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Capítulo 3. 2. Hemorragias digestivas
3. EVALUACIÓN INICIAL |
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Hay que investigar la posible ingesta de fármacos ulcerogénicos como corticoides, aspirina y otros AINES. Estos pacientes tienen una prevalencia de un 5 a un 25% de úlceras gástricas y más de dos veces riesgo de sangrado comparado con pacientes que no toman AINES (6, 7, 8). Una historia de abuso de alcohol o transfusiones previas incrementan la probabilidad de enfermedad hepática con varices o gastropatía hipertensiva. Los pacientes fumadores tienen una mayor incidencia (72%) de úlcera duodenal que los no fumadores (22%). En relación a otras posibles enfermedades hay que averiguar la posible presencia de hipertensión arterial y control de esta por antagonistas de calcio (Nifedipina) que se asocian a mayor riesgo de sangrado gastrointestinal en pacientes ancianos (9). Enfermedades cardiovasculares como aneurismas de aorta intervenido que haga sospechar la presencia de fístula aorto-entérica (10). Los enfermos renales crónicos tienen como principal fuente de hemorragia digestiva alta las gastritis erosivas (11), y en estos pacientes hay que sospechar la angiodisplasia de colon, como causa común de HD baja. Si existe antecedente de pancreatitis se debe sospechar que la HD es secundaria a la erosión de un vaso por un pseudoquiste pancreático. La hemorragia manifestada por rectorragias o hematoquecia deberá dirigirse la anamnesis hacia la búsqueda de enfermedades inflamatorias crónicas intestinales, enfermedad diverticular, poliposis colónica o hemorroides. Algunos datos de la exploración pueden orientar hacia patologías concretas, así las telangiectasias cutáneas o en la mucosa labial o nasal sugieren la existencia de Enfermedad de Rendu-Osler-Weber. La pigmentación en la mucosa labial puede ser un dato de Síndrome Peutz-Jeghers con poliposis intestinal difusa y a menudo neoplasia asociada. El examen anal y el tacto rectal
detectan con facilidad hemorroides o masas rectales responsables de la
hemorragia.
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