- Bases microbiológicas para la aplicación de la DDS
- Clasificación patogénica de las infecciones
- Objetivos, componentes y aplicación de la DDS
- Evaluación de la eficacia de la DDS
- Complicaciones de la DDS
- Nuevos desarrollos de la DDS: La DDS frente al SARM
1. Bases microbiológicas para la aplicación de la DDS |
1.1
La flora humana intestinal normal
Se considera que el cuerpo humano contiene
aproximadamente 1013 células y alberga de 1014 a 1015
microorganismos individuales. La flora normal del intestino contiene más
de 400 especies de anaerobios en una concentración total de 1011
a 1012 unidades formadoras de colonias (ufc) por gramo de
heces. La flora aerobia sumando los bacilos Gram negativos (BGN) y los cocos
Gram positivos (CGP) es inferior a 108 ufc/g de heces y la concentración media de
hongos es inferior a 103 ufc/g. Escherichia Coli es el BGN predominante y entre los
CGP el enterococo.
Aunque menos del 0,1% de la flora normal está constituida por aerobios la
mayoría de las infecciones endógenas son causadas por esta flora [1].
1. 2
Función protectora de la flora normal
La flora humana es muy dinámica y refleja los cambios
inducidos por el ambiente, los tratamientos médicos y las características
del huésped y del microorganismo. La estimación cuantitativa de los
diferentes microorganismos que se encuentran en las superficies del cuerpo
humano nos ayuda a comprender la patogenicidad, porque es frecuente ver
que los microorganismos más frecuentemente aislados raramente producen
enfermedad. Los anaerobios, por ejemplo, representan el mayor porcentaje
de microorganismos aislados en las superficies corporales y solo están
involucrados en una pequeña proporción de infecciones. Los agentes
antimicrobianos pueden influenciar la flora microbiana del tracto
digestivo cuando son absorbidos parcialmente tras la administración oral o
cuando son excretados en la saliva, bilis, o moco. La actividad residual
de muchos antimicrobianos es suficientemente poderosa para interferir el
balance ecológico de la flora intestinal. Esto puede resultar en una
colonización por microorganismos exógenos potencialmente patógenos (MPP)
en detrimento de la flora endógena previamente existente y en la aparición
de flora multirresistente secundaria al uso abusivo de antibióticos
parenterales. Esos MPP son microorganismos aerobios o anaerobios que
pueden ser parte de la flora normal de muchas personas sin causar signos
clínicos de infección [2].
Sin embargo, si la resistencia contra la infección está
disminuida (como en los pacientes con neutropenia), o si alcanzan a tener
un número elevado (por efecto de los antimicrobianos sobre otros
microorganismos), puede desarrollarse la infección. En este concepto
llamado de resistencia a la colonización está basada la DDS: la flora
intestinal anaerobia tiene un efecto protector contra la colonización por
bacilos aerobios Gram negativos (BAGN). Si esta flora anaerobia se elimina
aumenta la colonización por BAGN con el consiguiente riesgo de infección,
especialmente en pacientes críticos. El objetivo de la DDS es eliminar esa
flora de BAGN y hongos del tracto digestivo sin influir en la flora
anaerobia, así como impedir la aparición de flora multirresistente [3].
Existen muchos experimentos realizados en voluntarios
sanos que demuestran los cambios de la flora intestinal tras la
administración de antimicrobianos, así por ejemplo la administración de
cefotaxima y clindamicina produce una elevación de las concentraciones
fecales de enterococos y hongos.
1. 3
Los cambios en la flora normal
En diversos estudios se observó que cultivos de
vigilancia realizados a los pacientes tras el ingreso en la UCI mostraban
cambios en la flora a lo largo del tiempo. Si al ingreso la prevalencia de
Gram negativos oro faríngeos era del 23% a los 10 días ya era del 80%. En
heces, la prevalencia de Gram negativos diferentes del E. coli fue del 20%
y alcanzó el 79% en 15 días. Posteriormente se observó que en el 75,6% de
las infecciones desarrolladas el mismo microorganismo se encontraba
previamente en los cultivos de vigilancia. Además de la gravedad de la
enfermedad subyacente, la administración parenteral de antibióticos es el
principal mecanismo que favorece la adquisición de flora hospitalaria a
través de la presión ejercida contra la flora previa del paciente [2].
2.
Clasificación patogénica de las infecciones [4] |
2.1
Flora potencialmente patógena
Las muestras de vigilancia (frotis orofaríngeo y
frotis rectal) obtenidas al ingreso del paciente y una o dos veces por
semana permiten conocer la existencia de flora potencialmente patógena en
el principal reservorio humano, el tracto digestivo. El análisis de la
interacción entre los datos obtenidos de las muestras de vigilancia y las
muestras clínicas permite la categorización de los microorganismos y las
infecciones en tres diferentes grupos. Existen 14 MPP con mayor capacidad
infectante que el resto de la flora humana. Entre la flora comunitaria,
que nosotros detectaremos en las muestras de vigilancia al ingreso del
paciente previamente sano tenemos: Streptococcus pneumoniae, Haemophilus
influenzae, Moraxella catarrhalis, Escherichia coli, Staphylococcus aureus
y especies de Candida. Tras el ingreso hospitalario de los pacientes o en
enfermos crónicos que se han agudizado y reingresan podemos observar el
cambio de flora en las muestras de vigilancia o clínicas, siendo más
frecuente la aparición de la flora hospitalaria como Klebsiella, Proteus,
Morganella, Citrobacter, Enterobacter, Serratia,
Acinetobacter y
Pseudomonas spp.
2. 2
Infecciones primarias endógenas
Las infecciones más frecuentes en las Unidades de
Cuidados Intensivos son las infecciones primarias endógenas causadas por
MPP que portaba el enfermo, al ingreso en la UCI, en las muestras de
vigilancia (si procede de la comunidad el paciente portará la flora
comunitaria comentada anteriormente, y si procede del hospital o de otros
hospitales la flora hospitalaria o nosocomial). Esas infecciones ocurren
precozmente tras el ingreso (neumonía por Staphylococcus de los primeros
días de un paciente traumatizado previamente sano, por ejemplo, o infección
bronquial por Klebsiella de un paciente con enfermedad pulmonar
obstructiva crónica reagudizada).
2.3
Infecciones secundarias endógenas
Las infecciones secundarias endógenas son causadas
invariablemente por MPP hospitalarios, que no tenía el enfermo al ingreso
en las muestras de vigilancia y ocurren más tardíamente durante la
estancia del paciente en la UCI. Generalmente el paciente se coloniza en
orofaringe o recto pasados 7 o 10 días, estado de portador, se produce el sobrecrecimiento bacteriano y finalmente la infección (por ejemplo
neumonía por una Pseudomonas aparecida 7días tras el ingreso en las
muestras de vigilancia y que el día 14 desarrolla la infección). Este tipo
de infecciones son aproximadamente un tercio de las detectadas en la UCI.
2.4
Infecciones exógenas
Son las menos comunes (20%), y pueden ocurrir durante
la estancia del paciente en la UCI, causadas por flora hospitalaria y sin
desarrollar previamente el paciente un estado de portador. Un ejemplo
típico son las infecciones respiratorias por Acinetobacter producidas por
una contaminación del equipo respiratorio o una aspiración traqueal sin
medidas de higiene adecuadas.
3.
Objetivos de la DDS. Componentes y forma de administración [5] |
3.1
Principios de la DDS
La política que se establece con la DDS se basa en tres principios:
3.1.1. Se clasifica a los microorganismos por su
virulencia, no por la tinción de Gram. Los microorganismos que son objetivo
de la DDS son los bacilos aerobios Gram negativos, S. aureus, y hongos.
Los microorganismos de baja virulencia como Streptococcus viridans,
Enterococci, Staphylococcus coagulasa negativo y anaerobios no son combatidos porque
generalmente no producen infecciones graves.
3.1.2. El criterio definitorio de estado de portador
para los pacientes permite asegurar los tipos de infecciones que ocurren
en los pacientes críticos.
3.1.3. La DDS efectiva mantiene a los pacientes libres
de bacilos aerobios Gram negativos, con la consiguiente reducción de
endotoxinas intestinales que pueden ser absorbidas y deteriorar la
inmunidad de los pacientes críticos.
3.2
Componentes
de la DDS
3.2.1. Un antibiótico parenteral, generalmente
cefotaxima 1g/8 horas durante los tres o cuatro primeros días tras el
ingreso del paciente en UCI, para prevenir las infecciones primarias
endógenas.
3.2.2. Antimicrobianos seleccionados no absorbibles
como la polimixina E, tobramicina y anfotericina B (PTA) aplicados
tópicamente en oro faringe y estómago durante la estancia en UCI para
prevenir las infecciones secundarias endógenas. La mezcla de antibióticos
en gel de Orabase al 2% se aplica, tras la higiene orofaríngea, cuatro
veces al día 0.5 g con los dedos enguantados. La solución con 100 mg de
polimixina E, 80 mg de tobramicina y 500 mg de anfotericina se
administra en 9 ml por la sonda nasogástrica cuatro veces al día.
3.2.3. Medidas de higiene estrictas para prevenir las
infecciones exógenas.
3.2.4. Muestras de vigilancia de orofaringe y recto para distinguir los tres tipos de infecciones y monitorizar la eficacia de
la DDS.
3.2.5. La DDS en las endemias de Staphylococcus
aureus resistente a meticilina (SARM): Recientemente se ha incorporado
esta técnica en nuestra UCI en la lucha contra el SARM, endémico en
muchos hospitales, consistiendo en añadir a la fórmula tradicional de la
DDS la administración de vancomicina al 4% en la pasta orofaríngea y
vancomicina 500 mg / 6 horas en la solución digestiva.
3.3
Aplicación
de la DDS
3.3.1. Los pacientes de estancias prolongadas en UCI y
sometidos a procedimientos invasivos continuadamente son los más
susceptibles a las infecciones, por este motivo en nuestra experiencia de
la UCI y Unidad de Grandes Quemados (UGQ) del Hospital Universitario de Getafe se administra DDS a los
pacientes que cumplen los siguientes criterios:
-
Pacientes con crecimiento positivo en alguna muestra
de microorganismos multirresistentes, considerando multirresistentes
entre los Gram positivos al SARM y entre los Gram negativos a las enterobacteriáceas,
Pseudomonas y Acinetobacter que hayan desarrollado resistencia a una o
más familias de antibióticos.
-
Todos los pacientes en los que se estime intubación
traqueal con duración mayor de 72 horas.
3.3.2. Forma de administración a los pacientes: La
aplicación de la pomada a la orofaringe requiere en el paciente con
intubación orotraqueal:
-
Retirar el mordedor o el tubo
de Mayo
-
Lavar la boca con
Clorhexidina 0,1% diluida en agua
-
Aplicar la crema de DDS por
encías, paladar, parte interna de mejillas etc., con los dedos de la
mano enguantados
-
Fijar de nuevo el tubo orotraqueal
Y en el paciente sin intubación endotraqueal lavar la
boca y aplicar la crema como anteriormente.
La aplicación de la solución digestiva requiere en los
pacientes con sonda nasogástrica (SNG):
Si tiene la SNG a bolsa o aspiración:
-
Administrar la solución por
la SNG
-
Lavar la sonda con 20 ml de
agua
-
Pinzar la sonda durante 30
minutos
-
Conectar la SNG a bolsa o
aspiración
Si tiene nutrición enteral:
-
Parar la infusión de
nutrición enteral y lavar la sonda con 20 ml de agua
-
Administrar la solución por
la SNG, lavando después con otros 20 ml de agua
-
Interrumpir la dieta durante
60 minutos
Si los pacientes no tienen SNG se administra la
solución diluida en agua por vía oral, coincidiendo con la aplicación de
la pomada y después del desayuno (9 horas), merienda (17 horas), y noche
(23 horas). Si el paciente se queja de mal sabor se pueden edulcorar las
mezclas, por parte del Servicio de Farmacia que prepara la DDS, con el fin
de facilitar la administración.
Existen incompatibilidades con el sucralfato dada la
capacidad de la inactivación de este fármaco sobre algugunos antibióticos
de los empleados en la DDS, por lo que no es adecuado su uso en los
pacientes con DDS.
4. Evaluación de la eficacia de la DDS |
La DDS es el método más extensamente estudiado para la
prevención de la infección en los pacientes de las UCIs. Se han publicado
siete revisiones sistemáticas (Vanderbrouk-Gra 1991; SDD Group 1993;
Heyland 1994; Kollef 1994; Hurley 1995; Nathens 1999; D’Amico 1998) y la
revisión de Bonten y col. [3], y continúa la controversia sobre su
utilización como tratamiento rutinario en las UCIs. La preocupación
acerca del riesgo de la aparición a largo plazo de la resistencia a los
antibióticos es determinante en los documentos más importantes sobre la
prevención de las infecciones.
Muy recientemente la Cochrane Library [6] realizó una
nueva revisión sistemática de todos los ensayos clínicos publicados hasta
septiembre de 2003. Específicamente, la pregunta más importante que quedó
sin responder en los ensayos clínicos aleatorios (ECA) existentes y en los
meta-análisis anteriores fue si diferentes formas de profilaxis
antibiótica (es decir, la profilaxis con antibióticos de uso local o la
profilaxis que utiliza una combinación de medicamentos locales y
sistémicos) son eficaces para reducir la mortalidad general. Se incluyeron
36 ECA, de los cuales 17 (4.295 pacientes) compararon el tratamiento con
antibióticos sistémicos y locales frente a ningún tratamiento o placebo.
13 ECA (1.597 pacientes) compararon el tratamiento local con ningún
tratamiento o placebo y 6 ECA (1.056 pacientes) compararon el tratamiento
con antibióticos locales y sistémicos frente al tratamiento con
antibióticos sistémicos solamente.
4.1
Resultados sobre la infección
de las vías respiratorias
Los resultados de 32 ECA que incluían 5.185 pacientes
estuvieron disponibles para el análisis de los efectos de diferentes tipos
de profilaxis antibiótica sobre las infecciones del tracto respiratorio (ITR).
La frecuencia de ITR fue del 16% entre los pacientes tratados y del 36%
entre los controles en los ECA que utilizaron una combinación del
antibiótico local más antibiótico por vía sistémica, y del 17% y 30%
respectivamente, en los ECA que evaluaron la efectividad de la profilaxis
local. Los resultados indican un fuerte efecto protector en los ECA donde
se evaluó la combinación del tratamiento local y sistémico (OR = 0,35; IC
95%: 0,29-0,41). Cuando se consideró la profilaxis local (OR = 0,52; IC 95%:
0,43-0,63) surgió una protección significativa. El efecto fue más fuerte
en los ECA donde los antibióticos locales se evaluaron contra ninguna
profilaxis (OR = 0,37; IC 95%: 0,29-0,48). Estos resultados indican que es
necesario tratar cinco (IC 95%: 4-5) u ocho (IC 95%: 6-11) pacientes para
prevenir una infección.
4. 2
Resultados sobre la
mortalidad
Se dispuso de 36 ECA con 6.922 pacientes. La mortalidad
fue del 24% entre los pacientes tratados y del 29% entre los controles en
los ECA que utilizaron una combinación de antibióticos locales y
sistémicos; mientras que fue del 26% en ambos grupos en los ECA que
evaluaron la efectividad de la administración local de antibióticos. La odds ratio fue menor que la unidad en 26 de 38 comparaciones, pero alcanzó
significación estadística convencional en dos ECA (Lenhart 1994; de Jonge
2003); ningún ensayo mostró un efecto perjudicial de la profilaxis
antibiótica.
Los resultados indican una reducción significativa de
la mortalidad que se puede atribuir al uso de una combinación de
tratamiento local y sistémico (OR = 0,78; IC 95%: 0,68-0,89). Esto sugiere
que es necesario tratar 21 pacientes (IC 95%: 14-43) (suponiendo un riesgo
inicial del 29%, promedio entre los pacientes control) para evitar una
muerte. Por otro lado no surgieron efectos del tratamiento cuando se
analizaron los ECA que evaluaban los antibióticos de uso local (OR = 0,97;
IC 95%: 0,81-1,16).
Esta revisión confirma que el uso de la combinación de
antibióticos locales y sistémicos reduce la mortalidad general de forma
significativa. Este efecto del tratamiento parece importante desde el
punto de vista clínico y de la salud pública (en cuanto a las
implicaciones terapéuticas para la atención de pacientes con ventilación
mecánica en las UCIs) y es también pertinente desde el punto de vista
científico, ya que indica las direcciones futuras que debe tomar la
investigación en este campo.
4. 3
Resultados
en poblaciones
especiales
En poblaciones de pacientes críticos especialmente
susceptibles a la infección, como son los grandes quemados, se ha
realizado recientemente en nuestra Unidad de Grandes Quemados, [7] un
ensayo clínico aleatorizado y doble ciego, administrando la fórmula
tradicional de DDS a un grupo de pacientes ingresados y comparándola con
otra población de pacientes similar a los que se les administró placebo.
Se observó una reducción absoluta del riesgo de muerte de 17% en el grupo
tratado (mortalidad del grupo placebo de 26% frente a 9% en el grupo DDS).
El riesgo relativo de muerte fue de 0,36 (IC 95%: 0,14-0,92), precisando
tratar a 6 enfermos para conseguir salvar una vida, unos resultados
significativos estadísticamente. Se observó una disminución significativa
también de las neumonías de 32,6 neumonías por 1.000 días de ventilación
mecánica en el grupo placebo frente a 17,8 en el grupo DDS (p < 0,05); este
resultado se obtuvo debido a la desaparición de las neumonías primarias
endógenas en el grupo tratado, concluyéndose que en los pacientes grandes
quemados la DDS reduce la mortalidad y la incidencia de neumonías
primarias endógenas.
5.
Complicaciones de la DDS |
Los que han sido escépticos acerca de la efectividad de
la profilaxis antibiótica, principalmente en base a un efecto perjudicial
en cuanto a la resistencia a los antibióticos, deben considerar
cuidadosamente los resultados de la Colaboración Cochrane. Además, se
dispone en la actualidad de nueva información importante de un ensayo
aleatorio grande publicado por de Jonge en 2003 [8], que fue el primero en
estar diseñado formalmente para evaluar de forma fiable la aparición de
resistencia a los antibióticos por medio de la asignación al azar de las
UCIs en lugar de los pacientes, y del control de las unidades durante más
de dos años después del inicio del uso de tratamientos: de Jonge y col.
informaron que ningún paciente se infectó con SARM. Solamente se infectó el 1% con
enterococcus resistente a vancomicina (ERV), y en el 16% y 26% (en
pacientes con DDS y control respectivamente) apareció una infección con
bacterias Gram negativas resistentes a la ceftazidima, el ciprofloxacino,
el imipenem, la polimixina E y la tobramicina.
Muy recientemente, en nuestra Unidad de Cuidados
Intensivos polivalente del Hospital Universitario de Getafe, se ha
evaluado el resultado de la administración continuada de la DDS [9] a los
pacientes intubados más de 72 horas, durante dos años, sobre la aparición
de microorganismos multirresistentes, tanto en las muestras
microbiológicas clínicas como en las muestras de vigilancia (frotis oro
faríngeo y frotis rectal al ingreso y semanal). Se estudió la evolución de
la flora existente en la Unidad y la aparición de cepas de SARM, ERV, entero-bacteriáceas resistentes a cefalosporinas de tercera generación,
aminoglicósidos, o ciprofloxacino, Pseudomonas spp. resistentes a
cefalosporinas antipseudomónicas, aminoglicósidos o ciprofloxacino,
Acinetobacter spp., y microorganismos con resistencia no intrínseca a
colistina. La población de pacientes estudiada fue de 431 (25% del total
de pacientes ingresados en ese periodo de tiempo), con un 66% de varones,
un promedio de 42 del SAPS II al ingreso, y un 70% de pacientes médicos.
La estancia media del grupo fue de 11 días y sobre una mortalidad prevista
de 35% de acuerdo al SAPSS II, se observó un 26% de fallecimientos. El 25%
de los pacientes estudiados desarrollaron una colonización por uno o más
organismos resistentes durante el tiempo de estudio, tardando un promedio
de 10 días en producirse la colonización desde el ingreso. El
microorganismo que más frecuentemente colonizó a los pacientes fue la
Pseudomonas spp. (37 pacientes en muestras clínicas y 53 en muestras de
vigilancia con 23 pacientes infectados, 5,3% del total). Los bacilos
aerobios Gram negativos colonizaron a 8 pacientes en muestras clínicas y
34 en muestras de vigilancia, con 5 pacientes infectados (1,2 %). El SARM
colonizó a 2 pacientes en muestras clínicas y 6 en muestras de vigilancia sin
infectar a ninguno y el Acinetobacter spp. tampoco produjo infecciones y
colonizó a 1 paciente en muestras clínicas y 2 en muestras de vigilancia.
Globalmente las infecciones producidas por los microorganismos resistentes
fueron 31 en 24 pacientes (5,6% del total y 22% de los colonizados) y en
su mayoría fueron urinarias (17). El 61 % de las infecciones fueron
endógenas secundarias y el 39 % fueron exógenas. Las conclusiones del
estudio fueron que el nivel de colonización por el microorganismo más
frecuentemente aislado Pseudomonas spp. es intermedio y representa la causa
primaria de infecciones adquiridas en nuestra UCI con el uso de la DDS. El
nivel de colonización por bacilos Gram negativos aerobios es bajo y no
tiene impacto clínico, y la colonización con SARM es muy baja con el uso de
la DDS y no se aprecia la aparición de EVR o GISA.
6.
Nuevos desarrollos de la DDS: la DDS frente al SARM |
El SARM se ha convertido universalmente en un
problema epidemiológico. A pesar de la puesta en práctica de las medidas
tradicionales de aislamiento e higiene la prevalencia del microorganismo
está aumentando en todos los países. Ante el fracaso de los intentos
realizados hasta ahora en la erradicación del SARM parece llegado el
momento de concentrar los esfuerzos en la identificación de la población
con riesgo de desarrollar infección debido a este microorganismo [10].
La nueva estrategia diseñada consiste en la
realización de cultivos de vigilancia para detectar portadores de SARM
combinándolo con la administración enteral de vancomicina. Existen dos
experiencias publicadas en donde se muestra la eficacia de estas medidas:
Silvestri y col. [11] describieron el control de un brote de SARM usando
el método comentado.
En nuestra UCI polivalente basados en las experiencias
publicadas en las que se había usado la DDS con éxito para erradicar un
brote de Gram negativos multirresistentes y otra experiencia con el empleo
eficaz de la vancomicina enteral para erradicar el Clostridium difficile
hemos desarrollado un nuevo protocolo de DDS con vancomicina para
controlar la endemicidad del SARM [12]). Durante 49 meses se estudió a
todos los pacientes con ventilación mecánica esperada mayor de 3 días, en
tres periodos temporales consecutivos. Durante el periodo 1 (1 de julio de
1996 a 30 de abril de 1997) se aplicaron las medidas tradicionales de
higiene y aislamiento a todos los pacientes. En el periodo 2 (1 de mayo
de 1997 a 30 de septiembre de 1998) además de las mismas medidas
higiénicas se obtuvieron muestras de vigilancia de orofaringe, recto y
heridas o úlceras de presión al ingreso y una vez por semana. Si algún
paciente era identificado como portador de SARM se le aislaba y se le
administraba la DDS compuesta de pasta orofaríngea de vancomicina al 4% y
solución digestiva con 500 mg. de vancomicina cada 6 horas. En el periodo
3 (1 de octubre de 1998 a 31de julio de 2000) a todos los pacientes
que se preveía que necesitarían más de 3 días de ventilación mecánica se
les administraba la DDS con vancomicina además de realizarle los controles
microbiológicos descritos. En total se estudiaron a 799 pacientes, 140 en
el periodo 1, 258 en el periodo 2 y 401 en el periodo 3. La incidencia de
pacientes con muestras clínicas positivas para SARM fue de 31% en el
periodo 1, 14% en el periodo 2 y 2% en el periodo 3. Si consideramos las
tasas de incidencia de SARM en las muestras de vigilancia observamos que
en el periodo 2 fue de 20% de los pacientes y en el periodo 3 fue de 10%.
Las conclusiones que se obtienen de estos resultados
son que la administración preventiva de DDS con vancomicina a la población
en riesgo fue más efectiva que el tratamiento de los portadores
identificados. Además no se observó la aparición de EVR o GISA.
En poblaciones de pacientes críticos especialmente
susceptibles a la infección como los pacientes grandes quemados también se
ha desarrollado últimamente una experiencia, con DDS con vancomicina, en
nuestra Unidad de Grandes Quemados con el fin de hacer frente a la endemia
de SARM [13].
Se estudiaron dos periodos consecutivos de tiempo. El
periodo 1 abarcó desde el 1 de mayo de 1997 hasta el 31 de enero de 2000 y
el periodo 2 abarcó desde el 1 de febrero de 2000 hasta el 31 de diciembre
de 2002. En el periodo 1 (223 pacientes) se practicaron las medidas de
aislamiento e higiene recomendadas y se obtuvieron de todos los pacientes
ingresados muestras con torunda nasal, orofaríngea y rectal al ingreso y
dos veces por semana. En el periodo 2 (274 pacientes) además de lo
descrito se administró a todos los pacientes la DDS con vancomicina.
Comparando la incidencia de SARM adquirido en la UGQ en el periodo 2
frente al periodo 1 observamos un riesgo relativo de 0,28 (IC 95% 0,17 a
0,45) para las muestras de vigilancia y para las muestras clínicas, lo
cual revela un descenso significativo en la adquisición del microorganismo
al administrar la DDS. No hubo ningún caso de ERV ni de GISA. Si
analizamos la localización de las muestras clínicas positivas a SARM
durante los dos periodos observamos que los aspirados traqueales positivos
para SARM disminuyeron de 27 en el periodo 1 a 1 en el periodo 2. Las
muestras sanguíneas positivas en el periodo 1 fueron 18 y en el periodo 2
fue 1 solamente. En los frotis de quemaduras que se realizan dos veces a
la semana, se obtuvieron 37 positivas para SARM en el periodo 1 frente a 4
en el periodo 2.
La conclusión que se desprende de estos resultados es
que la administración de DDS con vancomicina es eficaz en el control del
SARM sin asociarse a la aparición de resistencias a la vancomicina.
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Enrique Cerdá Cerdá, Miguel Angel de la Cal, Inmaculada Alía, Ana Abella
Hospital Universitario de Getafe, Madrid
©REMI,
http://remi.uninet.edu. Noviembre 2004.
Palabras clave:
Descontaminación digestiva selectiva, Prevención de infecciones, Política
de antibióticos,
Cuidados Intensivos.
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