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En la ecopsia este órgano muestra características peculiares en:
.- La ecoestructura hepática
.- Las venas hepáticas
.- La presencia de gas
.- La imagen de Necrosis centrolobulillar hepática
El hígado en la ecopsia (Fig 4)
a diferencia de lo que ocurre en la vida muestra ecoestructura hiperecóica (trazos brillantes y blanquecinos en la imagen). Esto es debido a la falta de flujo sanguíneo. Además las venas hepáticas no se ven en el cadáver a diferencia que en el vivo que son muy evidentes como espacios anecoicos o hipoecóicos (oscuros o negros) (FIG 5).
Sin embargo las venas hepáticas pueden ser vistas a veces en el cadáver (Fig 6).
Las hemos encontrado cuando hay insuficiencia ventricular derecha, neumonía o bronconeumonía extensa o trombos en aurícula derecha. En todos estos casos existe un hígado en nuez moscada y las venas hepáticas son visibles en la ecopsia.
El hígado en la necrosis centrolobulillar hepática presenta características propias en la ecografía postmortem con zonas hipoecoicas (negras) y otras hiperecoicas (brillantes) (Fig 7).
Esta imagen corresponde a necrosis centrolobulillar como demuestra el estudio histológico (FIG 8).
En este caso la autopsia no diagnosticó la necrosis centrolobulillar del hígado que afectaba al 85% del lóbulo derecho, al (15%) del izquierdo y 100% del lóbulo cuadrado según el barrido ecográfico realizado. La paciente era una niña de 19 meses de edad que había sufrido una aspiración alimenticia. Fue tratada durante un mes con ventilación asistida. Falleció finalmente con distress respiratorio tipo adulto e insuficiencia hepática demostrada desde una semana antes de la muerte. La autopsia no tomó material de las zonas afectadas, probablemente porque no fuera muy evidente a ojo desnudo y no diagnosticó lesión importante en el hígado (Fig 9).
La ecopsia en el hígado tuvo una total concordancia con los hallazgos de la autopsia clásica demostrando también zonas con pigmento biliar y escasa degeneración grasa pero además encontró las extensas áreas de necrosis que explicaban los datos de laboratorio y la situación clínica que tenia la paciente (Fig 10, es de una reticulina de Wilder)
También hubo un caso, en que el hígado tenía una lesión ocupante de espacio que correspondía a una metástasis (Fig 11).
La autopsia no la encontró porque quedó oculta en el interior de las secciones macroscópicas del hígado, por lo que concluyó que solo había diseminación a ganglios linfáticos regionales del carcinoma de colon que era la enfermedad fundamental del paciente. Análogamente no fueron encontrados en la autopsia granulomas calcificados hepáticos y esplénicos en un paciente con historia de tuberculosis miliar (Fig 12).En la imagen se observan como nódulos redondos, hiperecogénicos (blanquecinos),
quistes renales (Fig 13),
quiste tiroideo (Fig 14)
y un quiste esplénico. Todos ellos son estructuras pequeñas que quedaron ocultas en el interior de las secciones macroscópicas de los órganos correspondientes.
La patología en el hígado fue fácil de demostrar. Como ejemplos presentamos las figuras 15, 16 y 17 de cirrosis, cirrosis con hepatocarcinoma y de metástasis tumoral.
En el cadáver la vesícula casi siempre esta llena de bilis que puede ser aspirada. Cuando hay cálculos los movemos con la punta de la aguja para ver si están enclavados y tomar muestras de esa zona (FIG 18).
Por otra parte la ecopsia puede medir conductos como la vena porta y el tracto biliar que pueden estar dilatados expresando cambios funcionales (Fig 19).
Esta medida no es posible hacerla en la autopsia porque la naturaleza elástica de la pared nos puede falsear variaciones de milímetros.
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