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Capítulo 11. 2. Traumatismo craneoencefálico
5. EVALUACIÓN Y TRATAMIENTO INICIAL DEL TCE |
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Aunque hemos indicado que todo TCE es grave o potencialmente grave, nos centraremos, fundamentalmente, en el grupo que hemos definido como TCE grave. Existen datos suficientes para afirmar que los resultados vitales y funcionales en el TCE dependen de una organización multidisciplinar que preste un tratamiento precoz, cualificado y orientado a evitar y mitigar las lesiones secundarias. El tratamiento, por tanto, debe iniciarse en la escena del accidente y continuarse en la unidad de cuidados intensivos. En la fase inicial el TCE debe ser tratado como cualquier otro traumatismo grave, teniendo además en cuenta que aproximadamente un 40%-50% tienen otras lesiones traumáticas asociadas, y seguirse las recomendaciones del “Advanced Trauma Life Support” (ATLS) del Colegio Americano de Cirujanos que se concretan en los cinco pasos siguientes: A. Mantener una vía aérea expedita y control de
la columna cervical
Las peculiaridades del TCE merecen, sin embargo, algún comentario sobre la aplicación del ATLS. La frecuencia y gravedad que añade la hipoxemia y/o hipercapnia aconsejan que se administren en este periodo concentraciones elevadas de oxígeno teniendo como objetivo una saturación arterial de oxígeno >95%. Así mismo los criterios de intubación endotraqueal deben ser más generosos que en otras situaciones, debiendo practicarse esta técnica siempre que el paciente muestre una GCS <9 puntos, procurando que la PaCO2 se sitúe en 35 mmHg.. Independientemente del nivel de conciencia, el TCE deberá ser intubado en las siguientes situaciones: 1) Presencia de dificultad respiratoria o ritmos respiratorios anormales; 2) Presión arterial sistólica menor de 90 mmHg; 3) saturación arterial de oxígeno <95%., a pesar de fracciones elevadas de oxígeno; 4) PaCO2 >45 mmHg; 5) Lesiones graves del macizo facial; 6) Si requiere cirugía inmediata; 7) Siempre que se dude de su necesidad, dado que como otros muchos autores pensamos que es menos agresivo intubar y retirar precozmente el tubo endotraqueal, si posteriormente se juzga no necesario, que someter al paciente a las graves consecuencias de la hipoxemia o hipercapnia. Otras técnicas de acceso a la vía aérea como la cricotiroidotomia y traqueostomia deben reservarse para cuando la intubación oro o nasotraqueal no sea posible. Se ha constatado la relación entre cifras más bajas de
presión arterial media y peores resultados vitales y funcionales
en el TCE [24], así como mayor tasa
de complicaciones sistémicas como sepsis tardía y fallo multiorgánico.
Por otro lado, mientras no se descarte fehacientemente la existencia
de hipertensión endocraneal, debemos asumir que un porcentaje no
inferior al 50% de TCE graves tendrán una PIC en valores superiores
a 20 mmHg, por lo cual el objetivo será mantenerla presión
arterial en cifras superiores a 90 mmHg [25]
a fin de evitar un compromiso grave de la PPC. Deben canalizarse
al menos dos vías que permitan la infusión rápida
de volumen y debe evitarse el aporte de fluidos que sean hipotónicos
con respecto al plasma como la glucosa al 5% y el Ringer lactado,
ya que inducirían edema osmótico y aumento de la PIC. Actualmente
cobra un gran interés el empleo en la fase de reanimación
inicial y en los primeros días postrauma de soluciones hipertónicas
de sodio al 3% o 7%, solas o en combinación con dextranos
de bajo peso molecular, a dosis de 4 ml/kg. Esta soluciones, cuya infusión
puede repetirse con la única limitación dela osmolaridad
plasmática, presentan la ventajas que con bajo aporte de volumen
restauran el volumen circulante eficaz, reduce el edema endotelial, mejora
la contractilidad miocárdica y alivian la PIC [26].
En nuestro hospital, de acuerdo con la mayoría de los autores
[21, 27], se
practica la TAC en todos los TCE con GCS igual o inferior a 13 puntos.
En los pacientes con puntuaciones dela GCS de 14 y 15 puntos recomendamos
la TAC cuando se haya constatado pérdida de consciencia transitoria
y/o alteración de las funciones cerebrales superiores; siempre que
aparezca cualquier signo de deterioro neurológico; o exista fractura
craneal en la radiografía simple. A menos que concurran datos de
herniación cerebral (midriasis uní o bilateral, pronoextensión
uní o bilateral, o brusca caída de la conciencia), como hemos
indicado, la TAC se realizará una vez el paciente haya sido estabilizado
desde el punto de vista respiratorio y hemodinámico.
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