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La atención al paciente en coma varía según el
medio en que se encuentre. Fuera del hospital, la función primordial
de los Servicios de Emergencia es la estabilización y el transporte
adecuado hasta un centro hospitalario. Una vez en éste, el enfoque
en el Servicio de Urgencias consistirá, además de la estabilización,
en identificar comas que precisan un tratamiento inmediato que debe ser
iniciado en dicho Servicio, incluyendo los comas con hipertensión
intracraneal (HIC), con o sin lesiones ocupantes de espacio (LOE). La continuación
del tratamiento y el estudio etiológico se completarán
en el Servicio de Observación o en la Unidad de Cuidados Intensivos
Pediátricos (UCIP) en función de la profundidad del coma,
la situación hemodinámica y la existencia o no de HIC. 56,
57
5.1. MANEJO DEL PACIENTE EN COMA
En el lugar del accidente lo primero es identificar al niño en
coma. A efectos prácticos está en coma el paciente que no
reacciona ni responde a estímulos externos. La estabilización
busca evitar el daño secundario hipóxico-isquémico
y difiere poco de la reanimación habitual, es decir, maniobras habituales
de apertura con cuidado especial en la hiperextensión del cuello,
ante la posibilidad de traumatismo a dicho nivel, aspirar secreciones y
administración de oxígeno al 100% con mascarilla. La intubación
se realizará ante la incapacidad para mantener permeable la vía
aérea, cuando la puntuación del GCS sea igual o inferior
a 8, y en caso de hipoxia y/o hipoventilación o herniación
inminente. Se debe comprobar el estado circulatorio en base a la frecuencia
cardíaca, tensión arterial y perfusión periférica
(pulsos, relleno capilar, temperatura cutánea de extremidades).
Es importante canalizar una vía venosa (central o periférica
según la gravedad) para infusión de expansores e inotrópicos
si presenta inestabilidad hemodinámica o, si está estable,
para administrar suero glucosalino de mantenimiento para reducir la posibilidad
de edema cerebral. La evaluación neurológica simple incluye
la valoración de la profundidad del coma, según la escala
de Glasgow, los signos de focalidad neurológica o de HIC.
En esta fase, el diagnóstico etiológico no es preciso.
Lo más importante es la estabilización y, sólo una
vez conseguida, trasladar al niño a un centro hospitalario. En caso
de duda entre coma hipoglucémico e hiperglucémico en el paciente
diabético en el medio extrahospitalario se administrará glucosa
hipertónica.
El transporte del paciente al centro hospitalario se debe hacer según
la siguiente metódica: reevaluaciones periódicas, inmovilización
adecuada, mantener la estabilización, controlándola con monitorización
de frecuencia cardíaca, respiratoria, tensión arterial y
pulsioximetría. De igual forma se mantendrá en normotermia,
se colocará una sonda nasogástrica realizando evacuación
del contenido gástrico para evitar la aspiración pulmonar
y eliminar un posible tóxico ingerido. Se anotará detalladamente
el estado del paciente a la llegada del equipo de emergencias, la puntuación
en la escala de Glasgow, los fármacos administrados y el control
de las constantes vitales y, si aparecen convulsiones, los anticomiciales
empleados (diazepan, fenitoína, fenobarbital).
En Urgencias se comenzará por la estabilización si no
se realizó anteriormente o si se desestabilizó durante el
transporte. La intubación en el hospital debe realizarse, si se
puede con premedicación utilizándose penthotal, penthobarbital
o lidocaína, para evitar el aumento de presión intracraneal
durante la maniobra.
Es preciso monitorización adecuada que incluye frecuencia cardíaca,
respiratoria, saturación de oxígeno con pulsioximetría
y sondaje vesical para medir diuresis. A la vez que valorar la profundidad
del coma a su llegada (Escala de Glasgow) para establecer la gravedad (Tabla
6). Son importantes las determinaciones seriadas para conocer la evolución
del proceso. Se considera leve si GCS es de 12-14, moderado entre 9-11
y grave si < 8. 57, 58,
59
Es preciso tener en cuenta la necesidad de tratamiento inmediato ya que
distintas situaciones pueden poner en peligro la vida y su calidad futura
en el niño en coma, a pesar de la estabilización. Así,
ante fiebre con signos meníngeos se emplearán antibióticos
y corticoides tras la obtención de hemocultivos. La punción
lumbar (PL) no está justificada ante el riesgo que supone su realización
en un niño en coma por la posible HIC asociada. En los casos de
meningitis o meningoencefalitis la PL se diferirá hasta que la PIC
esté estabilizada. 56,
59
Se determinará la glucemia por tests rápidos a la cabecera
del paciente. Si se confirma hipoglucemia se administrará un bolo
de glucosa (1-2 ml/Kg de suero glucosado al 33%) seguido de perfusión
con glucosa al 10%.
Ante signos de HIC y herniación cerebral inminente se emplearán
medidas de reducción de la presión intracraneal. Hemos de
tenerla presente ante variados procesos metabólicos generalizados
que cursan con edema cerebral, pero también cuando existen
lesiones supratentoriales e infratentoriales que se comportan como lesiones
ocupantes de espacio (LOE) como son tumores, hemorragias, infartos, abscesos
y swelling postraumático que originan hipertensión intracraneal,
disminución de la perfusión cerebral, trastornos en la microcirculación
e isquemia que conduce al paso de tejido cerebral a través de la
tienda del cerebelo (hernia central y uncal) o a través del agujero
occipital (hernia amigdalina). Los signos clínicos deben ser bien
conocidos para detectarlos en etapas precoces, cuando pueden ser reversibles
si se tratan agresivamente. La evolución de la herniación
central en sus diferentes fases diencefálica, mesencefálica,
protuberancial y bulbar terminal se describe en la Tabla
7. 60, 61,
62
La triada de Cushing aparece en la 4ª fase y consiste en respiración
errática, hipertensión arterial y bradicardia, aunque en
lactantes puede existir taquicardia. Los patrones respiratorios tienen
escaso valor ya que el empleo frecuente de ventilación mecánica
en el tratamiento imposibilita su determinación.
Si la herniación es uncal, por comprensión lateral del
troncoencéfalo se afecta el III par y la arteria cerebral posterior
y pueden objetivarse signos de progresión rápida con alteraciones
motoras unilaterales, siendo la midriasis unilateral el signo más
precoz. 56, 57,
63,
64,
65 Si ocurre ésto, se deberá
iniciar un tratamiento inmediato que incluye intubación endotraqueal
y mantenimiento de hiperventilación moderada con PCO2 entre 30-35
mmHg , cuyo efecto es inmediato. El exceso de hiperventilación puede
reducir la presión de perfusión cerebral (PPC) al disminuir
el flujo de sangre al cerebro. Los diuréticos osmóticos como
manitol ( 0,25 g/Kg) se pueden emplear de forma repetida para reducir el
edema cerebral, a menos que exista hemorragia cerebral. También
puede utilizarse furosemida (0,5-1 mg/Kg IV) que disminuye la producción
de LCR y actúa sobre el transporte de sodio en la barrera hematoencefálica.
La acción de los diuréticos es tardía por lo que su
uso no debe obviar el empleo de la hiperventilación. Es conveniente
elevar 30º la cabecera de la cama y mantener la cabeza del paciente
en posición media, con ello favorecemos el retorno venoso cerebral.
Si se sospecha LOE o signos de herniación a pesar de las medidas
anteriores, se avisará al neurocirujano. Si existen signos de herniación
avanzada puede no dar tiempo a la realización de una TAC craneal
y el paciente debe ser intervenido urgentemente mediante craniectomía
y drenaje.
5.2. DIAGNÓSTICO ETIOLÓGICO
Debe ser iniciado en urgencias y se completa en UCIP, al mismo tiempo
que las medidas anteriores. Se basará en la anamnesis y antecedentes
personales, valorando la patología anterior (diabetes, insuficiencia
renal....), síntomas previos al coma (PCR, TCE, posibilidad de tóxicos,
convulsiones, fiebre...), modo de inicio del coma (comas bruscos desde
estado de normalidad sugieren epilepsía, TCE, origen vascular o
hipóxico, tóxicos), anomalías congénitas y
exposición reciente a enfermedades infecto-contagiosas. Son importantes
los antecedentes familiares en cuanto a historia de muertes neonatales,
trastornos metabólicos hereditarios, síndrome de muerte súbita
del lactante o antecedentes de maltrato en otros hermanos.
En la exploración neurológica se ha de valorar
la función "cortical" y del "troncoencéfalo" que debe ser
rápida y organizada, en dirección rostro caudal, evaluando
las respuestas verbales, apertura de ojos, reacciones pupilares a la luz
(pares II y III), movimientos oculares espontáneos, respuestas oculocefálicas
y oculovestibulares (II, IV, VI, VIII y el fascículo medial longitudinal),
reflejo corneal (V par), patrón respiratorio, respuestas motoras,
reflejos tendinosos profundos y tono muscular esquelético. 56,
63,
66,
67
En la valoración global del estado de coma lo más
importante es el nivel de conciencia, la respuesta motora y verbal del
niño. Para ello empleamos la Escala de Glasgow Modificada para niños
(Tabla 6) que es muy
útil para valorar la progresión del daño cerebral
y el pronóstico, 57, 64,
68
igual que para indicar la monitorización de la PIC e iniciar un
tratamiento más agresivo.
La exploración física general incluye la evaluación
de las constantes vitales (temperatura, frecuencia cardiaca y respiratoria,
tensión arterial), así como una valoración por sistemas
y aparatos que orientará la etiología del proceso. Se prestará
especial atención a la piel, que puede estar seca, húmeda,
pigmentada, con nevus, petequias, cianótica, eritematosa, rash,
descamación, cambios ungueales; aliento con olor a manzana, alcohol,
feculento, ajo, almendras; en cuero cabelludo pueden apreciarse contusiones,
vasodilatación; en ojos, equímosis periorbitarias, hemorragias
subhialoideas, vasoespasmo; en oídos, otorragia, hemorragia, otitis
media; en nariz, rinorrea de LCR; en boca, cicatriz en la lengua, pigmentación,
líneas de intoxicación por plomo; en cuello, rigidez, aumento
del tiroides; la auscultación cardiaca puede revelar la existencia
de soplos; en abdomen se anotará la existencia de hepatoesplenomegalia
o masas; en extremidades la presencia de fracturas, equímosis.
Estudios de laboratorio: en urgencias se solicitarán
test rápido de glucemia, gasometría, bioquímica general,
pruebas de función hepática y renal, hemograma, hemocultivo
y muestras para estudio de tóxicos (sangre, orina y jugo gástrico).
La punción lumbar en un paciente en coma debe posponerse hasta observarse
el fondo de ojo y descartar edema cerebral en la TAC craneal, por
lo que no se aconseja su realización en Urgencias. Si se considera
imprescindible, se puede extraer un pequeño volumen de LCR, pudiendo
administrarse previamente una dosis de manitol IV (se han descrito herniaciones
tras punción lumbar hasta 12-18 horas después).
Estudios de neuroimagen: la TAC craneal descarta anormalidades
estructurales agudas o crónicas. Al trasladar a estos pacientes
críticos al TAC se debe salvaguardar la vía aérea
y otras funciones vitales mediante intubación u observación
meticulosa y constante. La TAC está indicada en comas neurológicos
y en los de causa incierta. Debe realizarse precozmente si se sospecha
LOE quirúrgicamente tratable. Otra técnica de imagen, la
Resonancia Magnética cerebral ofrece imágenes precoces en
el síndrome de Leigth y en las encefalitis herpéticas y detecta
con más nitidez las estructuras basales del cerebro (hipófisis,
tallo hipofisiario, tronco y pares craneales). 69,
70,
71
Pruebas diagnóstico-terapéuticas: el flumazenil
y la naloxona son antídotos de las benzodiacepinas y mórficos
respectivamente. Tienen valor como pruebas diagnósticas dada su
corta vida media, valorando su efecto sobre la recuperación de conciencia.72
La dosis de flumazenil es de 0,2 mg IV seguido de 0,1 mg cada minuto hasta
que el niño despierte (la dosis máxima total es 1 mg). La
de naloxona es 0,01 mg/Kg IV, duplicando la dosis cada 2-3 minutos hasta
dosis máxima de 0,1 mg/Kg. En caso de intoxicación, pueden
iniciarse en Urgencias las medidas habituales de evacuación y de
bloqueo de la absorción del tóxico, teniendo en cuenta al
realizar el lavado gástrico el riesgo de aspiración por lo
que el paciente precisa intubación previa.73
Los pacientes en coma por HIC y los debidos a LOE, una vez valorados
por el neurocirujano, pasarán a quirófano para descompresión,
extirpación o drenaje, o bien a la UCIP. También ingresarán
en UCIP el resto de pacientes comatosos si GCS <10 o si siguen presentando
inestabilidad hemodinámica. Sólo los pacientes con GCS >10,
estables hemodinámicamente y sin signos de HIC pueden permanecer
en el Servicio de Observación, aunque vigilados estrechamente, valorando
su ingreso en la UCIP si presentan empeoramiento.
5.3. TRATAMIENTO EN UCIP
Se continuará el mismo grado de tratamiento de apoyo que en las
etapas iniciales y se completará el estudio etiológico. Para
diagnosticar la causa del coma pueden ser precisos estudios más
complejos dirigidos en función de los datos anteriormente obtenidos
(amoniemia, aminoácidos en sangre y orina, ácidos orgánicos
en orina, EEG, potenciales evocados de tronco cerebral, RNM, determinaciones
de magnesio, fósforo, osmolaridad en sangre, coagulación,
estudio del LCR, angiografía cerebral). 56,
59,
60,
74
La monitorización será la adecuada según la gravedad
del paciente. En casos severos se empleará monitorización
invasiva, incluyendo canalización de vena central y arteria, técnicas
de monitorización de la PIC, SatO2 en el bulbo de la yugular con
determinaciones de la diferencia arterio-yugular de oxígeno y consumo
cerebral de oxígeno, entre otras. El objetivo de la monitorización
de la PIC es determinar la presión de perfusión cerebral,
parámetro que asegura el flujo sanguíneo al cerebro. 58,
66,
75
Las indicaciones de la monitorización de la PIC son la hemorragia
espontánea o sencudaria a malformación vascular, si es tan
grande que puede originar desplazamientos y es inextirpable; tumor cerebral
si es grande o con resección incompleta; encefalopatía hipóxico-isquémica,
aunque al no mejorar los resultados se cuestiona su indicación;
síndrome de Reye y otras encefalopatías afines; lesiones
agudas cerebrales con lesión cerebral difusa y GCS <8, al igual
que en lactantes con decorticación o descerebración y en
algunas meningitis y encefalitis graves con profunda alteración
de la conciencia.58, 66
Se debe continuar con las medidas generales del tratamiento del niño
comatoso: aporte de líquidos a 1/2 ó 2/3 de necesidades basales;
si la PIC >20 mmHg hiperventilación; deshidratación euvolémica
con manitol o furosemida, manteniendo osmolaridad plasmática entre
290-320 mOs/L; coma barbitúrico; 76,
77
un aporte calórico adecuado bien por vía enteral o
parenteral, mantener glucemia entre 100-200 mg/dl; cuidados respiratorios
generales (fisioterapia, aspiración de secreciones y humedificación),
para evitar neumonías; cuidados de la piel para evitar úlceras
de decúbito si encamamiento prolongado (colchón antiescaras,...);
cuidados oculares con lavados y aplicación de pomada oftálmica
con vehículo graso, ya que por la abolición del reflejo de
parpadeo se resecan las córneas y conjuntivas, apareciendo úlceras
o infecciones que pueden dejar secuelas; protección gástrica
con ranitidina, antiácidos o sucralfato; mantener posición
semiincorporada y cabeza en la línea media y una analgesia adecuada
ya que el dolor aumenta la PIC (utilizando si precisa morfina ó
perfusión de fentanilo).
Al mismo tiempo tras el estudio complementario oportuno se indicará
el tratamiento específico en cada caso, dependiendo de la etiología
del coma. 58, 59,
72,
76,
78
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