El cólico renal es un complejo de síntomas característicos
de la presencia de cálculos en el tracto urinario superior. Un episodio
típico ocurre durante la noche o en las primeras horas de la mañana,
tiene comienzo abrupto y por lo general afecta al paciente mientras descansa
o está en posición sedentaria, aunque a veces se desencadena
tras esfuerzos, ingesta alcoholica o comida copiosa.
La mayor parte del cólico es causado por el cálculo
en movimiento continuo, que obstruye parcialmente el conducto. El síntoma
fundamental es el dolor, que puede ser muy diverso en su intensidad y evolución,
siendo habitualmente paroxístico, agitante, de intensidad creciente
y de carácter intermitente, aunque a veces es continuo y gravativo.
El dolor comienza en fosa lumbar o flanco correspondiente, irradiándose
a la región inguinal homolateral y testículos en el hombre
o hacia los labios mayores y ligamento redondo en la mujer. Esta irradiación
del dolor puede estar relacionada con la irrigación sanguinea del
cordón y los vasos testiculares u ováricos por las arterias
testicular u ovárica, cuyos origenes aórticos están
muy cerca de la arteria renal. Las fibras nerviosas autonómicas
que inervan el riñón y los testículos o los ovários
intervienen en la transmisión de las sensaciones dolorosas a la
médula espinal y encéfalo.
A medida que el cálculo se mueve hacia la mitad del uréter
el dolor por lo general tiende a irradiar hacia la zona del flanco lateral
y el abdomen. Cuando impacta el cálculo en un área particular
del uréter durante cierto tiempo se producen cambios inflamatorios
locales. La zona más dolorosa puede localizarse alrededor de la
impactación del cálculo. Si el cálculo se mueve hacia
la vejiga nuevamente puede producirse un intenso dolor cólico. Cuando
los cálculos ureterales están cerca de la vejiga, a menudo
los pacientes desarrollan síntomas miccionales irritativos (urgencia,
polaquiuria, disuria). La presencia de hematuria ayuda a esclarecer el
diagnóstico.
El ganglio celíaco inerva los riñones y el estómago;
en consecuencia es frecuente la asociación de nauseas y vómitos
con el cólico renal. Además es posible observar con cierta
frecuencia íleo u otros episodios de éstasis intestinal asociados
con la irritación local. La similitud de estos síntomas con
los del tracto gastrointestinal hace que los de litiasis y cólico
renal se confundan con diversos trastornos abdominales, tales como gastroenteritis,
apendicitis aguda, colitis y salpingitis.
Su duración es muy variable de minutos a varias horas,y es
normal su recurrencia en los días posteriores hasta la expulsión
del cálculo.
4.1. SIGNOS FISICOS
Los signos físicos son característicos. El paciente
casi siempre encuentra irritación con el movimiento. Los individuos
con litiasis urinaria rara vez encuentran una posición cómoda.
Pueden sentarse, ponerse de pie,caminar, reclinarse y moverse continuamente
en un intento de "sacudir" la causa de la molestia. Rara vez hay fiebre,
a menos que exista una infección urinaria junto con el cálculo.
El pulso puede estar acelerado a causa del dolor y la agitación.
La presión arterial puede estar por encima del valor normal en los
pacientes cuya presión arterial previa era normal. En general, el
examen del abdomen revela hipersensibilidad a la palpación profunda
sobre la localización del cálculo. Además el riñón
puede presentar hipersensibilidad de moderada a marcada, en especial a
la palpación o a la percusión con el puño sobre el
flanco posterior.
Existen dos situaciones clínicas que se pueden englobar bajo
la denominación de cólico nefrítico complicado:
1.Cólico nefrítico séptico.
2.Cólico nefrítico "anúrico".Cuando el cuadro
descrito aparece en individuos con monorrenia anatomo-funcional,o más
raramente de forma bilateral.
Cólico Nefrítico Séptico.
Cuando un cólico renal producido por un cálculo obstructivo
de la vía urinaria se complica con la localización de gérmenes
en la orina retenida en el tracto urinario suprayacente al elemento obstructivo,
se define como cólico renal séptico. A la clínica
propia del cólico renal se añaden fiebre y alteraciones hemodinámicas,
hematológicas y metabólicas principalmente. La infección
de la orina retenida por encima de un cálculo obstructivo constituye
una de las complicaciones más graves de la litiasis, por las repercusiones
que determina sobre el funcionalismo renal, la agresión destructora
del parenquima renal y la alteración sobre el funcionalismo y la
motilidad pieloureteral.
La agresión bacteriana se realiza preferentemente a través
de:
*Reflujo pielocanalicular, responsable de la producción de
nefritis intersticial, y a la larga, de pionefrosis.
*Reflujo pielovenoso y pielolinfático, responsables de bacteriemia,
determinada por la invasión difundida a los sistemas sanguineo y
linfático de los gérmenes vehiculizados por la orina infectada.
*Elevada presión piélica basal que ocasiona los reflujos
pielocanalicular, pielolinfático y pielovenoso, de continuar el
proceso obstructivo, puede determinar rotura de fórnix caliciales,
con extravasación de orina infectada a la atmósfera perirrenal.
Estos mecanismos descritos, que intentan compensar el efecto de la
elevada presión piélica basal sobre la filtración
glomerular, acaban por ser funcionalmente insuficientes, anulándose
la filtración glomerular, con lo que se impide la llegada de antibióticos
a las cavidades pielocaliciales, que continuan enviando gérmenes
al torrente circulatorio.
Por consiguiente, hay que considerar a esta complicación de
la obstrucción litiásica, como un proceso de alto riesgo
que obligará a una urgente y resolutiva actuación.
4.2. FORMAS CLINICAS DEL COLICO RENAL SEPTICO
4.2.1. Colico renal febril
Cuadro clínico que se ha iniciado con un cólico nefrítico
característico, al que se añaden, de forma más o menos
gradual, diversos síntomas: fiebre, escalofrios, hipotensión
taquipnea, oliguria, alcalosis metabólica, leucocitosis, trombopenia,
etc.; esta sintomatología marca el camino de la obstrucción
urinaria infectada hacia la sepsis de origen urológico.
4.2.2. Forma silenciosa
Frecuente en pacientes de edad avanzada y de alto riesgo (diabéticos,
inmunodeprimidos), se manifiesta por un cuadro clínico irrelevante,
en el que destaca el síndrome febril y un estado preséptico
o séptico establecido. Hay que resaltar la marcada gravedad de la
misma, debiendo descartarse una focalidad pulmonar, biliar y renal.
4.2.3. Pielonefritis obstructiva y retención
purulenta intrarenal
Se trata de una situación preséptica, con sintomatología
caracterizada por fiebre, escalofrios y modificaciones hemodinámicas,
así como importantes alteraciones de la coagulación. La analítica
sanguinea demostrará también la existencia de leucocitosis,
con intensa desviación a la izquierda, y marcadas alteraciones del
equilibrio ácido-base, en sentido de acidosis metábolica.
El estudio urográfico puede permitir apreciar el tamaño
y la localización del cálculo obstructivo y la repercusión
funcional y excretora sobre la unidad renoureteral; esta exploración
se realizará previo conocimiento de la función renal, demorándola
si las cifras de urea y creatinina sanguineas así lo aconsejaran.
La ecografía abdominal nos informará sobre el estado
del parenquima renal y de la vía urinaria,que presentará
ectasia obstructiva del tracto urinario superior y focos hiperecogénicos
en las cavidades renales, cuando exista pus en las mismas. Asímismo
aporta información sobre el grosor del parénquima renal como
dato morfológico sobre su recuperabilidad.
4.2.4. Shock séptico
Es el último estadío de una sepsis urológica,
hacia el que derivan los estadíos anteriores, de no resolverse satisfactoriamente.
Debe señalarse que su pronóstico es sombrío ya que
la mortalidad es del 50%. Al cuadro clínico ya descrito, propio
de los estadíos anteriores, se suman: gravedad de la hipotensión,
palidez y cianosis, hipotermia, vasoconstriccción periférica,
coagulación intravascular diseminada, pulmón de shock, hemorragias
digestivas, etc.
4.2.5. Piohidronefrosis litiásica
Se produce cuando a una hidronefrosis obstructiva litiásica
se agrega una infección, produciéndose una de estas variedades:
atrófica, gigante o intermedia.
*En la forma atrófica, el riñón es pequeño
y adherido a la grasa perirrenal, con notable disminución del parénquima
y dilatación de la pelvis renal.
*La piohidronefrosis gigante está caracterizada por un gran
aumento del riñon a expensas de una gran dilatación de las
cavidades, que aparecen abollando la superficie renal, con escaso parenquima,
conteniendo muchas veces cálculos en su interior y con gran esclerolipomatosis
de la grasa perirrenal.
*La piohidronefrosis intermedia, macroscópicamente es similar
a la gigante, aunque de menores proporciones y con áreas de tejido
renal normal, aunque abundan las zonas fluctuantes, nodulares,por adelgazamiento
del parénquima y dilatación cocomitante de las cavidades
renales.
4.2.6. Perinefritis
Cuando la suma de infección y obstrucción persiste,
el proceso puede desbordar a la atmósfera perirrenal, bien sea por
la evolución de abscesos parenquimatosos de cálices excluidos,
dilatados y purulentos o de orina infectada y extravasada, dando lugar
a la formación del absceso perinefrítico, que ha de resolverse
quirúrgicamente de una forma urgente.
4.2.7. Enfisema renal
Ocasionalmente,y sobre todo en pacientes diabéticos, un riñón
obstruido e infectado puede evolucionar hacia una pielonefritis enfisematosa,
entidad que incide sobre la litiasis urinaria con una frecuencia del 1%
y que determina una mortalidad del 40% de los afectados; el germen predominante
es E.coli, bacteria formadora de gas y que se observa característicamente
en este proceso. |