Comunicación Nº: 041 | English version |
Antonio Simón Aylón, Luis Alfaro Ferreres, Enrique Poblet Martínez, Raul Berna Martín.
[Titulo] [Introducción] [Material y Métodos] [Iconografía] [Discusión] [Bibliografía]
Macroscópicamente se trataba de un nódulo esferoide de 4 cm. de diámetro, rodeado de una gruesa cápsula, excepto en el área desgarrada donde se mezclaba con pequeños fragmentos de tejido óseo. Al corte se observó un tejido blando, blanco grisáceo, gelatinoso, con áreas de hemorragia y degeneración quística.
Microscópicamente se aprecian lóbulos bien definidos en el espesor de un estroma fusocelular inmaduro con grandes espacios vasculares, áreas de hemorragia y hialinización (fig. 1). Cada lóbulo está constituído por nidos y cordones de células monomorfas redondeadas inmersas en abundante sustancia extracelular débilmente basófila o eosinófila (fig. 2), PAS (-), surcada por aisladas y finas fibras de reticulina Los núcleos son redondeados, de posición central, y no muestran pleomorfismo ni actividad mitótica considerable; los citoplasmas son amplios, débilmente eosinófilos o vacuolados, con el típico aspecto de células fisalíferas (fig. 3), conteniendo material PAS (+) sensible a la digestión con Diastasa, que se interpreta como glucógeno. Algunas áreas muestran un aspecto hialino y células dispuestas en finos cordones que se entrelazan dando una imagen de malla o telaraña con algunas células ocupando espacios vacíos ( lacunares ), que pueden interpretarse como condromatosas (fig. 4). En todas las áreas las células presentan fuerte positividad citoplasmática para Citoqueratina (fig. 5) y Vimentina (fig. 6) y débil pero constante positividad para EMA y S-100.
El diagnóstico final fue Cordoma.