|
Capítulo 4.3. Debilidad muscular aguda
5. CAUSAS DE DMA |
|
5.1. ENFERMEDADES DE LA NEURONA MOTORA
5.2. NERVIO PERIFÉRICO Y RAÍCES NERVIOSAS Las neuropatías periféricas que pueden ocasionar DMA se presentan con debilidad progresiva ascendente o en ocasiones descendente asociada a parestesias o déficits sensitivos y la ausencia o disminución de los reflejos musculares profundos. Los problemas diagnósticos se presentan cuando nos hallamos frente a cuadros neuropáticos motores puros, sobre todo en los estadíos iniciales en los que se preservan los reflejos. En la Tabla 2 se mencionan las neuropatías periféricas que pueden ocasionar insuficiencia respiratoria aguda y a continuación se detallan las más frecuentes. 5.2.1. Síndrome de Guillain Barré Es la causa más frecuente de insuficiencia respiratoria
aguda de origen neuromuscular. Se trata de una polirradiculoneuropatía
aguda desmielinizante inflamatoria de patogenia disinmune y que puede presentarse
a cualquier edad 7,8.
En 2/3 de los pacientes existen antecedentes de virasis inespecíficas
en las semanas previas al inicio de los síntomas, fundamentalmente
respiratorias o gastrointestinales, en las que se han implicado una larga
lista de microorganismos, como el virus de Ebstein-Barr, el Campylobacter
jejuni, el citomegalovirus y el Mycoplasma pneumoniae. En otras
ocasiones, y con menos frecuencia, se recoge el antecedente de una vacunación
o una intervención quirúrgica. El SGB puede asociarse a linfoma
de Hodgkin y a enfermedades autoinmunes como el lupus eritematoso sistémico
o a la inyección parenteral de gangliósidos 9.
5.2.2. Neuropatía del enfermo crítico 23, 24, 25, 26, 27, 28, 29, 30, 31, 32 Se trata de una entidad descrita recientemente y hasta la fecha
se han referido en la literatura un total de 150 pacientes. No se dispone
de datos fiables acerca de su prevalencia, pero se calcula que hasta un
70% de los pacientes de las unidades de cuidados intensivos (UCI) que presentan
sepsis desarrollarán algún grado de neuropatía. Si
bien puede aparecer a cualquier edad la mayoría de pacientes son
varones de edad superior a 50 años. La neuropatía suele aparecer
en pacientes con estancias prolongadas en UCI, y el motivo de ingreso en
ella es variable pero todos los pacientes descritos habían
presentado una mala evolución de su enfermedad basal con sepsis
o fallo multiorgánico. El síntoma de presentación
suele ser la dificultad para extubar al paciente y a la exploración
se observa una debilidad de predominio distal que afecta fundamentalmente
a extremidades inferiores pero que en los casos más graves cursa
con tetraplejia. La dificultad en el destete traduce debilidad neuropática
del diafragma y de los músculos de la caja torácica. No suele
cursar con afectación de musculatura craneal. Los reflejos musculares
profundos están disminuídos o abolidos. El cuadro se acompaña
de una alteración sensitiva muy constante que únicamente
se revela en aquellos enfermos que pueden ser explorados correctamente.
La afectación motora se acompaña de atrofia muscular severa,
lo que puede hacer confundir esta entidad con las miopatías del
enfermo crítico más abajo descritas.
5.2.3. Intoxicación por arsénico Es un tóxico utilizado profusamente en rodenticidas, insecticidas
y pesticidas. Si bien el cuadro clínico de la intoxicación
por arsénico se definió en intoxicaciones accidentales, los
pacientes más recientemente descritos sufrían intoxicaciones
con objetivo suicida u homicida. La presentación típica consiste
en un cuadro gastrointestinal con dolor abdominal, náuseas, vómitos
y diarrea, que aparece al cabo de unos minutos u horas de la ingesta. Rápidamente
se suman síntomas de afectación del sistema nervioso central
en forma de psicosis orgánica con delirio paranoide y alucinaciones.
A veces la afectación del SNC cursa con una disminución del
nivel de conciencia. Si la ingesta ha sido abundante estos síntomas
descritos progresan rápidamente produciéndose la muerte en
24 horas. Si el paciente sobrevive al episodio agudo aparecerán
los síntomas crónicos de la intoxicación.
5.2.4. Porfiria aguda intermitente La porfiria aguda intermitente (PAI) 38,
39, 40 se hereda
de forma autosómica dominante afectando con mayor frecuencia a mujeres.
Se estima que entre los europeos tiene una prevalencia de 1/20000, aunque
ésta resulta difícil de conocer porque la mayoría
de los portadores del gen porfírico son asintomáticos. En
España se han diagnosticado alrededor de un centenar de casos. Se
presenta entre la segunda y la quinta década de la vida. Aproximadamente
el 85% de los pacientes muestra una hipoactividad generalizada (demostrable
en hematíes, linfocitos, fibroblastos, hígado, células
amnióticas) de la uroporfirinógeno I-sintetasa (PBG-desaminasa)
con una reducción del 50% de la concentración de la proteína
enzimática. Se considera que la hipoactividad enzimática
no es condición suficiente para la aparición de las crisis,
siendo siempre necesaria la presencia de factores desencadenantes, especialmente
los fármacos (en la Tabla
4 y en la Tabla 5
se detallan los fármacos y tóxicos considerados seguros e
inseguros respectivamente), las infecciones y los cambios hormonales (embarazo,
puerperio, anovulatorios). La frecuencia e intensidad de las crisis porfíricas
es extraordinariamente variable. La crisis suele iniciarse con un cuadro
de dolor abdominal, continuo o cólico, irradiado a espalda, que
aumenta a la palpación del abdomen, pero sin que puedan objetivarse
signos de irritación peritoneal, que se acompaña de timpanismo
con náuseas, vómitos y estreñimiento. En un 75% de
los pacientes aparecen manifestaciones neurológicas, sobre todo
tras la aparición de los síntomas abdominales, fundamentalmente
en forma de neuropatía periférica, que se manifiesta con
debilidad aguda de distribución variable y que puede ser indistinguible
del SGB. La parálisis puede llegar a afectar la musculatura respiratoria
y obligar al empleo de ventilación asistida mecánica. Los
pacientes pueden fallecer por insuficiencia respiratoria o por fallo cardíaco
súbito. La recuperación suele ser lenta pero completa. Otros
síntomas de incidencia elevada son las manifestaciones psiquiátricas
(cambios de carácter, irritabilidad, insomnio, ansiedad,depresión,
psicosis, confusión, alucinaciones) que acontecen hasta en el 70%
de los pacientes. En la crisis ya establecida debemos temer la aparición
de convulsiones (20%). El diagnóstico se realiza por el aumento
de la concentración de ácido aminolevulínico (ALA),
de porfibilinógeno y de uroporfirina en la orina del paciente durante
los ataques. La presencia de uroporfirina da a la orina un aspecto pseudocolúrico,
pero lo más característico es que la orina se oscurezca aún
más al exponerla a la luz solar durante unas horas. La presencia
de porfobilinógeno en orina puede demostrarse a través de
la sencilla prueba de Hoesch. La comprobación del déficit
de actividad del enzima uroporfirinógeno-I-sintetasa eritrocitaria
40 reviste especial importancia en la detección
de los portadores del gen. Superada la crisis porfírica la excreción
de precursores tiende a descender pero puede mantenerse elevada y oscilante
a pesar de la mejoría clínica del paciente.
Los programas de vacunación han conseguido que esta enfermedad sea excepcional en la actualidad. La descripción clásica incluye una infección faríngea que se sigue de neuropatía, de tipo desmielinizante, de progresión descendente y de cronología característica 1. En las primeras dos semanas de la enfermedad se presenta la parálisis de músculos bulbares y más tarde se produce la pérdida de la acomodación pupilar preservándose el resto de reacciones pupilares. La polineuropatía sensitivo-motora distal se instaura a partir de las 4-8 semanas. Puede adoptar un cuadro parecido al SGB con parálisis bulbar, de extremidades y a veces de músculos respiratorios. La borrosidad visual y la afectación bulbar precoz deben hacer pensar en esta enfermedad. La aparición de trastornos miocárdicos y renales son también una excelente pista. La administración de antitoxina en las primeras 48 horas de la infección diftérica primaria disminuye la frecuencia y gravedad de las complicaciones, pero una vez iniciada la polineuritis la antitoxina no aporta ningún efecto beneficioso. Si el paciente sobrevive a las complicaciones antes citadas el pronóstico es excelente. 5.2.6. Parálisis por garrapata 3 Se trata de un cuadro similar al SGB causado por una garrapata secretora de toxina que ha quedado fijada al cuerpo durante 5-6 días. En muchos casos se trata de niños que han permanecido a la intemperie en verano. A diferencia del SGB no hay alteraciones sensitivas y el examen de LCR es normal. Si no se diagnostica y no se extrae la garrapata, el cuadro se sigue de parálisis respiratoria y muerte. Tras la extracción el paciente mejora de forma espectacular en pocas horas y se encuentra asintomático en 1-2 días. Los hallazgos electrofisiológicos son los de una neuropatía desmielinizante y axonal. La mayoría de casos acontecen en pacientes que reciben hiperalimentación intravenosa 1, 45, 46 . Los síntomas se inician a los pocos días de instaurar una dieta sin fósforo y consisten en parestesias en la boca, lengua, dedos de las manos y pies que en pocos días dan paso a una debilidad generalizada de rápida progresión con arreflexia y alteraciones sensitivas distales. La debilidad respiratoria puede requerir intubación traqueal y soporte ventilatorio. La administración intravenosa de fósforo da lugar a una espectacular recuperación en pocas horas, aunque la recuperación completa puede retrasarse hasta dos semanas. 5.2.8. Intoxicación por marisco (tetrodotoxin, saxitoxin) Las toxinas marinas son predominantemente neurotóxicas,
inodoras e insípidas y estables al ácido y a la temperatura.
Los síndromes clínicos por toxinas marinas que pueden producir
depresión respiratoria neuromuscular son la intoxicación
paralítica por marisco-saxitoxina-, la intoxicación Fugu-tetrodotoxina-
y la parálisis por ácido domoico, las dos últimas
limitadas geográficamente al Japón. Nos referiremos a la
intoxicación por saxitoxina ya que puede acontecer en cualquier
zona de aguas templadas o tropicales del mundo 47.
El productor es un dinoflagelado que genera alrededor de 12 toxinas similares.
Todas ellas tienen propiedades similares a la saxitoxina que es la primera
caracterizada y la mejor conocida. Actúa inhibiendo de forma reversible
la permeabilidad celular al sodio bloqueando así el potencial de
acción motora. El transvector más importante son los molúsculos
bivalvos que son consumidos por los humanos crudos o cocidos. La incidencia
de la intoxicación es de 1600 casos mundiales por año, con
una mortalidad global del 1-10% que tiene lugar entre la 1 y las 12 horas
tras la ingesta y que depende fundamentalemente de la proximidad a un servicio
de urgencias. Se absorbe rápidamente en el tracto gastrointestinal
y se excreta en orina.. La clínica aparece a los 5-30 minutos de
la ingesta con parestesias periorales que se extienden a cara, cuello y
extremidades, se acompañan de incoordinación y dificultad
respiratoria. En los casos severos la parálisis es completa en el
término de 12 horas y se produce la muerte por insuficiencia respiratoria
si no se ha procurado asistencia ventilatoria. Otros síntomas acompañantes
son la cefalea, nauseas, vómitos y anuria. No hay alteración
del nivel de conciencia ni de los reflejos musculares profundos. Los estudios
electrofisiológicos muestran latencias motoras y sensitivas alargadas
con enlentecimiento de la velocidad de conducción. La analítica
pone de manifiesto una acidosis láctica. No se han descrito alteraciones
crónicas. Para el diagnóstico es imprescindible muestra del
tejido contaminado y de los moluscos consumidos; el método diagnóstico
recomendado es el bioensayo con ratón. Las técnicas de radioinmunoensayo
y ELISA se han desarrollado para la saxitoxina pero no para el resto de
las toxinas implicadas.
El disulfiram 48, la dapsona, la nitrofurantoína, el podofilino tópico 49 , las sales de oro 50, las sales de litio 51, las sales de talio 52 y la vincristina pueden ocasionar neuropatías agudas de predomino motor 53. 5.2.10. Hexacarbonos (n-hexano, metil-n-butil cetona) Pueden causar neuropatía por exposición laboral (trabajadores de fábricas de calzado,de cuero, o industrias de adhesivos) o en personas con adicción a la inhalación de colas o disolventes 54, 55. El metabolito tóxico intermedio del n-hexano y de la metil-n-butil cetona es la gamma-dicetona 2,5-hexadiona por lo que esta neuropatía es también conocida como la neuropatía de la gamma-cetona. La clínica se manifiesta como una polineuropatía progresiva subaguda sensitivomotora. El inicio de los síntomas, con parestesias y disestesias en la punta de los dedos de los pies y manos, es insidioso y puede acontecer días o incluso años tras una exposición aguda o crónica al tóxico. En algunos casos el cuadro se inicia con debilidad motora. La polineuropatía es simétrica en su distribución distal y el déficit sensitivo, que afecta a todas las modalidades, queda limitado a una topografía en guante y calcetín corto. La debilidad afecta a la musculatura intrínseca de la mano y del pie, por igual a los grupos flexores y extensores y en los casos severos afectará también a los grupos proximales. La presencia de atrofia es variable pero puede llegar a dominar el cuadro clínico. En las formas secundarias a intoxicación laboral no aparece sintomatología disautonómica pero en los casos secundarios a inhalación por abuso de disolventes el cuadro clínico es de instauración mucho más rápida y se acompaña de síntomas autonómicos prominentes (dolor abdominal, vómitos), debilidad marcada, oftalmoplejia y síntomas de afectación del SNC. Estos casos entran en el diagnóstico diferencial de SGB. Otros síntomas de intoxicación que acompañan a la neuropatía son cefalea, irritabilidad, insomnio y con gran frecuencia un síndrome bilateral piramidal en forma de paraparesia espástica que suele aparecer cuando se recupera la polineuropatía. Los calambres son también frecuentes y hasta en el 30% de los casos aparecen alteraciones de la visión (visión borrosa, discromatopsia, constricción del campo visual, cambios retinianos/maculares). La recuperación es lenta (entre 1 y 3 años) y en ocasiones parcial permaneciendo un pie caído, la mano excavada, e incluso severa amiotrofia distal. Los síntomas sensitivos desaparecen antes que los síntomas motores, y la recuperación motora de las manos precede a la mejoría en las piernas. En general, a pesar de que la espasticidad remita, los calambres permanecen como secuela. El estudio electrofisiológico objetiva una degeneración axonal primaria con desmielinización secundaria. El examen del LCR es normal y en la biopsia de nervio pueden encontrarse balonamientos axonales focales. El tratamiento, además de evitar la exposición al tóxico, es inespecífico y de soporte. Se ha sugerido que el ácido lipoico, un donador potencial de grupos sulfhidrilo a competir con los grupos amino del tóxico intermediario, podría resultar de ayuda. 5.3. ENFERMEDADES DE LA UNIÓN NEUROMUSCULAR (Tabla 6) La Miastenia gravis (MG) es una enfermedad autoinmune en la que
un anticuerpo bloquea los receptores postsinápticos de acetilcolina
de la unión neuromuscular 56, 57,
58, 59. La debilidad
muscular tiene características peculiares: existe fatigabilidad,
es decir, los síntomas aparecen o empeoran en el ejercicio y mejoran
o desparecen con el reposo; el grado de debilidad puede variar a lo largo
del día (a menudo de predominio por la tarde) y la enfermedad cursa
con exacerbaciones y remisiones de la sintomatología de duración
variable. Existe una notable preferencia de afectación de determinados
grupos musculares. Así, la ptosis palpebral y la diplopia se presentan
en el 90% de los pacientes, a menudo de forma asimétrica. En la Tabla
7 se detallan los músculos afectados y los síntomas correspondientes.
Los síntomas mejoran de forma característica tras la administración
de fármacos anticolinesterásicos. En la Tabla
8 se detallan las pruebas que realizamos en nuestro hospital para demostrar
la existencia de fatigabilidad 60.
Es ocasionado por la toxina del Clostridium botulinum,
existiendo siete toxinas inmunológicamente distintas. La toxina
actúa inhibiendo la liberación presináptica de acetilcolina
en la unión neuromuscular. Además de la forma clásica
se han descrito desde 1976 tres nuevas formas clínicas 69,
70, 71, 72:
a) la forma infantil; b) el botulismo por heridas en adictos a drogas por
vía parenteral; c) las formas ocultas del adulto. La forma clásica
del adulto aparece tras la ingesta de la toxina preformada en alimentos
contaminados. Parece existir evidencia de que la intoxicación por
el tipo A es más severa. Desde el punto de vista epidemiológico
debemos señalar que las esporas del C. botulinum son resistentes
al calor y no son eliminadas con las cocciones domésticas habituales
mientras que la exotoxina es termolábil y es destruída a
temperaturas superiores a 85 grados centígrados. Las manifestaciones
clínicas son estereotipadas y se inican a las 12-36 horas de la
ingesta de la comida contaminada. El paciente desarrolla sintomatología
bulbar incluyendo visión borrosa, diplopia, ptosis, disartria o
disfagia. Estos síntomas se siguen de debilidad progresiva descendente
afectando inicialmente a las extremidades superiores y posteriormente a
las inferiores. En los casos más severos puede acontecer la parálisis
respiratoria requiriéndose ventilación asistida. Las funciones
superiores y la sensibilidad no se alteran 3,
69, 70, 71.
Pueden aparecer síntomas autonómicos por el bloqueo parasimpático:
boca seca, anomalías pupilares. La clínica se estabiliza
a los 4-5 días y cursa con hiporreflexia. El patrón descendente
de la debilidad es un rasgo clínico de extrema importancia en el
diagnóstico diferencial con el SGB así como la ausencia de
alteraciones sensitivas, aunque se plantean problemas diagnósticos
con el síndrome de Miller-Fisher. El estudio electrofisiológico
situará la lesión en la unión neuromuscular en los
casos de botulismo lo que permitirá el diagnóstico diferencial.
La progresión descendente, la presencia concomitante de bradicardia,
la normalidad del LCR y los datos electrofisiológicos son útiles
para diferenciar el botulismo de otras causas de DMA. Salvo complicaciones
la recuperación es total, aunque el período de recuperación
es largo y algunos síntomas, como fatiga o sequedad de boca, pueden
permanecer como secuela.
El diagnóstico de botulismo se confirma con la detección
de la toxina en el suero o en las heces del paciente o bien en la comida
contaminada. El test de toxicidad sobre el ratón es esencial y en
el futuro tal vez serán útiles los test de radioinmunoensayo.
Los estudios de laboratorio no resultan confirmatorios en muchos pacientes,
sobre todo los afectos de la forma clásica o por contaminación
de heridas ya que la recogida de muestra se suele hacer tardíamente
cuando la toxina se ha fijado a la terminal nerviosa y se ha aclarado del
suero. Los hallazgos electrofisiológicos pueden apoyar el diagnóstico
en aquellos pacientes con sospecha clínica evidente y bioensayo
en ratón negativo y consisten en: reducción del potencial
motor evocado (es la anomalía electrofisiológica más
constante); amplitud, velocidad y latencia normales en la neurografía
sensitiva; incremento en la estimulación repetitiva a frecuencias
rápidas en algunos casos, que no es tan llamativa como en el síndrome
de Lambert-Eaton pero que puede llegar a ser del 40% ; potenciales miopáticos
en el EMG; aumento del jitter en el EMG de fibra aislada, que resulta menos
marcado después de activación.
5.3.3. Síndrome de Eaton-Lambert (SEL) Se trata de un síndrome miasteniforme caracterizado por debilidad proximal con fatiga que mejora con el ejercicio, reflejos musculares profundos disminuídos o ausentes y trastornos autonómicos (boca seca, impotencia) y, a pesar de su semejanza con la MG, no suele debutar con insuficiencia respiratoria. El cuadro es debido a la presencia de anticuerpos contra los canales de calcio de la membrana presináptica impidiendo así el influjo de este ion y la liberación de la acetilcolina en la placa motora. El síndrome se encuentra con frecuencia asociado a neoplasia, sobre todo a carcinoma de pulmón de célula pequeña. Los estudios electrofisiológicos se caracterizan por una respuesta típica de incremento en el test de estimulación repetitiva a altas frecuencias. En los últimos años se han comunicado tres casos 73, 74, 75 con insuficiencia respiratoria claramente atribuíble a SEL que han llegado a requerir ventilación asistida. Los tratamientos utilizados en estos casos incluyen: prednisona a dosis de 1mg/kg/día, plasmaféresis, inmunoglobulinas intravenosas, guanidina y piridostigmina. La escasa experiencia no ha permitido establecer un régimen óptimo de tratamiento. El exceso de magnesio es una rareza y suele asociarse a insuficiencia renal crónica y/o a un aporte exógeno de magnesio. Por encima de 9-10 mEq/l se presenta una parálisis flácida y arrefléxica que puede cursar con depresión respiratoria. Concentraciones por encima de los 14-15 mEq/l provocan bloqueo de la conducción cardíaca. El tratamiento incluye el soporte ventilatorio, el control de la diuresis y la administración intravenosa de calcio 76 o bien someter al paciente a diálisis 1. Se han implicado antibióticos (aminoglicósidos, polipeptídicos y tetraciclinas), bloqueantes adrenérgicos (bretilio, beta-bloqueantes, trimetafán), antiarrítimicos (quinidina, quinina, procainamida), psicotropos (clorpromacina, litio), antiinflamatorios (corticoides, cloroquina) y lipotrópicos (D y L-carnitina) 77. El veneno de ciertas serpientes contiene potentes toxinas para el miocardio, el sistema de coagulación y la unión neuromuscular, tanto a nivel pre como postsináptico. La cronología clínica es la siguiente: 1. Evidencia local (dolor e inflamación). 2. Estado preparalítico (cefalea, vómitos, parestesias locales, ptosis y diplopia). 3. Parálisis iniciada a las 1-10 horas. El orden de afectación es musculatura oculomotora extrínseca, facial, mandibular, bulbar y finalmente de extremidades y respiratoria con el riesgo vital consiguiente. 4. Otras manifestaciones sistémicas, como hemorragia cerebral parenquimatosa y subaracnoidea. El tratamiento es el antídoto específico si se conoce la especie de serpiente o el antídoto polivalente en caso contrario 78. 5.3.7. Intoxicación por organofosforados El cuadro clínico es secundario a la inactivación de la acetilcolinesterasa y se presenta con signos y síntomas agudos de estimulación muscarínica (colinérgicos) y nicotínica (fasciculaciones, debilidad muscular y en casos graves parálisis de la musculatura respiratoria) combinados con signos de afectación del sistema nervioso central 79. Con el tratamiento adecuado con pralidoxima y atropina el paciente se recupera en pocos días. En algunos casos se sigue, con una latencia de 2-3 semanas, de una polineuropatía distal de aparición aguda 80, no relacionada con la inhibición de acetilcolinesterasa. Recientemente se ha descrito la existencia de un síndrome paralítico de bloqueo de la unión neuromuscular que aparece a las 24-96 horas de la crisis colinérgica 81, 82 y que afecta especialmente a los músculos proximales de las extremidades, los flexores cervicales, algunos músculos craneales y los músculos respiratorios. Estas manifestaciones no responden a la pradiloxima ni a la atropina y requieren soporte ventilatorio urgente, que debe mantenerse durante días (de 4 a 18). Por lo tanto, los pacientes que ya hayan superado la crisis colinérgica no deben ser dados de alta hasta transcurridos unos días de observación. Tras una dosis de 100 mg de succinilcolina, la parálisis desaparece a los 3 minutos gracias a la acción de la colinesterasa sérica. En pacientes con actividad reducida de colinesterasa, la administración de succinilcolina puede seguirse de parálisis prolongada y apnea. Las causas pueden ser genéticas o adquiridas 3, 83. Los pacientes se recuperan a las 4-6 horas, tiempo durante el que será necesaria ventilación asistida. La administración intravenosa de colinesterasa purificada puede revertir el cuadro inmediatamente 84. La apnea postoperatoria puede también deberse a efectos secundarios de fármacos no anestésicos, a una enfermedad latente o no diagnosticada de la unión neuromuscular o a un error anestésico 85. 5.4. MIOPATIA (Tabla 11) 5.4.1. Miopatía del enfermo crítico Es una entidad de reciente descripción 86 y constituye una causa de debilidad aguda en el enfermo crítico menos frecuente que la polineuropatía arriba descrita. Los síntomas habituales son dificultad en la extubación por hipoventilación, tetraplejia, en ocasiones afectación de la musculatura dependiente de pares craneales con oftalmoplejia 87 o afectación facial, y arreflexia (en relación con el grado de debilidad). Los hallazgos anátomo-patológicos son en mayor o menor grado: atrofia de fibras tipo II, pérdida focal o difusa de filamentos de miosina, y necrosis. Parece ser que existen dos entidades relativamente bien diferenciadas: las formas predominantemente necróticas 88, 89 y las formas con predominio de pérdida de miosina 90, 91. La miopatía necrotizante suele acontecer tras la administración de pancuronio o vecuronio y la relación con la administración de altas dosis de corticoides es discutida. El motivo de ingreso más frecuente en la unidad de cuidados intensivos en estos pacientes es el status asmático 92, 93, 94, y no suele asociarse sepsis ni fallo multiorgánico, pero algunos autores han propuesto una relación con la presencia de determinadas infecciones: legionella 95, virus influenza A y B 96, 97, leptospira, E. coli, fiebre tifoidea y S. aureus. Los hallazgos electrofisiológicos son compatibles con proceso miopático. En los casos en los que el bloqueante neuromuscular utilizado ha sido el vecuronio, la determinación de creatininfosofoquinasa plasmática ha sido muy elevada y en el estudio electrofisiológico se detecta también alteración de la transmisión neuromuscular; estos hallazgos son mucho menos frecuentes en los pacientes que han recibido pancuronio. La necrosis muscular puede llegar a ser muy severa con mioglobinuria e insuficiencia renal y el estudio anátomo-patológico muestra necrosis de ambos tipos de fibras, con vacuolas y miofibrillas invadidas por macrófagos.El pronóstico es malo y hasta un 70% de los pacientes fallecen. La miopatía con pérdida de miosina afecta a un tipo
de pacientes menos definido. Así, los casos descritos hacen referencia
a pacientes con diferentes patologías de base: trasplantados pulmonares,
afectos de lupus eritematosos sistémico, afectos de cetoacidosis
diabética, status asmático. El contexto clínico común
a todos ellos suele ser un síndrome febril. Esta entidad puede aparecer
en enfermos con un relativo buen estado general y no se halla limitada
a los enfermos críticos. Aparece debilidad progresiva que provoca
insuficiencia respiratoria en el plazo de una a dos semanas. No suele haber
afectación de musculatura craneal excepto facial y como síntoma
acompañante puede haber encefalopatía. Los hallazgos electrofisiológicos
son compatibles con miopatía sin afectación de la transmisión
neuromuscular y la anatomía patológica muestra una pérdida
difusa de filamentos de miosina. Este hallazgo no es específico
y puede observarse también en la dermatomiositis, la púrpura
trombocitopénica y de forma ocasional en formas infantiles de la
miopatía centronuclear, el déficit de la citocromo oxidasa
y en algún caso de miopatía ligada al virus de la inmunodeficiencia
humana. El fármaco más directamente implicado son los corticoides
pero sus características clínicas y anátomo-patológicas
la diferencian claramente de la miopatía crónica por corticoides
(caracterizada por debilidad ligera de extremidades inferiores, con atrofia
de fibras tipo II como rasgo principal). Estudios experimentales han reproducido
los cambios miopáticos observados en músculos denervados
sometidos a altas dosis de corticoides 98.
La debilidad se desarrolla en el curso de varias horas o días en pacientes con déficit crónico de potasio y que sufren una pérdida adicional por diversos motivos 1. Los casos leves afectan sólo a las extremidades inferiores, y los más graves se extienden a extremidades superiores, tronco, músculos cervicales e incluso los músculos respiratorios. La debilidad bulbar sólo se presenta en casos muy graves, pero los músculos oculomotores se respetan siempre. La progresión de la parálisis es bastante impredecible, aunque suele ser de predominio proximal. Se asocia a hipo/arreflexia pero no a síntomas sensitivos o dolorosos, ni a alteración del sensorio. La potasemia es inferior a 3 mEq/l y la CPK es normal o elevada. El cloruro potásico mejora el cuadro en 1-2 horas y el paciente queda asintomático en pocas horas o días. Es una complicación rara que cursa con parálisis flácida generalizada y que suele darse en el contexto de una insuficiencia renal o suprarrenal crónica a la que se añade un aporte adicional de potasio1.La debilidad se inicia en extremidades inferiores y asciende para generalizarse en pocas horas o días, y se acompaña de arreflexia. La mitad de los pacientes se complican con insuficiencia respiratoria, pero es rara la afectación facial o la disfagia. El nivel de potasio se encuentra entre 7.5-11.5 mEq/l. Si no se trata, el desenlace es fatal. El tratamiento hace mejorar los síntomas en pocas horas a pesar de que se mantenga el nivel alto de potasio. El primer objetivo es evitar la arritmia cardíaca con gluconato cálcico y posteriormente se inica la infusión de bicarbonato sódico y otras medidas como la infusión rápida de suero glucosado e insulina, los enemas de resinas de intercambio iónico y la diálisis. 5.4.4. Parálisis periódicas hereditarias Son un grupo de enfermedades caracterizadas por su presentación en crisis de DMA que se asocian a alteraciones del nivel de potasio 99, 100. Existen tres formas: 5.4.4.1. Parálisis periódica hipopotasémica Es una enfermedad heredada de forma autosómica dominante, tres veces más frecuente en varones, y que suele iniciarse a los 10-30 años. El inicio de una crisis es rápido con debilidad flácida y arrefléxica en las cuatro extremidades y respetando la musculatura bulbar y respiratoria. Los ataques suelen ser matutinos y sin tratamiento duran de 1 a 36 horas. Entre los ataques el paciente suele estar asintomático o puede mostrar cierto grado de debilidad proximal. Los ataques pueden desencadenarse por la ingestión abundante de hidratos de carbono, un ejercicio intenso seguido de descanso o por el frío. El nivel de potasio se encuentra entre 2-3 mEq/l, el EMG muestra disminución de la excitabilidad y la biopsia muscular muestra una miopatía vacuolar. El tratamiento del ataque agudo es el cloruro potásico oral o intravenoso. Los ataques pueden prevenirse con una dieta con alto contenido en potasio, baja en hidratos de carbono e hiposódica, con espironolactona, con tiamina y con acetazolamida. 5.4.4.2. Parálisis periódica hiperpotasémica Afecta por igual a hombres y mujeres y también se transmite de forma autosómica dominante. El inicio duele ser en la infancia (90% en la primera década) en forma de ataques similares a la forma hipopotasémica, pero más cortos (30-90 minutos), más frecuentes y con la característica asociación de miotonía de lengua, manos y párpados. Los ataques pueden precipitarse por el ayuno y por el reposo tras el ejercicio. El EMG muestra irritabilidad entre los ataques y descargas parecidas a las miotónicas durante los ataques. El potasio puede ser alto o en el límite alto de la normalidad. El ataque agudo puede yugularse con la infusión intravenosa de gluconato cálcico, aunque muchos ataques son de escasa duración y no precisan tratamiento específico. La profilaxis de nuevos ataques se logra mediante acetazolamida o clorotiazida. 5.4.4.3. Parálisis periódica normopotasémica Son probablemente casos que cursan con hiperpotasemia y el tratamiento es el mismo que en esta última forma. 5.4.5. Parálisis periódicas adquiridas 99 Existen casos de parálisis periódica hipopotasémica
asociados a tirotoxicosis, deplección crónica de potasio
e hiperaldosteronismo.
5.4.6. Rabdomiolisis generalizada y mioglobinuria Las miopatías necróticas agudas dan lugar a una distribución miopática de la debilidad similar a la parálisis hipopotasémica 1. El paciente refiere mialgias y los músculos afectados pueden estar inflamados. Puede evidenciarse mioglobinuria, el nivel de CPK aumenta y el estudio electrofisiológico muestra un patrón miopático. Entre las causas de miopatía necrótica aguda se encuentran la hipopotasemia crónica, la toxoplasmosis, la triquinosis, la polimiositis, la dermatomiositis, la sarcoidosis, la miopatía necrótica aguda paraneoplásica no inflamatoria, la miopatía alcohólica y la miopatía asociada a algunos fármacos (emetina, bloqueantes beta, fármacos productores de hipopotasemia, clofibrato). Las causas de mioglobinuria son numerosas y las complicaciones más temidas son la necrosis tubular aguda, la hiperpotasemia, la hiperfosfatemia, la hipocalcemia, los síndromes compartimentales, el shock y la coagulación intravascular diseminada. Puede ser un diagnóstico difícil de realizar en
casos de DMA 1, 2.
En general, un paciente con debilidad orgánica ofrece una resistencia
uniforme en todo el rango de movimiento. Por el contrario, un paciente
con debilidad histérica hace una fuerza a salvas, cediendo en ocasiones
bruscamente la resistencia ejercida. También el paciente puede alternar
pequeñas contracciones con reposo, que para el explorador puede
recordar el fenómeno de la rueda dentada. Es muy útil observar
al paciente realizando otras actividades, especialmente si el paciente
no sabe que está siendo observado. Así, por ejemplo, un paciente
sin dificultad para sacarse el jersey por la cabeza puede mostrar debilidad
cuando se le explora la abducción de los brazos. O un paciente con
debilidad marcada en las extremidades inferiores cuando se intenta el balance
muscular puede efectuar relativamente bien las pruebas de coordinación
talón-rodilla.
|
|