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III. SINDROMES INFECCIOSOS [referencias bibliográficas 1-2-8-9-10] La endocarditis infecciosa (EI) puede presentarse con un contexto clínico variado que depende del cuadro infeccioso en si, de las alteraciones que la infección causa en las estructuras cardíacas y las que a distancia desencadenan las embolias. El diagnóstico se realiza de acuerdo a los criterios de Duke. Estos se dividen en criterios mayores y menores. Los criterios mayores son los determinados por:
Los criterios ecocardiográficos mayores están constituidos por el hallazgo de:
La especifidad por ambos procedimientos supera el 90% en manos de operadores experimentados. La ETE tiene también un alto valor predictivo negativo. La ecografía no solamente visualiza las vegetaciones sino que también es imprescindible para detectar complicaciones intracardíacas como abscesos, perforaciones valvulares, fístulas, dehiscencias de válvulas protésicas y sus consecuencias hemodinámicas (cortocircuitos o insuficiencias valvulares). La sospecha de complicaciones intracárdiacas, la presencia de prótesis valvulares, los cuadros sépticos severos o de insuficiencia cardiaca hacen necesaria una evaluación mediante ETE. Solamente en la endocarditis de la tricuspide (habitualmente en drogadictos) la ETE no ha mostrado superioridad a la ETT. Figura [24] Las vegetaciones de más de 10 mm., sobre todo si son muy móviles y de poca densidad acústica, muestran un mayor riesgo de desprenderse y embolizar. El tamaño de las vegetaciones no ha mostrado relación con la mortalidad en la EI. La cantidad de falsos negativos en la detección de vegetaciones por ETE oscila en el 5%. Si por clínica persiste la sospecha de una EI repetimos el ETE en el término de 7 a 15 días. I.- DOLOR AGUDO TORACICO II.- BÚSQUEDA DE FUENTE EMBOLIGENA III.- SÍNDROMES INFECCIOSOS COMPLICADOS y/o de ETIOLOGÍA NO DETERMINADA IV.- TRAUMATIZADOS CON SHOCK V.- INESTABILIDAD HEMODINÁMICA. |
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