Capítulo 9.5. Patología de la Altitud
 
2. EL DESAFIO FISIOLOGICO DE LA ALTURA:


Muchas personas salen a la montaña para escalar, esquiar, caminar o disfrutar las vacaciones. La afición ha ido ganando adeptos con la mejora de las comunicaciones y la perfección de los equipos. Como cifras de muestra, entre 1903 y 1912, solo 42 montañeros intentaron alcanzar la cima, de 6218 metros, del monte McKinley, en Alaska, y ninguno lo consiguió; de 1988 a 1990 hubo 2923 conatos, y 1659 éxitos. 

La escalada o el montañismo en baja altitud no plantean prácticamente ningún problema médico específico. Por el contrario, desde el momento en que el hombre sobrepasa los 3.000 metros, todo esfuerzo supone un enorme problema: ha aparecido la hipoxia de la altura. La enfermedad aguda de montaña, en sus diversas manifestaciones, aparece cuando la velocidad de ascenso excede a la de aclimatación, y es debida a los ajustes y disfunciones que provoca en el organismo el descenso del contenido de oxígeno arterial. 

Más de 40 millones de personas viven, trabajan, y/o realizan actividades recreativas a elevaciones entre 3.000 y 5.500 metros por encima del nivel del mar. 

Los niveles de altitud se definen según la TABLA I: 

Definición
Pies
Metros
Alto
8.000-12.000
2.438-3.658
Muy alto
12.000-18.000
3.658-5.487
Extremadamente alto
> 18.000
> 5.487
 
Aunque los habitantes de las grandes alturas viven en ellas sin problemas, la exposición prolongada de una persona no aclimatada a una altitud de este orden, puede causarle la muerte por hipoxia, incluso aunque la persona permanezca inactiva 14

Por encima de los 5.000-5.500 metros, la vida humana permanente parece imposible. Sin embargo, el hombre es capaz, gracias a los mecanismos de aclimatación, de vivir, e incluso de mantener una actividad física intensa 15. No obstante, ninguna comunidad humana vive permanentemente en esos niveles. 

El desafío fisiológico es mucho mayor durante la actividad física. 

Este desafío de la altura es causado por la presión parcial disminuída del oxígeno ambiental, y no por la presión barométrica total reducida en sí. Esta reducción de la pO2, y la acompañante hipoxia arterial es la que precipita los ajustes fisiológicos inmediatos, además del proceso a largo plazo de la aclimatación. 

A nivel del mar, la presión atmosférica es de 760 mm Hg . A los 1.000 m ya solamente es de 674 mm Hg, pero a los 4.000 es de 462 mm Hg. Dado que la concentración de oxígeno sigue siendo aproximadamente igual, la presión parcial de éste desciende considerablemente, y por tanto, la presión parcial en el aire alveolar, y como corolario, la saturación de la hemoglobina sanguínea, el contenido de oxígeno y su transporte, por lo que el suministro a los tejidos puede verse gravemente comprometido. 
 

 TABLA II 
Altitud (m)
bar
Tor
piO2
pA O2
0
1013
760
159,61
99,73
500
954
716
150,36
90,49
1000
898
674
141,54
81,67
1500
845
634
133,14
73,27
2000
795
596
125,16
65,29
2500
746
560
117,61
57,73
3000
701
525
110,25
50,38
3500
657
493
103,53
43,66
4000
616
462
97,02
37,15
4500
577
433
90,93
31,06
5000
540
405
85,05
25,18
5500
505
379
79,59
19,72
6000
472
354
74,34
14,47
6500
440
330
69,31
9,43
7000
411
308
64,68
4,81
7500
382
287
60,27
0,4
8000
356
267
56,07
-3,8
8500
331
248
52,08
-7,79
9000
308
231
48,51
-11,36
9500
285
214
44,94
-14,93
10000
264
198
41,58
-18,29
 

La tabla II muestra el descenso de la presión barométrica conforme se asciende. Los cálculos han sido efectuados en condiciones ideales suponiendo un mantenimiento de la densidad del aire hasta las alturas reflejadas, y calculando la presión parcial del oxígeno alveolar mediante la ecuación del gas alveolar. Como se ve, a partir de los 8.000 m de altura, no existiría suficiente oxígeno en los alveolos si se mantuvieran las condiciones de ventilación estables como a bajas cotas. La hiperventilación, al descender el CO2 hace modificar los parámetros de la ecuación, en el mismo sentido que el descenso en la humidificación del aire que llega a los alveolos, ya que, tanto el extraordinario aumento de la ventilación, como la extremada sequedad del aire a grandes alturas hace que sea muy dificil alcanzar la presión parcial de vapor de agua que este tendría si estuviera a saturación. Ambas condiciones han permitido en el pasado, ascensos a cotas extremas incluso sin oxígeno adicional, si bien a costa de grandes periodos de aclimatación, y durante escasas horas. De hecho, la hiperventilación es tan necesaria que persistirá incluso cuando el sujeto se haya aclimatado totalmente.