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La hemostasia constituye un proceso que conduce a la formación
del trombo hemostático, y conceptualmente, puede ser dividida en
tres apartados: fase vascular, fase plaquetaria y coagulación plasmática.
La compleja interacción de este bien balanceado sistema, puede ser
perturbada por una alteración sistémica o por una intervención
terapéutica, por lo que es esencial que el clínico implicado
en el cuidado de enfermos críticos conozca la fisiología
normal de la hemostasia (1) (
Fig1).
En condiciones normales, el endotelio funciona como una superficie inerte
para los factores hemostáticos que circulan por el interior del
vaso. Cualquier alteración de la pared endotelial, puede conducir
a la activación de la coagulación y de sus sistemas reguladores.
La lesión vascular puede ocurrir de forma directa o indirecta .
Inicialmente, cuando el endotelio vascular es dañado, responde con
una vasoconstricción local inducida por la serotonina liberada por
las plaquetas. La exposición de las fibras de colágeno del
subendotelio subyacente, atraen las plaquetas circulante que se adhieren
al colágeno tratando de cerrar el defecto endotelial y experimentando
cambios metabólicos significativos, que promueven la continuidad
de la hemostasia (9, 10).
Las plaquetas poseen en su superficie moléculas de adhesión
pertenecientes a la familia de las integrinas, que sirven como receptores
para varias sustancias que participan en la adhesión y agregación
plaquetaria, como el factor de von Willebrand (FvW) y el Fibrinógeno
(FIB). Bien por su adherencia al colágeno, por contacto con
la Trombina (TB), o por acción del Factor activador de plaquetas
(PAF) producido por Monocitos/Macrófagos (MON/MF) y Polimorfonucleares
(PMN); las plaquetas activan su metabolismo produciendo ADP, serotonina
y Ca++ de los gránulos densos, y otras sustancia pro y anticoagulantes
de sus gránulos alfa. Paralelamente se activa la vía de la
Fosfolipasa A2 (FA2) que libera Ácido Araquidónico (AcA).
Este AcA, es metabolizado por la Ciclooxigenasa dando lugar a una serie
de endoperóxidos cíclicos, que en el endotelio formarán
Prostaciclina (PGI) de efecto antiagregante plaquetario; y en las
plaquetas por acción de la Tromboxano sintetasa darán lugar
a Tromboxano A2 (TxA2), potente agregante plaquetario y vasoconstrictor
local. Igualmente el AcA por acción de la Lipooxigenasa produce
metabolitos de la familia de los Leucotrienos , que son activadores de
PMN y MF (9, 10,
11, 12, 13).
En este proceso de activación, las plaquetas cambian su estructura
discoidea a una forma esférica, con extensión de pseudópodos
y contracción interna de su sistema cotráctil de actina-miosina,
tras la liberación de Ca++ y generación de Prostaglandinas
(PG). De esta forma se presentan en el trombo plaquetario.
En resumen, las plaquetas estimuladas en su adhesión al
subendotelio, por TB y PAF, liberan Ca++ que activa el sistema de
acoplamiento actina-miosina. El TxA2 moviliza e implica otras plaquetas
circulantes; y estas reacciones liberan el contenido de los gránulos
densos - secreción- que inician fenómenos similares
en cadena en las plaquetas circundantes. Posteriormente se exponen
los receptores para el FIB y las plaquetas comienzan su agregación
para formar el trombo. Este tapón primario ha de ser estabilizado
por el depósito de fibrina, producto final de las cascadas de coagulación
que constituyen la fase plasmática (13).
La fase plasmática de la coagulación comienza por la
activación de los factores del sistema de contacto: Factor XII (FXII),
XI (FXI), IX (FIX). Prekalicreina (PK) y Kininógeno de alto peso
molecular (HMWK), estos últimos dando lugar a Kalikreina (KK)
y Kinina (K) respectivamente. Todos esto factores constituyen la vía
intrínseca de la coagulación, ya que sus componentes
están en el plasma. La vía extrínseca comienza por
la expresión de Factor tisular (FT) que activa al factor VII (FVII)
(14). Ambas vías desembocan en la vía
común con activación del factor X (FX), que en presencia
de Factor V y Ca++ transforman la Protrombina(PTB) en TB, y esta
a su vez el FIB en monómeros de Fibrina y Fibrinopéptidos
A y B. El factor XIII (FXIII), activado por la TB y el FXII, estabiliza
los monómeros solubles en polímeros de fibrina estables
e insolubles ( Fig 1).
Como vemos en la Fig 1, las serin-proteasas de la coagulación
se activan con el concurso de cofactores - FV, Ca++ y Factor VIII- por
ambas vías, por un mecanismo de cascada cuyo producto final es la
red de fibrina, que junto con las plaquetas formarán el trombo hemostático
definitivo (13).
Paralelamente a las serin-proteasas integrantes de las vías de
coagulación, existen una serie de proteínas inhibitorias
de la coagulación que tratan de mantener un equilibrio estable,
cuyo producto final es la fluidez sanguínea y el mantenimiento de
la circulación. Así, para la vía extrínseca
se conoce un inhibidor del factor tisular (FTPI) producido en el endotelio,
que tratará de regular dicha vía. Igualmente el endotelio
produce Trombomodulina (TRM), encargada de modular la acción
de la TB, la cual activa la Proteína C (PC) que junto con
su cofactor Proteina S (PS), ejercen acción anticoagulante
y profibrinolítica. También se ha descrito un inhibidor endotelial
de la PC (IPC) que regularía este mecanismo anticoagulante (Fig
2).
Otro sistema inhibitorio de la coagulación lo constituye el
grupo de las antiproteasas, entre las que destacan la Antitrombina-III
(AT-III), el Cofactor II de la heparina (CII-H), alfa2-Macroglobulina (alfa2-M),
alfa1-Antitripsina ( alfa1-AT) y C1-inhibidor de la esterasa (C1-INH)
(15, 16, 17).
La AT-III es un inhibidor progresivo de gran parte de las enzimas que intervienen
en la coagulación-fibrinolisis: TB, Factores X, IX, XI , XII y Plasmina
(PLM), además de la KK y el C1-INH. La alfa2-M es un
inhibidor de menor importancia. La alfa1-AT es un débil inhibidor
de la TB y KK. El C1-INH es un potente inhibidor de la vía de contacto
de la coagulación, además de inhibir la cascada del complemento,
la fibrinolisis y la estimulación de MON/MF, PMN y células
endoteliales (18, 19,
20, 21).
El trombo de fibrina y plaquetas formado por cualquiera de los mecanismos
descritos, tiene una función temporal en la reparación de
la lesión vascular. Además, el coágulo de fibrina
debe ser controlado por el sistema fibrinolítico, para evitar el
desarrollo de una trombosis difusa. El sistema fibrinolítico se
pone en marcha, por sus activadores tisulares y plasmáticos ( Fig
3). El Activador tisular del plasminógeno (t-PA), el activador
tipo Urokinasa (u-PA) y los factores del sistema de contacto- fundamentalmente
FXII y KK- convierten el Plasminógeno (PLG) en PLM. La PLM también
puede ser producida por agentes exógenos como Estreptokinasa (STK),
Activador tisular del Plasminógeno recombinante (rt-PA), y Urokinasa
(UK). La PLM actúa tanto sobre la fibrina como sobre el FIB, dando
lugar a Productos de degradación de FIB y fibrina, como fragmentos
X, Y, D, E, Dímero D etc, denominados en su conjunto con el
nombre de PDFs.(Fig 4).
La PLM tiene además otros efectos añadidos, como activación
del FVIII, hiperagregabilidad plaquetaria, consumo de alfa2-M, y de múltiples
factores de la coagulación como PTB, factores VIII, IX, V, VII,
FXIII y X; y junto con el FXII, activación de ambas vías
del Complemento con el consiguiente efecto quimiotáctico y activador
de los PMN, y liberación de proteasas, radicales libres de O2 y
Leucotrienos por los mismos (9, 10,
22, 23).
El sistema fibrinolítico está a su vez regulado por inhibidores
fisiológicos de la fibrinolisis, entre los que destacan el Inhibidor
del activador tisular del Plasminógeno (PAI-1) y la alfa2-Antiplasmina
(alfa2-AP). El primero anula selectivamente la actividad del t-PA, siendo
modulado a su vez por la PC y PS que inhiben su producción. La
alfa2-AP inhibe de forma selectiva la aparición de PLM libre formando
complejos PLM- alfa2-AP (Fig
3).
De lo antes expuesto, podemos deducir que el organismo dispone de una
serie de mecanismos anticoagulantes y procoagulantes en actividad
continua, aunque con claro predominio de los primeros. Cualquier agresión
externa o interna al endotelio, puede provocar la inclinación
de la balanza en sentido de predominio de los sistemas procoagulantes,
y desencadenar mecanismos que conducen a una CID en el sentido que se definía
previamente: trombosis microvascular y de grandes vasos junto con fibrinolisis
y hemorragia, que pueden conducir al FMO (Fig
5).
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