciar la nutrición enteral, la confirmación radiológica. Una radiografía simple de abdomen puede ser adecuada, ya que las sondas de nutrición suelen ser radioopacas. Si aún quedara duda de su localización, se puede inyectar, a través de ella, una pequeña cantidad de material de contraste hidrosoluble.

Finalizada la inserción y las comprobaciones rutinarias, la sonda debe fijarse con seguridad a la nariz, para impedir su retirada accidental. Esta fijación se consigue mejor con un trozo de esparadrapo partido, con la parte ancha unida a la nariz y con los dos bordes partidos envueltos individualmente alrededor de la sonda nasogástrica de forma circular (Figura 3). Debe tenerse especial cuidado en no doblar la SNG alrededor del ala de la nariz, ya que pueden producirse rápidamente erosiones, incluso úlceras de decúbito en la piel de la narina. La sonda debería también fijarse con otro esparadrapo en la mejilla, de tal forma, que no cruce la boca.

Incluso con una técnica de fijación cuidadosa, algunos pacientes desorientados y agitados pueden retirársela. Para evitarlo, se puede colocar un asa sujetadora, con una sonda de 9 French o un Guedel nasal, alrededor de la parte posterior del tabique nasal y fijar la sonda al asa. El intento de retirar la sonda producirá dolor por la tensión que ejercen en el tabique nasal, lo cual evita normalmente que el paciente se la retire. De todas formas, esta técnica puede fallar, en algunas ocasiones, al coger la sonda el paciente por dentro de la nariz, o regurgitándola fuera de la boca, mediante vómitos o por la acción de la parte posterior de la lengua.

Existen varias longitudes de sonda, dependiendo de si su uso va destinado hacia la alimentación intragástrica (75-90 cm) o yeyunal (110-120 cm). Las sondas más largas y delgadas pueden presentar dificultad para el paso hacia el estómago, sobre todo en pacientes obnubilados que son incapaces de cooperar. Las sondas pueden hacerse más rígidas, ya sea desde dentro (mediante guías angiográficas o un estilete de Keofeed) ,o desde fuera (Duoffed, sondas de Gartmill). En aquellos pacientes con riesgo elevado de broncoaspiración, la nutrición debe administrarse a nivel postpilórico, preferiblemente más allá del ligamento de Treitz. En estos casos, son preferibles las sondas lastradas, que pasarán espontáneamente al duodeno o yeyuno, aunque en algunos casos se requerirán técnicas radiológicas intervencionistas o endoscópicas para su inserción. 

5. 1. 2. De acceso al yeyuno

5.1.2.1. Paso espontáneo de una SNG

La actividad peristáltica normal provoca, con relativa frecuencia, el paso espontáneo de las sondas de nutrición a través del duodeno, siempre que se las deje lo suficientemente sueltas en el estómago y durante un intervalo de tiempo que variará entre 24 y 96 horas. Varios autores indican que, siempre que la motilidad gástrica sea normal y no exista obstrucción pilórica, el 88% de las sondas pasarán en las primeras 24 horas, el 97% en 48 horas y, practicamente, el 100% en 96 horas.46, 47 No obstante, no todas las series encuentran este alto porcentaje de paso espontáneo.

Normalmente, se suele considerar que si transcurridas 72 horas no se consigue el paso transpilórico de la sonda, la función gástrica debe ser anormal y las posibilidades del paso espontáneo son escasas. En esta situación, algunas veces, pueden ser de ayuda diversas maniobras posturales, como el colocar al paciente en decúbito lateral derecho, semisentado o en Trendelenburg. El empleo de agentes procinéticos como la metoclopramida (10 mg cada 6 horas oral o intravenosa) 48, el cisapride (10 mg/dia oral)49 o, como recientemente se ha propuesto, la eritromicina a dosis única de 200 mg/IV 50, pueden ser de efectividad, sobre todo si se administran antes del intento de inserción, más que una vez ha fracasado.

5.1.2.2. Sondas nasoyeyunales a través de fluoroscopia 51 

En el caso de que la sonda de nutrición no pase al yeyuno, o que se considere improbable su paso, se puede colocar una sonda nasoyeyunal de nutrición con control fluoroscópico. En estos casos, es cuando la radiología intervencionista puede prestar gran ayuda mediante la utilización de guías y catéteres angiográficos, tipo multipropósito o de Berenstein.

El procedimiento comienza con la inserción de la sonda nasoyeyunal en estómago, siguiendo la misma técnica descrita para la insercion de las sondas nasogástricas. Si se ha colocado previamente una SNG, ésta debe retirarse antes de pasar la sonda nasoyeyunal y, posteriormente, reinsertarla. En principio, no se requiere monitorizacion, a no ser que se trate de pacientes poco reactivos que presenten estenosis o fístulas esofágicas conocidas, o en aquellos en los que se encuentre resistencia a su paso por esófago, en los que es obligado la monitorización fluoroscópica desde su entrada en el tercio superior del esófago. Una vez en el estómago, la sonda se dirige bajo control fluoroscópico a lo largo de la curvatura mayor del antro hasta alcanzar el píloro. Los pacientes con un estómago en "J", o que se apoya transversalmente, suelen presentar una gran dificultad para el sondaje transpilórico, ya que la sonda tiende a enrollarse en el fundus gástrico. Si estas maniobras fracasan, deben realizarse técnicas de inserción endoscópicas o intervencionistas.

El paso de la sonda al duodeno se reconoce fácilmente cuando la punta del catéter se coloca inicialmente en posición cefálica, realizando después un giro agudo hacia abajo, a la derecha de la primera o de la segunda vértebra lumbar. Tras pasar el píloro, se avanza la sonda bajo fluoroscopia desde la primera hasta la cuarta porción del duodeno, en general con un mínimo esfuerzo. El paso a través del ligamento de Treitz se percibe por la dirección del catéter, que se hace anterior y luego inferior y a la izquierda. Estas referencias anatómicas son generalmente tan características, que no es necesario inyectar material de contraste para confirmar la posición del catéter; no obstante, esto se debería realizar siempre que existiera alguna duda en el posicionamiento, y para confirmar la ausencia de dilatación yeyunal y la presencia de un patrón peristáltico y de austración normales. En los casos de imposibilidad de inserción pueden usarse en el laboratorio de radiología intervencionista guías y catéteres multipropósito y, en ocasiones, catéteres tipo cobra.

Una vez colocada la sonda, la guía se retira bajo fluoroscopia y la sonda se fija cuidadosamente a la nariz en la forma previamente descrita. Si fuera necesario, se colocará una SNG de descompresión bajo fluoroscopia, para asegurar su localización adecuada y la no descolocación de la sonda yeyunal. Por último, tras la inserción, se comprueba la permeabilidad de la sonda, irrigándola con agua.

5.1.2.3. Sonda naso-oroyeyunal endoscópica 52 

Para este procedimiento se utiliza una sonda nasoyeunal de pequeño calibre que se modifica atando, a lo largo de su porción distal, unas cintas pequeñas de goma, o unos lazos de seda. La sonda se pasa, entonces, por la vía trasnasal descrita anteriormente, hacia el estómago. Posteriormente se pasa un gastroscopio estándar por la boca hasta el estómago y se visualiza la sonda. A través de este último, se pasa una pinza de biopsia, con la intención de que ésta sujete las cintas de goma o los lazos de seda alrededor de una punta del catéter para, posteriormente, avanzar el endoscopio, bajo visión directa, dentro del duodeno arrastrando la sonda de nutrición con él. Cuando el endoscopio se ha hecho avanzar hasta su máxima extensión, se abre la pinza de biopsia y se retira el endoscopio hasta que se identifica la siguiente cinta de goma o de seda, la cual se coge nuevamente con la pinza de biopsia y se vuelve a progresar el endoscopio empujando la sonda de nutrición por delante de él. Este procedimiento se repite hasta que la punta de la sonda de nutrición se sitúa en yeyuno, lo cual debe confirmarse a través de fluoroscopia, o mediante una placa simple de abdomen. El gastrosopio se retira, y la nutrición se puede iniciarse inmediatamente.

Este método, es particularmente necesario en pacientes portadores de gastroyeyunostomía del tipo Bilroth II, en los que los intentos de pasar una sonda a través de la anastomosis gastroyeyunal, anterior o posterior, suelen fracasar. Mediante el procedimiento endoscópico, se consigue la visión directa del asa adecuada y hacer avanzar el endoscopio dentro de la rama eferente, arrastrando la sonda con él. En este punto, la sonda puede hacerse progresar, como se ha señalado anteriormente, bajo visión fluoroscópica.

5.1.2.4. Sonda de yeyunostomía a través de una gastrostomía

Si hay sonda de gastrostomía colocada de suficiente calibre, se puede pasar, a través de ella, una sonda de nutrición de 6-12 French, hacia el estómago, píloro y yeyuno, bajo control fluoroscópico o endoscópico. Si la sonda de gastrostomía posee pequeños orificios laterales, puede ser necesario recambiarla por otra que presente agujeros mayores o uno terminal. Se coloca un adaptador en "Y" en la sonda de gastrostomía, el cual permitirá el drenaje o el acceso al estómago por uno de sus brazos, independientemente de la salida de la sonda yeyunal por otro brazo. Si esta técnica fracasa, resulta eficaz dirigir la sonda hacia el yeyuno, mediante los procedimientos endoscópicos descritos anteriormente. 

5. 2. TÉCNICAS INVASIVAS 37, 40, 41, 44, 45, 46, 51 

5. 2. 1. Sondas de enterostomía

Incluyen la inserción quirúrgica en cualquier tramo del tubo digestivo (fundamentalmente en faringe, esófago cervical, estómago y yeyuno) de una sonda, o catéter para nutrición. Desde la introducción y desarrollo de la gastrostomia o yeyunostomía percutánea endoscópica (GPE-YPE), estas ténicas quirúrgicas sólo son electivas en el contexto de una laparotomía realizada por otra indicación, cuando, técnicamente, es imposible su realización y siempre que se prevea que el soporte nutricional enteral vaya a prolongarse, por lo menos, en un período de tiempo mínimo de 4 semanas.

Las indicaciones de este tipo de técnicas pueden dividirse en dos categorías: electivas y coadyuvantes (Tabla 10). La primera se considera cuando la enterostomía se realiza con el único objetivo del soporte nutricional enteral, siendo éste es el único medio para recibirla. Puede ser temporal o permanente, dependiendo de las previsiones realizadas según la patología (p.e. la permanente si es necesario el tubo de enterostomía por un tiempo superior a 6 meses). Se considera indicación coadyuvante, cuando la enterostomía se realiza a la vez que otro acto quirúrgico, siempre que se prevea que van a existir problemas transitorios en la alimentación oral tras la cirugía.

La faringostomía estaría indicada en pacientes con traumatismos cérvicocraneales, malformaciones maxilofaciales, así como tras la realización de determinados procedimientos quirúrgicos de la cabeza y cuello. La esofagostomía cervical se emplea, especialmente, en los casos de neoplasias de esófago proximal, o de cabeza y cuello. Estas técnicas presentan una incidencia de complicaciones en torno al 12%, destacando las infecciosas y hemorrágicas, la broncoaspiración, la lesión del conducto torácico o del nervio recurrente (infrecuente y usualmente transitoria en el caso de esofagostomía), las fístulas permanentes y los malposicionamientos.

La nutricion intragástrica mediante gastrostomía es especialmente deseable, habida cuenta de sus funciones como reservorio (lo que permite la nutrición intermitente por bolos), su capacidad de regulación osmótica y de propagación del peristaltismo intestinal. Sus indicaciones son, en la mayor parte de los casos, de tipo coadyuvante, siendo las más evidentes las obstrucciones esofágicas, los problemas neurológicos y musculares asociados a disfunción del tracto gastrointestinal, traumatismos y neoplasias orofaríngeas. Las principales contraindicaciones son la presencia de fístulas gastrointestinales altas, alteraciones en la pared gástrica, obstrucciones en la salida gástrica o del intestino distal, el reflujo gastroesofágico y los antecedentes de neumonía aspirativa recurrente. Antes de considerarla deben de tenerse en cuenta una serie de condicionantes, como que el estómago se encuentre libre de la patología, vaciamiento gástrico y duodenal normales, reflujo gastroesofágico mínimo o inexistente y reflejo de rechazo intacto.

Existen cuatro técnicas principales de gastrostomía: la de Stamm, la de Witzel, la de Janeway y la endoscópica percutánea. Las tres primeras se pueden realizar a través de una laparotomía media supraumbilical o mediante incisión transversa en hipocondrio izquierdo, si bien es preferible la primera al permitir un mayor campo operatorio y el que la sonda se pueda ubicar lateralmente a la incisión. La más simple, es la técnica de Stamm, en la que, tras la apertura del peritoneo y posterior tracción del epiplon mayor para intentar colocar la pared anterior gástrica en la incisura, se introduce en el estómago una sonda de Malecot, en forma de seta, o un catéter de Foley, fijándolo mediante suturas seromusculares concéntricas  (Figura 4).

Las principales ventajas de esta ténica son la facilidad para la retirada de la sonda y la rápidez en el cierre espontáneo de la herida. Otra ventaja adicional, es que permite, de una manera simple, la reinserción de cualquier tipo de sonda en caso de retirada espontánea de la sonda inicial. No obstante, deberían tenerse ciertas precauciones en este proceso de reintubación: por una parte, cuando la gastrostomía es reciente, la contracción del orificio, y el cierre del trayecto cutáneo, son muy precoces, lo que obliga a una actuación rápida; por otra parte, debemos tener en presente si durante el procedimiento quirúrgico se ha fijado la gastrostomia a la pared abdominal, ya que la reinserción de una nueva sonda puede provocar problemas de malposicionamiento, sobre todo intraperitoneal. De todas formas, y siempre que se procede al recambio de una sonda de gastrostomía, debe realizarse un estudio radiológico con contraste hidrosoluble para verificar el correcto posicionamiento de la misma.

La técnica de Witzel (Figura 5), es similar a la anterior, aunque se realiza un túnel seromuscular antes de que la sonda pase por el epiplon y fuera del abdomen. Esta variación parece asociarse a una menor incidencia de fugas, cuando el estómago se encuentra distendido o cuando se retira la sonda, y una menor incidencia de malposicionamientos. Cuando se prevé la necesidad de una sonda permanente de gastrostomía, se prefiere la gastrostomía mediante técnica de Janeway (Figura 6), en la que se realiza un túnel gástrico mediantes suturas o grapas que atraviesa la pared abdominal para formar un estoma permanente. Posteriormente se coloca la sonda dentro del túnel gástrico, usándose la misma sólo cuando su débito por gravedad es inferior a los 300 ml/día, lo que generalmente sucede al tercer día del postoperatorio. Hacia el 8-10 día, se puede proceder a la retirada del catéter del túnel gástrico para sólo insertarlo en el momento de procederse a la infusión de nutrientes.

5. 2. 2. Gastrostomía percutánea endoscópica (GPE)

Aunque inicialmente concebida como como un método alternativo al procedimiento quirúrgico, en la actualidad, existe una constante expansión en sus indicaciones debido a sus demostradas ventajas en cuanto a reproductibilidad y reducción en el tiempo quirúrgico (promedio según series entre 30-50 min), reducción en los costes hospitalarios y, al menos aparentemente, también en la morbimortalidad. En la mayoría de los centros, la técnica de mayor difusión es la de Russel, en la cual, básicamente, el tubo de gastrostomía no se introduce por la boca y el gastroscopio sólo se introduce una vez.

La técnica comienza colocando al paciente en decúbito supino y localizando el punto de punción a nivel del cuadrante superior izquierdo, justo por debajo del reborde costal. Tras la limpieza con antiséptico de la zona, se seda suavemente al paciente y se anestesia localmente la faringe, tras lo cual se introduce el gastroscopio hasta el estómago. Se insufla aire para distenderlo de tal forma que se acerque a la pared abdominal, desplazando a la vez el colon transverso los más abajo posible. Se procede a infiltrar con anestésico local la zona de punción a nivel abdominal y, bajo visión endoscópica, se procede a la punción del estómago con una aguja de 18G y posterior introducción, mediante técnica similar a la de Seldinger, de una guía a través de la misma. Se retira la aguja y se realiza una pequeña incisión con un bisturí, insertándose un introductor pelable montado en un dilatador. Se retira este último y, posteriormente, se pasa a través del introductor pelable una sonda Foley. Se retira el introductor, se infla el balón del Foley con 5 ml de agua y se tracciona hacia pared gástrica, para que ésta se aproxime a la pared abdominal. Por último, se sutura la sonda al abdomen (Figura 7).

En general, puede afirmarse que la técnica de GEP es de elección en aquellos pacientes que requirien soporte nutricional prolongado o permanente por imposibilidad para la deglución , por disfagia funcional por patología neurológica vascular o traumática. También pueden incluirse todas las indicaciones generales de gastrostomía quirúrgica, siempre que exista un elevado riesgo quirúrgico, así como en pacientes con edad avanzada, malnutrición severa y patología neurológica grave, traumática o neoplásica. Como contraindicaciones se citan las obstrucciones completas a nivel faringeo o esofágico, la ausencia de visualización de la luz del gastroscopio a través de la pared abdominal (ambas serían indicaciones para la gastrostomia percutánea fluoroscópica), obesidad importante, la sepsis y la coagulopatía. Los antecedentes de cirugía abdominal o la ascitis son contraindicaciones relativas.

5. 2. 3. Gastrotomía percutánea fluoroscópica 

Aunque con una cauística muy limitada, este tipo de gastrostomía presenta las ventajas de una escasa incidencia de complicaciones, inicio precoz del SN enteral, además de obviar el empleo de procedimientos anestésicos y endoscópicos. Previa a su realización, se procede a la localización de las vísceras que circundan en las proximidades del estómago, mediante fluoroscopia con contraste. Tras insuflar aire en el estómago a través de una SNG convencional (lo que provoca el desplazamiento hacia abajo del colon y el acercamiento de la pared gástrica anterior a la pared abdominal), y bajo control radiológico, se inserta mediante técnica de Seldinger y con dilatadores pelables, una sonda con Pig-Tail de 10-12 French a nivel del antro gástrico o en el ángulo duodenoyeyunal. Posteriormente se realiza un control con contraste hidrosoluble, para la verificación del posicionamiento de la sonda, y la no existencia de fugas. Posteriormente, debe realizarse una exploración clínica abdominal con el objetivo de detectar la posible aparición de signos de peritonismo, si bien debe tenerse en cuenta que la presencia de neumoperitoneo inmediatamente después del procedimiento, es un hallazgo frecuente, aunque clínicamente poco relevante, resolviéndose de forma espontánea en 24-72 horas.

5. 2. 4. Yeyunostomía

Sus indicaciones más importantes serían: 1) como complemento de la cirugía del tracto gastrointestinal superior (p.e. gastrectomía), cuando existe malnutrición, o se considere que pueda haberla en el transcurso del postoperatorio y prevención de fístulas digestivas altas; 2) protección de anastomosis digestivas proximales o distales; 3) pacientes bajo tratamiento quimio o radioterápico postoperatorio de cirugía abdominal; 3) pacientes con reflujo gastroesofágico y/o neumonia aspirativa con deterioro importante del estado general (la gastrostomía en estos pacientes presenta más riesgos); 4) cirugía abdominal electiva de alto riesgo y politraumatizados graves, en los que se ha realizado una laparotomía, debido a la situación de hipermetabolismo y riesgo elevado de íleo gástrico postcirugía. Las contraindicaciones fundamentales se deben a anomalías locales (p.e. enfermedades inflamatorias intestinales, enteritis postradiación, etc., por el riesgo de fístulas enterocutáneas) o sistémicas (p.e. ascitis, inmunodepresión, coagulopatías, etc.). 44

La cateterización invasiva del yeyuno puede llevarse a cabo mediante técnicas fluoroscópicas o quirúrgicas. La alimentación en yeyuno puede ser llevada a cabo mediante la conversión de una gastrostomía en una yeyunostomía mediante el reemplazamiento de la sonda de la primera por otra que acceda al yeyuno. También se han descrito sondajes yeyunales a través de un acceso transhepático para drenaje biliar o mediante acceso duodenal translumbar (útil en pacientes bajo diálisis peritoneal en los que se quiere evitar la posibilidad de peritonitis postgastrotomía).44 La técnica fluoroscópica no difiere sobremanera de la de gastrostomía percutánea, de forma que, tras lpasar una SNG se la hace avanzar hasta yeyuno insuflando aire a través de ella. Mediante un equipo de fluoroscopia con arco en C, se identifica un asa de yeyuno próxima a la pared abdominal, procediendose a la inserción de un catéter percutáneo de forma similar al descrito con la gastrostomía.44, 51

Las principales técnicas de yeyunostomía quirúrgica son la de Witzel y la de catéter con aguja (también denominada como yeyunostomía mínima). En la primera, se selecciona un asa de yeyuno, a unos 20 cm del ángulo de Treizt, introduciendo unos 20 cm de un catéter 16G hacia la luz distal, mediante incisión mínima en el borse antimesentérico creando un túnel de unos 4 cm en la pared yeyunal. Posteriormente se saca el catéter por la pared abdominal y se fija el yeyuno a la pared abdominal anterior. La yeyunostomía mínima se realiza usando un catéter de nutrición de pequeño calibre (16G) de unos 30-40 cm (normalmente existen sistemas comerciales completos) que se inserta a través de una aguja de 14G labrando un tunel en la pared intestinal. Posteriormente se introduce una segunda aguja por la piel, atravesándo la pared abdominal, y se pasa el catéter libre por ella y se asegura a la piel (Figura 8).42, 43