Capítulo 5. 5. Patología neuroendocrina. Hipopituitarismo

14. PATOLOGIA DE LA NEUROHIPOFISIS: DIABETES INSIPIDA


La neurohipófisis o hipófisis posterior integra un sistema hipotálamo-hipofisario que produce la vasopresina u hormona antidiurética (ADH) y la oxitocina y puede también verse afectada por diferentes procesos. El déficit de ADH es la Diabetes insípida (término que se refiere a la eliminación de una gran cantidad de líquido diluido) (20), (21) .
En el cuadro 7 se muestran las causas de diabetes insípida tanto central
(neurógena) como nefrógena. La diabetes insípida central está producida por una secreción disminuida de hormona antidiurética por la neurohipófisis. Esta falta de ADH lleva a la instauración de una poliuria ya que el paciente es incapaz de concentrar la orina. Si la ingesta de agua es insuficiente puede llevar a una encefalopatía hipertónica debido a la hipernatremia, al colapso circulatorio debido a la depleción de volumen o a ambos. La neurohipófisis se extiende desde el hipotálamo hasta la hipófisis posterior. La hormona antidiurética está producida por células neurosecretoras concentradas en los núcleos supraóptico y paraventricular del hipotálamo (fig. 9), transportada por gránulos neurosecretores por el axón celular y almacenada en las dilataciones terminales del axón. Los axones atraviesan la eminencia media para formar el tracto supraóptico hipofisario. Los péptidos precursores contenidos en los gránulos son transportados desde el hipotálamo a los axones terminales en la hipófisis posterior. Durante el transporte los péptidos son desdoblados en arginina vasopresina, neurohipofisina y glicopéptido en
respuesta a estímulos osmóticos y de la volemia. La liberación de vasopresina en respuesta al estímulo de los osmorreceptores del hipotálamo anterior se produce con cambios de la osmolaridad tan bajo como de 1% con una relación directa entre la osmolaridad plasmática y el nivel de vasopresina sérica. El riñón es el efector primario de la respuesta a vasopresina a las fluctuaciones osmolares. La vasopresina aumenta la permeabilidad del túbulo distal y del túbulo colector, permitiendo el equilibrio entre el fluido intratubular y el intersticio medular.
Los niveles plasmáticos de vasopresina inferiores a 1 pg/ml permiten una diuresis máxima de agua libre con un volumen de orina accesible de 20 l/d. Un nivel plasmático de vasopresina  > 5pg/ml produce una reabsorción máxima de agua libre renal y concentración urinaria hasta de 1.200 mOsm/kg H2O. La vasopresina modula la velocidad de flujo urinario dentro de los límites de la capacidad renal tubular y la toxicidad del intersticio medular. El fluido obligado requerido para la excreción renal de una carga osmótica diaria es minimizada pero no eliminada de la acción de la vasopresina. Las pérdidas insensibles de agua a través de la piel, los pulmones y el tracto gastrointestinal también contribuyen a la pérdida obligatoria de agua. Aunque la secreción de
vasopresina puede disminuir la cantidad de agua requerida para reemplazar la pérdida de fluidos, nunca puede eliminar la necesidad de agua.
La sed es el mecanismo por la cual las pérdidas obligatorias son reemplazadas
evitando así la hipertonicidad. Los osmorreceptores centrales de la sed están próximos a los osmorreceptores para la liberación de vasopresina. También existen receptores en la orofaringe que contribuyen a la sensación de sed.
La ingesta habitual de agua puede ser suficiente para mantener la osmolaridad plasmática dentro de los límites fisiológicos 280-290 mOsm Kg sin tener sed añadida, pero el aumento de la osmolaridad plasmática > 290 mOsm /kg se ha asociado a la sed. Los barorreceptores de alta presión en cuerpo carotídeo y aorta transmitidos a los nervios de los pares craneales IX y X, se cree que tienen más importancia fisiológica que los originados por los receptores de presión volumen en el pulmón y la aurícula izquierda; también existen receptores térmicos orofaringeos, las bebidas frías inhiben la vasopresina en ausencia de suficiente ingesta de líquido, posteriormente existe un potente estímulo osmótico como la infusión de salino hipertónico existiendo una jerarquía de estímulos de respuesta de vasopresina a los estímulos sensoriales y esto explicaría la preferencia del agua fría en los pacientes con diabetes insípida. Una vez liberada en el torrente sanguíneo la ADH funciona
como una verdadera hormona. Aunque la mayoría de los axones terminan en la hipófisis posterior una amplia minoría termina a nivel alto en el tronco hipofisario y se vierte a través del sistema venoso portal que drena en la hipófisis anterior. La destrucción de las células neurosecretoras o la sección alta del tallo hipofisario se asocia con diabetes insípida permanente. La exéresis de la hipófisis posterior o la sección distal del tallo produce solamente una diabetes insípida transitoria poliuria transitoria y puede liberar suficiente hormona.
En los adultos los traumatismos o los procedimientos neuroquirúrgicos son las principales causas de diabetes insípida central.
La causa idiopática es la segunda en frecuencia. El resto de las causas se
atribuye a carcinoma metastásico o enfermedades destructivas granulomatosas. Un paciente con poliuria, una historia de traumatismo del sistema nervioso central o con déficits neurológicos de la línea media sugiere el diagnóstico de diabetes insípida. Otras causas frecuentes de poliuria (enfermedad renal, hipopotasemia, hipercalcemia, fármacos y agentes osmóticos) son obvios cuando se realiza una historia clínica detallada y minuciosa y cuando se obtienen las analíticas de rutina. Ocasionalmente el test de deprivación acuosa es necesario para distinguir entre una diabetes insípida central de una diabetes insípida nefrogénica y de toma de agua psicógena. La diabetes insípida central con clínica significativa se trata con 1- desamino-8D arginina vasopresina vía inhalatoria (DDAVP) (22) . Este análogo estructural de la ADH tiene propiedades antidiuréticas y efectos presores despreciables, siendo seguro para los pacientes con enfermedad cardiovascular. Su dosificación 2 veces al día es bien tolerada y la intoxicación acuosa es poco frecuente.

14.1. CLINICA DE LA DIABETES INSIPIDA

Las clásicas manifestaciones son la poliuria con nicturia y la polidipsia (siempre que el centro de la sed hipotalámico no esté alterado). Si la excreción de agua excede el aporte se producirá hipovolemia e hipotensión. Si el aporte de fluidos es adecuado puede que la natremia y la osmolaridad sean normales, en caso contrario se desarrollará una deshidratación hipertónica. La clínica suele ser precoz en la diabetes insípida central (3 h a pocos días postraumatismo o postquirúrgicos) pudiendo ser transitoria en la mayoría de los casos o permanente (30-40%).
El paciente con diabetes insípida central describe la instauración brusca de poliuria y de polidipsia. Los volúmenes urinarios de 10-12 litros son frecuentes, la nicturia está presente, el paciente suele manifestar astenia por trastornos del sueño, puede aparecer con buen estado general si las causas no han destruido la neurohipófisis. Con el mecanismo de la sed intacto y una ingesta apropiada de agua el paciente puede mantener una adecuada natremia y osmolaridad sanguínea. En otros casos existe poliuria hipoosmótica con aumento de la osmolaridad plasmática.
La incapacidad para obtener agua libre que ocurre frecuentemente tras un traumatismo craneoencefálico o anestesia puede producir una hipernatremia que amenace la vida. Una adecuada monitorización del volumen urinario y la osmolaridad plasmática en estos pacientes evitará esta complicación, raramente se produce también alteración del mecanismo de la sed del hipotálamo. Tras la cirugía de la neurohipófisis existe un período de 4-5 días de poliuria seguidos de otro período de 4-5 días con oliguria antes de que la poliuria y la polidipsia de la diabetes insípida central sobrevengan. Esta respuesta trifásica es paralela a la respuesta de las células neurosecretoras al daño o la lesión. El trauma inicial causa un shock paralítico de la función neurosecretora y no se libera ADH. Durante la fase oligúrica la degeneración celular causa una liberación de la hormona preformada en la circulación. Finalmente la muerte de las células neurosecretoras causa un déficit permanente de ADH. El no apreciar esta secuencia de respuesta trifásica lleva a errores de tratamiento.
Se puede producir una intoxicación acuosa debido a la administración rutinaria de fluidos hipotónicos en el postoperatorio durante la fase oligúrica cuando deberían restringirse. En segundo lugar la capacidad del paciente de concentrar la orina 6-10 días del postoperatorio puede ser mal interpretada como recuperación de la neurohipófisis. Afortunadamente el daño de la neurohopófisis suele ser de poca cuantía y suele haber recuperación completa. Es indispensable pues un manejo inicial adecuado en el postoperatorio para evitar complicaciones.
14.2. DIAGNOSTICO DIABETES INSIPIDA

Hacemos referencia en el cuadro 8 al diagnóstico diferencial de la
hipernatremia, en el cuadro 9 de la poliuria y cuadro 10 a las diferencias clínicas y analíticas entre la diabetes insípida (déficit de ADH) y síndrome inadecuado de ADH (exceso de ADH). El diagnóstico de diabetes
insípida se basa en la determinación de una orina diluida y un plasma
hipertónico (osmp > 350 mosm/l) y en las pruebas dinámicas: la restricción
de líquidos produce aumento de la osmolaridad en orina no > 30 mom/l en las primeras horas y tras administración de vasopresina acuosa (5 U IV). En la diabetes insípida central aumenta la osm orina un 50% y en la diabetes insípida nefrógena no se producen cambios. La producción de grandes cantidades de orina diluida puede estar causada por déficit de ADH (DIC), incapacidad de respuesta a ADH por parte del riñón (DI nefrogénica) e ingesta persistente de agua (psicógena).

14.3. DIABETES INSIPIDA CENTRAL

Puede ser producida por cualquier causa que dañe el sistema neurohipofisario. Un traumatismo craneoencefálico o lesión neuroquirúrgica puede causar una diabetes insípida si la lesión es alta en el tallo hipofisario. Se requiere sólo el 15% de la neurohipófisis para producir una concentración máxima de la orina, la mayoría de las veces cuando es por TCE es a menudo transitorio. La DI idiopática puede afectar a cualquier edad y cualquier sexo. Es secundaria sólo cuando el traumatismo es una causa de diabetes insípida central. Los tumores intracraneales son la tercera causa más frecuente de DI central. En los niños los craneofaringiomas predominan, las metástasis pulmonares o de mama son frecuentes en adultos. Los tumores hipofisarios sin embargo rara vez causan diabetes insípida central porque no suelen alcanzar suficiente tamaño para interrumpir la función neurosecretora. Considerar los
craneofaringiomas y los germinomas supraselares, las metástasis intracraneales de pulmón, mama, gastrointestinal, la toxoplasmosis, encefalitis por Herpes simple como complicación de AIDS. Así pues, si un paciente con DI tiene también una anormalidad de la silla turca, es más probable que el tumor sea supraselar con extensión hacia abajo más que un tumor primario hipofisario. Las enfermedades granulomatosas infiltrativas del hipotálamo, las infecciones del SNC y las lesiones vasculares también pueden producir DI y existe una forma heredada de DI.
Recordar que en la DI nefrogénica el riñón es incapaz de responder a la ADH debido a cambios metabólicos y estructurales: tanto la hipercalcemia como la hipopotasemia interfieren en la acción de la ADH a nivel del túbulo renal; la capacidad de concentración vuelve a ser normal una vez corregidos estos disturbios metabólicos. La producción de una orina concentrada requiere un funcionamiento normal del túbulo renal; la pielonefritis crónica, las enfermedades quísticas renales o el fallo renal pueden ser causa de hipostenuria. Se identifican a estos pacientes con las mediciones del nitrógeno sanguíneo urinario (BUN), creatinina y tasa de filtración glomerular (FGR). En los raros casos con DI nefrogénica familiar la alteración se manifiesta precozmente tras el nacimiento y se transmite habitualmente de forma recesiva ligada al cromosoma X.
En la DI psicógena polidipsia primaria cualquier evento que estimule el centro de la sed cuando la osmolalidad está por debajo del nivel umbral para la liberación de ADH resulta en un estado primario de polidipsia.
Estos pacientes lavan su gradiente medular intersticial con grandes volúmenes de agua y son por lo tanto incapaces de concentrar la orina de forma efectiva. Pueden identificarse por la ausencia de nicturia, un volumen de orina de más de 20 litros en 24h y una osmolalidad plasmática menor de 285 mOsm/kg.

14.4. TEST DE DEPRIVACION ACUOSA

A veces el diagnóstico de DI puede realizarse con cierta exactitud con el test de deprivación acuosa. Los pacientes son privados de agua hasta que la osmolaridad urinaria sea máxima, es decir aumente menos de 30 mOsm/kg en una hora. Se determina la osmolalidad plasmática y se administran 5 U de vasopresina acuosa s.c. Se determina posteriormente la osmolalidad urinaria 60 min después. Los pacientes con DI requieren sólo unas 3 horas para obtener una concentración máxima de orina mientras que los otros pacientes deben ser privados 16-18 h para obtener la concentración máxima urinaria. En la DI central, la osmolalidad urinaria será menor que la osmolalidad plasmática con la deprivación de agua pero la osmolalidad urinaria aumentará al menos un 50% tras la inyección de vasopresina. Los pacientes con DI
nefrogénica tienen una osmolalidad urinaria menor que la osmolalidad
plasmática pero la vasopresina falla en producir un aumento significativo de la osmolalidad urinaria. En pacientes con déficits parciales de ADH, la osmolalidad urinaria inicial es mayor que la osmolalidad plasmática y tras la inyección de vasopreína la osmolalidad urinaria aumenta de 40-50%. Los sujetos normales con concentración máxima urinaria en respuesta a la deshidratación no muestran incremento posterior a la inyección de vasopresina. Los pacientes con polidipsia primaria son capaces de concentrar la orina solo ligeramente tras la deprivación de agua debido al lavado del intersticio medular renal, sin embargo aunque han estimulado máximamente la secreción endógena de ADH la osmolalidad urinaria no aumentará tras la inyección de vasopresina.

14.5. EMERGENCIA EN PACIENTES CON DIABETES INSIPIDA (23)

Si existe disminución de nivel de conciencia que impide el mecanismo de la sed hay que actuar, debe administrarse DDAVP parenteral o infusión de bajas dosis de arginina-vasopresina y medir la natremia y diuresis y dar líquidos hipotónicos para reemplazar las pérdidas obligadas.
Puede administrarse vía intranasal o agentes orales cuando recupere su nivel de conciencia.

14.6. DIABETES INSIPIDA TRAS PROCEDIMIENTOS NEUROQUIRURGICO

Las técnicas radiológicas para conocer la anatomía intracraneal y el acceso transesfenoidal de masas supraselares son cada vez más frecuentes en neurocirugía. El postoperatorio neuroquirúrgico se ha acompañado también de mayor incidencia de DI debido a lesiones inadvertidas de la eminencia media, del tallo hipofisario y de la hipófisis posterior. Cuando exista poliuria en el postneuroquirúrgico, se debe excluir la diuresis acuosa o la diuresis osmótica. El diagnóstico de DI se realiza al reducir la velocidad de fluidos administrados intravenosos y midiendo la concentración plasmática de Na, la diuresis horaria y la osmolalidad urinaria. La presencia de una orina diluida (osmolalidad usualmente < 150 mOsm/kg) de poliuria (habitualmente > 4 ml/min con Nap > 145 mEq/l) es habitualmente una DI. La administración de DDAVP es más apropiada en el período perioperatorio para asegurar la adecuada absorción sin la necesidad de cooperación por parte del paciente. Una dosis inicial de 1mg iv (no existe ventaja por vía s.c. con respecto a IM ya que la duración de efecto es similar) el mantenimiento de una fluidoterapia hipotónica para reemplazar las pérdidas obligadas deben continuarse hasta que el paciente sea capaz de notar sed y beber. Hay que tener cuidado con no continuar con los fluidos hipotónicos en exceso mientras se produce la antidiuresis persistente al mismo tiempo que se administra DDAVP ya que puede producirse una hiponatremia severa. El permitir cierto nivel de poliuria
hipotónica antes de readministrar una nueva dosis de DDAVP prevendrá
contra la hiponatremia y evitará continuar con DDAVP cuando la DI es
sólo pasajera.
El síndrome postoperatorio más probable que produce sobrecarga de agua e hiponatremia es la DI trifásica: ocurre horas o día tras la lesión. Existe falta de liberación de vasopresina debido al shock axonal con posterior muerte neuronal. A los 2-14 d puede existir un período de liberación descontrolada de vasopresina, provocando una antidiuresis inapropiada, es la 2.ª fase, produce disminución de volumen de orina y aumento en la osmolalidad urinaria. Habrá propensión a la hiponatremia si se administran grandes cantidades de fluidos. Tras 2-14 días, la insuficiencia de vasopresina puede recurrir mientras los gránulos que contienen vasopresina son deplecionados. Este retorno a la DI marca la 3.ª fase y puede ser temporal o prolongada, dependiendo de la proximidad de la lesión al cuerpo neuronal. Finalmente el manejo apropiado de los pacientes con patología paraselar es tratar el déficit de la hipófisis anterior, administrando en el intraoperatorio y en el postoperatorio, hidrocortisona (en infusión continua y posteriormente sustituyéndola por dosis orales tan pronto como sea posible) hasta que se permita una adecuada función de la Hipófisis anterior de forma documentada.
En el postraumatismo, es necesario monitorizar la diuresis, la osmolalidad urinaria, la concentración plasmática de Na. La poliuria en estos pacientes puede ser debida a sobrehidratación posthidratación o a la diuresis osmótica inducida por la rabdomiolisis, puede existir además una hipernatremia por hidratación con fluidos hipertónicos más que una DI. Si se diagnostica de DI hay que tratar la insuficiencia hipofisaria anterior y empíricamente administrar lo más temprano posible hicrocortisona.
En el Embarazo existen poliuria y polidipsia debido a la disminución
fisiológica de presión y del “osmostato” de la vejiga por el aumento de tamaño uterino; la vasopresinasa placentaria puede aumentar el turnover de vasopresina llevando a un déficit de causa desconocida de vasopresina; tras el alumbramiento revierte. Un régimen estable de DDAVP requiere en estos casos aumentar la dosis, la concentración de Na plasmático estará más probablemente en el limite inferior aunque sea el tratamiento igual que para un individuo normal. Si Nap < 140 mEq/l se realiza el test de deprivación, el déficit podrá ser parcial o completo.
No se recomienda administrar arginina vasopresina por su poder uterotónico.

14.7. TRATAMIENTO DE LA DIABETES INSIPIDA

Hay que reponer el déficit de agua libre lentamente. El déficit de agua libre se calcula por la fórmula siguiente: (0,6 ´ Kg peso ´ Naemia actual - 0,6 ´ Kg peso)/ Naemia deseada.
En la diabetes insípida central puede ser necesario administrar Vasopresina (Pitresin®) 5-10 U acuosa s.c. cada 4-6 h o Desmopresina (Minurin®, vial de 4 mg en 1 ml de agua) o (DDAVP) 5-10 mg intranasal, otros fármacos como la clorpropamida (100-500 mg/d), el clofibrato (500 mg/6 h) y la carbamacepina (200-600 mg/d) aumentan la liberación de ADH. El déficit parcial con hipernatremia excluye la polidipsisa primaria. El diagnóstico de DI se establece en presencia de una osmolalidad sérica aumentada que es debida al aumento de Nap o por una inapropiada disminución del nivel de vasopresina por inapropiada baja osmolaridad urinaria. Si existen estos criterios no hay necesidad del test de deprivación y debe administrarse DDAVP para confirmar la respuesta renal; si no se satisfacen estos criterios se realiza el test de deprivación para ver la respuesta de la liberación de vasopresina a la hipersomalidad y a la contracción de volumen. No se le da nada de comer ni beber hasta que haya perdido un mínimo de 2% de peso corporal y las medidas horarias de osmolalidad urinaria difieran de menos del 10%. Existe DI cuando con nivel indetectable de vasopresina, el Nap está en el rango normal alto y un aumento de más del 50% en la osm urinaria en respuesta a 1mg de DDAVP iv o s.c. Existe DI N cuando hay presencia de vasopresina elevada con Nap alto o normal y aumento de < 10% en osm urinaria tras administración de DDAVP. Los niveles supranormales plasmáticos que tras la administración parenteral de DDAVP pueden incrementar la osmolalidad urinaria en más del 10% en algunos pacientes con DIN indicando un efecto farmacológico. Los pacientes con polidipsia primaria no desarrollan aumento en el Nap con la deprivación acuosa y existe menos del 10% de aumento en la osm urinaria tras DDAVP. Puede ser dificil diferenciarlas, ya que ambas van asociadas con Nap normal, la detección de vasopresina y una orina diluida con Na 145-150 meq/l tras la prueba de deprivación diferencia las 2 condiciones. En un paciente con las características poliuria y polidipsia y con mecanismo de la sed intacto y si no se desarrollan hipernatremia a hiperosmolalidad (administrar dextrosa para corregir la
hiperosmolalidad) la administración de suero salino normal para reemplazar
las pérdidas de volumen es inapropiada ya que presenta una carga añadida de solutos renal que produce diuresis osmótica y empeora la deshidratación. La medicación preferida es la DDAVP. (1-desamino-8- D arginina vasopresina es un análogo estructural de la arginina que tiene una hemicisteína en posición 1 que produce una prolongación de acción y aumenta el efecto antidiurético. La sustitución del isómero D por el isómero L en posición 8 disminuye marcadamente el efecto presor de la molécula. El resultado final es un potente análogo de la ADH con una duración de acción prolongada de 6-24 h y extremadamente baja actividad presora/aumento de actividad antidiurética y con efectos uterotónicos. La medicación se administra por vía intranasal. La dosis deseada se administra a través de un catéter en forma de J. La dosis inicial es de 50 mg y se debe monitorizar la diuresis y la osmolalidad urinaria.
Cuando aparece poliuria la dosis debe aumentarse a 100 mg y la duración de acción determinada. La mayoría de los pacientes requiere una dosis antes de acostarse para evitar la nicturia y otra dosis durante la mañana para tener una actividad normal sin interrupciones frecuentes.
Las dosis excesivas de DDAVP pueden producir retención acuosa,
hiponatremia y natriuresis. Si no se puede administrar por vía intranasal existe la posibilidad de hacerlo por vía subcutánea o intravenosa (similares efectos antidiuréticos con el 10% de la dosis intranasal, probar inicialmente con 0,5-1.0 mg inicialmente que producirá una antidiuresis durante 8-12 h. En niños administrar 1-3mU/kg/h en infusión continua en dextrosa 5% en agua o salino isotónico controlando la poliuria durante unas 4 h sin la necesidad de una dosis previa. En adultos 1-2 mU/kg/h produce antidiuresis en 3 h sin efectos significativos presores.
La poliuria vuelve a las 3-4 h de suspender la infusión permitiendo reevaluar la clínica del paciente.
El tanato de vasopresina en vehículo oleoso es una preparación de larga duración de acción (72 h). La intoxicación acuosa es frecuente. Su potente acción vasoconstrictora tiene importancia en los pacientes afectos de enfermedad cardiovascular y la administración subcutánea no tiene ventajas clínicas sobre las otras formas parenterales.
Los pacientes con déficits parciales de ADH pueden requerir tener libre acceso al agua. Otros fármacos como el clofibrato que aumenta la liberación de ADH endógeno, la clorpropamida que aumenta la acción de la ADH sobre el túbulo renal. No existe ninguna droga específica para la DI nefrogénica, los diuréticos tiacídicos pueden disminuir el volumen urinario al crear un déficit total corporal de sodio, esto produce un aumento de la reabsorción por el túbulo proximal y secundariamente disminución del volumen de fluido que llega al túbulo colector.
Los pacientes con DI desconocida pueden desarrollar una encefalopatía hipertónica que requiere tratamiento inmediato (es una emergencia) la rápida infusión de soluciones hipotónicas puede producir edema cerebral y generar actividad convulsiva hasta en el 40% de estos pacientes. El salino normal se administrará si existen signos de colapso circulatorio estando el paciente en posición no ortostática. Las soluciones salinas hipotónicas deben administrarse con precaución. El Nap sérico se normalizará en 36-48 h. La hiperglucemia descontrolada, la infusión de manitol o los contrastes iv, la mioglobinuria o la lesión tubular renal pueden producir una diuresis osmótica y poliuria simulando DI. Habitualmente suelen ser suficientes una historia clínica detallada y la analítica. Aunque la concentración sérica de Na puede aumentar
por encima de los niveles fisiológicos con la diuresis osmótica, la osmolalidad urinaria no está diluida al máximo. El Na p y la diuresis deben ser monitorizados cuidadosamente y reemplazar la diuresis con fluido hipotónico iv para prevenir la hipernatremia 2aria y la carga osmótica es excretada.
Diuresis acuosa con vasopresina intacta. Se observa una diuresis acuosa
(tras una carga de volumen administrado) en el postoperatorio o
postresucitación cuando se procede a la sobrehidratación con fluidos isotónicos que produce adecuada diuresis de agua libre. El Nap es normal o bajo. Si se aumenta la velocidad de infusión de líquido para paliar las pérdidas urinarias, la poliuria persistente puede ser mal interpretada como DI. La administración de DDAVP o de vasopresina no debe usarse para el diagnóstico de DI si el Nap es normal o bajo. Independientemente de la etiología de la poliuria, se concentra algo la orina y si se continúa con la administración de fluidos junto con la vasopresina, se inducirá una expansión de volumen que producirá natriuresis pudiendo causar una severa hiponatremia. El diagnóstico correcto se establece al disminuir la cantidad de fluido administrado iv, tiene como resultado la disminución de la diuresis, un aumento de la concentración de orina y normalización del Nap. Con diuresis de agua libre no complicada, la Nap no debería aumentar sobre el nivel fisiológico mientras la orina se  concentra, excluyendo pues la DI. Los fluidos administrados iv deben ser ajustados a reemplazar las perdidas obligadas y que el paciente sea capaz de experimentar sed y regular la ingesta de líquidos apropiadamente.
En caso de que la administración de fluidos disminuya, la orina no se concentre y Nap aumente hasta un nivel normal alto o por encima de lo normal, se debe considerar la posibilidad de DI. Debe obtenerse una muestra de plasma para medir vasopresina y administrar 1-2 mg/ DDAVP o 5U arginina de vasopresina iv (menos deseable por su efecto presor). La osmolalidad urinaria se obtiene cada h y debería mostrar un marcado incremento si el paciente presenta DI. Si existe DIN, algún incremento en la osmolalidad en respuesta a estas dosis farmacológicas no distinguirá de DIC por el alto nivel de vasopresina en plasma antes de la administración de la droga.

14.8. DI DE INICIO

El paciente no hospitalizado puede presentar poliuria y polidipsia sin hipernatremia, con un aumento progresivo de la diuresis no observado hasta que llegue a unos 4 l /d, ajustando los líquidos gracias al mecanismo de la sed, posteriormente una disminución de la vasopresina plasmática 2 mg/ml asociado con una diuresis muy abundante explica el desarrollo brusco de la poliuria. La hiperosmolalidad debida a la hipernatremia excluirá la polidipsia primaria. El diagnóstico de diabetes insípida se establecerá por la presencia de una osmolalidad sérica elevada debido a una hipernatremia o niveles bajos de vasopresina plasmática o una osmolalidad urinaria inadecuadamente baja siendo innecesario el test de deprivación acuosa y debiendo administrarse DDAVP para confirmar la respuesta renal.

14.9. TRATAMIENTO DE MANTENIMIENTO

Tras la administración parenteral y si el paciente es capaz de tomar líquidos por vía oral se puede pasar a la administración vía intranasal concentración de 100 mg/ ml siendo necesarias dosis de 10 a 20 veces la dosis parenteral para llegar al mismo efecto antidiurético. También existen nebulizadores (spray) con dosis de 10 mgL. Una vez instaurado el tratamiento de la diabetes insípida se procederá al diagnóstico etiológico del déficit de vasopresina. La RNM con gadolinio permite diferenciar el LCR, las meninges y si hay invasión del seno cavernoso; la punción lumbar (PL) puede excluir la infección o las enfermedades infiltrativas. Si después de todos estos procedimientos no se consigue el resultado deseado se podrá calificar de idiopática.

14.10. FISIOLOGIA DE LA ADH

El efecto cardinal de la ADH es permitir la formación de una orina hipertónica al aumentar la permeabilidad al agua en el tubo contorneado distal y en el túbulo colector. Los tubos colectores pasan a través del intersticio medular cuya osmolalidad aumenta de 1.200 a 1.400 mOsm/kg. En las personas normales aproximadamente 20 litros de fluido alcanzan diariamente el sistema colector siendo hipotónico con respecto al plasma, habiendo sido diluido en el asa gruesa del asa de Henle. Cuando la ADH está ausente, la permeabilidad del agua en el túbulo colector es mínima y la mayoría de los fluidos hipotónicos se excretan. Así pues el máximo grado de poliuria debido al déficit de ADH es menor de 20 litros en 24 h. En los pacientes con volúmenes urinarios en exceso debería sospecharse de origen psicógeno. En presencia de ADH, el agua puede difundir pasivamente dentro del intersticio medular renal hipertónico.
Así pues, en presencia de una estimulación máxima de ADH, la concentración
urinaria igualará pero nunca excederá la concentración del intersticio medular. La concentración urinaria en un joven adulto con función renal normal varía desde 50-100 mOsm/kg cuando la ADH falla hasta 1.200 a 1.400 mOsm/kg cuando están presentes concentraciones máximas de ADH y la función renal está intacta. Los de mayor edad son incapaces de concentrar la orina a este grado debido a la secreción disminuida de ADH tanto como por la capacidad disminuida del túbulo renal a responder a la ADH. Por lo tanto los de mayor edad deben aumentar su ingesta de agua para excretar la carga obligada de
soluto. Los factores osmóticos y no osmóticos pueden regular la liberación
de ADH. Los osmorreceptores cerca de las células neurosecretoras en el Hipotálamo; un aumento de 1-2% de la osmolalidad plasmática contrae los osmorreceptores y desencadena la liberación de ADH. Los osmorreceptores no son iguales de sensibles para cualquier soluto. El sodio que está restringido al compartimiento extracelular causa un desplazamiento celular máximo y es un potente estímulo para la liberación de ADH; la urea que tiene paso libre a través de la membrana celular causa poco cambio en el tamaño celular y por ende no produce aumento de la secreción de ADH; la glucosa tiene efecto intermedio en el estímulo de la secreción de ADH.
Los factores no osmóticos son capaces de estimular la liberación de ADH incluida la depleción de volumen y la hipotensión. Los receptores de estiramiento localizados en la aurícula izquierda aumentan la liberación de ADH cuando se exponen a una presión disminuida. Así pues la depleción de volumen, la ventilación con presión positiva y la posición vertical, todas reducen el volumen sanguíneo intratorácico y producen una antidiuresis máxima. Al contrario, la expansión de volumen, la distensión de la aurícula izquierda y la taquicardia auricular paroxística todas aumentan la presión en aurícula izquierda y producen supresión de la liberación de ADH. Los barorreceptores localizados en la bifurcación carotídea y en el arco aórico modulan la liberación de ADH a través del parasimpático por los nervios vago y glosofaríngeo la hipotensión produce máxima liberación de ADH en un intento de mantener la presión arterial bajo condiciones fisiológicas normales, sólo los cambios osmóticos afectan a la liberación de ADH mientras que una caída del 7-10% del volumen sanguíneo es necesaria para estimular los receptores de estiramiento o los barorreceptores. Una vez estimulados estos receptores, relativamente insensibles, son capaces de anular los estímulos
osmóticos menos potentes. Una amplia variedad de fármacos (Cuadro 11) puede afectar los niveles de ADH: ciclofosfamida, vincristina, nicotina, clofibrato incrementan la producción de ADH mientras que el alcohol y la fenitoína inhiben su liberación. La clorpropamida potencia la acción de la ADH sobre el túbulo renal, el lítio y la tetraciclina bloquean los efectos de la ADH. Los alfa adrenérgicos suprimen la liberación mientras que los beta adrenérgicos estimulan su liberación. El dolor, náusea y estrés se asocian con aumento de antidiuresis.