Capítulo 8. 6. Síndrome febril. Aproximación diagnóstica y terapéutica

3. ETIOLOGÍA. MODELOS DE RESPUESTA FEBRIL


Aunque la etiología infecciosa es la causa más común de la fiebre, conviene recordar numerosas entidades que pueden manifestarse inicialmente en forma de fiebre: neoplasias sólidas y hematológicas, enfermedades del colágeno y autoinmunes, enfermedades granulomatosas, endocrinopatías, gota, porfirias, fiebre mediterránea familiar, infartos y hematomas, pancreatitis, fiebre facticia y fiebre por fármacos (antihistamínicos, atropina, barbitúricos, isoniacida, penicilina, fenitoína, procainamida, quinidina, alopurinol, salicilatos y sulfamidas)12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19.

Por otro lado, la fiebre puede estar ausente o atenuada en personas con infecciones amenazantes para la vida. Esto puede ocurrir en las situaciones siguientes: sepsis graves, recién nacidos gravemente enfermos o pacientes ancianos, uremia, uso de corticoides u otras formas de inmunosupresión, y uso continuado de antipiréticos 5

El tipo de curva febril (intermitente, continua, remitente o recurrente) no es patognomónico de ninguna etiología de la fiebre 20. Tampoco el grado de fiebre se correlaciona con la etiología ni con la severidad de la enfermedad. Así, en un estudio que analizó las causas de hiperpirexia, se observó que las infecciones fueron responsables del 39% de los casos (bacteriemias por gram positivos, legionelosis, pielonefritis, meningitis bacteriana, encefalitis vírica, fiebre tifoidea y paludismo); el fallo de la termorregulación del 18% (golpe de calor, hipertermia por anestésicos, síndrome neuroléptico maligno); ambos simultáneamente del 32%; y otras etiologías del 11% (hemorragia cerebral, pancreatitis hemorrágica) 5.